.CJ)
I
INSTITUCIONES POÉTICAS,
CON UN DISCURSO PRELIMINAR
EN DEFENSA
IDJE JLJL fomsijl:
Y UN COMPENDIO
DE LA HISTORIA POÉTICA
ó I\I I T o L o G I A,
PARA INTELIGENCIA DE LOS POETAS.
POR DON SANTOS DIEZ GONZÁLEZ,
C^UEDrAtiCO DK POKTÍc.-I DR l^OS KSTUniQS
REj-íLB-S JDE MADRIJD.
PARA USO DE LOS MISMOS ESTUDIOS REALES,
Ergo fungar vice cotls , acutum
Reddere quse ferrum valet , ejisors ipsa secandi.
Munus , & officium , nil scribens ¡pse , docebo^
Unae parentur opes^quid alat , formerque Poetam;
Quid deceat, quid non j quu virtus, quo ferac error,
( Horat. aU Fis. )
MADRID MDCCXCIU.
EN LA OFICINA DE D. BEMTO CANO.
Se baila' á en las Librerías da Qui^ogOy calle de la
Co'^cepcion Geróntma f y de Runx , culíe de la
Cruz,
g!R11240
(III)
AL LECTOR.
jtL vista de tantos y tan hue-
llos Libros de Poética parecerán acaso
superfluas estas Instituciones, 'El mis-
mo reparo le ocurrió al Padre Jac-
quier (i) al escribir las suyas de
Filosofía, Pero así como ese reparo
no fué suficiente para retraer de su
intento á aquel Filósofo ; tampoco debe
serlo para que yo desista del mió,
por quanto me favorecen las mismas
razones que tuvo presentes aquel sa-
bio Escritor. Es cierto que hay mu-
chos y buenos Libros de Poética ^ pe~
ro
(i)/ Instit. Philosoph. t. I. en el PróIogQ.
As
(IV)
ro también lo es , que en unos se tra-
tan las materias de Poesía con de-
masiada concisión y sutileza^ en otros
con excesiva prolixidad -^ y en otros
no se tratan todas , sino determina-
damente alguna , según el objeto par^
ticular que se propuso cada Autor,
De manera que siendo esta especie
de Libros ( en dictamen del citado
Jacquier ) mas á propósito para los
Maestros que para los Discípulos:^
hadan falta unas Instituciones Poé-
ticas en castellano , breves , claras
y fáciles en que los 'Jóvenes tuvie-
sen recopilada la doctrina mas útil
y precisa , que no hallarían sino en
grandes volúmenes , ó dividida y es-
parcida en Obras de diferentes Es-
critores , y en diversas lenguas.
Este es un buen medio de faci-
litar á los principiantes la entrada
á una Facultad en que puedan ex-
playarse , quando con el auxilio de
otras ciencias y aumento de conoci-
mientos se hallaren en disposición de
am-
(V)
amplificar ¡as ¿menas ideas que ad^
qidrieren con estos rudimentos. La di-
ficultad y poco fruto que he expe-
rimentado en los 'jóvenes , quando se
¡es obliga al estudio de la Poética
en Libros Latinos , me ha hecho pre-
ferir la Lengua Castellana , la que
por igual experiencia he conocido ser
¡a mas acomodada y ventajosa para
nuestro fin ^ sin que por eso quede
abandonado el uso de la Lenq-ua La-
tina , que deberá continuar en va-
rias composiciones .^ y en la lección^
interpretación y estudio de ¡os Poetas
clásicos que han de servir de mo-
delos.
Para estas Instituciones no tuve
por acertado el aventurarme á for-
mar un plan nuevo ^ porque yo , en
lugar de intentar satisfacer á una
vanidad rid¿cu¡a , solo he procurado
la utilidad de los jóvenes para quienes
•escribo. T asi he adoptado el de las
Instituciones en Latin de Juvencio^
Escritor muy versado en los Poetas^
A3 y
(VI)
y buen intérprete de Aristóteles ^'va-
¿iéndome de su doctrina con la liber-
tad de reformar , omitir y añadir to-
do quanto me ha parecido convenien-
te. También he tenido delante otros
Libros , que cito quando me aprove-
cho de sus luces 5 y si no los nombro
todos , ó en todas partes , no ha si-
do por apropiarme ruinmente elfru-
tro del trabajo ageno ^ sino porque
nada he hallado en ellos que no sea
muy común , ó que no pueda ocurrir
á qualqiiiera hombre de mediano dis-
cernimiento.
Divídese la Obra en seis Libros j
y cada Libro en capítulos y seccio-
nes. En el Libro I. se trata de la
Poesía en general : en el II. de la
Epopeya : en el III. de la Poesía
Dramática en general : en el IF. de
¡a Poesía Dramática en particular^
esto es , de la Tragedia ^ de la Tra^
gedia Urbana ^ de la Tragicomedia^
de la Comedia ; de la Opera y otros
Dramas , exponiendo la buena ó ma-
la
(VII)
la forma , naturaleza y abusos de
cada uno. En el Libro V. se trata
de los Poemas menores'^ y en el VI. de
la Historia Poética ó Mitología^
que aunque no es Poesía , es parte
de las instituciones , en quanto con'
viene para leer con inteligencia los
Poetas. T viendo freqUentemente que
muchos 'Jóvenes , mal aconsejados
por personas sin talento , ó preocu-
padas contra la Poesía , se retraen
del estudio de este precioso ramo de
las Buenas Letras , en perjuicio de
sus ulteriores adelantamientos , y
buen gusto en las demás ciencias ^ y
por otra parte confiando mas en la
autoridad agena que en mi propia
opinión ^ he puesto un Discurso pre-
liminar en defensa de la Poesía , que
escribió en el año de 1^06 el Abate
Masieu , y se halla en la Colección
de Memorias de la Academia Real
de Inscripciones y Buenas Letras de
París, tomo 2. en 4. mayor ^pag. i^i.
edición del año de iT'iT'.
A 4 Es-
( VIH )
Esta es en suma la noticia de
las Instituciones Poéticas que ofrez-
co con deseo de que sean útiles á los
Jóvenes,
Erratas. . .
pág.
. « línea. ■
■
Aha ! . . .
159.
. . 19. . .
. Ah!
Artninda. .
000.
. . 00. . ,
. Armida
artificio. . .
166.
. . 26. .
. artifizio
cre^ce. . .
158.
. . 30. . .
. crescer
disiin. . . .
159.
. . 18. . .
. destín
Ercule. . .
ibi.
. . 29. . .
. Ercole
nemioco. .
169.
. . 14. .
. nemico
obggetto. .
158.
. . 23. .
. oggetto
quel puó. .
166.
. . 15. .
. queichepuó
Ruscelleto.
158.
. . 26. .
. Ruscelletto
tgli. . . .
166,
. . 23. ,
. . togli
DIS-
(IX)
. DISCURSO PRELIMINAR.
DEFENSA DE LA POESÍA,
I. JlíI modo con que varían los
hombres en sus juicios es una de las
pruebas eficaces de la incertidum-
bre que se halla en las ideas que
forman de las cosas. No tan solo una
persona misma en diferentes tiem-
pos piensa con variedad sobre un
objeto mismo , sino que parecen es-
tar también sujetas á esta incons-
tancia las ideas de Naciones enteras.
Admírase qualquiera mucho de que
lo que se hallaba generalmente re-
cibido en una Nación, no tenga apre-
cio después de algunos años. Lo que
en un tiempo da lustre , y es qua^
lidad recomendable , suele en otro
tenerse por cosa baxa , y acreedora
á ser desechada con motivo.
Ca-
(X)
2. Casi todas las Artes sucesi-
vamente han experimentado la dis-
posición que hay en los hombres
para fastidiarse de las cosas , y sus-
tituir unas á otras : aunque no sé si
ha habido alguna que haya sufrido
mas esta volubilidad inconstante, que
la Poesía. En unos sipülos se ha visto
triunfante; y en otros abatida y hu-
millada. Sesenta años ha que baxo
el ministerio de uno de los talentos
mayores que jamas ha producido la
Francia, se vio entre nosotros la Poe-
sía en el punto mas elevado de su
gloria. Hacíase un distinguido apre-
cio de los que la cultivaban , pro-
porcionándoles ella ascensos á Dig-
nidades , y conduciéndolos al logro
de grandes riquezas. Parece que ya
en el día se ha amortiguado aque-
lla viva pasión. No se ve que haga
mucha impresión en los ánimos el
mérito de los Poetas , y es muy cor-
to el número de los que pueden ci-
tarse , á quienes haya ensalzado 6
enriquecido el trato con las Musas.
Y
(XI)
3» Y aun hoy no se contentan
solo con despreciar la Poesía , sino
que también Ja condenan : y siendo
nosotros mas rígidos , y acaso menos
virtuosos que nuestros padres, acu-
samos de entretenimiento perjudicial
y frivolo lo que miraban ellos co-
mo un Arte honesto y útil. Cierto
Ministro (i) , protestante , de distin-
guido mérito , hijo de uno de los
mayores Críticos del siglo último, y
hermano de una Señora , que hace
honor á su sexo y á la Francia, tan-
to por su bello ingenio , como por
su erudición , publico pocos años ha
tin largo tratado para probar que
la Poesía , no solo es inútil , sino
peligrosa. Un Monge Benedictino,
bien conocido por sus escritos , da
bastante á entender, que en este pun-
to es de la misma opinión que di-
cho Ministro protestante : y aunque
procede con mas tiento , y parece
dis-
(/) M. Le Febre, que después adjuró su secta.
distinguir dos clases de Poesía, una
buena , y otra mala, es evidente que
los principios en que se funda, prue-
ban lo mismo contra la una que con-
tra la otra. Pero por grande que
sea en la República Literaria la au-
toridad de estos dos sabios , es me-
nester confesar , que en otro tiempo
la Poesía tuvo un Antagonista mas
temible , como no negarán ellos mis-
mos. Tienen en la antigüedad un
Patrono ilustre de su opinión. En
una palabra : Piaton fué del mismo
parecer que ellos. Este grande hom-
bre , cuyas obras han admirado en
todos tiempos , y son hoy las deli-
cias de algunas pocas personas es-
cogidas , reprueba la Poesía , y des-
tierra de £u ideada República los
Poetas, i Será forzoso que callemos
después de haber hablado un hom-
bre tan insigne ? ¿ Nos será permi-
tido examinar ( guardando la aten-
ción debida á un ingenio de primer
orden ) si su opinión particular en
^l presente asunto debe prevalecer
con-
( :^iíi )
contra el común sentir de los demás
hombres ?
4. Habiendo leído con reflexión
lo que se ha escrito contra la Poe-
sía , hallo que los defectos que la
imputan , se r;:ducen á dos principa-
les : es á saber , á desconcertar el
entendimiento y corromper el cora-
zón. Permitidme , Señores [habla con
los Académicos de Inscripciones y
Buenas Letras)^ que procure justi-
ficar de estas dos acusaciones á una
parte de las Buenas Letras, que ha
sido tenida siempre por la mas agra-
dable , y de la qual os servís en
las nobles tareas á que por órdenes
Reales estáis dedicados, para que
os suministre conceptos sublimes,
y expresiones muchas veces las mas
enérgicas.
5. Se alega , pues, contra la Poe-
sía , que produce tres efectos muy
dañosos al entendimiento : lo prime-
ro , le acostum.bra á lo fabuloso^ lo
segundo le hace fruslero y afemi-
nado 5 y lo tercero , le infunde fas-
ti-
(XIV)
tidio y aversión á los estudios se-
rios y útiles , haciéndole casi inca-
paz de una instrucción sólida y pro-
funda. La Poesía , dicen , no pre-
senta ai entendimiento por todas par-
tes mas que falsedades , ni le ali-
menta sino con fábulas y chimeras.
Digo que es innegable que se vale
de la apariencia de la mentira ^ pe-
ro esto lo hace con el fin de atraer
los hombres á la verdad. Qualquie-
ra que esté algo iniciado en los mis-
terios de este Arte , no puede igno-
rar que las ficciones de que ha-
ce uso , son como otras tantas alego-
rías. Todos saben que hay dos mo-
dos de enseñar la verdad : uno ocul-
to y misterioso 5 otro sencillo y des-
cubierto. Y aunque los antiguos eran
extremadamente apasionados del pri-
mero , nosotros hemos adoptado el
segundo. Creamos enhorabuena que
este es el mejor , porque es el nues-
tro ^ pero sin que preceda un juicio-
so examen , no reprobemos el que
se halla autorizado por el uso de la
par-
(XV)
parte mas sana de la antigüedad. Es
constante que en aquellos primitivos
tiempos los Escritores mas insignes
en todas materias tenian gusto de
disfrazar su doctrina con ingeniosas
y agradables ficciones , siendo este
uso común á los Autores profanos
y sagrados , como se ve en la Es-
critura Santa, que está llena de pa-
rábolas y figuras. Aquel que por
esencia es la misma Verdad , no se
desdeñó de usar muchas veces esta
manera de hablar para que le en-
tendiesen los hombres : de lo qual
se infiere , que no hay razón para
culpar á los primeros Poetas por
haber preferido á qualquiera otro
este estilo ^ pues en eso no hicieron
mas que conformarse cada uno con
el gusto de su respectivo tiempo , y
seguir el uso que estaba mas comun-
mente recibido.
6. Si se averigua la causa de la
propensión que tuvieron á las ale-
gorías y ficciones , se hallará que
fué un grande conocimiento de la na-
tu-
(XVI)
turaleza. Efectivamente , por poco
que observemos á los hombres, des-
cubrimos en ellos una oculta aver-
sión á la verdad , especialmente quan-
do ella toca á sus pasiones , y hiere
las partes mas flacas y resentidas de
su corazón. Al paso que aborrecen
la verdad , al mismo paso aman la
mentira : de lo qual nace aquella in-
clinación natural que tienen á las fá-
bulas y cuentos. Por mas graves que
nos mostremos , todos somos niños
en este asunto. Muchas veces un
enlace de aventuras extravagantes y
ridiculas , nos arrebata con mas fuer-
za , y fixa nuestra atención , que el
mas juicioso discurso. Los primeros
Poetas , que también fueron los pri-
meros Filósofos , observaron estas
dos disposiciones del corazón huma-
no, y se hicieron cargo de que en
vano intentarian mudarlas , creídos
de que el único recurso que les que-
daba era el de sacar un bien de un
mal irremediable: y por consiguiente
se acomodaron á nuestra flaqueza
vien-
( XVÍI )
viendo la imposibilidad de hacer otra
cosa mejor 5 y para irnos condu-
ciendo al fin que deseaban, nos mos-
traron lo falso en la apariencia , y
verdadero en la substancia.
*r. Este arbitrio tenia también
la ventaja de ir unido á un cierto
ayre de misterio, cosa la mas pro-
pia para meter en curiosidad á los
hombres. Si se les quiere infundir el
deseo de averiguar una cosa hasta
apuraría, es un medio casi seguro el
que sospechen que se les oculta. Los
velos con que los Poetas cubrían su
doctrina eran un incentivo par-a que
los Lectores se empeñasen en des-
cubrir verdades , que ni siquiera ha-
brían mirado , si se les hubiesen pre-
sentado claras y sin rebozo.
8. En fia , daba gusto y lison-
geaba este modo al amor propio de
los Lectores, dándoles motivo á pen-
sar que algo se fiaba de su penetra-
ción el Escritor. Es naturalmente
presumido el entendimiento del hom-
bre. No gusta que se le presenten
B muy
( XVIII )
muy de claro en claro los objetoSy
porque sospecha que se desconfia de
sus luces 5 y quiere que algo se con-
fie á su diligencia , y se le dexe que
discurrir y adivinar. Encontraba sa-
tisfacción en aquellas alegorías que
le abrian ancho campo á las con-
jeturas , en las quales se adelantaba
muchas veces pasando mas allá de
la raya que se habian fixado los Poe-
tas. Lograba en esto su ganancia la
verdad , que se dexaba ver á las
claras , y de esta .suerte la lisonjera
complacencia que resultaba de estos
descubrimientos se hallaba unida á
una utilidad sólida. Así es como los
primeros Poetas se valieron de las
pasiones del hombre para corregir-
lo 5 y buscaron el remedio en el mis-
mo mal. Por esta razón Homero,
quien mejor que otros conoció el co-
razón humano, esparció en sus Obras
una infinidad de alegorías , cuyo
sentido hemos llegado á penetrar
bien en las mas principales. No hay
quien ignore que aquella prodigiosa
ca-
( XIX )
cadena de oro con que Júpiter se
gloría sostener el cielo , tierra, Dio^
ses , y hombres , significa la infi-
nita distancia que hay entre todas
las criaturas juntas y ei Ser supremo^
que las competencias y disensiones
interminables de los Dioses nos re-
presentan aquella guerra y oposi*
cion que hay entre los principios ele-
mentales de que constan todos los
cuerpos ^ que los vientos encerrados
en aquellos cueros , que tan cuida-
dosamente Uiyses ocultaba á los su-
yos 5 no son otra cosa que los secre-
tos de Estado , que no debe saber el
pueblo ^ y que las Sirenas que con
la suavidad de su canto atraían los
Navegantes al peligro ^ y Circe que
con sus hechicerías los transforma-
ba en brutos , son unas pinturas sen-
cillas de la sensualidad que atrae
y embrutece al hombre. Si hay otras
que no entendamos hoy , no culpe-
mos á este gran Poeta que de todos
era entendido en su tiempo ^ antes
al contrario , temamos que en esto
B 2 no
(XX)
no haya de nuestra parte mas igno-
rancia , que culpa de la suya. Sea-
mos dóciles , á lo menos en conocer
que su intención fué ocultar algún
cierto sentido, baxo de estas aparien-
cias ^ y no que se entendiesen üte-^
raímente unas aventuras y sucesos,
Guva falsedad era tan manifiesta.
Los Poetas que le sucedieron se for-
maron por un modelo tan grande
como fué él : y así escondieron en-
tre ficciones casi todos los arcanos
de la Teología , de la Moral, y de
la Física. Pero al mismo tiempo que
se servian de estas ficciones , no tu-
vieron otro objeto que la verdad,
tomando siempre por regla funda-
mental de su Arte, aquella importan-
te máxima, que uno de ellos ha ex-
presado muy bien en los siguientes
versos.
Ricnfi'est beau que le 'vrai, le vrai seul est aimabU.
II doit regner par tout , ü méme dans la fable.
?" 9. En segundo lugar dicen que
la Poesía despoja de su actividad y
vir-
(XXI)
virtud al entendimiento. No es po-
sible , afirman , que una persona ata-
da y sujeta á la mensura y conso-
nantes , ó embebida en el dulce so-
nido de las palabras y suavidad de
los números , pueda elevar ^su en-
tendimiento á objetos grandes. Este
modo de argüir nos da motivo á que
dudemos, si los que lo usan, han lle-
gado por ventura á comprehender
bien la naturaleza de la Poesía. Por
poco que la conociesen, sabrian que
principalmente consiste en aquel fa-
moso entusiasmo que arrebata y ele-
va la mente del Poeta , quien im-
pelido de aquella divina llama, atre-
pella con todo quanto encuentra por
medio , no siendo para él la men-
sura y los consonantes sino unos
obstáculos vanos. Si en los primeros
ímpetus , y hallándose el entendi-
miento en su estado natural , encuen-
tra indóciles y rebeldes aquellas dos
ataduras^ en el momento que se sien-
te agitado y encendido del entusias-
mo , las domina de modo que por sí
13 q mis-
o
( XXII )
mismas se van espontáneamente co-
locando baxo el yugo de la razón:
y en vez de embarazarla y enfla-
quecerla , la socorren y fortifican^ y
esto es quizá lo mas maravilloso que
tiene la Poesía. Demás de eso, aunque
se mire sujeta á leyes muy severas,
no solo habla sin embarazo , como la
prosa , de todo quanto puede llenar
la oración , sino que habla con una
sublimidad y energía , á que no pue-
de arribar el discurso suelto. Por eso
vemos que los Maestros mas hábiles
en el arte de pensar han mirado
siempre la Poesía como la mejor es-
cuela en que aprenderle : y nada en-
cargan tanto como la lectura de los
Poetas, especialmente la de Homero.
Aristóteles lo propone por modelo
á qualquiera que desea escribir bien:
y lo coloca superior á quantos Es-
critores ha habido , ya sea en quan-
to á los pensamientos, ó ya en quan-
to al modo de expresarlos. Sus obras
( si creemos á Cicerón ) nunca pue-
den estar Ue sobra en manos de los
que
(XXIII)
que aspiran á ser verdaderamente
eloqüentes ^ y en sentir de este Au-
tor tan entendido , sin embargo de
lo prodigiosas que eran las disposi-
ciones de Homero para la Poesía,
mas era Orador que no Poeta. No
se puede leer sin asombro lo que de
él dice Quintiliano, pintándole co-
mo un hombre que dilató los lími-
tes del entendimiento humano , po-
seyó las ideas de todos los modos de
escribir , y nos presentó en sus es-
critos exemplos de quantas diferen-
tes bellezas pueden entrar en la com-
posición de una Obra. Longino lo
cita á cada paso ^ y mas tomó de
sus escritos que de todos los Autores
juntos. Nos tendrían por vanos si
presumiésemos tener mas inteligencia
en lo sublime que Aristóteles , Lon-
gino , Cicerón, y Quintiliano 5 y es
cierto que estos Críticos de primer or-
den estaban persuadidos que era me-
nester buscar modelos del estilo su-
blime en los Poetas. En efecto ¿ dón-
de podrán halla j^^e con mas fre-
B 4 qücn-
( XXIV )
qüencia que en los escritos deHomero
y de Virgilio , de Sófocles y de Eu-
rípides , de Píndaro y de Horacio , y
aun ( si me fuera permitido añadir
aquí ios nombres que al lado de aque-
llos van caminando verisímilmente á
la posteridad mas remota ) de Mal-
herbe y de Racan , de Corneiile y
de Racíne ? ¿ Por ventura no se ve
patente en sus Obras todo lo mas
grande y portentoso que ha conce-
bido el entendimiento humano? ¿Po-
demos acaso fixar nosotros los ojos
en los magníficos rasgos, y arro-
gantes conceptos de que están lle-
nos, sin sentirnos como animados de
su entusiasmo , y sin experimentar
que la elevación y la nobleza de sus
pensamientos se derraman sobre nues-
tro espíritu. Pero si pasamos de la
Poesía profana á la sagrada , si pa-
ramos la atención en los dos cánti-
cos de Moyses , y en los Salmos
i qué efectos no producirá en nos-
otros aquella multitud de imágenes
tan bellas y animadas, que por todas
par-
(XXV)
partes se nos presentan ? Los ríos
que retroceden acia su nacimiento^
los mares que se abren y se apar-
tan f los collados que se estremecen;
los montes que se derriten como si
fuesen de cera , y desaparecen ; el
cielo y la tierra que con un respe-
tuoso silencio escuchan toda la na-
turaleza conmovida y agitada en
presencia de su Criador , son las co-
sas mas sublimes que hasta ahora
se han dicho. ¿ Quién no se hallarla
sorprehendido á la vista de estas
grandes im.ágenes ? ¿ Qué medio mas
propio para mover el alma de su
ordinaria situación , y elevarla so-
bre ella misma ? ¿ Qué tesoros no
pueden sacarse de estas minas á po-
co que se sepa cultivarlas ? ¿ Qué
manantial no es este de conceptos
sublimes y de expresiones magnífi-
cas ? Venimos , pues, á concluir, que
sin fundamento se imputa á la Poe-
sía el abatir el entendimiento, quan-
do acaso con mayor razón ss la pu-
diera achacar que lo eleva dema-
( XXVI )
siado. Pero aun en esto mismo sabe
ella ponerse límites , y detenerse á
la mitad de su rápido vuelo , man-
teniéndose cuerda aun en medio de
sus ímpetus. Entre sus principales
reglas tiene la de que el cuidado
de evitar los excesos nunca sobra.
A excepción de algunos géneros de
Poesía, cuyo particular carácter exi-
ge que el Poeta se abandone á su
genio sin reparo ni temor alguno,
en todos los demás reprime de in-
tento sus fuerzas : y no caminando
sino hasta el punto preciso, nos en-
seña lo que nos es lícito , y lo que
nos es prohibido.
lo. Pero á lo menos , replican,
se opone la Poesía al saber , porque
sus atractivos quitan la aplicación á
los demás estudios , que aunque no
tan deleytables , sin embargo son
mas sólidos. Ocupado un Poeta en
sus Obras , y embelesado con ellas,
no tiene ni voluntad , ni tiempo de
pensar en cosas profundas 5 y todo
lo que no es Poesía le parece nada.
No
( XXVII )
No se puede negar que la Poesía
tiene cosas que distraen ^ y que en-
tre el crecido número que hay en
el mundo de Autores de toda espe-
cie, ningunos mas que los Poetas de-
ben precaverse de las ilusiones del
amor propio ; pero esto no quita que
puedan y deban gustar de las ven-
tajas de las otras ciencias. No solo
no es imposible que un Poeta sea
sabio , sino que es necesario que lo
sea. Todos los que prescriben reglas
para la eloqüencia piden en el Ora-
dor una erudición portentosa. Quie-
ren que sea profundo en la Juris-
prudencia, en la Filosofía, en la His-
toria , en la Fábula , en la Crono-
logía , en la Geografía , y aun aña-
de Quintiliano , en la Geometría y
en la Música. Si toda esta instruc-
ción es necesaria á un Orador , mu-
cho mas lo es á un Poeta ^ porque
rara vez sucede que algunas de es-
tas ciencias tengan lugar en la de-
fensa de un pleyto , ó en una aren-
ga 5 siendo así que casi todas entran
sin
(XXVIII)
sin violencia en un Poema por redu-
cido que sea. Las Obras de los Poe-
tas mas célebres que se han conoci-
do 5 manifiestan efectivamente que
eran muy instruidos. Y á la verdad
I quánta sabiduría no tenia aquel
gran Poeta que ha sido el Padre de
todos los demás , y que en la opi-
nión de todos los siglos es el pri-
mero en el orden , así del tiempo,
como del mérito ? Enterado á fundo
de quanto pertenece al corazón hu-
mano , á la estructura del cuerpo,
al carácter y costumbres de las Na-
ciones , á la situación y qualidades
de Paises diversos , á las propieda-
des de los animales , al fiuxo y re-
fluxo del mar , á la naturaleza y
movimiento de los astros , al origen
y curso de los rios , á los secretos
de las Artes , tanto liberales , como
mecánicas , parece que nada ignoró
de quanto el hombre puede apren-
der 5 y que su sabiduría no tuvo
otros límites que los del Universo.
Si no eran tan vastas las luces de
Vir-
( XXIX )
Virgilio , con todo eso no dexaban
de ser muy extensas. ¿ Qué noticias
no tenia de la agricultura , quando
acerca de ella nos ha dado tan bue-
nas reglas? de las antiguas costum-
bres de la Italia , que pintó con tan-
ta exactitud ? de las ceremonias y
misterios de la Religión Gentílica,
de la que nos ha dexado los mo-
numentos mas curiosos que han lle-
gado hasta ahora á nosotros ? de la
Historia Romana , que tuvo el se-
creto de entretcxer con tanto arte
en su Obra , y tratar con toda la os-
tentación y magnificencia que pide
un asunto tan copioso ? de la Filo-
sofía de Epicuro, la qual incluyó ca-
si toda en una Égloga ? de la de Pi-
tágoras y Platón , de que nos da una
idea tan sublime en el Libro sexto de
la jEneida ?
II. Pero la ciencia no fué Pa-
trimonio de solos los Poetas anti-
guos. Nos seria fácil demostrar que
entre los modernos los que mas se
han distinguido por una erudición
pro-
(XXX)
profunda , casi todos han sido Poe-
tas. Nadie dirá que los Scalígeros,
los Grocios y los Petavios fueron
unos hombres medianamente doctos:
y es notoria su pasión por la Poe-
sía. Scalígero nos dexó una gran co-
lección de versos, y un volumen muy
crecido sobre la Poética. De Grocio
nos han quedado muchos Poemas de
dicción tan pura y elegante , que en
sentir de nuestros mejores Críticos,
no desdice de la antigua Roma. Al
leer las Poesías Griegas y Latinas
del Padre Petavio , no se alcanza
cómo pudo tener tiempo para com-
poner otras Obras tan doctas como
las que compuso sobre las materias
mas importantes, quando nos hace
creer que habia gastado toda su vi-
da en leer á Homero y á Virgilio,
cuya expresión y carácter copia tan
perfectamente. Si me fuese permiti-
do alegar exemplos vivos , podria
citar uno de los sugetos mas doctos
de la Europa , que consumado en to-
da especie de Literatura, y emplean-
do
( XXXI )
do sus ratos de ocio en Aulnai, así
como Cicerón en Tusculano , com-
pone versos Latinos tan bien, y aca-
so mejor que ninguno de su siglo.
Pudiera sin salir de esta Academia
hallar una persona, cuyo menor mé-
rito es el ser Poeta : y que siendo
Geómetra , buen Físico y buen As-
trónomo , sabe unir á las ciencias
mas serias y mas abstractas lo fes-
tivo , y las gracias de las Musas
Francesas.
12. Si vemos , pues , por una ex-
periencia personal , que la propen-
sión á los versos nos impide elevar-
nos á toda esta instrucción, no cul-
pemos á la Poesía ^ pues muy lejos
de excluirla , necesita muchas veces
de su auxilio^ imputémoslo sí á núes-;
tra particular disposición, y sujeté-
monos de buena voluntad á las in-
tenciones de la naturaleza , que no
ha querido que fuésemos del número
de aquellos hombres privilegiados
que son aptos para todo. Sin embar-
go debemos confesar , que por lo co-
mún
( XXXII )
mun no se tiene una idea muy gran-
de de la ciencia de los Poetas. Esta
opinión que les es tan perjudicial,
y que ai mismo. tiempo es tan falsa
I de dónde provendrá ? Proviene de
que sobre esto se juzga por el cre-
cido número de aquellos que toman
el nombre de Poetas , y están muy
iéjos de merecerlo. Porque hoy dia
I á quién no se da ese nombre ? Se
da pródigamente á sugetos que ha-
brán compuesto algunos Madrigales
ó algunas Canciones ^ á sugetos que
en vez de formarse por las reglas
que nos dexó Aristóteles y Horacio,;
y por los primeros modelos de Home-
ro y de Virgilio , hacen vanidad al-
gunas veces de no entender las Len^
guas en que escribieron estos céle-
bres Autores ; á sugetos que no co-
nocen mas dechados de io sublime
que á Ciro y á C¿e/ia ; á sugetos , cu-
ya habilidad se reduce únicamente
á poner en consonante varias frases
que han sacado de estas. Novelas ^ á
sugetos que teniendo un ingenio es-
té-
(XXXIÍI)
térií , y carecienuo de invención (ca-
lidad que constituye la esencia de
ia Poesía ) recogen de las Obras age-
nas diversos retazos y centones con
que componen las suyas 5 á sugetos
que acostumbrados al lenguage de
una zalamera galantería , no saben
ya qué decir en sus versos , quando
no tienen conversación con una Ce-
jisa ó una Cloris ^ á sugetos casca-
veleros y superficiales , que conten-
tándose con la aprobación de un
corto número de mentecatos que los
rodean , hacen ruido á cierta dis-
tancia y por cierto tiempo , pero ig-
noran los pensamientos grandes y
hermosos que son de todos los Paí-
ses y de todos los siglos , y que im-
primen en las Obras el sello de la
inmortalidad. No es esta la idea que
siempre han tenido de un Poeta los
Maestros del Arte. Si les damos asen-
so , es necesario cara ser digno de
este nombre , haber recibido de la
naturaleza un ingenio subUm.e, y una
imaginación festiva \ y juntar en sí
C las
( XXXIV )
las apreciables dotes de elevación,
energía, fecundidad y soltura^ haber
cultivado estas naturales disposicio-
nes con un largo estudio de los pre-
ceptos y de los modelos ^ hermosear
lo que se toma de los demás , mez-
clando todavía un número mayor de
producciones propias y exquisitas^ y
es también necesario , que valiéndo-
se de los tesoros de las Ciencias y
de las Artes, se sepa hablar de todo
sin afectación y con gracia , que por
un enlace continuado de maravillas
se pueda incesantemente , y en todo
el discurso de la Obra , excitar la
sorpresa y mantener la admira-
ción ^ que acordándose de que se es-
cribe para todos , se dé con el se-
creto de agradar á la diversidad de
ingenios , y procurarse Apologistas
en todas las Naciones y en todos
los tiempos. Ahora bien ¿ quién no
conoce que para todo esto se nece-
sita un caudal fuerte de luces natu-
rales , y una copiosa provisión de
ideas adquiridas ?
Pe-
( XXXV )
13. Pero si está muy lejos I3
Poesía de ser dañosa al entendí mien-
to , aun mas lo está de corromper el
corazón.
14. No se debe juzgar de un Ar- *
te por el mal uso que de él se puede
hacer ^ pues según este principio,
nada bueno habría en el mundo, por-
que no hay cosa de que la deprava-
ción de los hombres no abuse. Lo
que se cebe saber principalmente es,
si se dirige á un fin honesto , y ¿¡ los
medios de que se sirve para conse-
guirlo son legítimos. Examinando la
Poesía según estas dos reglas ., no se
podrá m.énus de darla lugar entre
las Artes mas útiles, pues se propo-
ne el fin mas excelente de todos , y
para conseguirlo , no se vale sino de
medios permitidos.
15. (i) No hay duda que si la
con-
(i) Masieu torró y copió rodo este trozo casi
sin mudar una lecrn de Mr. Kollin , Histor. de
las Artts y Ciencias, tom. 2. L. 4. cap. i. lo que
es bien que se sepa, por agregarse á esta Defeosa
lin voto tan reconiendable.
C2
(XXXVI)
consideramos en la pureza de su pri-
mitiva institución , se inventó desde
luego para enseñar á los hombres,
é instruirlos en las verdades mas im-
portantes de la Religión, de la Mo-
ral y de la Política, Digo de la Re^
¿igion 5 porque los trozos mas anti-
guos y mas hermosos de Poesía que
hay en el mundo , están consagrados
á la gloria del verdadero Dios. Es-
te Arte , que hoy nos parece tan
profano , nació en medio de las fies-
tas destinadas para dar culto al Ser
Supremo. En aquellos dias solemnes
en que las gentes descansaban de sus
fatigas , y se entregaban á un re-
creo inocente y necesario , dieron,
ya fuese por mero acaso , ó ya por
una natural propensión, en sujetar á
ciertas mensuras sus pasos y sus pa-
labras. Estos fueron los principios
de la Música , de la Danza y de la
Poesía. Pero luego que los hombres
convirLÍéron acia las criaturas el ob-
sequio que solo se debe ai Criador,
la Poesía siguió la misma muerte que
la
( XXXVÍI )
ía Religión. Sirviéronse de ella al
principio para dar gracias por sus
beneficios , y pedir otros. Es cierto
que no tardaron en aplicarla á otros
usos ; pero en todos tiempos se tuvo
cuidado en restituirla á su primer
destino. Hesiodo puso en verso la
Genealogía de los Dioses : Calimaco
compuso Himnos en su honor 5 y un
Poeta muy antiguo los que se atri-
buyen comunmente á Homero. Aun
las mismas Obras que eran sobre
otras materias , conduxéron y arre-
glaron los acaecimientos por la me-
diación é influxo de los Dioses , en-
señando á un tiempo á los hombres
á mirar á estos como á los Autores
de quanto pasa en la naturaleza. En
ellas es donde nos los representan á
cada paso como los únicos arbitros
de nuestros destinos 5 que elevan y
abaten el valor 5 que dan y quitan
la prudencia 5 que envian la victo-
ria , y decretan las derrotas. Nin-
guna cosa grande , ni heroyca se
executa sin la asistencia visible ó
C 3 in-
(XXXVIII)
invisible de alguna Deidad. Y de to-
das las verdades que nos enseñan,
la que mas freqüentemente nos pre-
sentan es , que el valor y la sabidu-
ría nada pueden sin el auxilio de la
Providencia. No se le debe imputar
á la Poesía si estos Dioses están lle-
nos de defectos ^ si se abandonan á
sus pasiones ^ si se encenagan en to-
do género de vicios 5 y si por sus
parcialidades , violencias , excesos y
ímpetus coléricos son muchas veces
inferiores á los hom/ores. Una de las
ma^/'ores injusticias que suele hacer-
se á la Poesía es , creer que ella fué
ia que ha producido todas esas opi-
niones extravagantes y monstruosas,
siendo así que en cierto modo son
estas opiniones las que á ella la han
producido ; porque si la Poesía na-
ció en aquellos dias que se consa-
graban á las falsas Deidades, es con-
siguiente que esas mism^as faísas Dei-
dades existian ya antes que ella. Por
lo que todo el delito de los prime-
ros Poetas está en haber escrito con-
for-
( XXXIX )
forme á la creencia que entonces es-
taba admitida , y en haber hablado
del Ser Supremo según las preocu-
paciones de su Pais y de su siglo:
en lo qual hicieron lo que harán
perpetuamente los Poetas de todas
las Naciones del mundo. Y así no
hay razón de imputar á los antiguos
Poetas de Italia y de la Grecia los
absurdos de la Teología Gentílica.
Aquellas indignas ideas de la Divi-
nidad no las tuvieron como Poetas,
sino como Griegos y como Romanos.
No hay que atribuir esta falta al
Arte que profesaban , sino á la des-
gracia de los tiempos y Paises don-
de nacieron , á una continuación de
las espesas tinieblas en que Dios por
sus juicios incomprehensibles dexó á
unos pueblos, por otra parte tan ilus-
trados y cultos. Pero luego que las
luces del Evangelio disiparon aque-
llas tinieblas , la Poesía mudó otra
vez de objeto, así como la Religión,
consagrándose al verdadero Dios de
quien se había desviado , y acabando
C4 de
(XL)
de este modo en donde tuvo su prin-
cipio. Un gran numero de Poetas
Christianos la emplearon entonces,
y la han empleado después en cele-
brar continuamente las verdades mas
augustas y santas , queriendo la mis-
ma Iglesia que entrase en sus cere-
monias, y fuese parte de su culto.
i6. Mas no solo fueron los Poe-
tas los primeros Teólogos , sino que
también fueron los primeros Políti-
cos. Todos saben quánto contribu-
yeron en aquellos siglos rudos á ci-
vilizar á los hombres , á congregar-
los en poblaciones , y á unirlos con
!os vínculos de un ínteres común,
habiendo sido esta insigne Obra uno
de los portentos que hizo el número
y la harmonía. De aquí tomaron fun-
damento las fábulas que se han es-
parcido en el mundo , como la de
que Amfion al son de su Lira habia
edificado las murallas de Tebas 5 y
Ja de que Orpheo con la suavidad
de su canto habia amansado las fie-
ras y ablandado los riscos. Los que
■ V hi-
( XLl )
hicieron Leyes para aquellas nuevas
Repúblicas , las expresaron en ien-
guaee poético , persuadidos á que
las hacia mas respetables ^ que las
daba mayor energía y eficacia ^ y
que tenia en sí un no se qué mas á
propósito para grabarlas en el en-
tendimiento y en la memoria. Lo
cierto es que Soíon , que vivió mu-
cho tiempo después , puso en verso
una gran parte de las que estableció
para el Pueblo mas bien ordenado
de la tierra. Los antiguos nos hablan
de éí, no solamente como de un gran
Legislador y Filósofo , sino también
como de un insip-ne Poeta , habién-
donos conservado la Historia algu-
nos de sus versos , y dádonos al mis-
mo tiempo noticia de que eran mas
de seis mil los que habia compues-
to. En efecto parece que los suceso-
res de estos primeros Poetas han
heredado sus inclinaciones y dispo-
siciones para la Sociedad, porque se
advierte con freqüencia que son mas
proj^á que los demás hombres para
ias
(XLTI)
las virtudes civiles y trato de la vi-
da 5 sea porque su entendimiento tie-
ne algo de alegre y placentero, sea
porque la especie de estudios en que
se ocupan, templa y suaviza elhumor^
ó sea en fín porque embelesados con
sus Obras , y poco movidos de lo
que despierta la ambición en los de-
mas hombres , no piensan en hacer-
les estorbo en sus pretensiones , com-
pitiéndoles en una misma solicitud.
Como quiera que ello sea, vemos que
están en un género de posesión de
que los amen y deseen su compañía.
Virgilio y Horacio eran las delicias
de la Corte de Augusto : Marot y
San Gelais de la de Francisco í. Ron-
sard , Baif y Beilay de la de Car-
los IX. En estos últimos tiempos los
Voitures , los Sarracines , los Peli-
sones, y los Segrais eran el lucimien-
to y el recreo de las concurrencias
mas cultas. No fueron menos ama-
bles por sus modales , que estima-
bles por sus talentos : de manera que
aun hoy no pueden oírse sus nom-
^bres
( XLÍII )
bres sin ofrecer al eniendimicnto to-
do quanto encierra en sí la idea de
la urbanidad , de la bizarría y de la
atención.
i^. Demás de eso , uno de los
principales objetos que se propuso
la Poesía fué el de formar las cos-
tumbres , como lo persuade el fin
particular de cada Poema, y la prác-
tica mas común de los Poetas mas
ilustres. El Poema Épico se propuso
desde luego darnos documentos re-
tratados en el exemplar de una ac-
ción importante y heroyca : la Oda
el celebrar las proezas y virtudes de
los varones esclarecidos , y excitar
por este medio á los demás á imi-
tarlos : la Tragedia (i) el moderar
en nosotros la compasión y el temor,
familiarizándonos con estas dos pa-
siones , que son tan capaces , quando
son excesivas , de turbar la tranqui-
li-
(i) Esta opinión sobre la Tragedia no la adop-
tantes en ]ds Instituciones por las causas que
allí se expresan ^ lib. 4. cap. i. sec. 4.
( XLIV )
lidad de la vida 5 la Comedia y ía
sátira el corregirnos divirtiéndonos,
y el hacer una guerra implacable á
ios vicios y extravagancias : la Ele-
gía el derramar lágrimas sobre el
sepulcro de las personas, cuya pér-
dida es digna de sentirse : y la Églo-
ga el cantar la inocencia y los pla-
ceres de la vida del campo. Si pos-
teriormente se sirvieron de estas di-
versas especies de Poemas para otros
usos , es claro que se las apartó de
su natural institución : y que al prin-
cipio todas se dirigían á un mismo
fin , que era el hacer al hombre mas
perfecto ^ por cuyo motivo en todas
las edades los Poetas mas insignes
que han conocido la nobleza y las
obligaciones de su Arte se han con-
formado con este fin. No hablaré
aquí de las sentencias de Teognis,
del Poema moral de Phociiides , y
de los versos de oro que se atribu-
yen á Pitágoras , Obra pequeña y
apreciable sobre manera , cuyo mé-
rito nos acaba de dar á conocer una
ex-
( XLV )
excelente traducción. Si todas las
Obras en verso se pareciesen á estas
tres , ningún trabajo nos costaría el
justificar á la Poesía , siendo cons-
tante que contienen la mas sana y
mas pura Moral ^ que señalan á ca-
da obligación sus verdaderos lími-
tes ; y que son un epíiome de quan-
to bueno pudo pensar el entendi-
miento humano.
1 8. Paso , pues , á las otras
Obras sobre que puede haber mayor
disputa , y á las qualcs no se las
hace toda la justicia que merecen:
empiezo por los dos primeros Poetas
del mundo Homero y Virgilio. ¿Qual
fué , pregunto , su intención quando
compusieron aquellos grandes Poe-
mas que han respetado todos los si-
glos , y son mirados con razón co-
mo la producción mas primorosa del
humano entendimiento ? No es creí-
ble que aquellos ingenios sublimes
compusiesen versos con el ánimo üni-
camenie de llenar ciertas medidas
con palabras , y agradar vanamente
á
( XLVI )
á sus Lectores, bastando la sola cons-
titución de sus Obras para manifes-
tar que se propusieron un fin mas
noble y mas digno de su talento. En
!a Iliada el asunto es Achiles , que
se desazona con Agamenón , y se
retira. Hasta entonces los Griegos
habían sido siempre victoriosos^ pe-
ro luego las cosas mudaron repen-
tinamente de semblante. Habiendo
salido muchas veces consecutivamen-
te vencidos , y viéndose reducidos
al último extremo , no hallan recur-
so sino en la reconciliación de los
dos Príncipes. No es menester mu-
cha penetración para percibir que
Homero nos quiso dar á entender en
esto , que la salud de los Pueblos
pende de la buena armonía de los
Príncipes que los gobiernan. En la
Odissea Uiises está lejos de su Pa-
tria, y durante su ausencia , algunos
Príncipes vecinos se introducen en
su Palacio, dan la ley á su muger
y á su hijo , y cometen todo género
de in justicias y violencias. Vuelve
Uly-
( XLVII )
Üíyscs, desvanece estas turbulencias,
y rcstao'ece la tranquilidad. Qual-
quiera conoce que Homero quiso en-
señarnos con eso , que el buen or-
den de una casa pende principal-
mente de la presencia y vista de su
dueño. Así este famoso Poeta se pro-
puso en estos dos Poemas asegurar
la tranquilidad pública y particular,
igualmente que establecer la felici-
dad de los Estados y de las fami-
lias. ¿ Ha concebido jamas el enten-
dimiento del hombre una empresa
mas grande? Virgilio escribía en Ro-
ma en los principios de un Imperio
que aun no estaba bien cimentado,
y embelesado con la grandeza Ro-
mana , y movido de los beneficios
de que le habia colmado Augusto,
formó el plan de una Obra que pu*
diese á un mismo tiempo dar honor
á su Nación , y asegurar indirecta-
mente la reciente autoridad de su
Príncioe. Con esca intención escogió
por Héroe de su Poema un hom-
bre á quien los Dioses llaman á fun-
dar
(XLVIII)
dar un Reyno en Italia. Conjurados
los elementos se oponen al éxito de
esta empresa 5 y una gran Reyna se
vale de todos sus atractivos y po-
der para estorbarle 5 un competidor
joven y audaz quiere hacer valer de-
rechos fundados en la vecindad y en
la sangre , y subleva las Naciones.
Pero á pesar de estos obstáculos, eí
designio de los Dioses se cumple y
se funda el Reyno. Por este medio
indirecto queria Virgilio hacer co-
lumbrar á los Romanos á vuelta de
las alabanzas que hacia de ellos, aque-
lla evidente verdad : quando es vo-
luntad del Cielo dar un Señor á los
hombres , el único arbitrio que les
queda es adorar las disposiciones de
la Providencia , y someterse á la au-
toridad legítima. Estas son ( si hemos
de dar crédito á los Críticos mas
excelentes ) las moralidades que se
contienen en estas tres célebres Fá-
bulas. Yo no hallo que se descubra
razón alguna para que se pueda du-
dar de lo dicho , á menos de no
obs-
( XLIX )
obstinarse en atender solo á la su-
perficie , sin querer penetrar el fonr
do. Si de estos documentos genera-
les , que son como el Plan , y la for-
ma de dichos Poemas , se pasa á los
particulares esparcidos por todo el
cuerpo de la Obra ¿ qué multitud no
se halla de verdades importantes^
que pueden servir de regla para to-
da la conducta de la vida? Quando
vemos en Homero que una muger
enciende una guerra de diez años,
y ocasiona la ruina casi entera de
dos famosas Naciones : que otra mu-
ger siembra la división entre dos
Héroes , cuya estrecha unión es su-
mamente importante^ que uno de es-
tos Héroes abusando del poder su-
prem.o , usurpa al otro el botin que
le tocó en el repartimiento , arries-
gando la salud de su Exercito por
esie intempestivo acto de autoridad:
que el otro se dexa arrebatar de su
cólera, y por su tenacidad en no vol-
ver , hace que perezca un número
infinito de gentes , entre !as quales
por ñn se halla su mayor amigo:
D que
que este amigo engañado por el ce-
bo de un primer suceso feliz , se
dexa arrastrar de una confianza que
le precipita , y en fin le pierde: quan-
do se ve una infinidad de otros exem-
pios de esta naturaleza i qué lec-
ciones no puede uno darse á sí pro-
pio sobre los funestos que el amor
á las mugeres , la injusticia , la vio-
lencia , la cólera y la presunción
pueden producir ? Pero este insigne
Poeta no tan solamente sobresale en
representarnos las desdichas á que
conducen las pasiones, sino que tam-
bién desempeña admirablemente el
pintar las virtudes con todos sus
adornos y atractivos. Quando vemos
á un anciano venerable por su edad
y su experiencia , escuchando siem-
pre con atención y respeto ^ á un
Héroe á punto de ir al combate, ha-
cer la mas tierna despedida de su
Jiijo y de su muger, y temer la suer-
te de los dos , quando la suya pro-
pia no le causa el menor sobresalto^
á dos guerreros prontos á llegar á
las manos, reconocer que son hijos
de
(LI)
de dos hombres que se estimaron re-
cíprocamente , y respetar el uno ea
el otro el afecto de sus padres ^ á
otros dos al salir de la pelea , des-
pués de haber desempeñado con el
mayor valor lo que debían á su pa-
tria y á su gloria , exercitar con igual
generosidad lo que el uno al otro se
deben , y separarse habiéndose lle-
nado de expresiones amistosas y de
regalos ; á dos de los mas esclare-
cidos Héroes del Exército , aunque
descontentos , apresurarse para ha-
cer buen recibimiento á los Diputa-
dos que les envian , ocuparse ellos
mismos en los ministerios mas pe-
queños , que otros de menos gran-
deza de alma, hubieran fiado á otras
personas , y ennoblecer las mas viles
ocupaciones con la magnanimidad
con que se humillan y se emplean
en ellas 5 al mas activo é intratable
de todos los hombres , olvidar sus
resentimientos personales para cor-
rer á la venganza de su amigo muer-
to ^ y después de haber dado satis-
facción á la amistad conceder el ca-
D 2 da-
(LÍI)
dáver del vencido á las lágrimas de
un padre , y respetar la desgracia
de un enemjp;o ¿ cómo no nos podrán
mover tales exemplos de atención,
de decoro , de ternura conyugal y
paternal , de generosidad , de mag-
nanimidad , de amJstad y de huma-
nidad? Por eso decia ^Aristóteles, que
la Poesía era mas instructiva que la
Historia: y Horacio, que de todos
los Maestros del mundo , el mas ex-
celente era Homero, y que enseñaba
mejor que los dos Filósofos Crisipo
y Crantor , lo que es honesto , y lo
que no lo es. Si Virgilio nos hubiera
dicho : La piedad debe ser la pri-
mera virtud aun en un Héroe ^ es
necesario que se cumplan las obliga -
clones de la naturaleza después de
las de la Religión ^ tm hijo debe ol-
vidarse de sí mismo para no pen^
sar sino en la conservación de su pa-
dre ^ la muerte de los que nos han
dado el ser , no nos liberta de lo que
les debemos ^ tenemos obligación de
renunciar á las conveniencias mas
'agradables , quando se nos dexa oir
la
( Lin )
la voz del Cielo , y nos llama á otra
parte : no habría quien no quedase
enamorado de la excelencia de esta
Moral. Pues Virgilio nos dice todo
esto quando pinta en su Héroe una
piedad constante que nunca se des-
miente f quando nos le representa
atravesando por las llamas por sal-
var á su Padre ; quando le figura
celebrando todos los años juegos mag-
nídcos sobre su sepulcro ^ quando
cuenta. , que emprende el viage de
los infiernos para poder conversar
todavía una vez con él ^ quando le
pinta , que á la prjmera orden del
Rey de los Dioses , dexa á una Rey-
na , con la qual le unen todos los
mas vivos afectos de la ternura y del
agradecimiento.
19. Es cierto que no expresa es-
tas verdades con ostentosos precep-
tos , ni en tono de magisterio^ ¿ pero
dexarán de ser menos propias para
rrover el corazón , porque están pro-
puestas en tono mas modesto ,.y con
mayor arte ? Aunque un Autor no
escriba como Séneca ¿dexará por eso
D3 de
(LI7)
de ser instructivo y moral ? El so-
brado conocimiento que tenían de la
naturaleza estos hábiles Poetas, les
impedia emplear este modo fastuoso
y altanero , viendo que era mas á
propósito para irritar , que para ins-
truir 5 porque ofende á la delicade-
za del hombre , que no solo aborre-
ce que le reprehendan , sino que aun
quando le reprehenden , quiere que
le respeten. Nadie sufre con pacien-
cia que una persona parezca formar
de sí misma tan buena opinión , que
se persuada tener facultad para pre-
dicar abiertamente á las demás 5 pues
con esto mueve á que se crea , que
con su amontonamiento de senten-
cias pomposas , no tanto piensa en
enseñar las buenas costumbres , co-
mo en hacer gala de su entendimien-
to, y qualquiera también siente gusto
en persuadirse á que lleva las cosas
al extremo , y que el grado de per-
fección que propone es superior á
las fuerzas humanas. Algunas veces
se coteja la conducta del Filósofo
con sus máximas, y se nota con afren-
ta
(LV)
ta de él , que la una destruye lo que
establecen las otras. Pero quando en
lina Obra no hace el Autor mas que
exponer sencillamente las acciones
de un hombre grande, evita con eso
todos estos inconvenientes , apartan-
do todo lo que tiene de odioso la
enseñanza ; de suerte , que entonces
ya no son sus lecciones las que nos
instruyen , sino las virtudes de otro^
además de que el exemplo tiene la
ventaja de demostrar la posibilidad
de lo que enseña. Por estas razones
se han valido los Poetas del medio
de los exemplos con preferencia al
de las máximas. Pero aun quando
para ser instructivo un Poeta le fue-
se necesario verter sentencias , no
han carecido de esta especie de mé-
rito los dos de quienes vamos hablan-
do. Es verdad que en esto han sido
parcos , y nada han temido tanto
como el constituirse Pedagogos del
genero hum.ano ^ bien que sin em-
bargo de esto no han desechado ab-
solutamente el método sentencioso.
Se han servido de el con prudencia
I) 4 siem-
( LVI )
siempre que han creído que podía
contribuir á diversificar su estilo, y
á darle mayor alma y viveza. ¿Qué
verdades no se hallan en Homero y
en Virgilio, expresadas de un modo
sentencioso? Si el tiempo me lo per-
mitiera me seria fácil el hacer ver
que los Príncipes y los vasallos , los
Magistrados y los particulares , los
padres y los hijos , y generalmente
todos los estados y condiciones de
la vida tienen con que instruirse en
todas sus obligaciones en las pocas
sentencias de que han sembrado sus
Obras estos insignes Poetas. Es pues
una verdad constante que enseñaron
la Moral de quantos modos puede
enseñarse con alegorías , con exem-
píos y con máximas ^ siendo prefe-
ribles en este punto á los Filósofos
que no emplean sino uno de los tres,
y quizá el peor de ellos, j Y qué se-
ria si haciendo el análisis de las ex-
quisitas Tragedias de Sófocles y de
Eurípides, manifestase yo que tal vez
no ha habido nunca mejor escuela
de virtud que la antigua Tragedia !
Allí
( LVÍI )
Allí era donde en lugar de excitar
al espectador á una peligrosa ter-
nura, se le ponían á la vista las des-
gracias inevitables que traen tras sí
todas las pasiones ^ allí era donde
enseñada la Moral mas severa , bien
lejos de andar buscando pretextos
para excusar las culpas , hacia tem-
blar aun de las involuntarias ^ y en
fin , allí era donde el Coro , que
consti:uia uno Je ios adornos prin-
cipales del espectáculo , no se ocu-
paba sino en glorificar á los Dioses,
y hacer justicia á los hombres , en
ponerse de parte de los buenos con-
tra los malvados , y en pedir por la
inocencia , y hacer imprecaciones
contra el delito. Me seria preciso co-
piar enteramente á Píndaro y Hora-
cio, si quisiera referir todos los gran-
des principios de Pv^oral que se ha-
llan esparcidos en sus Obras. Siendo
tan Filósofos como Poetas , se esme-
ran en perfeccionar el entendimien-
to , y arreglar el corazón ^ en darnos
reglas para gobernarnos así en la
fortuna adversa , como en la favo-
rn-
( LVÍII )
rabie , que muchas veces es mas di-
fícil de sostener que la primera 5 y
en afirmarnos en una feliz tranquili-
dad , libertándonos de la tiranía, del
deseo, y del temor.
20. Pero, dirán , aun falta mu-
cho para que todos los Poetas hayan
hecho igual uso de la Poesía , pues
son no pocos los que la han envile-
cido y deshonrado , empleándola en
las cosas mas infames y desprecia-
bles , y haciendo de ella un tráfico
indigno. La han vendido á la lison-
ja, y la han hecho servir, no solo
para mantener sus flaquezas y des-
órdenes en su propio corazón , sino
también para transmitirlos en quanto
les ha sido posible , y perpetuarlos
en el ánimo de todos hasta el fin
del mundo. Es cierto que no hay
abominación que baste contra estos
corrompedores públicos , que de un
Arte divino han hecho un Arte in-
fernal. Si los hombres doctos que se
manifiestan tan enemigos de las Mu-
sas no combatiesen sino esta especie
de Poesía , al instante nos uniríamos
n
(LTX)
á ellos para clamar contra el abuso.
Pero sus rodeos y modos indirectos
dan lugar á creer que quieren mal
al Arte en sí. Expliqúense , pues , y
dígannos quál es su verdadera inten-
ción. ¿ Pretenden acaso que la Poe-
sía es mala en sí misma ? No puedo
creer que tengan tal pensamiento,
porque es principio incontrastable,
que una cosa mala por su naturale-
za , no puede s^r buena en ningún
en so : y no se puede negar que la
Poesía és buena muchas veces. Era
preciso ser de un humor demasiado
acre para vituperar tantas produc-
ciones excelentes , que solo se diri-
gen á corregir las malas costumbres:
y ser tam.bien sobradamente libre é
impío para condenar aquellos her-
mosos pasages de Poesía que se ha-
llan en la Sagrada F^scritura. Lo que
pueden , pues , pretender en razón,
es que se ha abusado muchas veces
de la Poesía. ¿Pero acaso basta esra
razón para condenarla ? ¿ No se ha
hecho también abuso de la Prosa ?
Yo me atrevo á decir que esta ha
pro-
(LX)
producido todo lo mas pernicioso
que se ha escrito contra la Religión
y las buenas costumbres. En todos
tiempos el error , la hercgía , el 11-
beríinage, y la impiedad se han ser-
vido de ella para establecer sus de-
testables máximas. ¿ Se inferirá de
aquí , que no es lícito escribir en
prosa ?
2 r. Se abusa , dicen , de la Poe-
sía , ¿ y de qué no se abusa ? todos
los dias se hace mal uso del pensa-
miento , y del hablar: ¿nos han de
reducir por eso á que ni hablemos,
ni pensemos ? ¿ Qué diremos de las
cosas mas santas y respetables ?
¿Quién ignora que están expuestas
á las profanaciones , y á ios sacrile-
gios ? ¿ Habrá que desterrarlas del
mundo , porque hay hombres teme-
rarios que se arrojan á violarlas y
á despreciarlas ? Seria , pues , injus-
to condenar la Poesía , porque ha
habido Poetas que han abusado de
su habilidad , y se han servido de
ella para eternizar la memoria de
sus disoluciones y de sus vicios. Es
co-
( LXI )
como si se quisiera destruir la Pin-
tura , por haber visto Pintores que
han abusado del pincel , y le han
prostituido al desorden y al infame
capricho. Si Caraci ha escandaliza-
do el mundo con la inmodestia y
deshonestidad de sus figuris ¿no lo
han edificado Rafael, Gíüdo y Pous-
sin , poniéndole á la vista los mas
bellos sucesos de la Historia Sa-
grada y Profana , Eclesiástica y Ci-
vil ? Por algunos Quadros que re-
presentan acciones infames ¿ quántos
tenemos que las representan hones-
tas y virtuosas ? Digamos lo mismo
de las Obras en verso. Para algunas
que causan impresiones perniciosas
I quántas hay que las causan saluda-
bles ? Compensemos unas con otras,
opongamos á las infamias que se
hallan en Catulo , en Ovidio y en
Marcial , la Moral pura que se con-
tiene en los versos de Teognis , de
Focílides, y de Pitágoras ^ á las va-
gatelas y frioleras de que algunos
han llenado sus Obras , los Poemas
graves y magesLuosos de Homero y
de
( LXIT )
de Virgilio , y las Odas brillantes y
magníficas de Píndaro y de Hora-
cio ; á las Canciones libres , y á los
Cuentos lascivos que se han com-
puesto en nuestro tiempo , el libro
de la Imitación de Christo en verso
por Corneille , el Poema de la vida
del mismo Jesu- Christo por Andilii,
las Poesías Sagradas de Godeau , y
las hermosas Estancias de Racan y
de Mal herbé. O pongamos finalmen-
te á todo quanto mas peligroso ha
producido la Poesía , el Libro solo
de los Salmos , y los dos Cánticos
de Moyses , Obras dictadas por el
Espíritu del másmo Dios , las quales
hablan del Ser Supremo con una
magestad proporcionada á la gran-
deza del asunto , y nos dan á todos
reglas de conducta para qualquiera
situación en que se digne ponernos
la Providencia , y que serán la eter-
na justificación de la Poesía contra
los vanos sofismas de los que la com-
baten.
22. Réstame hacer ver que los
medios de que se vale son legítimos:
lo
( LXÍÍI )
Jo que procuraré fundar en pocas pa-
labras , respondiendo á las objecio-
nes de Platón. La primera es , que
la Poesía tiene el fin de agradar á
la imaginación. Pero no temo ase-
gurar que aquí confunde este grande
hombre el medio con el fin. El de
la Poesía no es el de agradar á la
imaginación, como éí lo afirma, sino
el de instruir é ilustrar el entendi-
miento. Pero estando el hombre com-
puesto de alma y cuerpo, ha mani-
festado la experiencia , que por una
conseqüencia necesaria de la unión
estrecha que hay entre ambos, uno
de los medios mas seguros para ir
al entendimiento, es el de pasar por
la imaginación. Se ha observado que
las mas sólidas verdades no hacian
la mayor impresión quando se pro-
ponian de un modo desnudo y sen-
cillo ^ por cuyo motivo se ha discur-
rido el vestirlas de adornos , y se ha
procurado hacer que pase lo útil á
la sombra de lo agradable. Lo que
únicamente se ha de examinar es si
este medio tiene algo de malo en sí:
lo
( LXÍV )
ío que parece no dirá ninguno , sea
que se reflexione la práctica de to-
dos los siglos , ó que se considere
nuestra natural constitución ^ pues
habiéndonos dado el Autor de la Na-
turaleza una imaginación , su inten-
ción sin duda fué , que de ella hicié-
semos algún uso , y mucho mas que
lo hiciésemos bueno. ¿ Y qué mejor
que sirviéndonos de ella para intro-
ducir la verdad en el entendimiento
y en el corazón V Así vemos que los
sugetos que ha habido en el mundo,
ya Oradores, ya Historiadores, ó ya
Filósofos, de qualquier Pais, de qual
quier tiempo , y de qualquier Reli-
gión que hayan sido, no han hecho
escrúpulo de usar de un artificio tan
inocente y tan útil. Han empleado
sin reparo en sus escritos los circun-
loquios , las figuras , los movimien-
tos y la riqueza de la expresión , y
el número y cadencia de los perio-
dos , que todas son cosas que depen-
den de la imaginación. Ninguno ha
icreido que hubiese obligación en
conciencia de escribir de un modo
ay-
( LXV )
ayrado y desagradable. ¿Quiere aca-
so Platón formar una causa á los Es-
critores mas insignes que ha habido
hasta ahora ? Pero de todos ellos
ninguno hay que deba menos que él,
reprobar este medio , porque ningu-
no hay que se valga de él , ni con
mas freqüencia , ni mas felizmente.
Es de admirar que este mismo Pla-
tón que tanto se enfurece contra ía
Eloqüencia y la Poesía , sea qui-
zá entre todos los hombres el que
mejor conoció la belleza de una y
otra, y que supo emplearlas mas bien.
Y ciertamente ¿ quién ha sido mas
eloqüente que este grande hombre ?
=% i No poseía en supremo grado to-
das las qualidades que constituyen
un Orador ? ¿ Donde se encuentra
mayor elegancia, mas variedad, mas
dulzura, mas persuasiva y mas des-
treza ? ¿En qué escritos se hallan
mas gracias y atractivos de los que
constituyen el principal mérito de las
Obras Poéticas que en los suyos?
Fácilmente se ve en su prosa : tanto,
E que
( LXVI )
que la antigüedad le censuraba de
que su estilo era demasiado Poético,
y por esta razón le llamaba el Ho-
mero de ¡os Filósofos: y así como han
dicho de él , que nadie habia escrito
con mas eloqüencia contra la misma
Eloqüencia ^ se pudiera decir tam-
bién que nadie ha escrito mas poé-
ticamente contra la Poesía. Es, pues,
una verdad constante que Platón se
propone, tanto y masque otro, agra-
dar á la imaginación ^ lo qual es
loable , porque él no se detiene en
esta facultad del alma , sino que se
sirve de ella como de un camino pa-
ra llegar hasta el entendimiento. No
condene , pues , un medio de que ha
creido serle lícito servirse^ y permi-
ta á los demás lo que él se permite
á sí propio.
23. El segundo delito de que
Platón acusa á la Poesía , es que ex-
cita las pasiones. ¿ Pero quién no sa-
be que solo el moverlas no es ningún
mal, y que antes es un bien moverlas
acia sus verdaderos objetos ? La Fi-
lo-
( LXVII )
losofia parece que se ha propue<:to
aniquilarlas: pero por mas esfuerzos
que ha hecho , no ha podido salir
con su intento. El hombre sin pasio-
nes es up.a chimera. El corazón hu-
mano está hecho de modo que es
necesario que ame y aborrezca 5 que
se admire y se enfade ^que espere y
que tema. La Poesía , pues, mas cuer-
da en esto que la Filosofía , piensa
en arreglar lo que no es posible des-
truir. Como no puede quitarnos aque-
llos diversos afectos, que están inse-
parablemente inherentes á nuestra
esencia, procura á lo menos hacerlos
tomar el curso que deben seguir , y
ponerlos en orden. Se ocupa en for-
tificar en nosotros el amor al bien,
y el aborrecimiento al mal ^ á lle-
narnos de admiración de las buenas
acciones , y de indignación contra
las malas ^ á resucitar nuestras es-
peranzas , representándonos la vir^
tud siempre premiada ^ y nuestros te-
mores , pintándonos siempre castiga-
do el vicio.
E 2 Fi-
( LXVIIÍ )
24. Finalmente , Platón reprue-
ba^ la Poesía, porque es una imita-
clon : y aun parece que este es el
fundamento de toda su doctrina. In-
siste en esta razón como en la mas
fuerte , aunque yo me atrevo á decir
que no es la mas inteligible. Porque
I qué es lo que pretende este Filó-
sofo ? ¿ Piensa acaso que toda imita-
ción es viciosa ? Pues ¿qué es lo que
impide que una imitación pueda te-
ner el grado de perfección que la
conviene , dirigirse á un buen fin , y
producir buenos efectos ? Y así de-
fendemos contra él , que la Poesía es
una imitación de esta especie ^ y si-
no enséñenos el mismo Platón ¿ que
debemos pensar de sus Diálogos ?
¿Por ventura no son estos unas imi-
taciones que nos representan al na-
tural aquellas doctas y cultas con-
versaciones, donde personas sabias
ventilaban el pro y el contra, y unian
su instrucción para descubrir mejor
la verdad ? ¿ Qué pueden tener de
nialo semejantes imitaciones ? ¿ Y á
don-
(LXIX)
donde vamos á parar si se destierra
del mundo todo lo que Platón entien-
de por esta palabra? En ella incluye
generalmente todas las Artes , así las
que se dirigen á cultivar el entendi-
miento , como son la Eloqüencia, la
Poesía , la Historia y la Gramática,
com.o también las que tienen por ob-
jeto un recreo y entretenimiento ho-
nesto , como la Pintura , la Escultu-
ra , la Música , la Danza , y las que
son mas necesarias á la vida , como
la Agricultura, la Navegación y la
Arquitectura. ¿Quiere acaso que se
proscriba todo esto en las Naciones
cultas? A la verdad que seria una
extraña especie de República aquella
donde no se permitiese todo lo que él
llama imitación. Según el sistema de
este gran Filósofo, era preciso prohi-
bir todo lo que existe en la natura-
leza, porque atendidos sus principios,
todas las diferentes partes que con-
curren á formar el Universo, no son,
propiamente hablando , sino unas
imitaciones de aquellas ideas eternas
e
(LXX)
é inmutables , que en la creación de
las criaturas sirven de exemplares y
reglas á la Divinidad. No temamos,
pues, decir que una República, qual
es la que imagina Platón, es una Re-
pública ideal. Mientras los hombres
no sean espíritus puros , y mientras
tengan una imaginación y seniidos, es
preciso permitirles que concedan al-
guna cosa á aquella y á estos ^ y lo
mas que puede pedirse es el que no
se haga mal uso de estos. Pero que-
rer que se desapeguen continuamente
de sí mismos, y que teniendo un cuer-
po piensen y obren incesantemente
como si no lo tuviesen , es pedirles
que hagan unos esfuerzos contrarios
á los designios de la naturaleza ^ es
proponerles un grado de perfección,
á que la constitución de su esencia
no les permite alcanzar. Digamos,
pues , de Platón lo que él mismo di-
ce de Homero , quando llega á criti-
carle. Entonces protesta que criado
desde su niñez en la admiración de
■este gran Poeta, no puede sin em-
bar-
( LXXI )
bargo aprobar sus Obras 5 porque,
dice , mas respeto se ha de tener á la
verdad , que á un hombre. Aplique-
mos á Platón sus propias palabras.
Aunque miremos con una veneración
singular á un ingenio tan elevado que
honra á la especie humana 5 aunque
se halle uno poseído de una admira-
ción sincera de la excelencia y subli-
midad de su doctrina ^ con todo eso,
no se puede siempre seguir su dicta-
men en lo concerniente á la Poesía^
porque en la realidad por mucho
respeto que se deba á Platón, mucho
mayor se debe á la verdad.
25. ¿ Podré yo ahora resumir en
dos palabras lo que he procurado
establecer en esta prolixa Diserta-
ción ? Mi ánimo ha sido manifestar,
que toda persona imparcial tendrá
por incontrastables estas verdades;
que la Poesía en sí misma y en su
origen es un Arte divino^ que su ob-
jeto es el mas excelente de todos,
pues es el de instruir á los hombres
deleytándolos , y de mezclar lo útil
coa
»«>
( LXXIí )
con lo agradable 5 que en efecto to-
dos los mayores Poetas que ha habi-
do han llevado esta mira quando
han escrito , que unos en Obras pu-
ramente Morales han predicado la
virtud directamente y al descubierto,
que otros baxo de ficciones y alego-
rías ingeniosas han disfrazado las
verdades mas importantes , que es
preciso confesar sin embargo que ha
habido muchos que se han apartado
de un fin tan noble , y que abusando
de su ingenio y habilidad han escrito
cosas que ojalá no las hubieran es-
crito ^ pero que seria injusto conde-
nar por esta causa todas las Obras
en verso 5 que esto seria confundir el
Arte con el abuso del mismo Arte,
é imputar á la Poesía lo que no debe
imputarse sino á los Poetas.
ms-
INSTIICITCIO WM S
POÉTICAS.
LIBRO PRIMERO.
CAPITULO PRIMERO,
TJe la Poesía en general,
SECCIÓN PRIMERA.
Definición de la Poesía»
1 Jí-Jísta palabra Poesía es griega de origen,
y se deriva de un verbo griego que en nuestra len-
gua significa hacer , o crear. De aquí es _, que el
Arte i'oéúca es un arte de hai.er ^ crear ^ ó in^
mentar ^ y por eso el Poeta es hacedor , cr^^ dor ,o
inventor : pues á Ja acción que elige para ra atería
de un Poema , la da una forma ciertamente nue^-
va , que consiste en la disposición artificiosa, la
qual es toda suya , y creada por su ingenio , ayu-
dado de los preceptos del Arte , que se funda;n
en la razón natural , común á todos los hombres
pasados , presentes y venideros. Y así es , que el
que desprecia estos preceptos , ó se burla de aque-
llos que los siguen j desprecia la razón , y se bur^^
la de aquello que nos distingue de los brutos.
a Pasando á la cosa significada por la palabra
Voesía , se entiende unas veces el ^rte Poética,
y Otras veces toda Obra , ó Poema compuesto se—
A • ¿un
C INSTITUCIONKÍ POETICES.
gun el mismo Arte. I.a Poesía , pues , en la sig-
nificación de Arte Poética , se debe definir : Vna
colección de reglas , tomadas de la razón natural,
y exactas observaciones , con que el I >: genio es ayu-
dado para cotpponer con perfección aigun Poema.
En la segunda significación del vocablo Poesía se
entiende el uso y práctica de las reglas del Arte.
J' 3 Aquí na vanrios á tratar del modo de com-
poner un Arte Poética , que es el primer signifi-
cado de la voz Poesía , sino de la práctica del
Arte ü obras poéticas , que es el segunda signifi-
cado : y en este sentido se difine la Poesía ; l7ni-
t ación de las acciones humanas en verso , y con
ficción. En ser imitación , conviene con IciPiniuraf
la Música , Bayle miniico , y demás facultades imi-
tadoras : y en serlo en verso , se distingue de to-
das ellas. Qiiando decimos, que imita las accio-
nes humanas y no intentamos excluir otros objetos
existentes , ó posibles 5 sino poner como su obje-
to primario las acciones humanas. Y la razón es,
porque la Poesía entra á la parte de las ciencias
Moral , Política y Civil , las quaies tienen por ob-
jeto principal la felicidad de los hombres, la qual
principalmente consiste en sus acciones. Y por tan-
to , aunque también imita la índole , genio, y ca-
racteres de las personas , no son estas cofas su ob-
jeto primario j pues nada hacen para la utilidad
y felicidad de los hombres unidos en un cuerpo
político , los caracteres , índole ó genio , si no es-
tan en exercicio , y se representan mediante las
acciones. Es doctrina de Aristóteles (i), conforme
á la qnal dice Juvencio (a). Poesis non tam moreSf
quam act iones primario , (^ per se imitatur.
4 Y como las acciones humanas se pueden
considerar en univers-al y en particular ^ esto es,
ó abstraídas de las personas , ó contraidas á ellasj
por
<i) Poet. cap. 4.
(3) iDst. Poet. lib. I. cap. t.
Z I S R o X. ñ
por eso dice Aristóteles que la Poesía es imita-
ción de lo universal y de lo particular. La idea
de jt4íticia f es una ¡dea ««/■u^r ja/, porque pres-
cinde de este , y del otro individuo , y es común
á todos ellos por su aptitud á hallarse en todos.
La idea de Justo , es una idea particular , porque
expresa un particular y determinado sugeto que se
dice justo. La Poesía , pues , ¡mita las acciones
humanas en universal , y en particular j esto es,
imita unas , no como realmente fueron , sino co-
mo debieran ser ; y otras como realmente fueron.
Acaso ^neas no seria tan piadoso , magnánimo,
valiente , y constante como le pinta el Poeta;
pero es loable y muy ingeniosa la pintura coa
que en la persona de ^neas nos retrata ¡a piedad,
magnanimidad , fortoleza y constancia , como vir-
tudes de que deben estar adornados todos los Prín-
cipes, aun quando se quiera suponer que iEneas
careciese de tan ilustres prendas.
¿ Últimamente se dice que Ja imitación ha de
ser con ficción j circunstancia esencialísima de to-
do Poema j como que la ficción nada menos es que
la forma , ó disposición artificiosa del Poema , co-
mo se dirá en su lugar, y lo declara el verbo
fingo , de donde se deriva , el qual significa ha-
cer , formar , disponer. Lo que no tuvo presente
el Maestro Feijoo , quando se empeñó en poner á
Lucano sobre Virgilio, entendiendo "por ficción lo
mismo que ent¡ende el \-v!go en la voz mentira ¡ó
fingimiento j y dando una idea Igualmente equivo-
cada á la palabra /j^z^/fl , que en el arte poética
tiene el mismo sentido que la de ficción ; esto es,
forma ó disposición de un Poema.
A 3 SEC-
^ t7i^STITUCl02VMS FOETJCjíS»
SECCIÓN II.
De la materia de la Poesía,
1 „S_Ja materia de la Poesía , una es remofa,
y otra próxima. La remota no se contiene dentro
de Jimites íixos , sino que se dilata tan ancha-
mente como la de la Oratoria , que discurre y
habla sobre qualquier objeto. La próxima , son las
acciones humanas , ó como ellas fueron , ó C07na
pudieron ó debieron ser : esto es : las acciones hu-
manas consideradas (como se dixo arriba) enuni-
versal , y en particular,
1 Esta materia pues unas veces deberá stt
verdadera , y otras veces bastará que sea verisí-
mil ó posible. En los Poemas Épico y Trágico, y
en algunos menores , como en el GenethliacOj
Epicedio , Epinicio , &c. debe la materia, ó ac-
ción principal ser verdadera , no precisamente en
todas sus circunstancias y accidentes , sino en el
fondo j y de esta suerte le queda al Poeta siempre
mucho campo para cumplir con su oficio , exer—
citando el ingenio en creiir , ó inventar todo aque-
llo que convenga á Ja forma y debida disposición
del Poema , v. g. los Episodios , Sentencias , Re—.
conocimientos, Dicción, Narraciones, Descrip-
ciones, orden y colocación de sucesos, y los de-
más adornos . que hacen útil y deleytable la
Poesía.
3 En la Comedia , Égloga , y otros Poemas á
este tenor , tiene el Poeta arbitrio , y amplia li-
cencia para fingir enteramente , ó crear de nuevo
la materia y acción j debiendo poner un sumo cui-
dado en que ya que sea falsa , sea en todas sus
circunstancias y en sí misma verisímil. Y no es
'aaenester que esta verisimilitud sea siempre aéso-
Zi I B n o T. J
Juta ; pues á veces bastará que sea respectiva ; es-
to es , con relación á la situación y opiniones re-
ligiosas, y culto que profesan los personages del
Poema. Y así son verisímiles en esta suposición,
los prodigios que refiere el Poeta , de la baxada
de ^neas al Infierno , de la conversión de sus
Navios en Nynfas marinas, y otros innumerables
portentos que los Idolatras creían de sus falsos
IDioses y Héroes.
SECCIÓN III.
De la forma de la Poesía,
T JLuia. forma d'é la Poesía es la ficción ó /«—
hala y en el sentido que se dixo en la Sección pri-
mera. Por lo qual constituye la naturaleza de la
Poesía de tal manera , que sin ella ni hay Poesía,
ni nadie puede llamarse Poeta. En los compues-
tos artificiales no hay mas forma que la que les dé
el arte. De una misma materia de nogal, v. g. ha-
ce un artífice varias cosas , que solo se distinguen
entre sí por la forma que reciben del arte , y las
constituye tales, como se ve en una mesa , pape-
lera , &c. Así también de una misma acción ó
materia puede un Poeta componer una Tragedia
y un Poema Épico , que entre sí se distinguirán
solamente , y serán esencialmente tales por la di-
ferente ficción ó fábula, que no es mas que la
disposición y forma recibida del arte , según Aris-
tóteler. (i). Definió Fabular^i es se covipositionem
rerum. Aun se hará mas palpable esta doctrina con
el siguiente símil , de que usa Aristóteles mas de
una vez. Propóngase pintar á Sócrates : la ínateria
de la pintura es el mismo Sócrates , que ha de ser
re-
(i) Lib. 6. cap. 4.
A3
(5 JlVSTjlLrCIOJVES POKTT^AS.
retratado. Pues éste represente la materia de la
Pcesia. La descripción y dibuxo del cuerpo , acti-
tud , proporción y conformidad de sus miembros,
es la forma de la pintura. Pues compárese esta
forma á la fábula ó ficción de la Poesía. La varie-
dad de colores y su justa distribución , son los
adornos del Quadro. Pues represéntense en estos
ios adornos de la fábula , como son los Episodios f
y demás que señalaremos después.
1 Esta fábula , ficción , disposición , d forma
artificial (que todo es lo mismo), debe ser ex-
quisita ; y en los Poemas mayores , como el Épi-
co , y Trágico , magestuüsa y magnífica. No al-
canza á esto un ingenio vulgar , desnudo de cien-
cia, critica, observación de la naturaleza , discer-
nimiento de caracteres , conocimiento del mundo
y de sus usos y costumbres j y que solo pone su
cuidado en hacer versos , como siente Hora-
cio (i).
:::::::: Ñeque enim concludere versum
Dixeris esse satis : ñeque siquis scribat , uti noSj
Sermoni propriora , putes hunc esse Poetam.
Ingenium cui sit , cui niens divinior , atque os
Magna sonaíurum, des nominis hujus honorem.
Aquí se ve que no son Poetas todos los que es-
criben versos j y que muchos desdoran y afrentan
la Poesía , por meterse en lo que no saben , fia-
dos en la vana presunción de quatro versillos ó
coplas , que lograron la aprobación de algunos
aduladores o necios , que con sus alabanzas los;
infatuaron y aumentaron su amor propio , y ciega
satisfacción y temeridad. No debe , pues , llamar-
se Poeta , sino intolerable versificador y coplero,
el que sin cuidar mas que de la cantidad de las
sílabas y medida de los pies , trata el asunto fri-
volamente , sin substancia , ni ficción poé-
tica.
To-
(l) sátira 4.
Z Z S RO T. 7
3 Toda ficción poética ó fábula consta de va-
rias cosas , que se llaman adornos , los quales por
lo general son siete : es á saber : Peripecia , ó
mudanza impensada y repentina de situacionj
^nagnorisis , ó reconocimiento inesperado de per-
sonas i Episodio , Machino , Caracteres de per-
sonas , Sentencia y Dicción. La Epopeia y Tra-
gedia deben brillar con todos estos adornos i los
otros Poemas menores con algunos. Quando trate-
mos de los Poemas en particular , diremos que
especie de ficción y adornos convenga á ca-
da uno.
4 No será fuera de propósito el prevenir
aquí , que todo Poeta tiene libertad de usar de la
ficción también en el sentido vulgar de fingimiento^
ó cosa puramente ideal, que solo existe en su mente;
siendo en esto igual a Its Pintores , que se atre-
ven á todo, y pintan lo que quieren j con tal que
no sslgm de ios términos de la verisimilitud , y
no compongan entes ridiculos y monstruosos, como
los enfermos delirantes , según lo advierte Hora-
cio (i). Y así agradan mucho las personas fingi-
das ó ideales que los Poetas antiguos introducen
muchas veces en la Epopeia , Tragedia , Come-
dia , Bucólica y y Sátira.
5 Ni tiene poca gracia y dignidad el atribuir
alma y voz á las cosas inanimadas y mudas,
como quando los Poetas introducen á Roma , el
Tiber , el Tajo hablando ^ y personalizan (digá-
moslo asi) las Artes y Ciencias. Es muy poética
la pintura con que Lucano representa la Patria,
hablando á César en el lib. i- de su Phar-
salia.
Ingens visa Ducí Pairice trepiJ antis imagOy
Clara per obscuram vultu mcestissima nocíem,
Turrigero canos effundens vértice crines y
Ccesarie lacera , nudisque adstare lacertis,
Et
Epist. ad Pisones.
A 4
S IN-STITUÓlOl^ES FOETlCuiS.
"Pt geniitu per mista toqui : ¿jC^«o tenditis ultral
^Quo fertis mea signa y viri^ si jure venistis,
St cives , huvusque Hcet.
Es también muy poética y bella la ficción con
que Horacio (i) representa á Nereo , Dios mari-
no , anunciando al adúltero Paris, quando navegaba
con la hermosa Helena , los males que le sucede-
rían á él y á Troya su patria , por aquel rapto
y perfidia , que deberían vengar todos los Í*rinci-
j)es de Grecia.
Pastor cum traheret per freta navibus
Idaeis Helenam perfidus hospitam.
Ingrato céleres obruit otio
Ventos , ut caneret fera
Nereus fata. ,,Mala ducis avi domum,
„Quam multo repetet Graecia milite,
j^Conjurata tiias rumpere nuptias,
,,Et regnum Priami vetus.
„Eheu quantns equis ¡quantus adest virls
5,Sudor! quanta moves fuñera Dardanae
„Genti! Jam gaieam Pallas, & ^Egida,
- , . ,,Currusque , 6i rabiem parat.
^'jNequidquam Veneris praesidio ferox
3,Péctes cssariem , grataque fceminis
„Imbelli cithara carmina divides:
i"'„Nfquidquam thalamo graves
jjHastas , & calami spicula Gnosii
5,Vitabis , strepitumque , & celerem sequi
,,Aiaccm : tamen , heu ! serus adúlteros
, , Crines pulvere coliines. -h- 2£i ! -
,,Non Laertiadem exitium'tuae' ' "''
,,Gentis , non Pyiium Nestora respicis?
,,Urgent impavidi te Salaminius
jjTeucer , te Sfhenelus sciens
jPugnas j sive opus est imperitare equis,
, jNon auriga piger Merionem queque
Nosces» Ecce furit te reperire atrox - -'
•^ „Ty-
(i) Odars, lib. r.
Z. J B RO I. p
jjTydides melior patre^
j, Queni til , cervus uti vallis ia altera
^, Visum parte lupum graniinis inimemorj
„Subliaii tiigies mullís anhelitu,
„ Non hoc poliicitus tuas.
5, Iracunda diem proferet Ilio,
„ Matronisque Phrygum , classis Achüleí,
„ Post certas hienies uret Achaicus
,, Ignis Iliacas domos.
Tambicn es muy poética la Profecía del TajOy
en qne Fr. Luis de León se propuso imitar es-
ta misma Oda de Horacio , anunciando al Rey
Don Rodrigo los males y desastres que le sobre-
vendrían á él y á todo el Reyno , por su cie-
go amor á la Caba.
Folgaba el Rey Rodrigo
Con la hermosa Cabá en la ribera
Del Tajo sin testigo.
El Rio sacó fuera
El pecho , y le liabló de esta manera.
„ En mal punto te goces
„ ¡Injusto forzador! que ya el sonido
5, Oigo , ya , y las voces,
5, Las armas , y el bramido
„ De Marte , de furor y ardor ceñido.
,, ] Ay ! esa tu alegría
„¡Qué llantos acarrea! y esa hermosa
j, (Qne vio el Sol en mal dia)
j, A España, ¡Ay! ¡quán llorosa!
„ Y al cetro de los Godos ¡quán costosa I
,, Llamas , dolores , guerras,
j, Muertes, asolamientos, fieros males
5, Entre tus brazos cierras,
„ Trabajos inmortales,
, A tí , y á tus vasallos naturales;
,, A los que en Constancina
„ Pompen el fértil suelo j á los que baña
j. El Ebro ^ á' la vecina
„Sansueña, á Lusitana;
10 IT^STITVCION-ES POÉTICAS.
5, Y á toda Ja espaciosa y triste España.
„ Ya dende Cádiz llama
5, El injuriado Conde (á la venganza
,, Atento , y no á Ja fama)
5, La bárbara pujanza,
„ En quien para tu daño no hay tardanza.
,, Oye que al Cielo toca
5, Con temeroso son la trompa fiera,
5, Que en África convoca
„ El Moro á la bandera
5, Que al ayre desplegada va ligera.
„ La lanza ya blandea
5, El Árabe cruel , y hiere el viento
5, Llaman-do á la pelea.
5, Innumerable cuento
„ De «squadras juntas veo en un momento.
„ Cubre Ja gente el sueloj
5, Debaxo de las beiss desparece
5, El mar j la voz al Cielo
3, Confusa y varia crecej
„ El polvo roba el dia y le escurece.
„ ¡Ay! que ya presurosos
5, Suben las largas naves: ¡Ay! que tienden
j, Los brazos vigorosos
5, A los remos , y encienden
5, Las mares espumosas por do hienden.
„ El Eolo derecho
„ Hinche la beJa en popa: y larga entrada
5, Por el Hercúleo Estrecho
5, Con la punta acerada
„ El gran padre Neptuno da á la armada.
„iAy triste! ¿y aun te tiene
5, El mal dulce regazo? ¿ni llamado,
5, Al mal que sobreviene
3, No acorres? ¿ocupado
„ No ves ya el puerto á Hércules sagrado?
„ Acude , acorre, vuela,
j, Traspasa el alta sierra, ocupa el Jilaao.j
5, No perdones la espuela; ., ^x;í13íj.:.:
,N6
Z I S KO I. II
„ No des paz á la manoj
,, Menea fulminando el hierro insano.
„ i Ay , qr-anto de jatiga!
j, ¡Ay! ¡quánto de sudor está presente
„ Al que viste loriga,
,, Al infante valiente,
„ A hombres y á caballos juntamente!
,, Y tú , Éctis divino,
j, De sangre agena y tuya amancillado,
,, Darás al mar vecino
„ ¡Quánto yelmo quebrado! *
„ ¡Quánto cuerpo de nobles destrozado!
,,E1 furibundo Marte
,, Cinco veces las haces desordena
„ Igual á cada parte:
„ La sexta ¡ ay ! te condena,
,, ¡O cara Patria, á bárbara cadena!
Esta manera de componer la usaron también
Garcilaso , Villegas , y otros Poetas Castellanos
de algún mérito. Pero es de notar que tales be-
llezas no deben prodigarse y hacerse muy co-
munes. Es menester tino y discreción , para que
no se hagan ridiculas y despreciables , como lo
son quando se echa mano de ellas para ciertos
Diálogos y Dramas , como Autos Sacramenta-
les-^ Loas y Oc. en que hablan virtudes, vicios,
la noche , el dia , y otras cosas que mortifican
y tienen en tormento al buen gusto y á la ra-
zón ; y es lo mismo que arrojar por la venta-
na todo el menage y adornos preciosos de una
casa. Esto es hacer tocar á quema un Poeta,
cuyo ingenio se abrasa con el fuego de unr. lo-
ca y ardiente fantasía.
6 De lo dicho se infiere lo primero, que á un
Poeta le es indiferente decir cosas verdaderas ó
lalsas , con tal que sean verisímiles 5 á no ser
en les Poemas que citamos atrás, en los quales
debe ser verdadera en el fondo la acción o ma-
teria oue se propone 3 aunque en los adornos pue-
da
14 tN^STITVClOJVES POÉTICAS.
da mezclar lo falso , sin perder de vista la ve-
risimilitud. Lo segundo, que no desmerecen el
título de Poetas los que en sus obras no cuidan
que la acción sea enteramente falsa, y mero par-
to de su imaginación. Tan merecedor es Virgi-
lio del nombrtí de Poeta por sus Geórgicas , co-
mo por sus Églogas^ pues aunque en aquellas
solo se propuso una materia verdadera, la tra-
tó con exquisita cultura y artificio , y muy poé-
ticamente , y por tanto no sin ficción ó fábula.
Ahora , pues , trataremos de los adornos de és—
ta en particular.
SECCIÓN IV.
D^ la Veripecia*
I JL eripecia es vocablo Griego , que quie-
te decir, mudanza de cosas á otra situación con-
traria : y por eso la define Aristóteles: Mudan-
za de los acontecimientos presentes á otro esta-
do contrario (i): esta mudanza puede ser feliz ó
infeliz : esto es , de una situación adversa á otra
próspera ^ ó de una próspera á otra adversa.
Exemplo de mudanza feliz puede ser la que se
representa en la Comedia titulada : el Delinqüen-
te Honrado : en la qual el Delinqüente que se
halla para perder la vida en un suplicio , y su
padre (que ya le habia reconocido por hijo su-
yo) en la triste situación de ser su Juez, y es-
perar por instantes ver cumplida la sentencia ca-
pital que contra él habia firmado , pasan en un
momento , y quando menos lo esperan , á otra
situación contraria y feliz, como la de llegarles
el perdón del Rey oportunamente , y en térmi-
nos
U) Arist. c. 9. Poet.
nos honrosos, que los llenó de regocijo. Semejan-
te á esta Peripecia hay otra en la Comedia que
se titula: El Desertor: y en otras muchas, Exem—
pío de mudanza infeliz es la famosa de CEdipo.
Un Mensagero de Corinto suplica á (Edipo Rey-
de Tebss, que se digne admitir también el Rey-
no de Corinto , que por general consentimiento
]e ofrecían los ciudadanos después de la muerte
de su ReyPolybio. Rehusa CEdipo partir á aque-
lla Ciudad , temeroso de que en ella se cum-
pliese el Oráculo de mancharse en horrendo in-
cesto con su madre, que creia era Merope, viu-
da de Polybio. Empéñase el Mensagero en librar-
le de semejante temor diciéndole tales cosas , que
por ellas comprehende CEdipo que ya se habla ve-
rificado el Oráculo del temido incesto con su ma-
dre iocasta , y que su padre Layo habia sido
muerto á sos manos» De esta impensada noticia
concibe una tristeza tan extraordinaria, que ha-
biéndose sacado los ojos , se resuelve á vivir el
resto de sus dias vagabundo y desterrado de su
Reyno , mudándose repentinamente su próspera
fortuna en un cúmulo de calamidades.
a La Peripecia, pues, como cue es uno- de
aquellos adornos con que la Poes.a sorpreheade
maravillosamente los ánimos , y pone en movi-
miento los afectos , especialmente aquellos que
se avivan mas entre la esperanza y el temor, de-
be tener tres qualidades necesarias para lograr su
fin : Primera , que la mudanza de "-i'uacion , y
fortuna sea grande j bien sea de e:tado feliz a
infeliz, ó de este al feliz. Segunda, que esta mu-
danza sea impensada y repentina: de manera qie
fuera de toda esperanza sobrevenga el trastorno
de la fortuna , sucediendo á la ak griA el susto
y terror^ ó al terror la alegría. Tercera, cue
ia mudanza y trueque de fortuna sea v^risín 'i,
y no disparatada, como los delirios <jue ví- >..
en muchas íí o velas. Comedias é Historjet^rf^^ ;. ■
14 INSTITVCIOIVES TO-ETICAS'
didas en un molde semejante al de la Historia
de Cario Magno y doce Pares de Francia , y
otros Libros de Caballería. Quodcumque ostendis
tnihi sic , incredulus odi (i). Es excelente Peri-
pecia la de la Eneida (2). Habiendo los Troya-
nos arribado á Italia , saliéndoles todas las co-
sas con prosperidad , y á medida de su deseo;
despachados los Mensageros por Latino, Rey de
aquella tierra j y quedando concertado con La—
vinia su hija el casamiento de iií.neasj Juno lle-
na de ira todo lo muda y lo trastorna , y en
medio de una paz y tranquilidad suma , excita
y mueve de repente una suma oposición, y guerra
sangrienta contra los Troyanos , que nada de es-
to se pensaban..
SECCIÓN V.
De la Anagnorisis^-
I
I -¿TLí
nagnorisis^ vocablo GriegOj és lo mis-
mo que en castellano reconocimiento , ó como di-
ce Aristóteles (3). Mudanza desde el estado de
no conocer al de conocer. Por lo qual en quan—
to adorno poético se define ; reconocimiento r^—
cíproco de personas , del qual nace entre ellas
amistad ó enemistad , y se hacen felices ó infe^
lices. Y así para este adorno de Poesía son in-
dispensables tres circunstancias : primera , reco-
nocimiento inopinado y mutuo de las personas:
segunda, que resulte amistad ó enemistad: ter-
cera, que resulte felicidad o infelicidad. Es ce-
le-
*..; fi) Horar.ad Pisones.
^ í:^V ' i-ib. 7.
S, (4/- Cap. «3. Poet.
1.1 BRO 1, J¿.
lebré él reconocimiento de Orestes, hermano de
Iphigenia , ^ue estando para ser sacrificado por
mano de su misma hermana , á quien él ya no
conocia , y la creia muerta y sacrificada á la
Diosa Diana ^ exclamó que él moria en la mis-
ma forma que su desgraciada hermana. Por es-
tas palabras viene Iphigenia en conocimiento dé
■que es aquel su hermano Orestes : y con esto,
de común acuerdo huyen ambos, librándose Ores-
tes del sacrificio á que estaba destinado , é Iphi-
genia de la dolorosa necesidad de executar co~
rao Sacerdotisa tan detestable ministerio,
a Como el reconocimiento puede ser doble ó
simple : esto es , recíproco , quando dos perso-
nas se conocen una á otra : y sencillo , quando
una reconoce á la otra , sin que ella sea tam-
bién reconocida; es claro , que en la definición
hemos, puesto solamente el reconocimiento doblep
ó recíproco; porque ese es el mas poético, co-
mo que excita ccn mayor vehemencia los afec-
tos. Y si el reconocimiento fuere (como es lo
común ) implexo ; esto es , que envuelva Peri-^
peda, ó mudanza de fortuna, entonces será un
adorno de doble aprecio. El reconocimiento pue-
de suceder de muchos modos , que se pueden
ver en Heinsio (i), y son fáciles de hallarse
por qualquiera dé mediano ingenio, que obser-
ve lo poíible , y verisímil en los acontecioiiea-
tos de la vida.
(i) Lib. de Trag. coostltut. C. 6.
S£C«
SECC ION VB
Bel Episodio,
77
pisodio es voz Griega , que quiere de-
cir cosa añadida al cántico. Y así trasladándo-
la á la Poesía se define: una nccion añadida y
secundaria , que con cierta proporchn y conexión
necesaria se junta á la acción principal. De aquí
es que las narraciones , descripciones y compa-«
raciones , como que no sen acciones , tampoco
son Episodios. !En el libro s. de laiEneida no
es Episodio la descripción de Ja tempestad sus-
citada á instancias de Juro ^ , pero lo es la des-
trucción de Troya en el libro i. y la peregri-
nación de iEneas en el 3 , porque tienen sus
acciones.
1 Llámase añadida , ó ( lo que es lo mismo )
accidental, la acción episódica, porque no es
parte de la principal o primaria, la qual pue-
de subsistir por sí sola , sin que se la arrime el
Episodio : como es claro, que pudo ^neas apor-
tar á Italia , y vencer á Turno , sin detenerse
antes en referir la destrucción de Troya , y sus
peregrinaciones ^ por ser ambas cosas unas ac-
ciones accesorias y distintas de la principal d©
establecer su Imperio en Italia.
3 Dicese que el Episociip tenga cierta propor-
ción con la acción primaria ^ porque no debe ser
traído con violencia , ni de muy lejos , ni con
afectación y cuidado , como la Novela : El Cu~
rioso Impertinente en la vida de Don Quijote,
que por ser acción impertinente, y sin propor-
ción con la principal , y traída de muy lejos
con estudio , no puede ser Episodio de aqueila
Sátira Varroniana tan digna ,de elogio por otros
motivos. üi-
I. I S R o Z. IW
4 Últimamente se dice que el Episodio ten-
ga cierta necesidad de estar enlazado con la ac-
ción primaria , de manera que sin incurrir en
falta , no pueda omitirse. Y así Virgilio que can-
taba la acción ilustre de aquel Héroe guerrero
que prófugo por destino de los hados , vino el
primero á Italia , y costas Lavinias desde Tro-
ya , no pudo menos de entretexer en su Poema
el incendio de la famosa , y desgraciada patria
de su Héroe : el qual no debía callar en el Pa-
lacio de la Reyna Dido lo que ya la fama habia
divulgado por todo el orbe j ni la curiosidad de
la Reyna podia dexar de preguntar sobre estas
■ cosas á su huésped , que habia tenido en ellas
gran parte ; ni tampoco podia -Sineas dexar de
satisfacer la curiosidad de una Señora Soberana,
de quien recibía entonces tantas demostraciones
de liberalidad y benevolencia. Vov aquí se ve que
es menester para un Episodio algún motivo , cu-
ya suficiencia ha de ser regulada por la razón , y
juicio del Poeta.
5 Los Episodios , pues , en los términos ex-
plicados , no son los que reprueba Aristóteles (i)
diciendo que no hay cosa mas insulsa j porque el
Filosofo habla de aquellos Episodios inverisímiles
p inconexos con la acción principal.
SECCIÓN VIL
i •
De 1(1 Máquina,
1 JifJLa
■ equina es vocablo bien conocido, y se
na trasladado á significar uno de los adornos de
la Poesía por la proporción con las máquinas ó
tra-
(í) Cap. s. Pcet.
B
I? '^ ZN'STlTVClOZfES PQ-ETICAS.
tramoyas del teatro , de las que se valían los
actores trágicos para el descenso , o aparición de
alguna Deidad que venia en socorro de alguno que
no podía recibirle de los hombres , ni por otro
camino ordinario. Y con proporción á esto , la
Máquina , en quanto adorno Poético , se define:
acción , d un modo de acción superior ó las fuer-
zas humanas , que sirve para salir de un fuerte
apuro , o desatar un enredo indisoluble en el or-
den natural. Asi en la Illada de Humero , ayrado
Aquiles , estaba para retirarse el exército que de-
bia perseverar contra Troya. En este conflicto la
Diosa Minerva , baxando del Cielo , á impulsos
de la Diosa Juno sosiega los ánimos , y deshace
la conjuración de la tropa resuelta á abandonar
aquella expedición.
1 No es preciso siempre que sea visible este
auxilio extraordinario de los Dioses ; y por eso
puede la Máquina , ó Acción extraordinaria di-
ferenciarse en el modo , consistiendo en el influ—
xo de las Deidades : como en Virgilio vemos que
Juno protege ocultamente á Turno, y la hermo-
sa Venus á ^neas.
3 Pero siempre es necesario que el Poeta se
abstenga de Máquina , si hay otros recursos or-
dinarios , y naturales para salir de un apuro y
desatar el nudo según el precepto de Horacio (i);
JVec Deus intersií, nisi dignus •vtndice nodui
Inciderit,
Y así es que Aristóteles tacha la Máquina , que
dexanios dicha , de Homero , por haber este gran
Poeta hecho baxar del Cielo á Minerva sin gra-
vísima necesidad , pudiendo recurrir al medio
natural de la persuasión , y prudencia de alguw
hombre que supiese tranquilizar á ios soldados.
ViS"
• (i) Ad Pisones.
ZI S RO I. Xtt
4 Visto el fin , y naturaleza de la Máquina,
se dexa conocer en qué ocasiones deba usarla un
Poeta : que serán quando se necesite saber lo que
está por venir j quando se intente alguna empre-
sa superior á las fuerzas hiircanas j quando se
quiera salir de un paso , y no hay otro recurso
que á Diüs ; y en otros lances semejantes.
¿ Todo br,ea Poeta deb'.-rá evitar quanto le
sea posib.e el valerse de Maquinas , y prodigios
en que suele aventurarse la te humana , y aun el
gusto el qual suele hallar mas cebo en las acciones
naturales , y posibles á las fuerzas del < omun de
los hombres , que en las prodij^iosas y nada co-
munes , ni semeiantes á las nuestras. Por cu-
ya razón fastidian muchísimo á las personas de
buen gusto aquellos Comediones llenos de .:ramo-
yas , y ridiculos prodigios que suelen represen-
tarse en todos los teatros nuestros y extranjeros,
delevtando únicamente á los que comen naranjas,
nueces y tostones en el teatro , esto es , al popu-
lacho.
SECCIÓN VIII.
De los Caracteres.
T. J."Suquí entendemos por Caracteres las pro-
piedades de las costumbres de los h 'mbres , la
índole y genio de cada uno , disti 'guién^-ose en-
tre sí .conforme á la diversidad de hábitos , pa-
siones , naciones , edad y fortuna : v. gr. por há-
bito puede uno ser justo , benigno , templado:
por pasión , enamorado , iracundo : por luicwny
Griego , Rumano , Español : por edad , niño,
joven , viejo : por fortuna , señor , esclavo , ven-
cedor , vencido , &c. Cada hombre conforme á
estos caracteres suele tener sus costumbres , ea
Ba cu-
na X2VSTITUCI02VES poetices.
cuya pintura consiste este adorno de la Poesía^
como dice Horacio (i) :
jíltatií cujiiíque 7iotand'i sunt tibt moresc >,
Y el Señor Obispo Gerónimo Vida (a). ^
Hinc vnrios moresque hominum , moresque
animantum^
j^ut studia hnparihus divisa cetatibus apta
Effingunt facie verborum , ¿íc.
Uniendo á este adorno poético hasta la descrip-
ción de las costumbres de los brutos , como ei
León , Elefante , Caballo, Perro , Águila , Palo-
ma , &c , que también se distinguen por su ín-
dole propia , y característica.
2 Las costumbres, pues, que según sus propie-
dades y caracteres respectivos han de ser ador-
no de la Poesía , deben lo primero ser buenas;
porque el íin de todo Poema es el de instruirnos
con deleyte y utilidad 5 y nada hay útil como
sea realmente opuesto á la bondad moral : y así
no deben los Poetas introducir personas de cos-
tumbres corrompidas y estragadas , y mucho me-
nos si la persona fuere el héroe , ó primer su-
geto de la acción principal del Poema , por ser
el que se propone para exemplo de las virtudes
que deben imitarse. Pero como lo blanco resalta
n:ucho mas en contraposición de lo negro , ó la
hermosura en contraposición de la fealdad j no
se prohibe absolutamente algún Episodio en que
con arte y discreción introduzca el Poeta algunas
personas de mal carácter , con el indispensable
cuidado de retratarlas de modo que el mismo re-
trato las represente aborrecibles , y merecedoras
del
. (i) Ad Pisones,
(a) Lito. 2. Poet. ?*; . 1
Z.JBROX. «T
3el común desprecio , detestando qualqniera el
seguir tan mal exempio. En este caso las cos-
tumbres malas tendrán una bondad indirecta y
poética , que es el contribuir á hacer mas ama-
ble la virtud , y aborrecible el vicio. Esta es la
razón por que en la yEneida no es culpable la
pintura vivísima de los malvados caracteres de
Sinon , y Mezencio. Y por falta de arte en for-
mar este contraste de caracteres , son .reprehen-
sibles aquellas malísimas Comedias en que entran
traidores , asesinos , vandoleros , majos y majas
insolentes , &c.
3 Lo segundo , deben ser Convenientes , atri-
buyendo á cada persona las que le correspondan
según su carácter , edad, sexo , &c , no pintando
é una muger con 1", intrepidez y valor de Achi-
les , ó con la prudencia propia de Néstor ^ ni á
un niño con el juicio y madurez característica
de un anciano. Y esto es lo que en los lugares
arriba citados encargan Horacio , y Gerónimo
Vida. Es muy diíicil conocer los caracteres de
]os hombres en particular , por el artificio con
que cada individuo encubre su f,en¡o y lo disi-
mula. \0 Jupiter\ exclama Medea en Eurípides, (i)
^por qué diste á los hombres cloras señales para
discernir el oro verdadero del folso-^ y ninguna pU'
siste en el cuerpo humano para distinguir el hom-
bre de bien de el malvado'^ El arte Phigsicnomica
puede hacer caer en juicios temerarios. Las señales
que presenten las acciones exteriores , son las mas
á proposito ; pero no siempre, ni en todos son in-
falibles. Mas nada de esto importa al Poeta,
quien si ha de tratar de un personage verdadero,
cumple con pintarle según el carácter que le dio
la tama y opinión común ^ y si de una pereona
nueva , que solo ha existido en su imaginación,
está en su arbitrio el darla éste , ó el otro ca-
rde-
Ci) Med. vers. si6,
B3
á-2 TATSTITZfeiOJVET POETICES.
i-ácter : en cuyo caso deberá conforme á él des-
cribir sus costumbres : y para hacerlo con acier-
to habrá de observar á los hombres de todas cla-
ses en el trato común ^ leer con cuidado y aten-
ción en los varios y buenos libros de Echica que
tratan de las señales , ó caracteres de las costum-
bres y pasiones ^ y notar las bellísimas pinturas
que se encuentran de esto en los buenos. Poetas
y Oradores ,como también de la índole de los
brutos ; siendo dignas de leerse las que en su ex—
télente obra intitulada Prcedium rusticum , hace
Jacobo Vaniere del Mastin , del Lebrel , del Do-
^o , y otras castas de Perros , de los Bueyes , de
Jas Gallinas , y de los Gallos peleadores , de los
Gansos , de las Palomas , &c.
4 Lo tercero , deben ser iguales y constan-
tes : esto es , que en el principio , en el medio,
en el fin , y siempre sea uno mismo el carácter
que demuestre la persona en sus costumbres , sin
que jamas se diferencie por ellas de si misma:
de manera que si el Poeta fingiere una nueva
persona de la piedad de ^neas , procure que no
decaiga , y se transforme en el carácter de ua
impío. Y estoes lo que nos dice Horacio en los
siguientes versos (i).
Siqidd inexpertum seence committts , S
mides
Personam formare novam ; -servetur ad
■ iniínn
jQualis ab . incepto processerit , i3 sibi
constet.
(i) Epist. ad Pisones.
SEC-
Z.I B ItO t. «3
SECCIÓN IX.
De la Sentencia.
I ,íLJa Sentencia es adorrio comim á los
Oradores y Poetas : por tanto Aristóteles trata
de ella en el Hb. i. cap. 4. de la Retorica , y
cap. 19. de la Poética. Son dos las ideas signifi-
cadas por esta voz : la primera , quando se to-
ma por lo mismo que praposicion indefimda , y
universal : y la segunda , quando se toma en el
sentido de proposición , cor. que se define , y ex-
plica la natioaleza áe una cosa , sus propiedades
esenciales, y las accidentales que dimanan de ellas:
de manera que la Sentencia en este concepto rif>-
ne el oficio de poner en claro lo que se halla
obscuro j dividir lo que está confuso é intrinca-
do ; describir las propiedades , circunstancias , y
adjuntos de las cosas ^ excitar los afectos del áni-
mo con interrogaciones , admiraciones , amplifi-
caciones , &c. Y aunque todo esto es adorno de
]a Poe«^ía , en la qual, no menos que en la Ora-
toria , debe resplandecer la eloqliencia ^ sin em-
bargo de eso , como suponemos al que quiere ser
Poeta , instruido en la Retórica donde esto se
trata de intento , y con extensión , nos ceñire-
iTios á hablar de la Sentencia en el primer senti-
do , por ser su uso mas trascendental , y mas
freqiiente que el de la otra , en los poemas me-
nores , donde los afectos andan mas calmados.
1 La Sentencia , pues , en el primer concep-
to es una proposición sencilla , v breve y no con-^
trchida á circunstancias individuales , ni deter-"
minadas personas , sino pronunciada en general^
sirviéndole de materia la conducta moral di los
hombres, Comy ésta : La justicia es la columna
JÍ4 que
34 IJVSTITirClOJVSS TOKTICAS.
que sustenta la feiicidad áe los Monarcas. Pero
si esta sentencia se amplificase , como pudiera
hacerse , señalando las caucas , describiendo las
propiedades y efectos de esta virtud , y demos-
trando que es mas eficaz y poderosa que los exér-
citos para mantener á un Monarca seguro en su
magestad y elevación , por hallarse interesada
en eso mismo la felicidad de los subditos que le
miran como padre que da á cada uno lo que es
suyo , &c. entonces no seria Sentencia conforme
al concepto en que acabamos de defiairla 5 sino
una proposición compuesta , amplificada , y ves-
tida como la Sentencia tomada , según diximos
en el segundo sentido.
3 La sencillez , ¿brevedad , generalidad y mo-
ralidad son los caracteres de la Sentencia de que
hablamos ; y por ellos conocerá el Poeta la que
hubiere de usar , sin que le sea precisa la dili-
gencia de averiguar las especies en que la divi-
den otros según las denominacior.es de real , per~
son al y intelectual^ moral. Sea de la especie que se
quiera la Sentencia , ó llámese como se llamarej
siempre que en ella se encuentren los quatro ca-
racteres referidos , es lo. que importa al Poeta.
Lo mismo digo que sea , ó no , dicho agudo , jo-
coto ó serio ; pues según la seriedad , jocosidcdf
ó sutileza de la materia de un Poema , lo ador-
nará el Poeta con sentencias serias , agudas ó
jocosas. Pero antes necci-ita tantear la disposición
de su ingenio para saber lo que le esrá mejorj
pues aurque sea fecundo y feliz , puede tal vez
ser muy estéril , y desgraciado en jocosidades y
agudezas.
4 También es de advertir que el uso de este
adorno, ha de ser muy moderado en ei Poema Épi-
co ^ algo mas freqüente en el Dramático , Ly—
rico y Elegiaco 5 y se ha de procurar que en to-
dos S9 oculte el arte , y no aparezca sombra de
afectación , y un prurito pedantesco de filosofar,
ha-
Z. I S R o I. «^
íiaciendo á cada paso papeles de Sócratej , y Sé-
necas , ó de Barbas predicadores en comedia:-, fas-
tidiosas de ingenios mendigantes , y centoneros.
las sentencias son como las flores , las quales
agradan mas quando se ven en el campo nacidas
casualmente , y sin otro orden que el que quiso
la naturaleza , que quando se presentan en un
ramo que forma el cuidado y prolixidad arrifícib-
sa de un Jirdinero. Toda afectación es opuesta
á la sencillez : y ésfa , y no aquella , es amable^
porque es mas cv)nforme á la naturaleza , que se
fastidia del demasiado artificio.
5 Últimamente se ha de evitar , con especia-
lidad en los Poemas serios y grandes , que las
sentencias parezcan refranes , en los quales , aun-
que verdaderos y sentenciosos , se descubren cier-
tas alusiones baxas , y un cierto ayre de vulgari-
dad , que solo podrá tener cabida en alguna Sáti-
ra ó Comedia , en que entran personas cuya fi-
iosofia consiste toda en adagios.
SECCIÓN X.
Ve la Dicción 6 Locución Voética*
I O'i hubiéramos de tratar de la Locuciot^
Poética , atando todos los cabos de las líneas por
donde se alarga , formaríamos un capitulo tan ex-
tenso como un buen tomo en folio ; y tan moles-
to como desproporcionado á los limites de unas
instituciones formadas para muchachos, y mucha-
chos que se suponen bien instruidos en la Gramática,
latina y castellana^ en la Prosodia :i y que culti-
van la RetoricT. con el método y buen gusto que
se requiere. Y así nos ceñiremos á tratar sucinta-
Diente de este adorno de la Poesía , en quanto lo
de-
'^6 lA-^STlTuClOIVES POETICytS.
demos á conocer de modo que qualquiera prin-
cipiante io distinga sin equivocación.
2 Llámase , pues , locución poética aquel mo-
do de hablar que solo á Jos Poetáis está concedido.
Tres son los caracteres mas nobles con que se dis-
tingue el divino lenguage del Parnaso : es á saber,
claridad^ niagestadyy verso.
3 La claridad consiste en la pureza y propie-
dad de los vocablos : y en la buena syntáxis ó
fácil y cómoda colocación de los mismos vo-
cablos.
4 De aquí se infiere lo primero , que no de-
ben admitirse ar'haismos ó palabras antiquadas,
que están en olvido y sin uso : como muchas de
Plauto , Terencio , Lucrecio , Juan de Mena , Ro-
mance del Cid , &c. pero tendrán iugar en los
poemas jocosos y satíricos , siempre que el Poeta
las use con Ja oportunidad y discreción que en Ja
prosa las usa Cervantes en boca de Don Quixote,
para satirizar y ridiculizar los libros de Ca-
ballería.
g Lo segundo , que se han de evitar voca-
blos latinos castellanizados caprichoramente ; y
luas si fueren compuestos, como MandibuUfran—
gibulc ^ Dentifrangibulo ^ y otros , de cuyo uso
resulta la Cultilatiniparla tan gracicsaniente ridi-
culizada por algunos célebres Ingenios Españoles,
que hicieron uso de dichos vocablos con acierto,
y muy buen efecto para desterrarles : con cuyo 'fin
también podrá usarlos licitamente todo buen Poeta
Castellano \ así como el Latino los griegos contra
los GrecutOí óGrecistas , que afectan saber la Len-
gua Griega en sus Poesías Latinas : como gracio—
samecte los ridiculiza el satírico Lucio Sectario
en su excelente obrita de tota Grceculorum hujur
ístatis literatura, ad Gaium Salmeronem , &c.
£n P'illagarcía , arlo de 17^8.
, 6 Lo tercero , que debiendo ser fácil y cor-
riente la syntáxis , no se ha de interrumpir ni
de-
Z. I 3 RO I. 27
dexar pendiente el sentido de la oración con pe-
riodos muy largos, y ( permít:i.seme e,ta voz) ¿?«-
crucijadot , que dexan al que lee , sin saber qué
camino ha de tomar. Algunos Poetas Castellanos
olvidan freqüentemente en sus versos la buena
syntaxis caiteilana , por afectar la latina en la
trasposición de vocablos que tiO es propia de nues-
tra lengua, ni lo sufre el uso , que es el legislador
del bien hablar.
7 La ttiagestad de la dicción poética se fun-
da , según Ari.-.tó:eles (1) , en un modo de decir
superior al familiar y com.m : de manera que en
sentir de Horacio (2) , ro basta que el Poeta en la
composición de los versos tenga pureza y propie-
dad de palabras , sino que rambien ha de tener
una boca en que resuenea ideas grandes ^ ó cerno
suelen decir , ha de tener grandihojiencra : T por
eso (añade este Pneta) suscitaron algunos ¿a ques-
lian de si la Comedia era ó no Poema. _^
quod acer spiritus , £j* vis
Nec ve* bis, nec rebus inest j tiisi qjiod
pede certo
Dejfert sermcni sermo merus.
Y es cierto que el lenguage de la Comedía , (cO'*-
mo se dirá en su lugar) es familiar y humilde,
al tenor de las personas que hablan en ella.
8 De aquí es que el Poeta para hablar con
esplendor y niagestad poética , ha de conocer la
naturaleza y uso de los tres géneros de estilo, su—
i lime , medio , y tenue : de los quales se trata en
la Retorica, en que le suponemos instruido. Y así
bastará advertir aquí , que en unos Poemas caben
todos tres géneros de derir , como en la Epopeya,
que siendo un poema dramático mixto, admite
di-
(2) Cap. 27. Poet.
U) Epist. ad Pisones-
íS XNSTirUClOKrES POÉTICAS.
diferentes clases de personas , que deben hablar
según su respectivo carácter , interés y situación;
y quando hable el Poeta , usará el estilo que cor-
tespondiere á sus narraciones, descripciones, &c.
En la Tragedia por lo general no cabe otro estilo
que el sublime , á causa de la vehemencia de
afectos que hay en ella , y de la elevada clase de
sus personages : Omne genus scripti gravitate tra-^
gedia vincit. En otros poemas alza o baxa el es-
tilo , según la naturaleza de ellos , como se verá
quando tratemos de cada uno en particular. Los
Epítetos ó nombres Apuestos, dan magestad , ó
se la quitan á la dicción poética : y es menester
cuidado y discreción en elegir los que sean mas
propios , y representen ideas nobles y dignas de
los sugetus con quienes se juntan. Los principian-
tes se encuentran hecha esta diligencia en los
muchos Diccionarios que hay de Epítetos , en-
tretanto que llegan á instruirse en la Lógica,
Crítica , Erhica , y otros ramos de la Filosüíía,
que unidos á su juicio natural y exactas observa-
ciones , les suministrarán ideas en abundancia
con casi todas sus propiedades ó notas esenciales
y accidentales : que éstas son los Epítetos , cuya
naturaleza y .significación bien conocida , será una
medicina preservativa de la peste de Ripio que
cunde en los Poetas , que solo cuidan de Henar la
medida del verso , sea por fas , ó sea por ne-'
Jü!.
9 También sirve al esr.lendor y magestad de
la locución poética , si los modos comunes y vul-
gares de hablar se visten de otra forn^.a mas ex-
quisita ó (digamos ssi) pintoresca. \ja Filosofo
diria desnudamente Todos somos mortales : pero
un Poeta dice la misma verdad, pintándola con
vivos colores (i).
la
(i) Fr. Luis de León Traduc. de la Oda 4. lib. i. de Ho-
racio.
: ; : : la muerte amarilla va igualmente
j,A !a choza del pobre desvalido,
j,Y al Alcázar Real del Rey potente.
10 El verso (que como diximos) es la ter-
cera qualidad característica de la locución poéti-
ca ^ se divide en muchas especies, bien sea latino
o bien castellano. Para los versos latinos tienen
los jóvenes en tomos separados de la Poética , Ar-
tes de Prosodia, adonde los remitimos ; y merece
preferencia en la elección la Prosodia Boloniense
de Juan Bautista Riccioli. Para los versos caste-
llanos carecemos de Prosodia , porque general-
mente se han contentado nuestros Poetas con con-
sultar á su propio oido , sin reconocer otro maes-
tro j y seguir unos lo? pasos de otros en el uso
de las silabas y alternativa de versos y conso-
nantes. La Obra de Rengifo ni es Prosodia , y mu-
cho menos merece titularse como se titula ^rte
Poética. Cáscales en sus Tablas Poéticas (i) , y
Luzan en su Poética (2) , insinúan cosas muy bue-
nas de Prosodia j pero en suma se queda casi to-
do en insinuaciones j y venimos á parar en que
asi estos dos hombres sabios, como otros extran-
jeros que allí se citan , desean un Arte de Proso—
i*ia vulgar , confesando que no es imposible I3
empresa de formar reglas para conocer la quan-
tidad de las silabas , la diversidad y medida de
los pies y de los versos , asi coino se han forma-
do para la Prosodia Latina. Yo también estoy
persuadido á que la empresa no es imposible ^ pe-
ro la juzgo muy larga y dificultosa , no tomándo-
ia á su cargo una Sociedad ó Academia de hom-
bres doctos , entre quienes se distribuyese la ob—
ervacion y examen de las sílabas en cada voca—
blo f combinándolas de todos los modos posibles,
asi
(.^) Tabla 5.
U) Tom. 1. cap. 22. hasta el íio.
•^0 ÍNSriTVClOIf'ES TOlÉTlCjiS.
así en composición como fuera de ella • ya unien-
do los artículos , ya separándolos , &c. &c. Nadie
distinguirá por el oído la qnantidad larga de las
primeras sílabas de Rama , Musa , Bola , JVe—
gra , &c. pero si de caaa vocablo de estos unido con
su articulo se formare (para no mas que observar)
uno solo , hallará el oido la quantiuad larga de
la primera sílaba , como Labola , Lanegya , La—
rama, í3c. y así inferirá una regla ger.eral , con
rara excepción , de que los vocablos dib;labos son
pies Careos , que constan de la primera sílaba lar-
ga y la otra breve. Los disi'abos cuya ultima sí-
laba es larga , tienen la primera breve , y son
pies Jambos. Esta , ó diversas otras experiencias
y observaciones se pudieran hacer , para hallar la
quantidad d,e los vocablos monosílabos , trisílabos,
tetrasilavcs , &c. y de esta manera ir fixai.do las
reglas generales , las particulares y las excepcio-
nes de quantidad en cada silaba j formar los pies,
y dar á cada verso el que le correspondiera. En-
tre tanto que esto se h; c^ por los que puedan , y
sepan hacerlo , nos coutentaremof con imitar la
versificación recibida entre los mejores Poetas^ y
no nos detendremos en averiguar si son ó no,
versos Sáficos , Exámetros y Pentámetr-'s , algu-
nos que están en lengua vulgar , y se hicieron sin
irías reglas de Prosodia que las de un cierto son-
sonete , que al oido del Autor le sonó á Sáfico,
y al oido de orro le habrá sonaoo á otra cosa.
II Instruido, pues , el Poeta en la buena
Prosodia y composición corriente de los versos,
procurará que sus expresiones y su armonía sean
en cierto modo significativas de los objetos adon-
de se dirigen. La alegría , la tribteza , la grave-
dad , la prontitud , el amor , el odio , el terror,
el horror , la blandura, la atrocidad , la ira , &c.
son materia que en los versos requiere su respec-
tivo numero , y palabras mas o nieuos doras ó
suaves en la pronunciación , como lo deberán no—
tac
2, J S R o I' 31
tar todos en la freqüente lectura del Príncipe de
los Poetas Latinos Virgilio , quien para las ac-
ciones que requieren celeridad , usa de versos en
que reynan los pies Dáctilos ; para Jas graves , de
versos en que reynan los Espondeos ; para cosas
terribles usa de palabras de fuerte pronunciación,
en las quales resuenan la t , la r , la p , la f j y á
este tenor respectivamente en la pintura de otras
acciones ó pasiones del ánimo. No hay arte para
este primor como el genio ayudado de la atenta
lectura de los Poetas insignes. Por este camino no
se tropezará en expresiones muelles, almivaradas
y empalagosas^ ni en la rimbombancia, hinchazo-
nes y turgencias de un estilo parecido á una nube
<jMe va á rebentar en granizo y rayos, sin que se
oigan sino truenos , ladridos de Perros , bramidos
de Bueyes , relinchos de Potros , y rebuznos de
Jumentos. Qualquiera de los extremos es vicioso.
Lo natural y bello de la pintura de los Ciclopes
encanta en Virgilio j y desvia la de Polifemo ea
Don Luis de Góngora.
SECCIÓN XI.
De la causa eficiente de la Poesía»
I ,^-Ía causa eficiente de la Poesía es el in-
genio natural del Poeta , auxiliado con las reglas
del arte. De aquí es que no basta para hacer bue-
nos Poetas el ingenio solo , destituido del arte;
ni el arte, si no cae en sugeto de ingenio y dis-
posiciones naturales para serlo. Así le parece á
Honcio (i).
iVa-
(i) Epist. ad Püoneí.
3» IXSTJTVClOSírXS TOETIC^S.
Natura fieret Jaudohile carmen , an Arte^
Quaisitum est. Ego nec studium sine di~ 1
vite venOf
jN^ec Tude quid prossit video ingenium. Al- \
terzus sic
Altera poícit opem res , & conjurat amice.
Por cuya razón es fácil de entender aquel dicho
vulgar de que el Poeta nace : pues es preciso que
la naturaleza contribuya con las dotes , que luego
debe pulir y perfeccionar el arte y el estudio.
1 Esta vena rica y copiosa, de que (según
Horacio) no deben carecer por naturaleza los Poe-
tas , es la misma que suelen llamar otros furor
poético y entusiasmo , agitación del Numen , Ins-
piración de Apolo , juego , (3c. viniendo á ser
todo ello en suma una pronta disposición del áni-
mo , para conmoverse con vehemencia en la vi-
vísima pintura y expresiones que haya de hacer
de las pasiones de amor , odio , deseo , gozo , do-
lor , ira , temor , audacia , esperanza , desespera-
ción , &c. De manera que quando el Poeta se
muestra mas conmovido , y habla con mayor ve-
hemencia que la que acostumbra, revestido del
mismo color de dichas pasiones , entonces se dice
que está arrebatado del furor poético , entusias"
mo , üc.
j, ........ Si vis me flere, dolendum est
,,Primum ipsi tibi
j, Tristia moestum
„Vultum verba decent j iratum plena mi-
narum.
3f .
5,Format enim natura pnus nos intus ad
omnem
jjFortunarum habitutn ^ juvat , auí impel-
lit &d iram,
ísAut
Ti S RO 1, 30
,,Aut ad humum mcerore gravi deducit 8c
angic,
jjPostefFert animi motus interprete lingua.
Todo este pasage de Horacio (i) hace ver la ne-
cesidad que tienen de este furor y enagenamientQ
pool ico y los buenos Poetas , los buenos Actores, y
todos los que han de escribir , leer , representar
Poemas , ó ensayar en ellos á los que sin la debi-
da instrucción son Actores , o tienen disposición
natural , aunque sin arte para la declamación
Teatral.
3 Todo el que carezca de esta disposición na-
tural (que no se adquiere, sino que se lima y
perfecciona con el arte) seguramente puede re-
nunciar la Poesía y el Teatro j pues no nació para
tratar con las Musas , y le arrojaría Meipomene
desús Teatros. El que tiene un corazón de corchOj
(estoes, insensible y floxo) no es á propósito pa-
ra molde de donde salgan vivas y valientes imá-
genes de los afectos. ¿Como se sentiría el cora-
zoa de Virgilio , en el momento de pintar las
tristes situaciones de Príamo , del piadoso ^neas^
de la infeliz Troya , de la desesperada y zelosa
Dido &c. &c. , hablando el Poeta con expre-
6Í0i'-es tan sensibles y vehementes , como acaso no
pudieran ellos nñsmcs?
4 No neg'-imos que aun los Poetas mas favore-
cidos de Apolo , á quienes la naturaleza enrique-
ció con las qualidades propias de superior y dis-
tinguido ingenio , suelen dormirse á veces , y
experimentar en si mismos tal tibieza , que pare-
ce haberlos desamparado el Numen , o amorti-
guádose en ellos el Fuego Poétüo. Mas no por
eso deben desanimarse. Suspendan la obra por
algún tiempo , hasta que el Numen inspire mas
favorable j lo qual sucederá quando menos se es-
pe-
(0 Epist. ad Pisones.
c
34, ITUSTITUCTON-ES POÉTICAS,
pere. También á los árboles falta á veces su fron-
dosidad ^ á las fuentes perennes el agua ^ niengnan
los rios mas caudalosos j. y no siempre la prima-
vera inspira en los campos él ayre suave que los
vivifica 1 mas sin embargo., los árboles , las fuen-
tes 5 los rios , y los campos vuelven , sin que se
solicite^ á su natural estado. El mismo descanso les
aumenta las fuerzas , con que resarcir los atrasos.
Asi es en los Poetas. Major post otia 'virtus^ Re-
cobranse insensiblemente las fiíerzas ; el ánimo
vuelve en si j empieza como convaleciente á gus-
tar la lectura de éste y del otro Poeta , con cuya
variedad y sazonado alimento se ve restituido en
su natural vigor. Ya se pasó aquella obscura nube,
y vuelve á brillar con mas clara luz , así como el
Sol después de disipada la tempestad. Ya el Nu-
men entra en el pecho , y con el hacha encendida
introduce el fuego en todas las venas y arterias
del Poeta , que en este caso no respira sino
aquel divino aliento con que se siente agitado.
5 Pero
fjNe tamen , ha ! mmium puer , d ne fide
calori !
yylVon te fortuna seniper permitimus uti.
cuidado con este ímpetu. Es menester freno para
no precipitarse. No todo lo que puede el ingenio,
le es permitido , aunque á prim.era vista parezca
una bizarría. El Militar que sale fuera de línea,
contraviniendo á las órdenes , es culpable , aunque
Vuelva victorioso. Esta es la razón por que desme-
recen varios Poetas (que no cito)' para con los
hombres sabios y juicicos , al paso que por el
contrario logran ser ensalzados hasta el Cielo por
el ignorante vulgo, üiicna es la naturaleza j pero
si (como sucede en el hombre) se halla defectuosa,
eg preciso que sea ^cprrggida por el arte : este es
el Código de las leyes quehan de obseri'arse en eí
Parnaso : el que las quebranta es culpable. Y tam-
bién
í I B RO I. 2<
bien lo será el que afectase con nimiedad fastidiosa
su observancia. Tiene también el Parnaso sus Hy—
pócritas. Es y pues , necesario el Arte , pero en-
cubierto y sin jactancia , que lo quiera casi indi-
car con el dedo. Véase acerca de lo dicho el
Señor Obispo Vida (i).
SECCIÓN XII.
Del fin de la Poes/a^
1 JLvJB.uy otro es el fin de la Poesía , que el
que suele ser el de ] js Poetas. El de aquella es
invariable ^ el de estos suele estar unido con el de
sus intereses , y miras particulares que se vuel-
ven á todos vientos. El Numen que los agita , es
á veces el Protector que los sustenta j O el pode-*
roso á quien adulan. Él entusiasmo de estos Per-
sonages , que acaso no será muy poético , es el
que se apodera de los ingenios. Tiempo hubo , en
que no se creia sugeto autorizado el que así como
Relox , Papagayo y Mona, no tenia también un
Poeta. ¿Pero qué Poetas? Levante el Tajo su ca-
beza coronada de espadaña , y el Manzanares ia
suya entonces pelona y entrapada j y di^annos
los cantos que han oído , y aturdieron sus ribe-
ras. Amores lascivos^ agudezas picantes; concep-
tos equívocos é indecentes ^ truhanerías, 6íc. eran
el fin de aquellos tenidos por Cisnes. No todos
Jos Protectores fueron Augustos ni Mecenas j y
por eso no todos los Poetas fueron Horacios ni
Virgilios. Dense Protectores de ideas nobles , y
se darán Poetas que en sus obras inmortales^ los
inmortalicen también á ellos.
2 El fin , pues , de la Poesía es diverso': es
in-
(i) Poetic. lib. 3.
C a
3^ IJVSTlTirSlOI^ES POÉTICAS.
invariable en su bondad y rectitud : es el mejor
defensor de los Poetas contra Platón , que se pro-
puso desterrarlos de su República : es la executo—
ria de la nobleza de este ramo de las buenas le-
tras contra las impresiones del vulgo , preocupa-
do con las baxas ideas que le hacen formar los
que la envilecen con sus abusos y fines torcidos,
é impropios de su destino : es , digo , su fin la
instrucción agradable y deleytosa de las buenas
costumbres.
3 Dícese Instrucción de las costumbres , por-
que la Poesía, lo mismo que la Ciencia Moral, y
Civil , conspira al feliz estado de los Ciudadanos,
el qual se logra con la buena instrucción de las
costumbres en que se exercita la Poesía , celebran-
do las acciones humanas que sirven de isuen exem-
pto , en las q\iales estriba la felicidad civil. Y
por esta razón abusa de la Poesía el que la tuer-
ce acia otros fines.
4 Llámase agradable y deleytosa , para dis-
tinguirse de la instrucción que da la Filosofía Mo-
ral , Civil y Política , que lo hacen por un medio
austero y sin aliciente alguno. De manera que la
instrucción filosófica es como un manjar ordina-
rio y común , á que se acomoda el paladar de los-
sugetos robustos ^ y la de la Poesía es como un
manjar bien aderezado y exquisito , que sirve
para paladares delicados y melindrosos , que de
nada gustan, ni lo pueden tragar, no dándoseles
con algún saynete que avive el apetito , como
sucede con los adornos y bellezas de la Poesía.
Esta noble facultad es la que , según Horacio (i),
liia cabalmente el punto á la instrucción:
Omne tulit Punctum , qui miscuit utilt
dulciy
Lectorem delectando , pariterque nwnendo.
Es
(x) Ad FisoQM.
Z.I S RO I. 57
g En su nacimiento se puede decir que su
fin fué principalmente teológico , según Vida (i).
„ , celebranda %-eperti
„y^í¿ íacra sint tantum versus , laudesv»
,,Deoram
jyDicendai , ne Religio sine honor e jaceret.
Después , sin variar en su bondad y rectitud esen-
cial ísima , se extendió á todas las cosas agrada-
bles y honestas que no desdicen , ni se oponen á
la Religión ^ sino que son muy arregladas á su
espíritu : por lo que dice Horacio (2):
j^Aut prodcsse volunt , aut delectcwe
Poeta,
jyAut siniul i^ jucunda , (3 idónea dice-
re vit<e.
y el citado Vida (ubi supra)
traxere etiam paulatim ad cete"
ra Mu!íaT,
l^ersibus (3 variis cecinerunt omnia Vates.
Descendieron los Poetar, á cantar todas las cosas
conducentes á la honestidad de la vida. Y aunque
estas cosas se diferencien entre sí , no por eso re-
sultan á la Poesía muchos fines diversos ^ porque
todos ellos son unos fines parciales de que se com-
pone un fin universal y común , que es la ins-
trucción de las cottumhres , en que convienen Ja
Epopeia , Tragedia, Comedia , &c. cuyos fines
respectivos se reúnen baxo la razón genérica de
instrucción de buenas costumbres -^ como se verá
qur.ndo tratemos de cada Poesía en particular.
SEC-
íi^ Lib. T. Poet.
(■■l) Ad Piioues.
C3
g-ft IIVSTITVCIOI^ES FOETTC^S.
SECCIÓN XIII.
- De la División de la Poesía,
.1 VJiendo la Poesía (según dixiinos en ía
Sección i. de este libro) una imitación de las
acciones humanas , se dividirá en tantas espe-
cies , quantos fueren sus diversos modos de imi-
tarias. Tres son los que comunmente se señalan:
el primero , quando el Poeta en un Poema ha-
bla por sí solo -y ó refiere lo que otros han di-
cho ó hecho , sin introducir personas que hablen
entre ellas mismas. El segundo , quando jamas
habla el Poeta por sí mismo , sino que introdu-
ce interlocutores que conferencien y negocien
unos con otros. El tercero , quando el Poeta ha-
bla por sí algunas cosas , y además introduce
personas que hablen y conferencien. Según el
primer modo , sera la Poesía del género pura-
mente enunciativo ó narrotivo : como lo son las
Geórgicas de Vir^^ilio hasta la primera parte del
cuarto libro inclusive , en que solo habla el Poe-
Vft : y lo mismo todos los Poemas Didácticos , co-
mo el de Lucrccij, Jacobo Vaniere , &c. Con-
forme al segundo modo, será del género Dra-
mático ó activo , en que se comprehenden las Tra-
gedias , Comedias , Églogas y Operas que se in-
cluyen en la misma cJase de Tragedias y Come-
dias , así como nuestras Zarzuelas , en que solo
hay la distinción del canto. Según el tercer mo-
do , será la Poesía del género Dramático mixto:
como la Uiada , y Odyssea de Homero j la.
Eneida de Virgilio 5 la Jerusalen del Tasso, &c.
a A estos tres géneros está reducida la divi-
sión de la Poesía , que otros hacen mas especifi-
I. I S R o X. 3P
ca en Epopeya , Tragedia , Comedia , Zarzuela,
Opera seria , Opera bufa , Sátira , Elegia , Oda,
Epigrama , &c. de donde Jos Poetas se llaman
Épicos , Trágicos , Cómicos , Melodramáticos,
Satíricos , Elegiacos , Líricos , Epigramatarios,
y así á este tenor : de todos los quales Poemas en
particular , y de otros algunos trataremos en es-
vas Instituciones, empezando por la Epopeya , de
la que dice Gerónimo Vida (i);
Sed nullum é numero Cavmen prasiantius
onini,
jQ-.ínm quo post Divos Heroum facta re •
censent.
(i) Lib. i. Puet.
C 4 INS-
40
IMSTITWCIO WM S
POÉTICAS.
LIBRO SEGUNDO.
CAPITULO PRIMERO.
De la Epopeia,
SECCIÓN PRIMERA»
Definición de la Epopeia»
I 4Í_Jíste término Epopeia es griego , y su
significación común á todo lo que es locución
juntamente con fingir ó hacer, Y así como ia pa-
labra Oración , aimque significa una idea común
á todo lo (]ue ts decir, con todo eso se turna por
una pieza de eJoqiiencia , atendiendo por antono-
masia al significado mas noble ^ del mismo modo
la voz Epopeia , por antonomasia se contrae á
significar el Poema Heroyco. Por lo qual la
Epopeia , según su etimología , es lo mismo que
ficción d coff:posicion del Poema Épico , que vul-
garmente llaman Heroyco.
1 Defínese , pues , la Epopeia : Imitación de
una acción sola , entera , verdadera , verisimilf
ilustre yfe'.iz , de persona de alta gerarquía , en
drama mixto , y verso exámetro , ó endecasílabo
castellano, la quül excita á los grandes personageSg
y les persuade á la práctica de las -virtudes heroycas.
En
Z X S RO II. 41
3 En ser Imitación conviene con toda especie
de Poesía , y con la pintura , que también es imi-
tadora , de la qual se diferencia (entre otras cua-
lidades ) en serlo de alguna acción ^ porque como
hemos dicho (i) , las acciones humanas son la i7:a~
feria próxima y primaria de la Poesía.
4 En que la acción que se imita , sea una^
antera , verdadera , verisímil , ilustre , feliz , _y
de persono de alta gerarquía , se significa la ma-
teria del Poema Épico , en la qual conviene en
parte con otros Poemas ^ y en parte se distingue,
como de la Comedia , cuya materia es una acción
vulgar , y entre personas de baxa ó mediana
esfera.
^ En ser en Drama mixto , se explica el
género de Poesía á que pertenece la Epopeia,
que es el tercero de la División que hicimos al
fin del Libro primero , es á saber : quando el
Poeta habla , y también las personas que intro-
duce en su Poema.
6 Y en que sea en verso exámetro ó endecO"
sílabo vulgar , se dice que debemos seguir los
pasos de lus Poetas mas insignes que así escri-
bieron , como Homero en griego ^ Virgilio en
latín ; Torquato Taso en su lengua vulgar \ y
Ercilla (si merece lugar entre los buenos Épi-
cos) en la nuestra. Y esto mismo nos dice Ho-
racio {ad Pis),
Res gestan Regumque , Ducumqt/e, ís*
tristia bella,
Quo scribi possent número , monsiravit
Homerus,
1 Últimamente se dice que 3a acción de la
Epopeia excita á los hombres ilustres , y lot
persuade á la práctica de las virtudes heroycas-,
por-
(i> Lib. I. 5. 1.
4» ZJVSTlTZrCIOJ^^ES POETICES.
porque este es el fin de la Epopeia ^ pues esta
se inventó para encender los ánimos de los hom-
bres , especialmente de los Príncipes, á hazañas
gloriosas , poniéndoles á la vista alguna acción
heroyca , y muy digna de seguirse por los que
aspiran á ser contados entre ios Héroes.
8 Es de notar que Héroe entre nosotros no
Suena lo mismo que entre los antiguos , los qua—
les fingían que eran una especie de Semi-Dio—
ses , nacidos de madre Diosa y hombre mortalj
o de madre mortal y padre inmortal. Nosotros
entendemos por Héroes unos hombres que so-
bresalen entre los demás en ciertas qualidades
y prendas naturales , que los hacen dignos de'
la común admiración : como en gallardía de
cuerpo ^ robustez y firmeza para los "trabajos;
presencia de ánimo ; magnanimidad extraordina-
ria j sublimidad de pensamientos; constancia in-
vencible ; espíritu elevado en un cuerpo de tem-
peramento y estatura no común ; cierta' forta-
leza y actividad que parece mas que de hom-
bre ; y una prudencia tal en sus deliberaciones,
que sorprehende , y llena á todos de un cierto.
pasmo.
SECCIÓN II.
De la materia de la 'Epopeia,
T Jjuiíín el número 4 de la Sección ante—
cedente se indicó la materia de "la Epopeia; y
en el 7 se manifestó su fin , fundando en^él
3a razón por que debe ser acción dé persona,
.ilustre la materia del Poema Épico. Pues cierta-
mente las personas del estado general" y plebeyas
no son las mas á propósito para que los Príncipes
tengan por empeño glorioso el imitarlas, Y «ton-
que
I.I J¡ RO 1 1. 4T
^(le es evidente que redundaría en mucha gloria
de qualquiera Príncipe Christiano el seguir el
exemplo de los Héroes que venera la Iglesia,
(mas que en la tierra hubiesen sido de humilde
extracción) practicando sus virtudes heróycasj no-
sotros no aspiramos i. tanto ^ sino que nos con-
teiiemos en los límites de aquellas virtudes na-
turales que prescribe la razón , y conocieron y
practicaron mediante la luz natural los Prínci-
pes mas gloriosos, aunque destituidos de la luz
de la revelación.
2 Ahora ^ p<3es , trataremos con mas exten-
sión de la materia de la Epopeia , explicando
individualmente las prrtes de su definición , que
es la siguiente : mateyia de la Epopeia es una
acción de persona de alta clase , única , entera,
lerdadcra , y 'verisímil , ilustre y feliz.
3 Dicese que la accicn ^ea única ó sola , en
el sentido de que sea indivisible en mas accio-
nes primarias ó principales. Asi es una y sim-
ple la acción de la ^.neida de Virgilio, que se
reduce al establecimiento vde ^neas , y su Ii .-
perio en Italia por medio de la victoria que al-
canzó de Turno. Y aunque el Poeta entretexió
en s'j obra el incendio de Troya , y otros he-
chos de su Héroe y de varios pcrsonages que in-
troduce en ella , no son mas que unas acciones
secundarias ó accidentalmente unidas á la acción
principal , que por eso se llaman Episodios. Es-
to es lo que se llama unidad de acción : y tiene
su fundamento en la naturaleza misma de las ar-
tes imitadoras , como se advierte en la pintu-
ra , la qual siempre se propone imitar un ob-
jeto principal 9 y al lucimiento de éste hace que
conspiren otros objetos secundarios y accidentales
que quiere añadir en el quadro.
4 No guardan la unidad de la acción de la
Epopeia los que ponen muchas acciones prima-
rias de un mismo Héroe en un mismo Poema,
co-
44 xjvsTtTutioj^ES roKtieAf^
como lo hace Stacio Papinio en su Achileidét^
proponiendo en el exordio referir todas ias ac-
ciones insignes , que pueda , de su Héroe. Vicio
que reprehende Aristóteles en aquellos que en un
Poema de Hércules y Teseo intentaban poner to-
das las grandes hazañas de estos Héroes : pue»
sentiejantes empeños son propios de Historiadores,
y no de Poetas Épicos. También incurren en esta
falta los que en un mismo Poema Épico intro-
ducen pluralidad de Héroes , á quienes atribuyen
sus respectivas acciones igualmente grandes y glo-
riosas j pues así como la acción debe ser una,
también el Héroe ha de ser uno. Pero se per-
mite con razón la pluralidad de Héroes, siem-
pre que estos queden inferiores en gloria , y que
á vista de sus memorables virtudes se represen-
ten mas sobresalientes y heróycas la? del Héroe
principal , como se ve en la /Eneida , donde sin
embargo de las gloriosas hazañas de varios per-
sonages de ella , siempre es jíLn^zs el que lu-
ce como el Sol entre los demás Planetas.
g Dícese que la acción de la EpOpeia sea
entera: esto es, que (como advierte Aristóte-
les) tenga principio , medio y fin. Llamamos pvin^
cipio aquello que dio motivo á la determinación
de emprender el Héroe su acción: medio, los efec-
tos de aquella causa, llenos todos de grandes di-
ficultades , que tiene que vencer el Héroe para
salir glorioso con la empresa que ha premedi-
tado y resuelto: ^?í, la solución y allanamiento
feliz de todas aquellas dificultades. Esto se per-
cibe claramente con el exe^íiplo de la Eneida.
Abrasada Troya por los Griegos , jí^neas, ins-
tigándole los hados , junta un buen número de
Troyanos , miserables reliquias de su patria , y
determina emigrarse con ellos á aquel País , de
donde provenían sus mayores. Este es el prin-
cipio. Ocürrenle muchos trabajos y dificultades
que sufrir y vencer por mar y tierra ¡ siendo
el
ZIJIRO II, 4g
el implacable odio de la Diosa Juno, quien por
todas partes le alligia con crueles persecuciones,
hasta que al cabo de muchos años aporta á Ita-
lia , en donde es recibido amistosamente de el
Rey Latino , que le ofrece por esposa su hija
Lavinia. Turno , hijo de Dauno Rey de los Ru-
tulos , irritado del desayre que le hacia el Rey
Latino , ofreciendo á JEnea.5 la mano de su
hija, que queria para si, mueve una cruel guerra
contra su competidor , con quien atrozmente pe-
lea muchas veces mano á mano , convirtiéndo-
se de repent.'í la feliz situación de ^neas en
esta nueva dificultad. Este es el medio. Al cabo
queda victorioso iEneas , que siendo superior á
los estorbos que embarazaban su determinación, y
habiendo dado muerte á Turno, logra dichosa-
mente la mano de Lavinia , y con ella el es-
tablecimiento de su nuevo Imperio en la tierra
adonde le llamaron los hados , y de la que
los Troyanos eran oriundos. Este es el fin. To-
dos los demás hechos , que no sean esta ac-
ción principal del Héroe, son Episodios. Aquí ve-
mos que la Integridad de la acción está en que
tenga Principio , Medio y Fin , de manera qua
no se emprenda sin causa ; que las dificultades
sean verisímiles , y se enlacen en la forma que
exige el arte, y diremos en su lugar; y que la
solución ó Fin, no sea al arbitrio mero del Pos-
ta , sino una como conseqiiencia natural de los
caracteres de las personas , y enlace de los su-
cesos. Todo esto es lo que hace perfecto y aca-
bado un Poema Épico : en esto consiste su /«-
tegridad , sin que necesite de añadiduras ó d©
Epílogos superfluos , en que solo se diga ó lo que
ya esté insinuado , ó lo que deba dexarse á la
consideración de los Lectores , que por rudos
que sean , alcanzan que á un éxito feliz sigue
después la celebridad y regocijo ; y al contra-
rio. Por cuya razoa úenen Igs sabios por super-
4*5 INSTITUClOíT'ES POÉTICAS.
fluo , y reduntante el libro que Mapheo Vegío'
añadió al Fin de la iEneida^
6 Se dice , que la acción de la Epopeia de-
be ser Verdadera en el sentido de que real y
verdaderamente haya sucedido ^ bien que dexan-
do al Poeta en libertad de vestirla con ador-
nos poéticos , cuidando mas de la verisimilitud,
que de la verdad de ellos. De suerte , que el
Poeta tiene obligación de elegir para Materia de
la Epopeia una acción Verdadera en el fondo,
aunque no en las circunstancias. Pues si no fue-
se P^erdadera en la substancia , no seria á pro-
pósito para, encender los ánimos á emprender
acciones dignas de famaj porque ninguno se mue-
ve por exemplos imaginarios, y absolutamente
fabulosos : y por consiguiente faltaría á la Epo-
peia el fin á que se dirige.
7 Como hay acciones que son verdaderas, y
no son fácilmente creíbles por su rareza y cir-
cunstancias extraordinarias , por eso se dice que
la acción de la Epopeia, además de ser verda-
dera , debe ser también Veriiímil ; porque na
siéndolo , no se creej y por consiguiente tampo-
co es á propósito para mover con su exempio. La
^Verisimilitud es de dos maneras , absoluta y
Respectiva : sobre lo qual véase eí lib i. Sec-
ción II. niím. 3.
8 Dícese Ilustre la acción de la Epopeia,
porque lo debe ser ó en sí misma j ó por ra-
zón de sí y de la persona juntamente ;, á solo
por razón de la persona. Será liustre en sí mis^
ma y quando ella es tal que puede ennoblecer á
una persona humilde , igualándola con los Hé-
roes mas gloriosos : v. gr. la Conquista de Mé-
xico por Hernán Cortes, si se eligiese para ma-
teria de un Poema Épico. Será liustre en sí ^ y
for razón de la persona juntamente , quando sale
de persona de alta clase, v da mayor realce á
su nobleza : v. gr. el establecimiento del Irape-
ria
XISRO II. A*f
rio Romano en Italia por ^neas es acción ¡lus-
tre en si misma , y por razón de la persona,
que es ^neas , hijo de la Diosa Venus, y por
tanto un Héroe de nacimiento. Será Ilustre solo
por razón de la persona , quando puede ser co-
mún á sugetos de qualquiera clase , y no tiene
de suyo circunstancia notable, sino el ser de per-
sona insigne: v. gr. la acción de la Odyssea de
Homero, que es en esta forma. Ulysses , destrui-
da su armada, muertos los de su comitiva, ha-
biendo padecido muchas y varias borrascas en los
mares , estuvo muchos años ausente de su Cor-
te. Entretanto los galanes, que pretendían ca-
sarse con su muger , malgastaban sus tesoros, y
buscaban medio de matar á traición á su hijo
Telemaco. Restituido Ulysses á su Corte , pren-
de con astucia á los galanteadores atrevidos do
su muger , y los quita la vida. Aquí se ve que
esta acción nada tiene en si misma de Ilustre,
sino la fama y dignidad de la persona : y así
la acción Ilustre en el sentido primero y segun-
do se tiene por materia la mas digna de la
Epopeia..
p Con el motivo de esta doctrina , ocurre
la qliestion de si la acción de una muger pue-
de ser materia de la Epopeya , respecto de que
asi como hay Héroes , también son célebres al-
gunas Heroínas.
ACCIÓN HE. MUGER ¿ í/ PUEDE SER MATERIA.
DE L.A. EPOl'EIA^
TO Sin tomac por ahora partido en esta qlies-
tion, se expondrán las razones de los que están
en pro y en contra de las Mugeres. Los que
llevan la afirmativa en favor de ellas, se fun-
dan , lo primero en que no siendo el ánimo hem-
bra ni macho , sino un espíritu independiente
de sexo , ó indiferente á vivificar el cuerpo
del
4-8 XNSTITVClOA^ES FOEtlCAS.
del uno ó del otro sexo , puede caber en suer-
te á una Mugar una alma varonil como la de
un Héroe i y por consiguiente ser á proposito pa-
ra el manejo de las armas. Y en realidad se han
visto Mugeres que en robusted, y constancia en
los trabajos y fatigas del cuerpo excedian á los
hombres. La escritura nos refiere varias, y en-
tre otras una Judit que corto la cabeza al Ge-
neral de los Asirlos en su mismo pabellón j y
una Debora, que Capitaneando á los Israelitas;
los liberto y defendió varias veces de las corre-
rías de los pueblos circunvecinos. No menos exem-
píos hallamos en las historias profanas, pues fue-
ra de las guerreras Amazonas, hallamos ya una
Zenobia que después de la muerte de su mari-
do Odenato , se apodero del Imperio de la Si-
ria, y tomó las armas contra el Emperador Au-
reliano. Y á Valasca Reyna de Bohemia que for-
mando un exército de mugeres venció á otro de
hombres, y les aseguró á sus compañeras la li-
bertad. Y otras muchas que se encuentran á ca-
da paso en la historia. Y si no queremos recurrir
á tiempos tan remotos , á la vista tenemos las
Montañesas del Valle de Pas, que corren la ma-
yor parte de España, sin que sientan mas can-
sancio que el hombre mas robusto , llevando so-
bre la cabeza ó á la espalda un peso enormej
vadean rios caudalosos^ vencen con ligeros y
asombrosos saltos los pasos mas difíciles j hacen
frente con mucho valor á los hombres que in-
tentan hacerlas daño j y con solo un palo que
manejan, como pudiera la espada un hombre va-
liente , han salido victoriosas de los encuentros
que tuvieron con superior numero de hombres;
y á estas qualidades de robustez y firmeza, jun-
tan las de un ingenio claro , y decisivamente
superior al común de los hombres de su mis-
mo Pais. Fúndanse , lo segundo , en que siendo
las personas de la Tragedia ilustres como las de
I»
I.IBROXI. 49
la Epopeia, pueden srs acciones ser materia de
ésta, lo mismo que de aquella. Lo tercero, que
la acción heroyca de una muger estimularia a
los Principes á emprender hazañas mucho mas
gloriosas, por no ser menos que una muger , te-
niendo por cosa fea no hacer ellos lo que una
muger pudo. Lo quarto , que los Poetas mas
insignes han introducido en sus Epopeias mu-
geres , y las han celebrado con muy singula-
res elogios por su valor y espíritu guerrero:
V. gr. Torquato Tasso á Clorinda , y Virgilio
á Camila. Lo quinto , que Dios puede enviar una
Heroína , en cuyas manos ponga la dirección y
comandancia gener'.l de un exército , dotándola
de todas las prendas de un Héroe , y eximiéndola
de todos los defectos de su sexo.
II Los que llevan la opinión contraria, res-
ponden á lo primero , que es verdad que en las
almas no hay sexo j pero que el alma en la mu-
ger es débil por el contagio" de debilidad que la'
comunica el cuerpo en virtud de aquella unión
que tanto da que admirar y en que entender á
los mas grandes Filósofos. Y así no son las mas
á proposito para empresas de guerra las mugeres,
á q^encjs Aristóteles solo concede el gobierno
doniésticd : quando á los hombres les encomien-
da las armas , y les negocios que requieren ale-
jarse no solo de sus casas , sino también de su
patria. Los exemplares de valor , y tolerancia
en las fatigas , no se creen tales como se pro-
ponen , porque los hombres regularmente miran
con bastante pasión las buenas prendas del otro
sexo ^ y con ella , como con un microscopio , mi-
ran las acciones de las m.ugeres , y las ven mas
grandes y abultadas que lo que ellas suelen ser
en si mismas. Y por lo que toca á las Heroinas
de la sagrada Escritura , son exemplares miste-
riosos de que aquí no se trata.
12 A Jo segundo dicen , que siendo el fin de
D la
}"'gO iSTnVClON-KS POÉTICAS,
la Tragedia purgar el ánimo por medio del ter
ror y compasión j y lográndose este fin toman-
do por materia la acción de una muger , ó la de
un hombre indiferentemente j puede muy bien la
acción de una muger servir de materia de la
Tragedia j pero no de la Epopeia , cuyo fin es
diverso , pues consiste en excitar el ánimo de los
Príncipes á hazañas muy dificultosas, y superio-
res á los esfuerzos de las mugeres.
13 Responden á lo tercero , que aunque la
acción heroyca de una muger sea capaz de esti-
mular los Príncipes á empresas arduas ^ con todo
eso no la tomarían como norma y exemplo que
debiese seguir , sino como un motivo fuerte , ó
despertador que los avisase de la baxeza en que
caerían si ellos no emprendiesen con mayor glo-
ria y valor lo que pudo emprender y concluir
una muger.
14 A lo quarto dicen , que no hay exemplar
de que Poeta alguno de los mas insignes haya
tomado por materia de la Epopeia la acción de
muger ninguna : y que las célebres en Virgilio
y Tasso están como arrinconadas en Episodiosj
y en castigo de su arrujo y temeridad sufren
una muerte obscura, disponiéndolo así estos Poe-
tas porque no convenia que al derramarse su in-
digna y floxa sangre , se manchase coi> ella algún
varón fuerte. Y así es que Virgilio hace muera
Camila á manos de un hombre baxo y descono-
cido ; y Tasro dispone que por error , y de no-
che mate Tancredo á Clorinda. Demás de esto,
las dichas imaginarias Heroínas no son partida-
rias del Héroe de la Epopeia , sino al contrarioj
pues Camila pelea á favor de Turno , y Clo-
rinda á favor de los Mahometanos. A esto se lle-
ga que Virgilio en solo un libro de su Eneida
hace mención de Camila , cuyo espíritu marcial
se reduce al cabo á matar á un Cazador y á un
Sacerdote j pero á Héroe ó varón señalado , nin-
guno. A
Z I S R o ÍI. i¡t
ig A lo quinto responden , que no es á pro-
pósiio para la Epopeia acción de muger , qu«
viene por una singularísima providencia de Dios,
y que se mira exenta de todos los defectos de su
sexo i pues entonces se desatarian las dificultades
por auxilio divino , que es lo que se llama Má-
quina , y á que no se debe acudir en la Epopeia,
nisi dig'iius 'uindice uodus inciderit. Fuera de que .
la presente qücstion es de la acción ordinaria , y
natural , no de la extraordinaria y sobrenatural
de la muger.
i<í Estas son las razones que suelen alegarse
pOr' una y otra opinión. Todas tienen su peso , y
su proDabilidad mas ó menos. Yo , sin entrar en
la qüestion , diría que no hallaba inconveniente
en que se diese alguna mas extensión al fin de la
Epopeia , alargándole de modo que sirviese tam-
bién el Poema Épico para encender en el ánimo
de las alcas Señoras que llegan á empuñar el ce-
tro , un eficaz deseo de imitar los hechos glorio-
sos de Reynas heroycas que dieron esplendor á la
Corona , gobernando por sí solas ^ como hay
ejemplares en las Naciones , en que á falta de
varón suceden las hembras en, el Trono. Yo no
hallo razón convincente para que una Reyna,
que lo es por derecho hereditario , no deba te-
ner exemplos que imitar en las acciones de otras
heroínas que sirvan de materia de una Epopeia,
que dele/tando interesé , yanimeá iguales virtu-
des y empresas , que sin dexar de dar mayor es-
plendor á la magestad , no están negadas á su
sexo por la naturaleza : v. gr. un zclo invariable
por la Justicia ^ una diligencia exquisita en la
Elección de Generales y Ministros ^ una justa dis-
tribución de prejiiios sin aceptación de personas)
una severidad inilexibie en castigar los delitosj
una piedad heroyca para con la Religión y la
Patria ^ una frugalidad var'onil j y otras virtudes
verdaderamente heroycas y reales , no son supe-
Di rio-
^2 IN'STITUCION-ES POÉTICAS.
riores á las fuerzas del sexo ^ ni son menos ilus-
tres y benéficas al género húm:ino que las vicio—
rias y conquistas , en que se derrama tanta san-
gre , y se cubre de luto y horror la misma na-
turaleza.
17 Últimamente (volviendo á la definición dé
la materia de la Epopeia ) se dice que debe ser
feliz ; esto es , que el éxito de la acción sea ale-
gre y conforme á los designios del Héroe , aun-
que haya sufrido antes muchos trabajos , y ha-
Uadose en la necesidad de vencer extraordina-
rias dificultades. Y esto por dos razones : la pri-
mera , porque siendo infeliz el éxito de la ac-
ción , pudiera darse caso en que no fuese entera^
como lo debe ser j pues podria faltar para su in-
tegridad mucha parte del medio , y todo el fin
que se propusiese el Héroe. La segunda , porque
si el Héroe pereciera miserablemente , ó estando
para llegar al término de su acción le sobrevi-
niese una gran calamidad j entonces moverla á
dolor , é indignación , y no á un ardiente deseo
de imitarle : de que se seguiría frustrarse el fin
de la Epopeia , que es encender el ánimo de los
Príncipes para empresas grandes y venturosas.
SECCIÓN 1 11.
De la Forma de la Epopeia.
I Xj)iendo la Forma de la Poesía en general
la ficción , ó composición , y extructura de las
cosas que en ella se tratan j es claro que la For-
ma de la Epopeia debe ser la composición y dis-
posición de las cosas que á ella pertenecen. Esta
composición consiste en una cierta belleza y ador-
no de la Acción según el arte, y en los térmi-
nos que quedan expuestos en la Sección antece-
den-
T. r s R o iT. g3
dente : de manera que !a Forma de la Epopeia
no es otra cosa que /a ^^ccrnn ordenada , y cons-
tituida según el modo , belleza , y adornos que
¡a son propios y característicos. Para esto se re-
' quiere que dicha Forma , Fábula , Ficción , Com-
posición , Constitución y Disposición ( vocablos
que en la Poética todos significan una mi?ma co-
sa ) sea una , de cierta magnitud ^ espléndidoy
distribuida justamente en sus partes ^ y puesta en
cierto orden : y en esto se insinúan , lo primer ,
las jQualidades , v Dotes de la Fábula Épica.
Lo segundo , sus F%rtes. Lo tercero , su Dispo —
sicion , V artificie : de todo lo qiial vamos á tra-
tar con individualidad , siguiendo el orden de es-
ta División que queda Iiccha.
DOTES DE LA FÁBULA ÉPICA,
2 Tres son las Dotes principales de la Epo-
peia : Unidad , Magnitud , v Magestad. La
Unidad consiste en la conexión que entre sí de-
ben tener todas las co'as del Poema , resultando
un solo todo : de suerte que qualquiera cosa que
se quite , ó mude del lugar que la compete , se
eche de menos en la Fábula. V. gr. si en la
Eneida se quitase la relación del incendio de
Troya , y de los siete años de peregrinación de
janeas , tan oportunamente traida para satisfacer
la natural curiosidad de la Reyna Jíido , que lo
queria oir todo de la boca de su famoso hués-
ped , que tanta parte tuvo en los sucesos de aque-
lla ruidosa guerra ^ ó si se quitase la pintura de
la celebridad de aquellos juegos que debian pa-
sar á los Romanos en los tiempos venideros ^ ó
si se omitiese la baxada de ^'.neas al infierno,
en donde alcanzó saber tantas y tan grandes co-
sas acerca del Imperio Romano que había de inun-
dar ^ ciertamente se echarían de menos en la Fá-
bula todas estas cosas ; pues aunque no son la
D 3 £c-
^4 INSTITUCIONES POÉTICAS.
acción principal , tienen mucha y muy natura!
conexión con ella.
3 Aristóteles compara la Epopeia en quanto
á su Magnitud con el cuerpo de un animal , el
qual aunque elegante , si fuere sumamente pe-
queño , se podrá llamar proporcionalmente cómo-
do , pero no hermoso ; y si fuere desmesurada-
mente grande , se dirá monstruoso : pues su Mag-
nitud no debe apartarse excesivamente mas , ni
menos de aquella marca natural , y mas común
á los individuos de su especie. Así es el Poema
Épico , que ni debe dilatarse excesivamente , ni
ser demasiado reducido y corto ; sino form.ado
de manera que satisfaga y llene la vista , pero no
que se huya de ella.
4 Para mayor inteligencia de esto , se ha de
advertir que una es la Magnitud de la Acción , y
otra la de la Fábula. Aquí no tratamos de la pri-
mera que , como se dixo (i), cousiste en que
tenga Principio , Medio y J^'in ; sino de la otra,
la qual , según Aristóteles (i) , ss considera de
dos modos : es á saber , Magnitud de acción
Compuesta (esto es , vestida de sus adornos) , y
Magnitud de Quantidad.
g La Magnitud de acción Compuesta consiste
en que todo lo que es la acción primaria sea en
el espacio de un año , poco mas ó menos ^ así
Homero reduxo á un año la acción principal de
su Iliada ; Virgilio á un año , y dos meses la
de su Eneida ^ pero ni el uno , ni el otro fíxan-
do tiempo á los episodios y demás adornos que
contribuyen á la composición , y forma de la
acción primaria ; pues en la Iliada se compre-
henden hechos de nueve años , y en la iEneida
de siglos : esto es , cosas pue pasaron desde los
tiempos heroycos en que vivió .Saneas , hasta la
edad
(i) Lib a. Sec. a. núm, s-
(a) Cap. 5. Poet.
ZI .n K o XT. ¿é
€Had del Emperador Octaviano Augusto , en que
«scribio Virgilio.
6 La Mgnitud de jQuantidad consiste en el
número de versos , que en la iF.neida suben á ca-r
si diez mil exámetros , distribuidos en duce li-
bros. El numero de versos no ha de contarse tan
escrupulosamente , que no haya su mas y su me-
nos. El exemplo de los mas célebres Poetas , y
una composición que no canse , ni dexe á los
lectores sin satisfacer su bien fundada curiosidad,
serán la regla de la Magnitud de jQuaníidad de
la Epopeia.
7 La Majestad de la Fábula Épica estriba
en tres puntos muy esenciales , de los quales se
habló en el libro i. Sec. iv. v. vi. vii. viii. ix. x.
primero , en el admirable enlace de Peripecias,
Agniciones , Episodios y Máquinas ; segundo , en
la narración y estilo Dramático mixto ^ tercero,
en la locución espléndida , y digna de las Musas.
PARTES DE LA FÁBULA EIMCA.
8 Sigúese tratar de las Partes de la Epo-
peia. Son dos : Nexo , y Solución. El Nexo es
aquella parte del Poema que empieza desde el
Exordio , y llega al punto en que los trabajos y
dificultades todas del Héroe se van á convertir
en felicidad. Y la Solución es la misma mudanza
de fortuna quando quedan desatadas y venci-
das todas las dificultades , y por consiguiente el
Héroe llega al fin de su empresa , y el Poeta al
de su obra : v. gr. en la Iliada de Homero es
perteneciente al Nexo todo quanto precede á la
singular batalla entre Héctor y Achiles ^ y la
misma singular batalla , y victoria toca á la So-
lución. Del mismo modo en la jíZneida , todo
quanto se pone antes del particular combate de
^,neas con Turno , es el Nexo ^ y el combate, y
victoria del Héroe es la Solución.
D4 En
g(5 nsrSTITUClOTSTES POETIC'IS.
p En el Nexo deben evitarse las freqüentes
digresiones , episodios largos , y de no mucha
conexión con la acción principal ; y todo aquello
que confunda , y haga perder de vista la acción
del Héroe , y fin de la Epopeia. Y en la Solu-
ción también deben evitarse rodas las cosas que
ocasionen detención ^ y si en ella ocurriere aigun
episodio , sea muy breve , natural , y como una
conseqliencia obvia de la actual situación de Jas
cosas ^ porque en la Solución se halla ya impa-
ciente el lector , anhelando con ansia llegar al
término para saber (como suele decirse ) en qué
para todo.
10 Como la Solución de la Epopeia puede
ser natural ó sobrenatural ; quieren algunos que
en ella se admita la Máquina. Todos suponen que
el mejor modo de Solución es el natL.al ^ pero
ro todos excluyen el de Máquina , fundándose en
que le usaron los mejores Poetas • pues en la
Eneida muere Turno por ministerio de una Fu-
ria , y mediante la disposición de Júpiter. En el
Libro I. Sec. vil. se dixo bastante sobre el uso
que deba hacerse de la Máquina, Ahora decimos
que dexaníio á la Solución natural su debida pre-
ferencia , no dudamos admitir en ella Máquina,
con tal que sea como la usa Virgilio : esto es,
que el auxilio divino sea en tales términos , que
no dexe al Héroe mano sobre mano , sino en la
obligación de hacer mucho por sí , y manifestar
con su propio valor y fuerzas naturales , que es
un verdadero Héroe , y capaz de ser imitado por
otros. Pero, no aprobamos el uso de la Máquina
quando la Solución se dexare toda al auxilio di-
vino , sin que el Héroe contribuya de su parte
con la nobleza y esfuerzo digno de su carácter.
DISPOSICIÓN DE LA FÁBULA ÉPICA.
11 ~E1 tercero y último reqv.isito de la forma
de
Z I Jt JR o II. g"7
de la Epopeia es su Disposicicn ; la qual es de
dos maneras : Disposición de Cotas , y Disposi-
ción de Partes. Sobre la Disposición de Cosas
dicen unos que debe seguirse el orden en que su-
cedieron : otros son de dictamen de que para dis-
tinguirse de la Historia , debe alterarse. Pero
los unos y los otros aprueban con elogios que
Homero y Virgilio no hayan observado el orden
de las Cosas en sus respectivas narraciones. De
aquí es que esta oposición de dictámenes ha
nacido de que ni unos , ni otros se entienden
entre sí ; pues conviniendo todos en que Homero
y Virgilio son laudables en lo que hicieron ^ es
preciso que convengan en que también lo serán
los que siguieren sus huelías. Y si atentamente
consideran lo que los dos Poetas hicieron , halla-
rán que ambos siguieron el orden natural de los
sucesos en la narración de la acción principal ^ y
que solo le alteraron en quanto al orden y colo-
cación de los Episodios , que fueron como causa
y origen de la acción primaria : y de esto nació
la equivocación de los dos partidos opuestos , te-
riendo cada uno diferente idea de la alteración
de las cosas que Homero y Virgilio dispusieron
en sus narraciones. Desnúdese de Episodios y otros
adornos la acción principal de la iEneida , to-
mando su principio desde que /Eneas se dio á la
vela en Sicilia. Sígase la narración toda sin Epi-
sodio alguno , y se verá que toda va por su or-
den natural hasta parar en Italia , en donde con-
cluye. De modo que solo en las acciones secun-
darias , ó Episodios es donde cabe akeracion. Y
así se concuerdan los dos partidos.
14 Por lo que mira á la disposición de las
Partes , el Poeta , después de haber ideado la
acción primaria en el modo dicho j premeditado
los caracteres y oficios de las personas ^ inventa-
do los Episodios , peripecias , agniciones , y má-
quinas j y dado á cada cosa el U;gar que la cor-
res
¿8 I'KSTITUClOnES POÉTICAS.
responde 5 empieza por fin á poner en execucion
el plan de su obra , proponiendo lo primero,
qué es lo que va á cantar ^ lo segundo , invo-
cando algún Numen , con cuya inspiración , ó
protección pueda concluir y perfeccionar su obra
dificultosa ; lo tercero , haciendo narración de
todo i y lo quarto , haciendo alguna peroración,
ó epílogo , bien al fin , ó bien quando convenga
en otra parte. De lo qual resultan quatro partes
de la Epopeia , que son Proposición , Invocación^
Narración , y alguna vez Epílogo , de las qua-
les trataremos ahora.
SECCIÓN IV.
De la Proposición de la Epopeia,
X MlJs
la. Proposición de la Epopeia es la par-
te primera en que el Poeta breve y sumariamen-
te propone lo que ka de decir en su Poema.
1 Las qualidades de la Proposición son las
mismas que las del Exordio de una Oración elo-*
qiiente : es á saber , que sea breve , modesta , y
ceñida al asunto. Será breve , si no es redundan-
te , dilatándose á cosas que no son de la mate-
ria 5 pues no debe extenderse á otra cosa , sino
á lo que contribuya á captar la docilidad , aten-
ción , y benevolencia de los Lectores , por quan-
tü en ella se funda el Exordio del Poema.
3 Será modesta si estuviere Egena de jactan-
cia de ingenio y erudición ; de estiló hinchado , y
palabras altisonantes y huecas , que nada signifi-
can , ó son como el sonido de ima zaranda f y
de una cultura muy afectada , nimia , y procu-
rada con estudio excesivo. Horacio , en cuyo
tiempo habría Poetas tan pedantes como los hay
y
T.I B RO Jt. (jp
y habrá siempre , pues son inderrotabhs \ Hora-
cio ( digo ) ridiculiza á uno de Jos Pedantones de
aquel tiempo , que para adquirirse fama entre
los ignorantes , leyendo sus coplas en las plazas
y corrillos , empezaba sus Poesías con la hiocíia-
zon y arrogancia que aquí se reprueba , y es da
este modo:
Fortunam Priams cantado , & nohile
lellum.
A lo que dice Horacio: ¿Qué parirá este Poeta,
cuya hinchazón promece tanto? Aquí tendremos
el parto de los montes , nue después de mucho
ruido parieron la visioncilla de un ratón.
¿jQtiid dignum tanto feret hic promissor
hiatiR
Parturient montes , nascetur ridiculas mus.
Luego alaba Horacio á Homero porque en la
Proposición de su Odyssea es mas modesto , y
va después levantando poco á poco el estilo , se-
gún lo van pidiendo las grandes cosas que se
siguen.
¿ Quanto rectíus lie , qui nil moJitur
inepte ?
,,Dic mihi , Musa, virum cn.pt.T post
,, témpora Trojx,
,,Qu¡ mores hominum mulforum vidir,
& urbes.
Non fumum ex fulgnre , sed ex fumo
daré lueem
Cogitat , ut sfcciosa dehinc miracula
promut.
4 Será la Proposición ceñida al asunto , si no
fuere vaga , y generalísima j antes bien muy
pi o-
(5o X-S'STJlUClOTCES' TOETlCyíS.
propia , y acomodada al argumento del Poemaj
de manera que és^e se perciba como en bosque-
jo en los primeros versos de la obra. Tal es la
Proposición de la ilíneida.
j4vma , v'tfunique cano , Tvo'jce qui pri^
mus ab c ris
Italiam fato profugus , Lavtnaque venii
Littora.
g Me es sensible no hallar un Poema Épico
en castellano , adonde acudir para sacar exem-
plos con que demostrar estos y otros varios pun-
tos de la Epopeia ; pues aunque Ercilla , Lope,
Virues , Juan Rufo , Gabriel Lasso , y otros que
por la materia de sus obras se llaman Poetas
Épicos , hayan esparcido algunos rasgos dignos
de la Epopeia j los han obscurecido por la de-
masiada libertad con que se abandonaron á su
propio ingenio. Ello es que no tenemos en cas-
tellano una Epopeia , á no ser que la Titiadaj
que acaba de anunc-arse en la Gazeta , supla es-
ta falta , como es de esperar del ingenio que su
Autor ha manifestado en otras obras.
SECCIÓN V.
De la Invocación de la Epopeia»
I Ji--ía Invocación en el Poema Épico es
aquella parte en que es invocado algún Númen^
con cuya inspiración , ó patrocinio se lleve á su
término y perfección el Poema , de suyo arduo,
y creído superior al ingenio regular de los hom-
bres. De manera que la Invocación llama la aten-
ción , y aviva la curiosidad de los Lectores j y
aun
Z Z B R o II. St
aun añado cierta autoridad al Poema , como que
cuanto en él se dixere es como inspirado del Nu-
men que íe invoca. Sea en hora buena esta vis~
piraeion el entusiasmo del Poeta , nacido de su
rnucho estudio , aplicación , y cuidado intenso
que va á emplear en la obra , cuyo mérito y au"
toridad debe ser á proporción del cuidado , y
estudio que pusiere en ella , como es consi-
guiente.
2 La Invocación en los Poemas menores , es-
pecialmente Panegíricos , suele omitirse enteía-
mente. Y es de notar que en la Epopeia , don-
de siempre se pone , es con alguna diferencia en-
tre los Griegos , y Latinos : aquellos la enlazan
con la Proposición , y estos la colocan después:
asi Virgilio después de dicha Proposición : ^r—
ma , virumque cano , ^c , pone la invocación
seguidamente : Musa, mihi causas memora, it^'c.
Homero las entretexe juntas , pues empieza la
Iliada : Iram cañe Dea Pelidce u4chtliis i¿c.~^
la Odyssea : Dic mihi , Musa , •vhum , (¿V. El
mismo Virgilio en las Églogas ^ y otros célebres
Poetas Latinos antiguos y modernos han mezcla-
do también , como Homero, la Invocación y Pro-
posición j y qualquiera que siga el un modo ó el
otro , irá seguro de no errar.
3 También es de advertir que se suele repe-
tir la Invocación en el discurso de todo el Poe-
ma , quando ocurre que decir alguna cosa gra-
ve , y se desea de nuevo avivar mas la atención
de los Lectores , dándoles con eso el Poeta á en-
tender , que lo que va á decir es de tanto peso,
que para hacerlo diguamente necesita implorar
otra vez la asistencia del Niimen.
4 Últimamente se debe tener en considera-
ción que á un Poeta Christiano no le está bien
el invocar las UeiHades del Gentilismo, teniendo á
Jesu-Christo , la Virgen Madre , el Argel tute-
lar , Stc j pero no le es prohibido invocar los
fat-
6t TNSTITUCIOirES POÉTICAS.
falsos Númenes , si Jo hiciere con tal artífícío,
que se conozca invocarlos como signos de algún
atributo , o virtud distinguida : v. gr. las Musas
como signos del ingenio y entusiasmo poético;
Meptuno por el mar , en cuya criatura resplan-
dece la omnipotencia del verdadero Dios j Mar-
te por la guerra , cuya suerte está en manos def
verdadero Señor de las batallas ^ Minerva por la
prudencia y sabiduría que proviene del Padre de
las luces , y es atributo especial del Hijo de
Dios , &c. &c. Puede tanabien el Poeía invocar
Ja asistencia de aquellas singulares virtudes que
tengan conexión con la materia del Poema , ex
presándolas por su nombre , y en cierto modo
personalizándolas. Lo mismo puede hacer con el
Héroe del Poema , o con el ilustre Personage á
quien lo dedicare , implorando su ínfluxo y pro-
tección. Así lo han practicado insignes Poetas
antiguos y modernos , como Virgilio (i) que in-
voca á Octaviano Augusto.
Tuque adeo , quem mox qu¡s sint habita-
ra Deorum
Concilia , incertum , Urbesne invisere
Ccesar^
Terrarumque velis curam , i^c,
Pero todo Poeta honrado no deberá seguir , sino
abominar la torpe adulación de Virgilio ¡ y otros
Poetas tan débiles como él , en este género de
Invocaciones á Personages Poderosos , que aun
viven. Invoquelos con respeto , pero sin baxeza.
(i) Lib. I. Georg,
SEC-
7t I s R o II. 6t
SECCIÓN VI.
"De la Narración de la Epopeia.
X A-ia
/a Narración de la Epopeia es el cuer^
po de ¿a obra que sigue intiiediat emente después
de ia Proposición , é Invocación. Como la Narra-
ción abraza todo el Poema , es preciso que en
ella recaigan todos ios adornos , y preceptos que
hemos explicado ace-ca de la Epopeia , y de ia
Poesía tomada en su generalidad. Con que aquí
no nos queda que hacer , sino manifestar algu-
nas qua.idades en que conviene con la Narración
Oratoria. Estas son quatro : Brevedad , Proba-
bilidad y Suavidad y Claridad. . .
1 Será Breve , lo primero , si no se inter-
rumpe con largas , ó freqlientes Digresiones que
no sean muy del caso. Lo segundo , si se obser-
va lo que diximos (i) tratando de la Magnitud
de la Fábula Épica. Lo tercero , si nada se pu-^-'
siere que sobre , ó sea de poquísima considera»^
cion. Pecan contra esta Brevedad los que incur-
ren en aquellos defectos que reprueba Hora-
cio (a).
Incccptis gravibus plerumque ¿5* magna
professis
Purpureusj ¡ate qui splendeat , unus O
alter
yíssuiíur pannus , cum ¡iicus £5* ara
DianuCy
Et properantis aquee per amcenos avibitus
ogroSf Aut
fi) Lib. 3. Sec. 3, otím. 3.
(2) Ad Pisouet.
54 ^nSTITUClOTTES POÉTICAS.
^Ut flamen Rhenum , aut pluvius des*
cribitur arcus;
Sed nunc non erat his locus , &c.
Son insufribles los Romanceros que para referir
como un Caballero se dispuso para entrar en sin-
gular batalla , describen menudisiniamente sus
vestidos , armas , movimientos suyos y del Ca-
ballo , sin omitir la pintura de la clin, cola , boca
espumante , contando hasta los relinchos , &c.
3 Será probable la narración , si absoluta ó
respectivamente fuere verisímil , como se dixo en
el libro i. Secc. i. nüm. 3 j y Secc. 3. num. (5;
y en el a. Secc. 1. num. 7 j y lo previene Ho-
racio (i).
Ficta •voluptatis causa sint próxima veris ^
Nec quodcumque volet , poscat sibi fábu-
la credi.
Esta probabilidad y verisimilitud no solo ha de
observarse en la narración de los hechos , sino
también en la formacien y pintura de los carac-
teres de las personas , nuevamente inventadas por
el Poeta , según el mismo Horacio :
jTltatis cujusque notandi sunt tibi mor es f
Mobilibusque decor,maturis dandusi^ annis.
La verisimilitud no se opone á lo maravilloso^
pues esto , aunque extraordinario , puede ser creí-
ble en un Héroe , cuyas acciones son extraordina-
rias , y con todo eso han solido ser verdgderas.
Esto se entiende en diferente concepto que lo
creible y prodigioso por Machina.
4 Será suave ia Narración , si , como en la
Oratoria , se compusiere de palabras y frases ele-
, gan=
(i) Ad Pisones.
XI S R o XI. 6i
gantes , fluidas y de agradable sonido ; si se evi-
taren los encuentros de consonantes duras, y sí-
labas que causen con su inmediata concurrencia
ó freqüente repetición cierta aspereza en el
oido y dificultad en la pronunciación j si los
periodos no fueren muy lar>íOs y superiores á
lo que alcance el alie.ito; si los versos cons-
taren del número y medidla competenre ; si se
mezclaren ingeniosas metáforas , prosopopeias,
hipotyposes , apostrofes , exclamaciones , adntira—
clones , suspensiones ^ si hubiere conmoción de
afectosj etopeias, o descripción propia de costum-
bres ^ diálogos o razoramientos que con arte hace
pasar el Poeta entre personas que él introduce^
acontecimientos impensados , pesares , alegrías,
sobrcaltos , deseos , iras y otras co'ías que por su
variedad y conexión hacen amena y suave la nar-
ración épica , y se explican mas de intento en los
tratados de Retorica , ó se aprenden mejor en la
freqüente y arenta lectura de ¡os Poetas clásicos.
¿ Será cla-a , si en ella no hubiere alusiones
obscuras de historias y fábulas que no se'jn bien
conucidas j o de hechos remotos y particulares que
solo se conocieron en cierto tiempo , ó por cier-
tas personas en cierta ciudad , y en tales y tales
circunítr-ncias. De semejantes alusiones resalta la
obscuridad que se advierte en las Sátiras de Ju—
venal y Persio , que para que se entiendan , nos
precisan á acudir á la historia particular , cos-
tumbres y usos de aquellos tiempos en que se
escribió: on. Últimamente consiste la claridad en
la observancia de la buena Locución Poética , de
que se habló en el libro i. Sección X. num. i,
a. 3. 4. 5. 6. adonde me remito.
SEC-
éál TNSTITU0mí/'BS RÚSTICAS.
SECCIÓN VTI.
Del Epílogo de la Epopeia,
I ►fl-JÍos exemplos de la IHada , Odysea , y
Eneida , en donde se omite el Epilogo , dexan
autorizado á qualqiiier Poeta para omitirle tam-
bién y concluir con la misma narración j ó para
ponerle en el cuerpo de la obra , corso un Epi—
phonema al fin de -la relación de algún hecho
ilustre, ó notable acontecimiento : como Virgilio,
que en el libro p. de la Eneida, después de re-
ferir la muerte de los dos amigos Niso y Eurialo,
acaba con este Epiphonema.
Fortunati ambo , si quid mea carmina pos-
tunt,
N^ulla dies unquam memori vox eximet avo^
Dum domus jEnece Capitoii immobile sa—
xum
jíccolet , Imperiumque Pater Romanus
bubebit.
a En otros Poemas distintos de la Epopeia
bien acabada , suelen concluir con Epílogo los
Poetas , haciéndolo con diferentes motivos j pues
á unos los mueve el hacer mención del tiempo,
lugar , edad y ocupación que tenían quando es-
cribieron ; como Virgilio al fin de sus Georgicasj
á otros el congratularse á sí mismos , y manifes-
tar la satisfacción que tienen de que su obra los
hará inmortales ; como Ovidio al fin de los Meta-
jnorphoseos \ y Horacio al fin del libro tercero de
sus Poesías Líricas. Estos Epílogos arrogantes no
suenan bien , sino en boca de ios Poetas de pri—
nier orden,
INá-
^1
INSTJOriUCIOWMS
POÉTICAS.
LIBRO TERCERO.
CAPITULO PRIMERO.
I)e la Poesía 'Dramática en general.
SECCIÓN PRIMERA.
Definición del Poema Dramático.
I JLjlaL voz Drama griega , es en castellano lo
mismo que hacer ^ pues el Poema Dramático no
es narrativo , sino que todo está en acción ; y por
eso se llaman Actores , y Actrices las personas
que hablan en él. Jamas debe hablar , ó ( como
dicen) sacar el Poeta la cabeza. Defínese , pues.
Imitación de una aciion sola , entS^a , de ajusta^
da n,agnitud , verdadera , ó falsa , vetisíiiiil , in-
signe , ó vulgar , feliz , ó ir.Jeliz , que en verso,
y cauto, no por relación , sino attuúnJo ó repre—
sentando , excita algunos afectos y pu>ga el áni-r-
tno ^ ó propone exempios de la vida civzl , y pri-
vada.
1 Toda Poesía es imitación de ¿as acciones hu"
manas: y por tanto lo es también la Dramática.
Y en serlo de una acción sola , entera , de ajus"
tada magnitud , verdadera , ó falsa , verisími/j
insigne , o vulgar , fetiz , ó infeliz j parte con-
E % viers
68 IJVSTZTUCIOJVES POETICÉIS.
viene con la Epopeia (cuya acción es como la
definimos en su lugar) y parte se distingue de
ella j porque el Poema Dramático, si fuere Co-
media , admite acción lulgar y falsa , con tal que
sea verisímil y tenga éxito feliz j y si fuere Trage-
dia, conc'uye con éxito infeliz-^ y uno y otro es
contrario á la naturaleza de la Epopsia, cuya acción
en el fondo es ver Jera, ts ilustre, y acaba con feli-
cidad. Se dice qi;e es en verso y canto, porque los
interlocutores iiablan en verso ^ á que en algunos
lugares se añade el canto. Dicese también no por re
lacio», sino actuando , porque el Drama no tanto es
narrativo como activo , según lo indica la etimolo-
gía de la voz : y en esto se diferencia también de
la Epopeia , en la qual habla muchas veces el
Poeta , quien jamas debe hacerlo en el Dramaj
sino solamente los Actores que sacare á la scena.
Últimamente se dice que excita algunos afectos,
purga el ánimo , y propone exemplos de la vida
privada :, porque en esto se comprehende el oficio,
y fin de la Tragedia y de la Comedia, como sg
demostrará en sus respectivos lugares.
SECCIÓN II.
De la Materia del 'Poema Dramático,
I J-ia
ía Materia del Poema Dramático es la
misma que la de su imitación : esto es , la ac-
ción que imita j la qual (como se dixo en la Sec-
ción antecedente) debe ser una entera , de
cierta magnitud , verdadera , ó falsa , verisímil,
insigne , ó vulgar , feliz , ó infeliz. Será una
si en el Drama no hubiere pluralidad de ac-
ciones primarias y de igual magnitud, Y no se
opone á esta unidad , el que se añada uno ú otro
Epi-
X J S RO ItT. gg
Episodio Ó acción secimdaria , que por inciden-
cia y alguna especial conexión se enlace con la
acción primaria^ la qual para que sea entera, ha
de constar de principio , medio , y fin •, esto es,
de causas que motiven la acción ; dificultades y
enredos que deban desatarse ; y solución ó desen-
lace de todos ellos : lo mismo que se dixo de la
integridad de la acción de la Epopeia. Será de
ajuítada magnitud , si no pasare de aquellos lí-
mites, á que deba extenderse la acción según la
trama y enlace de los sucesos , llegando al desen-
lace y última solución con pasos naturales y sin
violencia ^ de manera que el fin y desenredo sea
como una con<;eqüencia inmediata de los hechos
antecedentes. Será verdadera o falsa , si efecti-
vamente pasó así , ó si fuere una mera inven-
ción del Poeta. En llegando á tratar de la Tra-
gedia y Comedia , diremos á quál de ellas com-
pete la acción verdadera , y á quál la falsa. Será
verisímil , si atendidas las circunstancias de la
persona , lugar y tiempo fuere creíble ; ó si no
excediere el orden natural y posible de los acon-
tecimientos humanos. Exceptúase el caso en que
intervenga Máquina , de que debe huir el Poeta,
si le es fácil ^ y sun en ese caso de intervenir
Máquina , será verisímil la acción por las cir-
cunstancias que han de tenerse presentes. Será
insigne la acción del Drama , si fuere Tragedia^
y vulgar si Comedia ^ como se dirá mas adelante.
Del mismo modo será feliz en la Comedia , y
infeliz en la Tragedia , tomándose la felicidad ó
infelicidad , no del medio en que indiferentemen-
te se admiten aventuras buenas y malas , sino
del fin ó éxito infeliz en la Tragedia, y feliz
«n la Comedia.
E 3 SEC-
fO XNSTlTUClOTfES POÉTICAS»
SECCIÓN III.
De la Forma del Poema Dramático,
r JL a se ha dicho bastantes veces lo que
entendemos por forma d fábula de qualquiera espe-
cie de Poesia : y lo repetimos aquí por lo que to-
ca á la Dramática : y es la constitución d exíruc—
tura de la materia ó acción del Drama. Esta For-
ma, Extructura , ó Fábula Dramática tiene sus
dotes , partes y disposición propia.
DOTES DE I.A ÍFABULA DRAMÁTICA.
a Sus dotes son tres : es á saber y unidad, sim-
plicidad, y magnitud. La unidad consiste en la co-
nexión de todas las partes , y de la acción prin-
cipal , dirigiéndose todo á un solo fin : de manera
que la acción ó materia primaria , los Episodios y
el objeto (sea político , moral ó civil ) del Drama
debe ser uno íormalmentCjO con respeto al todO; que
se llama Fábula. Todo se funda en la unidad de ac-
ción j y así siempre que en un Drama se ponga
pluralidad de acciones de igual magnitud y quan-
tidad , resultará pluralidad de objetos , de fines,
y de Protagonistas ó Actores principales j y por
consiguiente un compuesto monstruoso , que no
tendrá otra unidad que la que tendrían dos cuer-
pos vivientes inxertos uno en otro.
( 3 La simplicidad de la Fábula Dramática se
puede entender de dos modos : es á saber , sim-
plicidad de materia , y simplicidad de forma : la
simplicidad de materia es la misma unidad de ac-
ción , de que acabamos de hablar en eJ número
antecedente. La simplicidad de forma es la simpü-
ci-
Z.rSBO I TI, >Jt
cidad de la composición , cí extructura artificiosa
de la materia o acción. Esta siihpiicidud , pues
(que es de la que aquí hablamos), es también de
dos maneras , una q"'..ido en la mutación de ior—
tuna todos pasan á un mismo estado de infelices
ó felices : y la otra es , quando la fábula es con-
ducida á su término, sin que concluya con mu-
tación alguna de fortuna, ni agnicion. La fábula
simple en el primer concepto se ácbe preferir, se-
gún Aristóteles (i\á la doblen, y ambas á la j/w-
ple tomada en el segundo concepto^ la qual co-
mo es continua y seguida hasta el íin sin agni-
cion ni peripecia , er menos á propósito para de-
leyrar y mover los afectos. Pero es menester saber
qué fábula se llama do^le. Llámale tal aquella en
que unos pasan á felices, y otros á infelices : co-
mo en la yEneida , que es fábula doble ^ en que
.ffineas y los suyos pasan á estado feliz j y Turno
y los suyos á infeliz. Y es claro , que mas debe
excitar el deleyte , y m.over los alectos la fábula
simple del primer concepto , en cuyo éxito todos
Jos personages son sin excepción ó felices en la
Comedia , o infelices en la Tragedia.
4 La fábula simple en el primer sentido , ad-
mite (como es constante) reconocimiento ó mu-
danza de furtuna , ó ambas cosas juntas. De aquí
es que no solamente no se opone á la fábula que
se llama implexa , sino que es compatible con
ella y se ai;menra su valor : lo que no sucede ala
fábula simple en el segundo sentido , que por ser
incompatible con la implexa , no es de igual va-
lor , porque ni mueve ni delcyta tanto como la
otra : Llámase fábula implexa aquella que bien
sea simple en el primer sentido , o bien sea. dobley
incluye peripecia sola , o peripecia y agnicion
juntamente. De donde se infiere que la simplici-
dad de. la fábula (que es uno de sus tres dotes)
con-
(i) Cap. I. Poet.
E4
7*2 XUrSTlTUC^lOA'ES POETICES.
consiste en que la peripecia o mutación de fortu-»
na sea una en tal conformidad , que todos pasea
á felices ó infelices sin excepción ^ y no unos á
felices y otros á infelices ^ f :es esto es propio de
la fábula dublé , á la qual debe anteponerse la
simple compatible con la implexa, é incompati-
ble con la otra simple en que no hay mutación
alguna. Me parece superfluo el poner exemplos de
la fábula simple en si misma ^ simple en compa-
ración de la doble j exemplos de la doble ni de la
implexa ^ pues son fáciles de entenderse por lo qué
queda dicho ^ y se hallan á cada paso exemplos
de todas eílas en los Dramas antiguos y mo-
dernos.
g La tercera qualidad ó dote de la Fábula
Dramática es su justa magnitud. Esta es de tres
maneras : es á saber , niagnitud de la materia ó
acción primaria^ magnitud Á^ la forma , fábula^
ó acción compuesta ^ y magnitud de quantidad.
De la magnitud de la materia ó acción primaria
ya se dixo atrás , tratando de su definición. La
magnitud de la forma o acción compuesta consiste
en las unidades de tiempo y de lugar ; sobre las
quales se habla mucho y con mucha variedad, co-
mo si acaso fuese el negocio mas grave del Arte
Dramática , ó el mas importante. Lo que mas im-
porta es la unidad de la acción primaria. Sea
una la acción primaria ; póngase el mayor cuida-
do en ella ^ y se verá que como un efecto casi
necesario resudan las unidades de lugar y tiempo.
La razón se deduce de la misma naturaleza del
Drama. El Drama todo es execucion , todo re-
presentación. Con que siendo una la acción pri-
maria que se executa y representa , uno debe ser
el lugar , y uno el tiempo , el qual debe ser igual
y "correr al mismo paso que va la execi'cion : de
manera que si la acción primaria se representa
en dos ó tres horas , ese espacio será la unidad
de tiempo de la Fábula Dramática. Sucesos de
ven-
íisROiti. 73
rentíquatro horas , de ocho dias , ni de mas
tiempo , no es fácil que se executen en dos o tres
horas de representación , sin que se aceleren y
atropellen demasiado , o se acuda al auxi io de la
narración , que tanto se opone á la naturaleza exe-
cutiva del Drama , el qual quanto menos tui/iere
de narrativo , tanto mas conforme será á su esen-
cial constitución. Pero dirán : supongamos , que
aun siendo una l-i acción primaria , no pueda me-
nos de dilatarse á dos , tres , o nueve dias , en cu-
yo espacio de tiempo sucedió realmente , ó se
finge h<iber sucedido. En este caso , es preciso que
su representación se ^iña á las dos o tres horas
que ha de durar en el Teatru ^ y que en ese tiem-
po se mude de lugar , >\ (com.o es lo coaiun ) suce-
dió en distintos lugares de una Ca^^a , Palacio,
CiuHad , Campo , &c. y tropezaremos con el in-
conveniente de que se quiebren las unidades de
lugar y tiempo , por mas que quede salva la uni-
dad de acción. Yo digo , que no hallo tropiezo en
esas quiebras , ni tengo inconveniente en dexar—
las pasar. Lo primero , porque nunca serán muy
notables , observándose exactísimamente la unidad
de acción. Lo segundo , porque tampoco hicieron
gran caso de ellas los mas insignes Dramáücos
antiguos y modernos , siempre que estorbasen al
mayor lucimiento del Teatro , y deleyte de los
Espectadores. Lo tercero , porque las mutaciones
y decoraciones, al paso que recrean , facilitan la
variación de lugares , sin que esto enfrie el gusto
y atención de la conducta y orden regular de la
fábula, que es Jo mas importante. Lo quarto, por-
que la práctica de los Dramáticos Latinos y mo-
dernos , de dividir en tres ó mas Actos los Dra-
mas , presta unas buenas coyunturas para disimu-
lar , sin que se note mucho , las quiebras de lu-
gFr y tiempo. Y así (vuelvo á decir) el principal
cuidado '''i Poeta ha de ser sobre la unidad de la
acción primaria. Las otras unidades ^ ose ven-
drán
74 IJVSTITVCISK'-E-S POETICES.
dráa ellas espontáneamente como conseqüencias de
aquella ^ ó su quiebra será luuy poca y fácil de
disimularse. Los Dramas, en que ofenden ex-
traordinariamente al buen gusto las quiebras de
lugar y tiempo , no tanto son Dramas , como
Historias puestas en Diálogos , en las quales se
quiere tal vez representar la vida de una persona,
o muchos hecíios memorables de ella. Y como en
estas malísimas composiciones no se toma por
materia una acción sola , sino muchas , y acae-
cidas en diversos años y lugares , resultan unas
quiebras asombrosas de todas tres unidades., y el
origen de esta extravagancia es (como se dexa co-
nocer) la falta de unidad de la materia , ó el no
tomar por asunto una sola y determinada acción
primaria. Tal es entre otras muchísimas el Co-
medión intitulado el Ger.ízaro de Ungría , que
mas es una Historieta que Drama : pues allí se ve
la vida de un Emperador joven , enamorado , que
se casa ; que tiene un hijo ; que caen los dos en
cautiverio j que llega á viejo el Emperador^ que
le reconoce su h'jo , quien ya era no menos que
General , ó no sé si Baxá de tres colas ; que am-
bos logran restituirse á su patria ^ y qué sé yo
que otras mil cosas mas , las quales todas se exe-
cutan y representan en dos horas en el Teatro,
habiendo ellas sucedido en muchos años ^ siendo
de ver como un misma Actor hace papel de Ga-
lán y de Barba , en prueba de que es hombre pa-
ra todo. Concluyo , pues , con repetir , que la
mai^ííituü de la acción compuesta , resulta de las
unidades de lugar y tiempo , cuya observancia no
ha de ser tan estrecha que no admita alguna dis-
pensación discreta y juiciosa en los términos pro-
puestos ; ni tan relaxada como en las Comedias
por mal nombre llamadas Historiales. Y los rí-
gidos partidarios de estas unidades no tienen
por que objetarnos , que si no se observan indis-
pensablemente , se seguirá el enorme defecto de
ma—
IjISROIIZ. »7g
hialograrse la ilusión de los Espectadores. Las
diversas ideas que se conciben de esta palabra ilu-
sión , son causa de diversas disputas , que en su-
ma son nada. Al modo que la Poesía y la Pintu-
ra son hermanas muy parecidas : Poesis sicut Pie-
tura erit ; asi también lo suelen ser sus efectos.
Efecto de la pintura es la ilusión en los que n^.i—
ran sus obras ^ pero no una ilusión que engañe y
haga creer que tiene alma y vida éste o aquel
Retrato j sino una ilusión , que signifique lo mis-
mo que embeleso y edini ración gustosa por la
diestra y posible imiíacian del objeto pintado.
Tal es la ilusión que se intenta en los Dramas.
Siempre que en estos se vea una diestra y posi-
ble imitación de las acciones humanas , habrá tlu-
sien en los Espectauores : esto es , embeleso y
gusto. Dixe posible imiracion : pues basta esa pa-
ra el deleyte , por quanto se supone que ni el Pin-
tor da alma y vida á los lletratos ^ ni el Poeta
introduce personas verdaderas , sino Actores que
las imiten y representen ^ y decoraciones que su-
plan por los lugares. Y asi nadie va á la Acade-
mia de Pintura á ver en ella los sugetos vivos,
sino bien imitados según su arte ^ y nadie va á
los Teatros á ver á Ürestes , Iphigenia y otros,
creyéndolos allí reales y verdaderos , sino bien
imitados al modo propio de la Poesía ^ y con es-
to se vuelven contentos á sus casas. Pues esta
imitación , según ella es en su manera , es quien
produce aquel e>nbeíeso , ó llámese ilusión , que
sin engañar , como las uvas de Zeuxis , recrea y
entretiene : así como recrea y entretiene el canto
y música , aun quando imita , según su modo , un
dolor profundo , sin que intervenga otra ilusión
que el encanto y embeleso que produce su modo
de imitar aquella pasión. Un iluso seria verdade-
ramente el que reprobase un canto significativo
de tristeza , solo porque se fundase en que el que
canta no está triste ; y que por tanto seria faltar
á
7<5 JIFSTITUCIOyrES tckticas.
á la ilusión. Cada una de las Artes imitadoras
tiene su modo distinto y propio de imitar : y con
él recrea y produce un deleyte respectivo , y con-
moción de afectos en el ánimo. Hasta aquí de la
magnitud de la fábula ó acción compuesta : résta-
nos hablar de la magnitud de quantidud,
6 La magnitud de quantidad está en el nú-
mero de versos. Los Dramas antiguos constan de
un número mucho menor que los modernos. La
experiencia nos hace ver que estos son largos , y
molestos en pasando de dos mil versos. En dos mil,
ó pocos mas versos se p„ede decir , y hacer quan-
to fuere suficiente para la integridad de la fábu-
la , y expresión viva y animada de los afectos, los
quales no se expresan menos con pocas palabras
si fueren enérgicas , y verdaderamente poéticas,
que con muchas , si fueren vacias ó formaren am-
plificaciones fastidiosas , que nada añaden de subs-
tancia ni adorno. Explicadas las dotes de la Fá-
bula Dramática , sigúese tratar de sus Partes y
disposición.
PARTES DE LA FÁBULA DRAMÁTICA.
7 Como el Poema Dramático consta de mate-
ria (que es la acción principal ) y forma (que es
la misma acción adornada y dispuesta según arte)
de aquí es que los Autores han hecho diferentes
divisiones del Poema Diamárico , atendiendo unos
á la materia y otros á la forma. Seis maneras de
dividir un Drama en sus partes son las mas co-
nocidas. Usaré (como lo he practicado hasta aquí)
los vocablos griegos que han usado otros Escrito-
res , y se han hecho propios del Arte Poética,
por excusarse con ellos de otros acasos no tan
significativos y breves. Todas las facultades tie-
nen sus vocablos technicos , que forman su len—
■ guage propio.
8 La primera división , pues , es en Diver-
bio
ÍXSROIII. ^7
hh y chorico : la qual es la mas genérica de to-
das j porque todo quanto hay en un Drama se
reduce á estas dos partes ; pues ó representan y
hablan unos con otros los Actores : y esto se lla-
ma Diverbio j ó los mismos Actores , u otros
cantan cosas que tengan conexión con el Dramaj
y esto se llama Chorico.
9 La segunda es en Nexo y Solución. Esta
división es tan genérica como la primera , aun-
que en el modo es diferente. El Nexo , segua
Aristóteles (i), es todo lo que en el Drama lle-
ga desde el principio hasta aquella parte desde la
qual sucede la mudanza de fortuna , de infeliz á
feliz en la Comedia j ó de feliz á infeliz en la
Tragedia. La Solución es desde el principio de la
mudanza de fortuna hasta la conclusión : v. gr.
En el Edipo de Séneca , todo quanto precede al
paso en que Edipo conoce que él mismo fué el
matador de su padre Layo , y él que se halla
casado incestuosamente con su madre Jocasta , de
donde le proviene su infelicidad , es el Nexo,
y lo restante toca á la Solución.
10 La tercera es en Prologo , Episodio ^ Éxo-
do , y Choro. El Prologo es aquella parte en que
se insiniía lo que se ha de decir en lo restante
del Drama ^ y además es tal que ninguna persona
sale después á la Escena , que antes no se co-
nozca en él , de vista , ó por su nombre , ó de
otro modo. Esto se entiende de las personas prin-
cipales ^ pues las episódicas ó allegadas á la ac-
ción primaria , es bastante que se conozcan, quan-
do salgan á la Escena en su lugar. Los Dramáti-
cos Griegos no usaron Prologo. Y los oficios que
le tocan, según esta descripción, son propios de
la Protasis ó Entable del Drama , que es la par-
te en que de vista o de nombre se dan á cono-
cer las personas que han de hablar en él. Varios
son
(i) Cap. 16. Poet.
75 ZJVSTITUCIOT^ES POETICÉIS.
son los que coniúnden el Prologo de los Latinos
con la Proíhasis de los Griegos. Las Loas que
,traf! Agustín de Koxss en su viage , nos dan una
idea del Prólogo quí precedía á la representa-
ción de los Drtimas Castellanos : y son muy aná-
logas á los Prólogos de los Latinos. El Episodio
aquí tiene otro sentido , y se toma por aquella
parte en que se comprehende la trama y encade-
namiento de los sucesos 9 por lo qual se incluyen
en esta parte , no 50I0 la acción primaria , sino
también las secundarias ó accesorias , que tam-
bién se nombian Episodios , y se executan por
las personas mas señaladas después del Protago-
nista 6 primer Actor ^ y se llaman Actores Epi-
sódicos : asi como en nuestros Di amas vulgares,
después del Primer Galán , ¡os Segundos y Terce-
ros. El Excdo es aquella parte en que se halla
el desenredo y solución de la fábula. £1 Choro
es el que va antes ó después de algún Acto ; y
las personas que hacen esta parte , cantan , y al-
gunas veces habían. En los Dramas Latinos está
el Choro al fin de cada Acto ^ y en los vulgares
no tiene lugar fixo ; pues cada Poeta lo coloca
según su capricho. El oficio del Choro antiguo SO
halla expresado en los siguientes versos de Hq—
xacio (i).
jíctoris partes Chorus , officiumque vi—
rile
Defendat : non quid medios intercinat
j^ctus,
Quod non proposito conducat , i¿ hareat
opté.
lUe bonis faveatque , G consilietur
amiciSf
Et regat tratos , ií amet peccare ti-
mentes.
Ule
(i) Aá Pisones.
Z. J £ R o I J I. ^p
JUe dapes laudet mensa; ¿revis ; lüe sa-
lutrem
Justitiam , Legesque , & apertis ctia
portis,
lile tegat conimissa , Deoíque precetur
i¿ aret,
Uí redeat miseris y abeat fortuna superbit.
11 La quarta división es en Ffotasis , Epita~
sis , Catástasis , y Catásírophe. Protasis ( que
viene á significar lo mismo que entre nosotros
Ent¿ible u ordenación preparatoria') «s el princi-
pio del Drama en que se propone ó entabla el
asunto, sin manifestar el éxito que haya de te-
ner i de manera que los Espectadores , no solo se
enteren de las personas por su semblante ó pof
su nombre , sino qne también se impongan en lo
substancial de la acción , y qiedcn suspensos y
deseosos de saber en qué para. Kpitasis (que tn
castellano es como el estado , o bien la extensión
del asunto) es aquella rarte que sigue inmediata i.
Ja Protasts , y en la qual se pone en movimiento
Ja acción , y se enredan mas y mas los lances de
eJIa. Catástasis es la parte , en que continuando
la trama y enredo de la fábula , se divisa el mo-
do como puede desenredarse después ; y muchos
la confunden con la Epitasis. La Catastropie {que
«ignifica lo mismo que ¿ubvtrsion ^ Revolución)
«s la parte en que se desenreda toda la trama dp
la fábula , pasando el Protagonista de feliz á in^
feliz ^ o al contrario. Como esta Revolución ha de
•satisfacer los deseos y esperanza de los Especta-
dores , conviene que sea lo ultimo del Dram?.
Esta división cabe en qualquiera Drama , sea de
dos , ó tres , ó mas Actos.
12 "La quinta división es es cinco fictos , lla^
mados así de la materia , ó acción primaria de que
son partes. Estos se suelen llamar también Joma"
das j porque en cada uno la acción hace cierta
es-
8o iNSTirvcioi^us poéticas.
especie de parada , en que descansan los Actores
y los Espectadores , para proseguir los unos con
menos fatiga , y los otros con nuevas fuerzas en
su atención. Dice Horacio ^i) que no liayan de
ser mas ni menos de cinco.
Nevé minar , neu sit quinto productior
Actu
Fábula , quce potci vult , i¿ spectata
reponi.
La razón en que lo fundan sus intérpretes , es
porque el primero se necesita para exponer en él
el argumento , y entable de la acción ^ el se-
gundo , para ponerla en movimiento ^ el tercero,
para su trama y enredo ^ el qwartü , para ponerla
en estado de que se divise de algún modo su des-
enlace i y el quinto , para su solución final. Pe-
ro esta razón no me parece suficiente para una
ley tan estrecha como Ja de no permitir mas , ni
menos Actos que cinco ^ pues vimos en el nú-
mero antecedente que esa misma razón se salva
con la anterior división , la qual es admisible
aun en los Dramas de dos y tres Acres. Supón-
gase una acción entera : esto es , que tenga prin-
cipio , medio y fin : y sirva de materia de un
Drama , reducido , v. gr. á dos yíctos. Pues en
ese Drama es preciso que haya su entable j mo-
vimiento de la acción ; enredo ; señales del des-
enredo j y por fin la solución. Y así es que he-
mos visto Dramas divididos en solos tres j¿4ctOTf
que por eso no han dexado de ser aplaudidos jus-
tamente, pues no les faltaban otros requisitos , y
adornos que los hacen útiles y del-ytables. El
numero , pues , de ^Jctos ó J^omudas rae parece
que no debe determinarse por una ley inviola-
ble ; sino que el Poeta es arbitro en hacer esta
di-
(i) Ad Pisones.
Z.IBROIIT. 8r
División conforme á la necesidad que tenga de
disimular sagazmente las unidades de lugar , y
tiempo ; y dar algún descanso á los Actores y
Espectadores. Y esto también podrá ser regla pa-
ra dar una proporcionada magnitud á caria ^c
to en el número de versos , y de Scenas. Llá-
mase Scena aquel ^uadro ( digámoslo asi ) , ó
Perspectiva que en las Tablas o Proscenio del
teatro forman lus Actores. Este ^uudro se varia
siempre que sale ó entra algún Actor , como es
claro : y el número de estas variaciones es el
numero de las Scenas , tomándose este vocablo
en el sentido dicho , que es el mas propio j pues
también se ha extendido á significar el iuiíar de
Ja Scena misma , que es el teatro donde aqueüa se
forma. ¡Vías como lo"^ Actores son los que propia-
mente forman e.si3iS Scenas ó QuiidroSy es menester
que no sean tantos que las confundan. Un Qiiadro
de excesivo numero cíe Figuras hace que se con-
funda la principal. Y si, por acaso , en él se pu-
sieren muchas , conviene que estén separadas á
un lado para evitar la confusión. Sepárense los
que forman los coros , y los acompañamientos y
comparsas ^ y queden en el lugar mas visible y
digno los Interlocutores , procurando el Poeta que
nunca sean estos mas de tres , según lo ordena
Horacio (i\ Nec quarta loaui persona laboret. Y
es cierto que si muchas personas se interesaseq
en una misma conversación , se fatigarla la aten-
ción de los Espectadores , que siempre anhelan
por oir á los Actores principales , ó Protagonistas,
por quienes se s\¡ponen mas interesados que por
los Actores Episódicos , cuyos hechos , con¡o ac-
cesorios , y de menor interés , se desean breves
para que no entibien la primera atención. No es
menester , pues , que aquí nos detengamos en fí-
xar tampoco el numero de Actores , quando por
lo
(i) Ad Pisones.
. 8l lATSTITl/ClOJVEÍ POETICES.
lo dicho puede el Poeta conocer que no debe dar-
se número fixo j y que el que se diere ha de ser
corto j para no distraer de la acción primaria la
atención que ella exige con preferencia á las se-
cundarias.
13 La sexta División es en Fábula , Costum-
bres , Sentencia , Locución , MehJfa y yípara-
to. La Fábula no tanto es parte del Drama , co-
mo el Drama mismo j pues e> toda la composi-
ción , extructura ó forma artificiosa de él ^ y así
viene á ser como el alma en el cuerpo de un
viviente ^ y ella es la qu^ contiene les Hechos,
Costumbres , Afectos , Peripecias , Agniciones y
demás cosas que se llaman adornos de la Fábula.
Por Costumbres se entiende ( como ya se ha
dicho ) el genio , d índole de cada uno : y deben
ser buenas , convenientes y constantes : sobre lo
quai véase en el Libro i. la Sección VIJL nii-
mer. I. a. y siguientes. Por Sentencia entende-
mos aquí los Dichos , ó Preposiciones que deben
ser acomodadas al carácter de las personas^
de manera que los Dichos de un Príncipe se dis-
tingan en todo de los de un Plebeyo j los de un
Viejo de los de un Muchacho , &c. La Locución
es el modo de hablar conveniente al Drama.
En la Tragedia es mas grave que en la Come-
dia , según diremos después. La Melodía es el
canto. Hay opi;¡iones de que ks antiguos Dra-
mas griegos , especialmente la Tragedia , se can-
taban totalmente , sin que por esto se parecie-
sen á las Operas de nuestro tiem.po. En los Dra-
mas L-:tinos cantaba solo el Coro , sobre el qual
ya hemos hablado en el numero 9 de la presen-
te Seccitn. £1 ^4parato es todo el adorno y com^
postura que pert-nece á los Actores, y al lugar
en que han de representar. El adorno <ie los Ac-
tores.es tan vario como lo son los personages á
quienes representen j pues unas veces serán Grie-
gos , Romanos , Asirlos j y otras Turcos , Mo-
LIBRO III. 83
ros , Indios , Americanos , &c. y así deberán
presentarse en la Scena con el traga nacional del
sujeto que representaren. Los Dramas han solido
tomar su nombre del traga de las Personas • y
así entre nosotros se llaman algunos Comedias de
copa , y espada , por ser ese el trage de los Ac-
tores ; y otros hay que se llaman de Figuroriy
por la irregular y extravagante compostura del
primer Actor ^ que representa un hombre acaso
incapaz de haber existido sino en la fantasía de
algunos Poetas poco atentos á iniitar las acciones
verisiiíiiles. También entre los antiguos habia Co-
medias que por el trage de los Actores Griegos
(.que era el Paüo) se llamaban Pailiatas -^ por la
Tuga de los Romanos Togatas ^ y por la Prae—
texta Pr(£texta!at La To^ía era trage común del
Pueblo ^ y la Praetexta de los sugetcs de dis-
tinción:
í^el qui py£textas , vel qui docuere to-
gatas (I).
El adorno del lugar en que representan los Acr-
tores , o es perteneciente á lo Material del ediíí-
cio ^ ó á las Decoraciones y Mutaciones que en
él se usan. Por lo que hace á lo Material del
edificio , su adorno entre los antiguos coosistia
en una luagnifica Arquitectura en lo exterior ; y
en lo interior en un orden cómodo y proporcior-
nado á los Espectadores y Actores. En los prinr-
cipios fué pobre y tosco ^ después fué creciendo
en magnificencia al paso que ciecia el luxo , y la
afición á los juegos S^énicos : lo mi^mo que ha
sucedido con nuestros teatros , que en los princi-
pios eran unos miserables tablados que se levan-
taban en unos corrales ^ y después se aumenta-
ron , y adornaron con alguna elegancia , aunque
nun-
(i ) Horat, ad Piíoues.
Fa
S4 II^STltVCIOIVBS' POÍTIC^S.
nunca con la soberbia suntuosidad de los anti-
guos Griegos y Romanos , qi;e así como en la
Poesía también en la Arquitectura nos llevaron
unas ventajas casi increíbles. Un semicírculo era
la figura del edificio por dentro 5 y se llamó
Teatro , voz griega , q "e quiere decir Lugar pa-
ra ver. La misnia íi'guia semicircular tienen los
modernos. Al frente se veia la Scena , que equi-
vale al espacio entre izquierda y derecha , en
que los modernos tienen los Bastidores y Telo-
nes. El Proscenio era el lugar de la Scena en
donde representaban los Actores ; y ese lugar
era como en los nuestros las Tablas. La Orques-
ta era donde se colocaban los Espectadores : que
venia á ser todo el teatro f^era de la Scena en
su semicírculo. Por lo que hace al adorno for-
mal , debe ser con relación al Drama que se re-
presenta ^ pues unos requieren magníficos salonesj
otros tiendas de campaña j otros casas particu-
lares , grutas , selvas , &c. según las Decorado—
ñas que pidiere la Fábula que se representare.
Vitrubio (i) hace esta necesaria distinción de
Decoraciones según la diferencia de Dramas. El
Trágico (dice) se representaba con columnas , ca-
piteles , estatuas y demás adornos de un gran
Palacio. El Cómico con casas ordinarias y comu-
fies de ciudaduíios. T el Satírico con árboles,
¿rutas , montes y otras Decoraciones representa-
tivas de cosas í^ue pertenecen á los campos. Me
parece que con lo dicho hay lo suficiente según
la brevedad de estas Instituciones. El erudito Sa-
las en la Parre primera de su Ilustración de la
PoHica de ^"Aristóteles , Sección X. y XI. trata
bien á la larga del antiguo aparato y adorno de
los Actores , y del teatro. Allí puede acudir el
que deseare noticias mas menudas sobre este
punto. Sigúese que tratemos ahora de la Poesía
Dramática en particular.
INS-
(i) 1.1b. 5. cap. I.
IWSTITWCIO WJE S
POÉTICAS.
LIBRO QU ARTO.
De la Poesía Dramática en
particular,
CAPITULO PRIMERO,
T)e la Tragedia.
SECCIÓN PRIMERA.
Definiciotí de la Tragedia»
I JJU ragedia , vocablo griego , quiere decir
según unos Canto por el Macho cabrío ^ ó por-
que en sus principios la Tragedia era toda can-
tada en honor de Baco , á quien se sacrificaba
un Cabrón , destruidor de las viñas , cuyo pa-
trocinio tocaba á aquel Numen ^ ó porque el Ca-
brón era el premio de los que en la Tragedia
sobresalían en el canto, según lo de Horacio (i):
Carmine qui trágico vÜem certavit ob Hircum,
Otros quieren que la voz Tragedia se derive de
otra griega también , que significa la hez ^ por-
que antes del uso de la Máscara (Persona trági-
ca)
(i) Ad PisoDes.
F3
%6 ITCSTITVCIOI^ES FOETTCjíS.
ca) que inventó ^schyJo , se untaban el rostro
con hezes de mosto para cantar , y representar
en los carros de los vendimiadores la Tragedia,
de la qvial fué Thespis el Autor mas famoso : y á
este propósito dice Horacio (i):
Jgnotum TragicíS genus invenisse Ca—
tucetiíe
Dicitur , S plaustris vexisse Poemata
Thespisy
^u¿e canerent , agerent ve peruncti fa-
cibus ora.
Otros buscan por otras partes la etimología de
este vocablo. Lo que mas importa es el averi-
guar la esencia de la Tragedia en el estado de su
perfección. Aristóteles (2) Ja define : Imitación de
una accio7i sola , entera , lerdadera , veri.tímil , é
infeliz , que en verso y canto , no relacionandoy
sino exectitando , ó representando excita el ter—
tor y compasión , por cuyo medio deieyta , y pur-
ga el corazón de otras pasiones. Las palabras
mismas de esta definición manifiestan aquello en
que conviene la Tragedia con la Epopeia , o con
3a Comedia ^ ó en que se distingue de una y
otra. He dicho que por medio dsl terror y com~
pasión deieyta , y purga el corazón de otras pa-
siones j porque ésta creo sea Ja mente de Aris-
tóteles , con¡o veremos después. Pudiera también
añadirse á la Definición : T sirve de exemplo y
escarmiento á los grandes personages j porque
siendo la Tragedia una parte tan principal de la
Poesía , no debe carecer de instrucción moraly
siendo ésta el objeto de todo Poema : y así se
debe suponer, aunque no se exprese , por ser cir-
cunstancia común á toda especie de Poesía ; Lec-
íorem delectando , parit erque monendú,
SEC-
(i) Ad Pisones.
{i) Cap. 3.
z I s RO ixr. 87
SECCIÓN II.
De la Materia de la Tragedia.
I ,A-ia Materia de la Tr'ígedia es ««¿7 dic-
ción sola , entera , verdadera , verisímil , ilustre y
é infeliz, que excitando el terror y compasi'm, de-
leyta , y purga el áramo de otras pasiones , y
sirve de hacer cautos á los hombres en su con-
ducta. Sobre la unidad de acción , y su integri-
dad nos remitimos ?? lo que dexanios dicho en el
Libro 3. Sección II. numero 1. y Sección III. nu-
mero 2. y por lo que toca á bs unidades de lu-
gar , "/ tiempo número ¿. todo ^ pues allí se aca-
ba de aclarar mas la idea de la unidad de Ga-
vión, Vcase también en el Libro a. Sección II.
los números 3. 4. 15. en que se trata de la unidad^
é integridad de ^^ccion de la Epopeia , que en
esto conviene con la Tragedia.
1 Se dice verdadera , y verisímil :, porque si
no lo fuera, ó se creyese falsa , no excitaria los
afectos con la vehemencia propia de la Tragedia^
pues los exemplos de mera invención son poco
eficaces. Y asi la Acción debe ser verdadera en
la substancia , aunque no lo sea en todos sus ac-
cidentes , y particularidades , las quales suelen
ignorarse aunque no se ignore io substancial • por
loque al Poeta le queda portillo abierto para in-
troducir Episodios , ó Acciones accesorias , y
anexas á la principal ^ pero con tal condición
que iamas pierda de vista la verisimilitud : y así
no le será pern'ltido fingir hechos epi'ódicos^
que aunque no sean in'posibles, no son verisími-
les por demaaiadamcnte raros , ó inhumanos : co-
nio el que un hijo mate á su padre j á no ser que
^4 |p se-
8S XNSTITVCIOI^'ES POÉTICAS.
semejantes hechos consten de la Historia , ó seaa
muy notorios.
3 Dícese ilustre , porque deben serlo las per-
sonas j y es la razón , que como la Tragedia in-
tenta mover los afectos ds terror y compasión , es
mas á propósito una persona ilustre , cuyas des-
gracias nos suelen compadecer , y aterrar mas
que las de los hombres particulares. Y quanto
mas alta , y conocida sea la persona , tanto mas
digna de lástima se considera. Por eso quiere
Horacio (i) que el Poeta trágico no invente la
Acción , sino que la tome , y elija de entre las
ya conocidas y famosas.
Rectius Iliacum Carmen deducís in Actus,
^uam si profetres ignota y indictaque pri—
mus.
Pero en los incidentes caben personas menos co-
nocidas j ó Actores , que se llaman , Epi-
sódicos.
4 Se dice infeliz , en el sentido de que toda
sea lasiimosa , y acompañada de circunstarcias
terribles , terminando regularmente en un éxito
desdichado para excitar el terror y misericoidiaj
y purgar el ánimo de otros afectos.
g Se dice que excitando el terror y compasión
deleyta ^ porque en deleytar conviene con todas
las demás especies de Poesía , como propiedad
indispensable , y común á todas : y en hacerlo
por medio del terror y compaúon se distingue de
ellas. E.n lo qual es de advertir que no son los
sucesos trágicos los que deleytan ^ sino la per-
fecta imitación de ellos , y excelencia del artifi-
cio : como dice Aristóteles (2) : observando este
Filósofo , que los hombres por naturaleza somos
pro-
(i) Ad Pisonea.
(3) Cap. 2. Foet,
LIBRO IVi 89
propensos á imitar , y que por eso miramos no
£iii especiil complacencia las imáícenes de los ob-
jetos de que huimos , o nos horrorizamos, v. gr.
las figuras bien imitadas de las fieras , o de ca-
dáveres humanos. San Agustin (i'í explica con la
claridad , y viveza que acostumbra , este deleyte
de li representación trágica : l^ati vult ex Tra—
ga;Jia doíorem Spectotoy , Et DOLOR IPSE
ESr [^OUJPTAS EJUS. Et si calamitatet
ill£ koniinum , vel anrjqucs , vel fahee sic agan-
tur , ut qui spectat , non doieat , abscedit inde
fastidiení ,6? reprehenden! \ si nuteni doieat , ma-
r.et intentns , ET G.líUDENS LACRÍMA"
TUR Además de la imitación contribiiye mu-
cho para e^te deleyre el que los Espectadores se
miran libres de aquellas calamidades, y se sien-
ten instruidos para p:ecaverse de otras : lo qual
no causa poco gozo. De aquí es , que parece se
olvidan de este deleyte que produce la Tragedia,
los que condescienden en que su é,\ito sea feliz,
para que los Espectadon^s no salgan tristes del
teatro : pues el Espectador se deleyta en sa
misma tristeza gaudens latrynuitur: y sin este do-
lor se saldría fastidiado, y lacharla la represen-
tación : abscedit inde fastidiens , ü repte—
hendens.
6 Se dice que purgí el ánimo , (Se. sobre lo
qual trataremos mas oportunamente en la Sec-
ción IV. numero a. y 3.
(i) Lib. 3. Confes. cap. i.
ÍSEC-
pO IJVSriTVClOJVEÍ FOETICuíS.
SECCIÓN III.
De la Forma de la Trao-edia,
X JÍlííxcusamos repetir aquí lo mismo que
queda dicho en el Libro III. Sección lil, de la
Forma , ó Fábula Dramática en general , adon-
de remitimos al Lector , por hallarse allí trata-
do con bastante extensión. Al presente nos ce-
ñiremos á lo mas propio y característico de la
Fábula trágica. Esta , pues , además de tener la
unidad , integridad , magnitud , partes y dispo-
sición que se dixo atrás en el Jugar cifado , ha
de s^r lr,)plexa ; esto es , que incluya Peripecia^
o yígnkion \ ó ambas cosas juntas , que es lo me-
jor ; pues estos adornos son muy á propósito pa-
ra mover con admiración los afectos trágicos que
resultan de una impensada mudanza de fortu-
na. Los Episodios de que hzjs. de constar , de-
berán ser poquísimos , y esos muy breves para
que no distraigan la atención , como se explicó
en el mismo lugar. Se evitará en ella todo lo
posible el uso de las Máquinas. Las cosfumhresy
é caracteres , ademós de tener la Bondad , con"
•veniencia ,y tenor constante que se dixo en la
misma Sección , número 13* y en el Libro I.
Sección VIH. número i. 1. y siguientes , debe-
rán ser graves , y señajarse con aquella severi-
dad que exigiere la naturaleza de los casos. Ho-
racio (i) compara la Tia^^edia á una grave Ma-
trona:
(i) Ad Pisones.
Ff-
ÍI J3 R o IV.
5»
Fyffutire leves indigna Tragadia versufy
Vt fesiis li airona moven jussa diebus,
Jnte'e'it satyris paulum fudibunda pro-
tervis.
O'^idio la pinta como una Reyna de carácter vio-
lento , y aspecto terrible (i).
f^enit Ü ingenti violenta Traga dia
passu.
Fronte comee torva , palla jacebat
Áumi-,
Lceva iiianus Sceptrum late Regale te-
ntbat:
Lydius apta pedum vincla cot humus
evo.t.
Debe esfar sembrada de Sentencioí que sean cor—
respondienres al carácter de las personas , guar-
dando aquella economía y proporción que se di—
xo en el Libro I. Sección IX. numero especial-
mente 4. y 5. La Dicción debe ser mas ¡^rave que
en otro niugun escrito j pues según Ovidio ^a):
Omne genus scripti gravitóte Tragccdia
vincit.
La sublimidad del estilo que resulta de las sen-
tencias , y de la locución , es muy propia de es-
te Poema ^ aunque tal vez pidan las circunstancias
que se huniille : según Horacio (3);
(i) Lib 3. Amor. E. r. v. ir.
(a) Lib 1. Trist. E. i.
(3) Ad Pisoues.
Et
p2 lA^STITVClOI^ES POÉTICAS.
Et Trágicas plerumqtie dolet sermone
pedestri.
Véase lo que sobre la Dicción Poética se dixo
en el Libro I. Sección X. numero especialmen-
te 8. y Libro III Sección líL número 13. Por
lo que mira á la verificación , los versos latinos
mas usuales en la Tragedia son para los coros el
Anapéstico Dimetro Acatalectico ^ y para los^Ia-
terlocutores el Senario, Jámbico , o Trímetro Jám-
bico^ pues le llama Horacio (i) altemis Gptuvt
setmcnilíis , iS populareis vincentem strepitus Y
yo no alcanzo por qué en las Tragedias vulgares
no se deba usar el verso tetrasílabo ,ó de ocho síla-
bas j siendo así que también como <t\ Senario Jám-
bico latino, es el mas á propósito [altemis servw-
nihus ) para los Diálogos, y para resistir ú la hulla
del populacho. El verso Tetrasílabo vulgar es el
que mas se acerca al Trímetro Jámbico que pide
Horacio ^ y además de igualarle en la aptitud para
los Diálogos, no la tiene menor para expresar con
sublimidad los pensamientos , y hablar con elo—
qüencia digna de la Tragedia. Algún Romance de
verso Tetrasílabo se lee en nuestros Diamáticos
Castellanos , que no cede en armonía , locución,
y inagestad de estilo á los Romar.ces de verso
Endecasílabo de otros célebres Poetas trágicos.
Me persuado á que el uso de los Endecasílabos
en la Tragedia vulgar , nació de que las Accio-
nes ilustres S8 cantaron por lo común en este
verso , que es el que mas se acerca al Exáme-
tro griego y latino , en que solían cantarlas
los antiguos. Pero estos lo practicaban en los
Poemas Épicos , y no en los Dramáricos. Es me-
nester mas fuerza de pulruones en un Actor pa-
ra declamar en verso Endecasílabo , que en el
Te-
(i) Ad Pisones.
Z I S R o I V. 53
Tetrasílabo. Si los Trágicos, que adoptaron aquel,
tuvieron presente para ello la nobleza de la Ac-
ción Trágica ; al mismo tiempo se olvidaron del
«nibarazo que en el teatro puede ocasionar á los
Actores. Los Ti ágicos Franceses han logrado ha-
cerse los Maestros de la Tragedia moderna ^ y
como se aprecia en mucho el imitarlos , todos los
siguen con sus Endecasílabos , sin otra razón (á
mi parecer ) que la que les prestan los generales
elegios que no sin causa se hacen á las Tragedias
Francesas , aunqi¿e por otros títulos muy dife-
rentes , y superiores al de su verificación. Mi
opinión sobre este punto no es decisiva ^ pero
aseguro firmemente que debe apreciarse una Tra-
gedia en verso de ocho silabas , siempre que en
ios demás requisitos no se encuentre defectuosa.
SECCIÓN IV.
Del Fin de ¿a Tragedia» [
1 4Í_Jíl Fin de la Tragedia es excitar algu-
nos afectos en el corazón para purgarle de otros.
De la idea clara y distinta que se tenga dei Fin
de la Tragedia , pende la exquisita elección de
los Argumentos , y Personas de ella , y el arti-
ficio , y buena constitución de la Fábula Trágica.
Y por esta razón averiguaremos lo primero, ^qué
efectos se han de excitar en la Tragedia^ Lo se-
gundo , ipor qué personas ? Lo tercero , ¿ de qué
modo ?
2 Viniendo , pues , al primer punto , los
afectos que han de excitarse en la Tragedia , son
el terror , y la compasión. Y de la conmoción de
estos resultan tres cosas , en las quales se halla
lo útil y dcleytable que debe tener todo Poema.
La
94 INSTItUClONES POÉTICAS.
La primera es el Recreo del ái.¡mo en ia perfec-
ta imitación , como se dixo atrás en la Sec-
ción II. numero g. del presente libro. La segun-
da una prudente precaución de los hombres en su
conducta. La tercera purgar el ánimo de otras
pasiones : la qual se reduce á la primera , como
veremos luego. Y por lo que mira á la seguí. da,
es constante que quando vemos á nue^ttos .veme—
Jantes ( y mas si son sugeios ilustres ) agoviados
de alguna grande calamidad , nos cau;an lástima,
y tememos que á nosotros i:Os alcance otra igual:
de cuyo temor nace el que reí]exionem(S si bre
los extraordinarios aconrecimientos de ia vida
humana, y procuremos arreglar nuestras costum-
bres , escarmentando en las degradas agenas.
Esta utilidad ( que irrcluimos en la Deíiuicicn de
la Materia de la Tragedia) no se ve tan mani-
fiesta en las composiciones griegas , como en las
modernas. Los Griegos , inflexibles aborrecedo-
res del gobierno Monárquico , no parece si no
que en sus Fábulas Trágicas solo intentaban re-
presentar á los ojos del Pueblo Monarcas odiosos,
para mas afirmarlo en su libertad. Y si sacaban
al teatro algún Rey inocente , y amable ; Con to-
do eso le representaban desgraciado , muriendo
con uua muerte inopinada, y al parecer inevita-
ble en el orden de la hiumana providencia : con
lo qual hacian que creyese el Pueblo que los
Dioses tomaban á su cuidado exterminar los Re-
yes , quando los hombres los amaban La políti-
ca era sutil para sus designios ^ pero infame ,
detestable , y evidenrenente opuesta á la razón,
ó ley natural : y aun se puede llamar blasfema,
por quanto á la Divinidad la atribuía la irijusti—
cia de tomar á su crago la desgraciada , y no
merecida muerte de los inocentes. La ambición,
y el amor ciego solian ser la única Materia de
sus Tragedias, como mas acomodaJa para enredar
con ella el odio , y execración contra los ambi-
cio-
r I B RO IV. pe^
ciosos , y desenfrenados , que abusaban del poder
supreuio. Aristóteles , vasallo de un gran Mo-
narca , y Filosofo de Moral mas justa , no podía
menos de reprobar en esta parte la Tragedia Grie-
ga : y asi la hizo de. mejor naturaleza , atribu-
yéndola un Fin mas honesto , que es el de de-
leytar, é instruir en las buenas costumbres : F"¡n
que es cotiiun á toda especie de Poesía sin ex-
cepción alguna , coiíio lo i-nsiniia freqíSenteioente
este Filosofo. En virtud de lo qual , y por una
especie de interpretación hemos puesto en la De-
ünicion de la MiCeria de la Tragedia las palabras;
y sirve de hacer cautos á los hombres en su con-
ducta.Esta, utilidad está clara en la Tragedia mo-
derna, que por lo mismo es preferibleá la antigua.
En la Fedra de Racine se representa una concien
cia atormentada por sus mismos remordimientos;
y en una situación ten asombrosa y terrible , que
qualquiera se horrorizará de caer en otra seme-
jante , y evitará a jUel ú otro afecto vicioso que
lo pueda arrastrar á igual miseria. Y á este te-
nor respectivamente ponen en práctica los Trá-
gicos modernos sus Fábulas con arreglo á los tér-
minos en que va puesta la Definición ce su Ma-
teria.
, 3 Diximos arriba que la segunda cosa que
resulta de la conmoción de afectos de terror y
compasión , es purgar el ánimo de otros afectos^
y que esto se reduce á la primera , que es ve-
crearlo , renovar , y fomentar su vigor , para
volver después con mas aliento á Irs tareas de
obligación, irires initainat , alitque tempestiva
quies : niajor post otia virtus. Et.ta idea que da-
mos á la palabra Pwg¿.r , tomada de la Medici"
na con una traslación metafórica, es la misma
que ha explicado el Abad Jiatteux en sus erudi-
tas Notas á la Poética de Aristóteles cap. 6. fun-
dándose en otro pasage del mismo Filosofo en el
lib. tJ. cap. 7. cié su Política , donde se explica
cía-
9<5 jjítSt'itucionks poetices.
claramente acerca de la idea de esta purgación
del ánimo. Trata el Fiiosofo en el libro citado,
de las artes varias qne importan á ia educación
de los jóvenes , y entre ellas pone la Música , cu-
yas utilidades son muchas , y una es la purga-
ción de las pasiones. Pnra inteligencia de e^to,
supone el Abad Batteux que ea el canto musical
hay tres cosas : es á saber , las faiCétras j el cari'
ío ^ y el rithmo , e' medida. Estas tres cosas es-
taban unidas en la Tragedia g'iega j y por con-
siguiente todas tres juntas debian Cuncurrir á
causar un mismo efecto ; porque en una compo-
sición musical seria un delirio si cada cosa fue-
se por distinto rumbo , de manera que las pa-
labras expresaren alegría ^ el cunto tristeza ^ y
el rithmo otra pasión diferente. Sigúese de esta
suposición ( y es indubi.able ) , que todo lo que
se pruebe acerca del etecto te una de las tres
cosas dichas , quando están unidas en una misma
composición , se debe tener por igualmente bien
probado sobre el efecto de las otras dos. Con
que si en Aristóteles se encuentra una idea clara
y distinta de la purgación del ánimo por medio
del canto musical-, esa misma es la que debere-
mos formar de la purgación por medio de las
palabras , y del rithmo que acompañan al cauto:
que es el punto de la qüestion.
4, Los Filcsofüs en tiempo de Aristóteles, con
relación á los efectos que la Música produce erí
el ánimo, la dividían en Música moral. Mú-
sica activa, y Música entusiástica. La prime-
ra era grave , sencilla , de movimiento mode-»
rado y uniforme , acomodada , o ice Cicerón (i',
í7 las naturalezas y costumbres y comedida , sua-
ve , y dispuesta á conciliar la benevolencia. La
activa era de un canto mas compuesto, que el
de la moral; mas variado y atrevido en sus en—
to-
(i) Orat. 128.
ÍI B RO IV. t)*J
tonaciones ; mas vivo y acelerado en su rithmo
y movimiento^ y muy parecido á Jas pasiones.
La tercera, que es la entusiástica , se apodera
del alma , Ja arrebata , y la llena de cierta es-
pecie de turor y enagenamiento de si násma.
En suma la Muciica inüuye en el alma de tres
maneras : la primera , comunicándola un exer—
cicio suave y uniforme. La segunda comunicán-
dola movimientos vivos y apasionados. Y la ter-
cera , dándola golpes violentos que la turban
y sacan de sus casillas,
g Veamos ahora los usos que se pueden ha-
cer de estas tres especies de Música. Quatro son
los que cuenta Aristóteles. El primero, dar al-
gún descanso al alma después de las tareas y fa-
tigas de ob! ilación : vires tnstaurat , alitque tem-
pestiva quies. El segundo , tenerla ocupada ho-
nestamente en los ratos libres y desocupados. El
tercero , darla un carácter conveniente en la ju-
ventud. Y el quarto , purgarla de lus afecciones
que la son molestas. / este uso es el obieto (dice
Bateux) Je nuestra nota; y de la qüestion. Pi-
tágoras (prosigue) fué el primero que se valió
de esta voz de !a Medicina. Pues aJ modo qus
la Medicina puyga y limpia los cuerpos de los
humores excesivos y viciosos , asi también Ja iVid-
sica purga el alma de las afecciones viciosas ó
excesivas. En prueba de esto cica Aristóteles lo
que decíp.n los Poetas , que Poliphemo en las cos-
tas de Sicilia, Orfeo en la cumbre de Rodope,
y Achiles en sus navios purgaban el corazón de
sus pesadumbres con las dulces consonancias de
la Lira. Pero sin recurrir á los tiempos fabu-
losos , observamos en el nuestro los mismos efec-
tos. Los espectáculos de la Poesia y de la Músi-
ca en nuestras grandes poblaciones sirven de
dar al hombre algún descanso en sus labores; de
ocupar al rico ocioso ; o de distraer de sus dis-
p8 IN-SrjTVCION-ES POÉTICAS.
gustos, al hombre acongojado.
6 Ya con estas advertencias y suposiciones,
la mente de Aristóteles sobre la purgación de
la Tragedia se dexa entender claramente en el
citado Cap. 7. Lib. 8. de su Política. Estas son
sus palabras, yíhora se trata de saber , si en la
educücion de la juventud se pueden introducir to-
das los especies de canto ó de ritkmo -^ ó si es
necesario usar de elección Cojuo estamos per--
suadidos que esta materia está suficientemente tra-
tada por los Músicos del dia de hoy , y por al-
gunos de nuestros Filósofos , no nos meteremos
en la relación por menor que se halla en ellos,
contentándonos con tocar sumariamente los prin-
cipales puntos. En primer lugar aprobamos la
división que ellos han dado á los cantos músi~
eos en tres especies , que son los cantos mora-
les j los cantos activos j y los cantos entusiásti-
cos : cada uno -de los quüles tiene su propia vir-
tud , y producen efectos diferentes. Diremos des-
pués, que la Música puede tener diversos usos,
que son , formar el carácter y las costumbres;
purgar el alma ( aquí solo tocamos de paso el ar-
tículo de la purgación , del que hablamos lar-
gamente en nuestros Libros de Poética)-, en ter-
cer lugar sirve la Música , para ocupar el tiem-
po libre y ociosfi \ y finalmente para recrear el
ánimo j y darle algún descanso después de la apli-
cación y conato en el trabajo. Es , pues , evi-
dente que produce la Música estos quatvo efec-
tos , por las tres especies de cantos que acaba-
mos de referir. Pero no es menester usar de es-
tos cantos de una misma manera. Paro formar
el ánimo , es necesario usar de los cantos mas
morales ; para los otros efectos bastará oir exe—
cutur á ios inteligentes los trozos de Música ac-
tiva o ey-tusiüsttca. Porque los cantes que hacen
una Juerte impresión en algunas almas , obran
tam—
Z I URO IV. pp
también en todat , aunque con menos velemen-
cia No hay diferencia sino en el grado , sea
compasión , sea terror , ó entusiasmo. Hay algu-
nos que salen fuera de sí con la misma impre-
sión , que apenas mueve á otros. Pero vemos que
estoí , oyendo algunos de ios cantos graves , y
religiosos , que preparan el ánimo para la cele-
bración de las cosas divinas , se aquietan poco
á poco y como si hubiesen recibido una suerte de
purgación y medicina. Lo mismo acontece nece-
sariamente á los que han nacido sensibles al ter-
ror y á la conmiseración , tanto á los que' son
muy sensibles y como á los que son menos. En to-
dos se exacuta una especie de purgación : y to-
dos experimentan un alivio mezclado de placer.
Lo mismo sucede en los cantos morales ó catár-
ticos que producen en el corazón del hombre una
alegría pura y sin mezcla de dolor. Por este
pasage de la Política de Aristóteles se manifies-
ta claramente el sentido en que tomó la purga-
ción de la Tragedia j que es una alegría pura
y sin mezcla de dolor en las mismas impresio-
nes de terror y compasión : consiguiendo la Tra-
gedia esta expiación y purificación , que obra,
en el ánimo , por dos medios , de los quales era
entre los antiguos el primero la Música ó can-
to que acompañaba á la Tragedia ^ y que sien-
do Dórico ó Moral , debia en el sentido reci-
bido en tiempo de Aristóteles, purgar , pero no
aniquilar , ni aun disminuir el terror y compa-
sión. El stgundo medio era la imitación , que se-
gún Aristóteles (i), y s<gun lo que diita la miima
realidad , tiene la particular propiedad de ha-
cer que amemos en la pintura lo que nos hor-
rorizaría fuera de ella , como acontece en la
pintura de los cadáveres, y fieras horribles; sien-
do
(O Cap. 4. I.
100 IIVSTTTUCIOJVES FOF.TICAS.
do ésta (dice Aristóteles) la gracia de las ar-
tes imitadoras , entre las quales se puede con-
tar la Tragedia j la qual nos socorre presentán-
donos el terror y lástima que amamos , y pur-
gando nuestro ánimo de la mezcla de horror y
ailiccion que aborrecemos : de manera que con-
vierte aquellos objetos en objetos de un pla-
cer puro j porque su artificio y diestra imita-
ción se entra en nuestro ánimo , y nos causa
gozo al mismo tiempo que la imagen nos causa
lástima.
. 7 Por todo lo que dexamos dicho se viene
fácilmente en conocimiento del fiíi de la Tra-
gedia. Siempre es el m.ismo ; porque la Trage-
dia es y será siempre un retrato de las infeli-
cidades de la vida humana ^ el qual nos ense-
ñará siempre por medio del temor á ser pru-
dentes con nosotros mismos j y por medio de la
lástima á ser sensibles y oficiosos con nuestros
próximos. Solo en este sentido puede tener la
Tragedia un efecto Moral ^ y no han intenta-
do otro los mas insignes Poetas Trágicos.
8 Esta en substancia es la interpretación del
Abad Basteux sobre la purgación de la Trage-
dia. Y esta es la que adoptamos , por parecer-
nos la mas legítima , y conforme á la mente de
Aristóteles , y al sistema de la Poesía en ge-
neral y en particular. Y nos parece indignado
Ja buena moral , y del talento y grande erudi-
ción de Don lusepe Antonio González de Sa-
las, la que este Autor pone en la Parte I. de
su Ilustración ds ¡a Poética de Aristóteles ,
Sec. I. Cap. 6. pág. ag. donde dice: jQue la—
bituándose el ánimo á oquelias pasiones de mie-
do y de lastima, freqhentadas en la Represen-
tación Trágica, vendrán forzosamente á ser mé—
jiGs ofensivas ; y después quando sucedan ocasio-
nes propias á los mortales de experimentar aque-
llas
Uaí pasiones en sus infelices sucesos , Iíjs' sen-
tirán menos sin duda , medicodo y a el sentimiento
con el uso, y con el exemplo de oirás.... con el
uso , porque del repetido sentimier.to se ha de
seguir la insensibilidad j pues es natural ,, que
„ de las acciones acostumbradas, aunque psno-
,, sas sean , no se contraiga pasión **. Sucede ver
al hijo d al espeso peligrar en el riesgo de al-
guna rigurosa enferriiedad-j lastima aquel spec—
táculo con gran dolor en su principio.... y ha-
bitúase el ánimo á la pena , y viene necesaria-
mente á moderarse el ser.tinúcnto con la dilnciony
y <i tratar y comunicar al que ve padeciendo.
Bien se ve que el Erudito Salas no advirtió la
diterencia que va de lo vivo á lo pintado ^ de
la imitación á la realidad. Este Docto Ei;cri-
tor siguió aquí la opinión , que otros también
han seguido después , y entre ellos Don Igna-
cio de Luzan (i), quien di.:e ser muy acertada
la opinión de Don lusepe. Pero yo con licen-
cia de esta autoridad respetable, no tengo re-
paro en decir que lo erró Don lusepe j y que
nada puede conciliarse con su opinión, sino aque-
Ho que tuviere por objeto el disminuir , borrar,
y aun aniquilar las quaÜdades mas amables del
hoir.bre. Todo el mundo deberia detesíar la Tra-
gedia , si por su medio se consiguiese disminuir,
y aun apagar la compasión de las miserias agé-
nas , y aquel temor que nos hace prudentes y
cautos con las desgracias que vemos. No es ese
el fin de la Poesía , de la Tra<^,ed¡a , de Aris-
tóteles , ni de los Poetas sensibles y hombres
de bien. ¿Quién se persuadirá que porque al-
guno se acostumbrase á ver cada instante un qua-
dro de un toro perfectísimaniente pi.:tado con
un infeliz atravesado y pendiente de sus bastas,
se
(i) Tom. 2. lib. 3. cap. ir. pd^. 169. última edición.
G3
10» TJVSTITirCTOIVKS POÉTICAS.
se hiciese tan insensible , que llegado el lance
verdadero, tuviera poca ó ninguna compasión, y
poco ó ningún terror? Si eso fuera, convendría
que los soldados tuviesen siempre á la vista pin-
turas de hombres que de resultas de una bata-
lla se viesen sin narizes , sin piernas , sin bra-
zos, con las tripas fuera , y en otras actitudes
horrorosas, tendidos en el campo, y aun con
señales de vida , sufriendo las pisadas c'e otros
hombres , y de los caballos; porque acostumbrados
á estas pinturas nada los amedrentaría en el lan-
ce verdadero de una batalla. El exemplo que po-
ne el Señor Salas , solo prutba de la costum-
bre en los trabajos verdaderos para h4bituar¿e á
otros verdaderos ; pero no prueba , ni es pcsi-
ble que pruebe de la costumbre en los pintados
ó imitados, para habituarse á los q.ie son rea-
les y fi:>icos. Ya dixe arriba , que va mucha di-
ferencia de lo vivo á lo pintado.
9 Explicados ya les afectos que se excitan en
la Tragedia (que es lo primero que propusimos
averiguar), sigúese lo segundo : es á saber: ^qué
personas deban excitarlos? Aristóteles dice que
las mas aproposito son las de costumbres seme-
jantes : esto es, aquellas que mas se parecen al
común de los hombres , por no ser extraordina-
riamente buenas , ni extraordinariamente malasj
sino de un carácter regular , ó medio entre los
dos extremos. Y también aquellas que son en-
tre sí amigos, ó pnrisntes muy ce- canos, como
padres , hijos , esposos , hermanos. La razón es,
porque la fortuna feliz de los malvados causa in-
dignación, y por lo mismo no puede, si es in-
feliz , causar compasión y terror : no compa-
sión , porque creyendo todos que el malvado tie-
ne muy bien merecida la infelicidad , nadie se
compadece ; no terror , porque los espectadores,
aun dado que sean malos, ninguno se imagina
tan-
Zl^Rfi IV. 103
tanto como el otro , cuyas infeliciclades miran
como un efecto de su perversa conducta , rie la
que ellos se creen muy distantes ^ y por con-
siguiente no tienen miedo de que les suceda otro
tanto. Esto no quita , que con las precauciones
que dixinios en el Lib. i. Sec. 8. núm. 1. se in-
troduzcan personas de mal carácter, que mue-
van , ya que no á lástima , á terror , repre-
sentándolas de modo que su infelicidad les pro-
veni.?a mas que por su culpa , por error , de que
aun los buenos no están libres. Bien que los bue-
nos siempre lo atribuirian á una oculta provi-
dencia de la Justicia Divina.
10 En quanto á los muy buenos milita la mis-
ma razón en sentido diferente. Porque si el muy
bueno cae en alguna terrible calamidad , mueve,
no á compasión , sino á una grande y justa in-
dignación. Y tampcco mueve á terror , porque
ninguno que fuere muy bueno, teme que por ser-
lo le sobrevenga daño, sino felicidad, que es el
premio de la virtud. En conclusión, debe el Poe-
ta componer el terror y compasión con el buen
exemplü, de suerte que evite sacar al teatro per-
versos afortunados , y virtuosos infelices.
11 Esta doctrina no es absolutamente inva-
riable i y solo la propone Aristóteles como pre-
ferible á otra , que no desmerezca alguna aten-
ción. Y así vemos algunas Tragedias niodernas,
que no han perdido mérito por introducirse en
ellas personas de una virtud heroyca, como la
del Polieutes de Pedro Cornelio , en que se pin-
ta la verdad , pureza , y magestad de la Re-
ligión Católica; y la heroyca fortaleza de los San-
tos Mártires con unos colores tan dignos , que
aun los mismos Anti-Catolicos la oian con gus-
to en el teatro , y celebraban la gravedad del
argumento , y del estilo de la Tragedia. Si los
Dramas Españoles de Santos estuvieran tratados
G 4 con
104 tl^^STITUCIOT.^ES' POETICES.
con igual y mayor dignidad ; acaso no se pro.
hibiíian , como los ha prohibido jüstísimamen-
te el Juzgado de Protección de los Teatros en
Auto de 17 de Marzo de 1788. Siguiendo, pues,
la doctrina que preferiiDOs con Ari.-toteies , la
persona mas 2 proposito para las pasiones trá-
gicas , es la de costumbres semejantes , ó pare-
cidas á las comunes , y regulares del resto de
los hombres , que no son por lo general famo-
sos en lo malo , ni en lo bueno. El que sin pen-
sarlo , comete una acción mala , ese no merece
contarse en el numero de los perversos, porque
su acción provino de sn ignorancia; tampoco me-
rece ser contado entre los muy buenos, porque
al cabo se excedió eín lo que hizo contra la ley:
V. gr. Edipo , no ignorando que el parricidio
es im delito impio , con todo eso por error ma-
tó á su padre Layo. Débese notar también, que
quanto mas ilustre y grande fuere la persona,
otro tanto mas moverá á terror y compasión en
su calamidad.
12 Por lo que mira á los anugos , y suge—
tos de una misma familia , bien se dexa cono-
cer que son personas las mas aproposito para
las pasiones trágicas; pues 110 hay duda que las
excitará mas un amigo que mata á su amigo,
que un enemigo que mata á su enemigo, o que
un desconocido que mata á otro desconocido: y
lo mismo un hermano que mata á su herma-
no ; un esposo que mata á su esposa , &c. En
que se ha de procurar que semejantes muertes
sean efecto de algún error, engaño ó equivoca-
ción del matador , ó de alguna falsa acusación,
ó informe que tenga visos de verdadero. Pues de
otro modo semejantes muertes se tendrían por
una atrocidad, que en vez de terror, causaría
indignación y abominación. Y así Edipo mató
á sü padre sin coiiocerlo : lo conoce después; él
mis-
LIBRO 11'. 10^
mismo siente y castiga en sí su delito j y esto
mueve á lástima.
13 En el numero antecedente se ve indica-
do e¿ modo de excitar las pasiones trágicas j que
es lo tercero que propusimos averijiuar. Los Poe-
tas Trágicos varían este niodo^ pues 6 el Pro-
tag-^nisra exeeuta la muerte , o no la executa.
ítem , o la executa por ignorancia ó sabiéndolo.
También , o lo conoce antes ó después de execu-
tada. Ültimamenre, o es conocida la persona y
buscada para ser muerta, y en presentándose mu-
da de ánimo el matador. Según estos quatro mo-
dos de excitar los afectos trágicos, cuentan qua-
tro clases de Tragedias. La primera es quando
la persona que ha de perecer es conocida. : v. gr.
quando IVIeiea mata á sus hijos. La segunda, quando
la persona que ka perecido no se conoce basta des-
pués de muerta : v.í^gr. quando Edipo oye que
el muerto á sus manos era su padre Layo. La
tercera , quando solo es reconocida en el momen^
to en que va á perecer , y por eso se liberta : v.
gr. -quando íphigenia reconociendo á su herma-
no Orestes lo libra d:íl sacrificio. La quarta, quan-
do se conoce la persona y es buscada para qui-
tarla la vida , y al coto no muere : v. gr. quan-
do en Sophocl:s ¡Emc^n sigue á su padre con la
espada desnuda y no le mata. De las quatro cla-
ses de Tragedias, la primera es contra las re.
glas arriba establecidas , o contra la doctrina que
se infiere de ellas legítimamente.
14 Pero en quaiquiera clase de Tragedia se
debe huir de presentar á vista de los especta-
dores en el teatro scenas atroces , y san}:Hiina—
rias que los horroricen ^ y también lances in-
creíbles , como las transformaciones msgicas , y
enredos de Marta la Roniaraníina , y otros de
Ja misma laña, prohibidos en el citado Auto de
17S8, conforme á lo que pide la cultura de ia
Na-
T05 XNSTITUCION-ES TOKTICAS,
Nación, y la doctrina de Horacio en los siguien-
tes versos (i).
Nec pueros coram populo Medea tru-
cidet ;
^ut humana palaní coquat exta iiefa-
rius ^treuSy
yíut in avem Progne mutetur , Cadmus
in anguem.
^uodcumque ostendis mihi sic , incre—
dulus odi, ^
Horacio mismo {ibi) propone un medio de tem-
plar los horrores de la scena , previniendo que
si fuere necesaria la noticia para que los espec-
tadores nada echen menos en la conducta de la
fábula , salga el matador ü otro de los actores,
á referir la execucion de la muerte , suponién-
dola executada dentro.
N'on tomen intus
Digna geri, pronies in scenam; multa-
que talles
Ex oculis , qucc mox narret facundia
prcesens.
También se podrá moderar la crueldad de estos
espectáculos , sacando las prisiones ó el puñal
con que se finge executada la muerte ^ y aun
el mismo cadáver para comover mas con su vista
a los espectadores ^ y á eíte tenor otros instru-
mentos y señales de la crueldad que se figura
executada en otro sitio. Pero nunca será bien he-
cho el herir ó matar atrozmente á vista de los
espectadores.
SEC-
(i) Ad Pisones.
LIBRO IV. 1 oy
SECCIÓN V.
Modo de poner en práctica las reglas y
doctrina que hemos explicado , y formar
un plan para escribir una Tragedia,
' I ,SlJo primero que se ha de hacer antes de
efcribir una Tragedia , es füriuar el plan. Elí-
gese la acción primaria, que debe servir de ma-
teria , y con ella se forma el argumento , el
qual ha de ser breve, y sin adorno ninguno poé-
tico. Después se pasa á dar la forma á la ma-
teria elegida y preparada en el argumento: pa-
ra lo qual es preciso también deliberar en la
elección de fíbula j pues ésta puede ser simple
ó implexa. Si se adoptare la simple ^ se procu-
rará darla todo el orden y distribución da par-
tes segiin sil naturaleza, y conforme á los precep-
tos de la Poesía Dramática, haciendo que su con-
clusión sea con todo el artificio posible. Como
]a fábula simple carece de los adornos, con que
sorprchende y causa admiración la implexa ; es
forzoso que el deleite y comocion de afectos que
ella produce , penda únicamente de lo grande y
extraordinario de la acción misma, y de la elo-
qüencia y gravedad del estilo del Poeta. Por lo
que la elección de esta fábula es muy arriesga-
da para el teatro y gusto de los Espectadores,
si el Poeta no fuere muy diestro , y de una
eloqüencia exquisita : en cuyo caso la fábula sim-
ple le grangeará entre los inteligentes mayores
elogios que la implexa; porque entonces casi todo
el deleyre que produzca , se deberá á su habili-
dad y talento.
Si
io3 ' x^rs^ITuCT02VES pobtiCjís.
1 Si se adoptare la implexa , es menester
considerar si es capaz de peripecia y agnicion
juntas , y si estos adoraos recaen sin violencia,
y con natural regularidad sobre los hechos an-
tecedentes, los quales deben ir poco á poco pre-
parándose mutuamente , para que Ja atención de
los Espectadores canii:ie sin tropiezo , y á la par
con la conducta de la fábula. También se ha de
mirar , si de las co;as mismas resultan afectos
de terror y compasión ^ ó si estos afectos se pue-
den excitar por algún otro uiedio. Luego se me-
ditan las personas, y se discurren las acciones
Episódicas que se dsban enlazar con la princi-
pal según el arte : y á cada persona se la con-
serva su carácter ó índole, si lo tiene notorio^
ó si no , se le atribuye y fixa de manera que
las personas se distingan siempre mutuamente en-
tre sí en sus ideas , costumbres y lenj^uage.
3 Delineada ya de este modo la fábula, se
procede á examinar que es lo que se necesita
colocar en el nexo, y que en la solución. En
el nexo y no en la solución , deben estnr los
Episodios , los quales no han de ser largos, ni
ociosos y superiiuos ^ sino breves y bien enca-
denados con la acción primaria. Se pondrá mu-
cho cuidado en la conclusión de la fábula , sea
simple ó sea implexa : con la diferencia que la
implexa ha de concluir con agnicion y peripe-
cia tal, que ella por sí misma puede excitar los
afectos trágicos. En la distribución de Jas par-
tes de la fábula , de las scenas y de los actos,
habrá de tener el Poeta presente en su imagi-
nación el teatro, para hacerse cargo de la her-
mosura que allí puede caber en las calidas , y
número de los actores , en sus coloquios , de—
clamacio.Tes y execucion ^ y en las decoraciones
y mutaciones de éstas , haciendo que unas no
estorben á las otras : en lo quai no tendrá mu-
cho
X. 1 S RO IV. ' 109
cho que meditar, si g-j.irdare (como debe) la
unidad de acción ^ pues con ella no se necesi-
tará acaso mudar de decoraciones ^ ó serán las
mutaciones pocas j y esas , puede proporcionar
que se hagan durante los intermedios de los actos,
cuyo número de 3 ó de ¿ está en uso por esa,
entre otras ventajas. Las unidades de lugar y
tiempo las mirará como conseqijencia de la uni-
dad de acción , en la qual pondrá toda su aten-
ción j pues la quiebra de las otras será fácil ds
disimularse, si el Poeta tuviere sagacidad en la
distribución de las partes de la fábula. Para ma-
yor claridad propondremos un exempJo de la fá-
bula simple , y otro de la implexa , tomados de
Séneca el trágico.
4 Exemplo de la simple , la Tragedia inti-
tulada Las Tioyanas. La materia ó acción pri-
maria de la Tragedia es ésta : ,, Los Griegos,
„ después de haber destruido á Troya , coiisul-
j, tan al Adivino Calchas sobre restituirse con
„ felicidad á sus casas , y poder tener de su
„ parte el favor de los Dioses. Calchas \zs res-
„ ponde , que para conseguir lo que quieren, es
j, preciso que sean entregados á la muerte Po-
,, lyxena y Astyanacte. En efecto son muertos '^
Con esta acción (que es la principal) están en-
lajados dos Episodios : el uno es el coloquio en-
tre Agamenón y Pyrro : el qual Episodio nace
del consejo y deliberación de Calchas sobre la
muerte de Polyxena. El otro Episodio es toda
aquella scena en que es buscado y hallado por
Ulysses Astyanacte: y este Episodio resulta tam-
bién de la resolución que se habia tomado de
precipitar á Astyanacte. Con que ansijos tienen
conexión con la acción primaria y nacen de ella.
g El de la implexa es el EJipo. La mate-
ria ó acción primaria de esta Tragedia es la
siguiente. ,,Edipo haciendo diligencias por saber
,,quien
irO J77STITUCI0JVES POETICES.
5, quien hubiese sido el marsdof de su padre Layo^
„ viene en conocimiento de que él mismo es el
„ parricida , y que además de eso se encuen—
„ tra casado con su propia madre locasta. Lie-
„ no de furor y vergüenza se saca los ojos j y
„ su madre y esposa Jocasta se quita á sí mis—
5, ma la vida con un puñal*'. Lo que Edipo ha-
bla en el primer acto sobre la peste , aunque
tiene conexión con la materia , es una cosa acci-
dental , y por tanto es un Episodio. También
lo es el coloquio üe Edipo con Creonte, y Tire—
sias ^ y la descripción del infierno , y clamores
á los M?nes o almas que en él habitan 5 excep-
tuando quando se habla distintamente de la muer-
te de Layo. Lo que hablan Edipo, el Anciano,
y Phorbante sirve en parte para preparar poco
á poco la mudanza de fortuna ^ y es cosa qua
pertenece al nexo de la fábula. Todo lo demás
toca á la solución , en la qual hay peripecia y
agnicion admirable : que es lo que hace la íá--
bula implexa.
CA-
Z.I S RO IV. )IX
CAPÍTULO II.
De la Tragedia que llaman
Urbana,
SECCIÓN I.
Del mérito de esta especie Dramática,
I JLJtwego que oaliéron al teatro las qué se
llaman Trajee Jius Urbanas y fueron por lo común
bien recibidas y aplaudidas. Esto fué bastante pa-
ra despertar la envidia de los orgullosos , que
reprueban todo lo que ellos no han inventado.
Y así Voltaire y sus ciegos admiradores procu-
raron ponerlas en desprecio. Para que Voltaire
hablase mal de qualquiera descubrimiento lite-
rario, no era menester mas que el que no fue-
se suyo. Tal era el grado de soberbia á que le
habian llevado los desmedidos elogios de innume-
rables hombres ligeros que se dexáron deslum-
hrar de su eloqlíencia impostora. Era Voltaire
entonces el que dominaba en los teatros, y no
sufria compañero. Censurábanse, pues, estas nue-
vas composiciones, lo primero, porque eran nue-
vas, y desconocidas de los antiguos^ con)0 si la
Tragedia Heroyca de los modernos haya desme-
recido por las novedades que en ella han intro-
ducido : las qiiales la diferencian mucho de la
Griega y Latina antiguas. £n tiendo la cosa
bue-
I-il XJVSTITUVIOIVES POÉTICAS.
buena , su novedad no debe ser causa de su des-
precio , como dice Horacio (i).
Indignar quidquam reprehendí, non quia
crusse
Compositum, illepideve putetur ; sed quia
nuper :
INec veniam antiquis , sed bonorem y (^
preemia posci^ zj'c:
l^el quia nil rectum , nisi quod placuit
sibi , ducunt-^
y el quia turpe putant parcere minori—
bus, 6? quie
Imberbes dtdicere, senes perdenda fa-
teri , &c.
Lo segundo , las censuraban por ser fáciles , y
consiguientemente indignas de la atención y es-
tudip de quaiquiera ingenio distinguido. Pero eí
Señor Abate Don Juan Andrés (a) satisface á esta
censura, con que el mérito de una Poesía no de-
be medirse por su mayor ó menor facilidad , sino
por la instrucción , y mayor ó menor placer que
ella produce : añadiendo que la Tragedia Urbana
no requiere poco fondo de ingenio , eloqüencia
y filosofía ^ porque hiere el corazón , é instruye
en buena moral ^ y por tanto , no es tan fácil co-
mo les parece á estos cdricos. £s verdad (dice el
Señor Abate) que los Poetas que han abrazado las
Tragedias Urbanas , han couietido torpes defec-
tos , por el ayre Romancesco con que las escri-
ben, y por el Suicidio que en algunas se pinta
como una acción heroyca. Pero estos defectos no
son de esencia de la Obra , sino accidentales á
ella , como dimanados de la ignorancia o inconsi-
de-
^ (i) Epist. ad Augustum.
(2) Hiit. de toda la Ln. tom, 4. c. 4- F^E- SS^^
y sig.
ZJSRO IV. IIJ
deracion de sus Autores. La naturaleza de la 7"»-^-
gedia Urbana es de suyo buena , como lo es la
de toda especie de Poesía , quando no se abusa de
ella. Y> así me determino á definirla en los tér-
minos siguientes.
SECCIÓN II.
"Definición de la Tragedia Urbana,
I JkJ) \go , pues , que la Tragedia Urbana es
Imitación draviática en verso de una sola acción,
entera , verisímil , urbana y pcrticuli.r , que ex-
citando en el ánimo la lástima de los males aje-
nos , y estrechándole entre el íenior y lo esperan—
xa de un éxito feliz , lo recrea con la viva pintu-
ra de la variedad de peligros á que está expues-
ta la vida humana , instruyéndolo juntamente en
alguna verdad importante.
a En ser imitación dramática en verso, de una
sola acción entera , conviene con todo Poema Dra-
mático. En lo verisímil conviene igualmente ; con
sola la diferencia de que la Tragedia Heroyca,
ademas de la verisimilitud común á todo Drama,
requiere que la acción sea real y verdadera en la
substancia ó fondo ^ lo que no requiere la de la
Tragedia Urbana , que puede ser toda de pura
invención , con tal qne sea verisímil. Se dice Ur-
iana y particular , para distinguirse de la acción
de la Tragedia Heroyca , que aunque Urbana , no
es de persona particular ; y también para distin-
guirse de la Comedia , cuya acción , aunque par-
ticular , puede no ser Urbana. Y para claridad de
esta doctrina , es preciso fixar la idea que hemos
querido dar á la palabra Urbana. Por esta voi
cnteademos aquellas acciones , que según la opi-
H Ilion
114 JTJ^STITUCIOJVES POÉTICAS,
nion común , y circunstancias de que se acom-
pañan , no nos dan una idea vulgar y baxa de Jas
personas ^ ó aquellas que son mas freqlientes en-
tre personas de un carácter regular , o entre Ca-
balleros particulares : v. g. Un duelo , un desafio
(que es la materia del Delinquente Honrado)^ suce-
de mas generalmente entre Caballeros que se go-
biernan por ciertas ideas de honor ( falsas o ver-
daderas) , que entre personas de interior esfera.
Y las acciones que pasan entre Militares , aunque
sean Soldados rasos , son también en nuestro sen-
tido Urbanas ^ porque sus hechos , si fueren ca-
racterísticos y propios de la Tropa , no son
vulgares y comunes. Tal es la acción de la Tra-
gedia Urbana , que se titula El Desertor. De
manera que las acciones de los Soldados rasos so-
lo las llamaremos aquí Urbanas , en quanto son
tales , que no es regular se vean en otros que no
lo son , y tienen cierto ayre de nobleza. Y así las
acciones Urbanas , en nuestro concepto son las
que comunmente pasan entre personas de un ca-
rácter regular, y no entre las de un carácter ri-
dículo 5 y entre Caballeros , y no entre gente ple-
b<*ya. Por cuya razón ¡a materia o acción de la
Tragedia Urbana siempre deberá distinguirse de
la Comedia en que entran caraciéres ridiculos,
como avaros , hipócritas , rábulas , trapacistas,
tunantes , ardeliones , y otras personas scn:ejantes,
que aunque se supongan de honrado nacimiento,
se diferencian mucho de los Caballeros , cuyas
acciones son seriris , de mejor carácter y Urbanas,
Y por tanto la Tragedia , de que hablamos , se
llama tembien Urbana , por serlo la acción que la
sirve de materia. En suma , se puede decir que
la palabra Urbana se pone en contraposición del
ridículo que caracteriza á la Comedia.
3 Lo que se sigue : excitando en el ánimo la
lástima de los niales ágenos , y estrechándolo entre
el temor y la esperanza de un éxito Jelix : se po-
ne
z I js ji o IV. lie
ne para manifestar el medio de que se vale esta
especie dramática para conseguir su fin : y esa es
la parte , pur la qual toma el nombre de Tuige-
dia , pues mueve ios alectos de lástima , temor ^
y esperanza , que aunque no sean tan vehemen-
tes como los de la Tragedia Heroyca , son tris-
tes y lastimosos f y en cierta manera Trágicos.
Dicese de un éxito feliz , porque la disposición,
adorr.os y conducta de la Tragedia Urbana han
de ser de manera , que los Especradores estén sus-
pensos y dudosos del éxito , aunque con algunos
visos , q"e algim tanto los inclinen á esperarlo
feliz. Y efectivamente no deberá ser infeliz , por-
que? las desgraci.is del Pri tigonista , no tanto se^
ran originadas de su natural malignidad , costum-
bres impropias cié una persona Uriana , como de
error , acusación falsa , ó de alguna fragilidad de
aquellas en quf; caen hasta los hombres de bienj
que por tanto son dignos de lástima , y de que
disipados y vencidos sus trabajos , logren una
suerte dichosa.
4 Se dice , que recrea el ánimo con la viva
pintura de la variedad de peligros á que está ex-
puesta la vida humana , instruyéndolo juntamente
en alguna verdad importante : con las quales pala-
bras se manifiesta el fin t'e la Tragedia Urbana.
Arriba , explicando la purgación por medio del
terror y compasiotí (i), se dixo como los afectos
tristes recrean y deteytan el ánimo ^ pues lo lo-
gran por la belleza de ¡a pintura, o perfecta imita-
ción con que los presenta la Poesía.
(i) Lib. IV. cap. I. Sec. IV. núm. a. 3. 4- 5- 6. 7. y 8,
H a SEC-
Il6 XNSTiruClOX^ES POÉTICAS,
SECCIÓN III.
De la Materia de la Tragedia Urbana.
1?
I ,ú_iXn la definición que acabamos de expli-
car de la Tragedia Urbana , se halla incluida la
de su materia o acción primaria. Ella debe estar
dotada de aquella unidad é integridad , que dixi—
mos ser común á todo Drama en general. No es
preciso que sea verdadera , sino verisímil. Y debe
por consiguiente estar purificada de aquellos fan-
tásticos incidentes , que son lo maravilloso de los
Romances y Libros de Caballería. Las personas no
han de ser tan elevadas como las de la Tragedia
Heroyca j ni vulgares y ridiculas como las de la
Comedia. Deberán ser Ciudadanos distinguidos
por su honrado nacimiento , ó por alguna notable
virtud. Nunca se elegirán personas de carácter
maligno^ porque su acción ha de servir de algún
exemplo , y ha de mover á lástima ^ y las accio-
nes de los que por carácter son malos , no sir-
ven para lo uno ni lo otro. Quando digo que la
acción ha de servir ele algún exemplo , no es in-
tentar que sea una virtud precisamente j pues hay
ciertas fragilidades en hombres por otra parto
honrados , las quales pueden servir de materia
también ^ porque hacen cautos á los demás que
miran ser ellas el origen de varias infelicidades.
En suma la persona principal ha de ser de noble,
ó llámese urbano carácter , aunque caida en des-
venturas por error suyo ó ageno ; de modo que
se haga digna de lástima , y de que se la desee
con ansia un éxito feliz^
SEC-
X. I S R o IV,
117
SECCIÓN IV.
Ve la Forma de la Tragedia Urbana*
T -fi-ia Forma , así como en todo Poema , es
la fábula ó debida disposición de la materia. Por
lo qual , en la Tragedia Urbana ha de haber
aquella distribución de Partes y adornos de que
se habló , tratando de la forma de la Pcesia Dra-
mática en general. Y en particular la fábula de la
Tragedia Urbana ha de ser Implexa ^ de mane-
ra que resulte admiración , y una gran conmoción
de afectos por la agnicion y peripecia de que
debe estar adornada. No por eso e.xcluimos la
fábula simple , si el Ingenio supliere lo que falte
de maravilloso.
2 Los afectos propios de esta especie de fábu-
la , ya hemos dicho , que son la liístimo , el te-
m<jT y la esperanza \ para cuyo efecto es menes-
ter también, además de ser la fábula Implexa^ una
dicción pura y eloqüencia sublime , capaz de
herir el corazón , obligándole á sentir los males
ágenos : á lo qual contribuyen las sentencias gra-
ves y oportunas ^ las admiraciones , interroga-
ciones , exclamaciones , suspensiones , impreca-
ciones , apóstrophes , y demás figuras propias del
arte de mover los afectos.
3 Los Episodios , que también son adornos
de la fábula , deberán ser breves y bien enlazados
con la acción primaria. Y los caracteres ó costum-
bres serán correspondientes á las personas propias
de este Drama , según las propusimos en las Sec-
ciones I. y II. del presente Libro ^ y conforme
á la doctrina general de los caracteres , en el
Libro I. Sección VIII. num. 1. y siguientes.
H 3 SEC-
Il8 XKSriTVClONES POÉTICAS,
SECCIÓN V.
Del Fin de la Tragedia Urbana.
I SlJ\ Sefior Abate Don Ju?n Andrés, arri-
ba citado, expresa el Fin de esca especie Dramática,
según atrás lo explicamos en su definición : y
es el infundir en el ánimo un dulce placer , é ins-
truirlo en una buena moralidad. De lo que infiere
este erudito Español , que la Tragedia Urbana
ciertamente merecerá en todos tiempos que los
Poetas la reciban con los brazos abiertos , aun^
que aparezca nueva , y aunque se le dé el nombre
que se quiera. Yo me arrimo al dictamen de este
Escritor juicioso. Y aunque parece que el fin
aquí propuesto es común á toda especie de Poe-
sía, no lo es en realidad, si atendemos á los
medios con que se va á él , y ya dexamos ex-
plicados : que son los efectos que se excitan ^ el
modo de excitarlos ^ y las personas que los ex-
citan : todo lo qual conviene solamente á la
Tragedia Urbana.
CA-
ÍISRO IV. lip
CAPITULO TERCERO.
De la Tragicomedia,
SECCIÓN PP. IIVIERA.
¿ Oué sea Tragicomedia ?
I Jí-iia voz Tragicomedia parece no haberle
oido , hasta que Plauto en su ^niphitruon la usó,
no inconsiJcriidanieute como dice Cáscales (i), si-
no como juzga Luaan (2) con la fcrmul intención
de hacer reir al Pueblo con lo jocoso y extraño
del nuevo vocablo , inventado á ese fin , como
otros muchos por el Poeta, con ocasión de ocur-
rir á la extrañeza con que pensaba oiria e! pueblo,
que se iba á representar una Tragedia , habien-
do ofrecido Comedia. Y así en persona de Mer-
curio dice en el Prologo;
Quid contiaxistis frontón^ quia Traga:—
diam
Dixi futuram banc ? Deus sum , commu—
tavero
Eamdem banc ^ si voltis : faciam ex
Tragxdia
Comosdia ut sit , ómnibus iisdem ver-
sibus.
Utruní sit , an non voltis ? Sed ego stul-
tior^
jQua-
(I) Tabla 4. pág. 187. Ca-ital,
(a) Tom. 2. cap. 18. del lib. 3. pág. «53.
H 4
140 X!VSTITUCI07^ES TOETlCAS.
jQuasi tiesciam vos velle , qui Divus siem,
Teneo quid animi vostri super hac re
siet.
Faciam ut commista sit Tragicomedia.
g Acaso puede estar mas patente la jocosidad que
intentaba Planto en el uso del nuevo vocablo?
2 Pero las burlas de Planto se han tomado á
veras por mochos Poetas , que han adoptado este
tercer género de Poesía Dramática , esre mons-
truo , este hernidphrodita poético , como lo l'ama
Cáscales : quien en el hití;ar citado dice á Pierio
en persona de Castalio : Si otra vez tomáis en la
boca este wtyibre , me ennjaré mucho. Digo que no
hay en el ñauído Tragicomedia. Y dice bien : y
tiene razón que le sobra para ení'jarse. La uni-
dad é integridad de la materia 6 acción de toda
Poesía Dramática es indivisible , como es cons-
tante j y siéndolo , no puede haber mas que un
Protagonista , el qual será Trágico , si su acción
fuere trágica •, ó Cómico , si fuere cómica. Y si se
admiten mas acciones primarias que una , en ese
caso se quebranta la unidad mas indispensable en
todo Poema ; y resultarán dos entes distintos, y
pegado el uno al otro , cada qual con su respec-
tiva integridad , ó principio , medio, y fin : lo
qual es una monstruosidad , es un aborto , como
los partos irregulares de un cuerpo con dos cabe-
zas , quatro manos &c. ¿Hay aguante para ver sin
enojo ó sin risa un."s producciones tan feas? ¿No
sor éstas como aquella pintura ridicula que des-
cribe Horacio? (i) ^
Humano Capiti cervicem pictor equi-
rram
yungere si veJlit , i¿ varias znducere
plumas y
Un-
ix) Ad Pisones.
Z I S R o XV. llt
Undique collatis membris : ut turpiter
atrum
Desinat in piscem mulier formosa su-
perité :
Spectatum admissi risum leneatiSf amicil
gNo son sueños vanos , y delirios de un enfermo?
¿No son unas figuras cuyos pies y cabeza no les
corresponden ? -^Nec pes , nec caput uni reddatur
forma:'^ Estos ingenios achacosos son los que echa-
ron á la visra dei Pueblo aquellos delirios o mons-
truos de los Teatros , v. g. Carlos V. sobre Tú-
nez : La Toma de Milán : Los Carlos XIl. Los
Federicos : y toda aquella metralla de Comedio-
nes que llaman Historiales y de Teatro j como si
cupiesen en un solo Drama muchas acciones his-
tóricas diversas entri; si j ó todos los Dramas no
fuesen de Teatro! Ya veo que llaman de Teatro
solo aquellos en que se representan batallas,
asaltos , y otras varaundas , que mejor que en el
Teatro se pudieran representar en la Plaza de
los Toros. En semejantes composiciones , especial-
mente en las mas recientes , ni hay estilo , ni hay
caracteres , ni hay forma o artificio regular. El
Autor de la que se titula la Comedia nueva , lo
hace demostrable con una gracia verdaderamente
cómica en el Acto I. Scena III. pág. 14. y si-
guientes. Lo primero demuestra que no hay es-
tilo , de esta manera :
,fD. yínt. Leyendo.
Ta sabéis , Vasallos mios,
Que habrá dos meses y medio¡
Que el Turco puso á l^iena
Con sus Tropas el asediOy
T que para resistirle,
Unimos nuestros denuedos^
Dando nuestros nobles brios
En
112 lUrSTlTVCrON-ES POÉTICAS.
En repetidos encuentros
Las pruebas mas relevantes
De nuestros invictos pechos.
„; Qué estilo tiene ! ¡Caspita! ¡qué bien pone la
„ pluma el picaro !
Bien conozco que la falta
Del necesario alimento
Ha sido tal , que rendidos
De la hambre á los esfuerzos^
Hemos comido ratones^
Sapos y y sucios insectos.
jjEstos insectos sucios serán regularmente arañas,
^polillas , moscones , correderas
„D. Eleut. Sí , Señor.
y,D. Ant. Estupendo potage para un ventorrillo
„de Cataluña !
„¿. Eleut. ¿Qué tal ? ¿no le parece á Vmd.
„bien la entrada ?
Lo segundo demuestra que no hay caracteres.
,,Z>. Anx. Pobrecita ¡ya se ve! el Visir se-
,,ria un bruto.
„í>. Eleut. Sí , Señor.
„Z>. Ant. Hombre arrebatado ¿he?
„r>. Eleut. Sí , Señor.
„Z>. Ant. Lascivo como un Mico , feote de ca-
,,ra , ¿ es verdad ?
„Z>. Eleut. Cierto.
„Z?. j4nt. Alto , moreno , un poco vizco , gran—
,,des vigotes.
„D. Eleut. Sí , Señor , sí : lo mismo me le he
, , figurado yo.
j,Ó. Ant. ¡Enorme animal! pues no , la Dama
,,no se muerde la lengua , Síc.
Lo
T.ISB.0 IV. I a*
Lo tercero demuestra que no hay forma.
,,Z?. Eleut. Me alegro que le guste á Vm. pero,
,,no : donde hay un paso muy fuerte , es al
3, principio del Segundo Acto . . . . busquelo
j,Vrn. . . . ahí .... por ahí ha de esrar , quan-
,,do la Dama se cae muerta de hambre.
„Z). ^nt. ¿ Muerta?
„Z>. Eleut. Si , Señor , muerta.
,yD. ^nt. ¡Qué situación tan cómica ! &c.
y en la Scena VIÍ. pág. §9. Acto II. en perso-
na de Mariquita hace ver el Autor , que es sin
fundamento la culpa que los malos Compositores
echan al pueblo del mal efecto que en él hacen
sus composiciones^ y que no pende tanto de su
estragado gusto , y ninguna inteligencia , como de
lo pébimas que ellas son en si. Por Jo qual hace
Mariquita una pintura de aquella Comedia nuevoy
en la qual se retratan las Comedias Historiales-^
las Hercycas ; las Trogiconiedias (que todo es
uno) j y concluye con el extraordinario disgusto
con que fué oida y silbada , en piueba de que so-
lo por casualidad dexa el Pueblo pasar lo malo,
quando siempre aplaude lo bueno , que realmente
es bueno. Oígase la Relación de Mariquita. ,,Se—
,,fior, la cosa es bien sencilla : el S^ñor es herma—
,,no mió , Marido de esta Señora , y Autor de
„esa maldita Comedia que han echado hoy : he~
,,mos ido á verla : quando llegamos , estaban ya
3,en el segundo Acto : a'lí hakia una tempestad-^
jyy luego un consejo de guerra ; y luego un hoyle\
yyy después un entierto : eu fin ello es que al ca-
jybo de esta tremoiina salia la Dan.a con un chi~
j,quillo de la mano , y ella y el chico rabiaban de
yyhamhre ; el mucLacbo decia j Madre , déme usted
y,pan : y la Madre invocaba á Deniorgogon y al
¡yCancervero. Pues , Señor , al llegar nosotros,
„se empezaba este lance de Madre y hijo : eí
„pa-
124 iJVSfTtl/eiOTJ'Ef TO-EflCAf.
5,patio estaba tremendo : ¡ qué bostezar \ | qué io-
y)Ser\ -^qtté oleadasl \qué estornudos \ \qué ruida
^yconfuso por todas partes\ .... Pues , Señor, co-
j,mo digo , salió la Dama j y apenas hubo dicho
y,que no habia comido en seis dias j y apenas el
jj-chico empezó ó pedirla pan , y ella á decirle
i,que no lo tenia ^ quando , para servir á Vra , la
5jgente , que á la cuenta estaba ya ostigada de
„la tempestad , del consejo de guerra , del bayle,
f,y del entierro , comenzó de nuevo á alborotar'
,,se .... salió renegando toda la gente , &c.
3 Me parece , que aquí el Autor de dicha
Pieza nos presenta una ¡dea bastante adequada
de las Tragicomedias , y de lo mal recibidas que
deben ser : y expresa con bastante puntualidad la
reunión de materias distintas y opuestas en un so-
lo Drama , como el bayle , la muerte , el bambre,
el entierro , la tempestad , el puente roto , el con-
sejo de guerra , los amones del l^isir , y otras co-
sas , de las quales unas son trágicas , y otras có-
micas : y hétele ya la Tragicomedia , la Comedia
fíeroyca , y la Comedia Historial : tres dispara-
tes , que todos juntos no hacen mas que uno solo,
pero garrafal. Y así , si se pregunta 5 qué es Tra-
gicomedia? se r&sponáe , Comedia fíeroyca. Y si
¿qué es Comedia Heroyca ? también se responde.
Comedia Historial. Y si instan ¿ qué es Comedia
Historial? se dirá , que es un dÍ5parate , y se
acabó. Y si con todo eso hubiere Poetas que se
empeñaren en defender, qne semejantes com-
posiciones no son delirios ; no hay mas que oigaa
lo que dice Don Pedro al Poeta Don Eleute-
rio (i) , y en su persona á todos los malos Poe-
tas : „es demasiada necedad , después de lo que
j,ha sucedido, que todavía esté creyendo el Se-
„fior qne su Obra es buen'a. ^.Porqué ha de ser—
5,1o? ¿Qué motivos tiene Vm. para acertar?
„qué
I
(i) Ibi Act. II. Scena VIH.
Z I B R o IV. J2^
„|qi:é ha estudiado Vin. ? ¿ quién le ha enseñado
„el Arte? ¿qué modelos se ha propuesto para la
,,imitacion? ¿ no ve Vm. que en todas las facul—
,,tades hay un método de enseñanza , y unas re-
jjglas que seguir y observar ^ que á ellas debe
,,acompafiar una aplicación constante y laboriosa^
,,y que sin estas circunstancias , unidas al talen-
,,to , nunca se formarán grandes artífices , por—
,,que nadie sabe sin aprender? pues ¿por dónde
„Vm. que carece de tales requisitos , presume que
,,podrá haber hecho algo bueno? ¿Qué? ¿No hay
,,mas sino meterse á escribir , á salga lo que sal—
,jga , y en ocho dias zurzir un embrollo , ponerle
j,en malos versos , darle al Teatro , y ya soy Au-
„tor?....Si {las Obras) han de ser como la de
„Vra. , ó como las demás que se la parecen , po-
,,co talento , poco estudio , y poco tiempo son
,,necesarios j pero si han de ser buenas (créame
,,Vm. ) se necesita toda la vida de un hombre,
,,un ingenio muy sobresaliente , un estudio infa-
jjtigable , observación continua , sensibilidad, jui-
„cio exquisito , y todavía no hay seguridad d«
„!legar á la perfección.
CA-
12(5 XNSTnuClOlVES POÉTICAS.
CAPITULO QUARTO.
T)e la Comedia.
SECCIÓN PRIMERA.
Definición de la Comedia.
I JLJ'onato y Evanthio , insignes Gramáti-
cos , y antiquísimos Comentadores de Terencio,
quieren que la Comedia haya tenido su principio
semejante al de la Tragedia: esto es unos juegos rús-
ticos , en que cantaba una , o mas personas , bay-
lando , ó parándose , ó andando al rededor del
Altar de Baco , de lo que en los tiempos poste-
riores se conservo alguna señal ^ pues á los lados
de la Scena , se ponian dos Aras , una siempre
en honor de Baco , y otra de la Deidad en cu-
yo obsequio se celebraban los Juegos Sccnicos.
Llamóse Comedia , vocablo griego compuesto, que
quiere decir canto rústico ó del campo. Fomenta-
ban los Griegos estas diversiones , para suavizar
las costumbres agrestes de aquellos tiempos gro-
seros con la concurrencia y sociedad , que insen-
siblemente los atraía á reunirse en poblaciones,
para disfrutar siempre de la dulzura , que expe-
rimentaban en el trato sociable. Aquella nación
de carácter sagaz y genio político , se valió de
esta ocasión en los principios , para permitir que
aquel canto se dirigiese á personas determinadas,
para que éstas , por no ser el objeto de la risa de
las otras , se emendasen y corrigiesen en lo ri-
dículo de sus costumbres, Como las intenciones
mas
1. I S R o IV. 12<r
mas buenas no se logran por la fragilidad huma-
na que las tuerce j excedió la Comedia sus lími-
tes , y en vez de la diversión (que fué el primer
motivo de su instituto) y de la corrección de
ciertos defectos ridículos , que mas que á la buena
moral se oponian á otras prendas de urbanidad y
decoro , se introduxoun extraordinario disgusto,
y una mordacidad descarada , con que se veian
heridos muchos Espectadores en el honor y en la
opinión de su conducta. Esto ni era justicia , ni
caridad , ni honesto recreo del ánimo , sino una
piedra de escándalo , y un manantial de desazones,
.odios , y venganzas. Por lo qual se abolió entera-
mente por una Ley rigurosa la Comedia antigua,
muy cultivada por Eupolis , á quien siguieron
Cr atino y ^Jriítophanes, Lo dicho concuerda con
la relación de Horacio (i).
Successit vetus hh Comcsdia non sine
multa
Laude : sed in vitium libertas exciditj
íí? vim
L/ignam lege regi : lex est accepto : cho-
rusque
Turpiter obticuit subí ato jure nocendi,
1 Prohibida, pues, la Comedia antigna, su-
cedió en la diversión teatral la Sátira Dramá-
tica llamada asi (dice Evanthio ) de los Sáti-
ros ^ Dioses silvestres y desvergonzados; á Sa-
tiris , quos illotos setnper , ac petulantes Déos
scimus esse , i'ocitata est ^ etsi aliunde nenien tra-
xisse pravé putent alii. En este nuevo Drama,
aunque con un estilo duro y grosero , se ridi-
culizaban también las costumbres de los ciuda-
danos , no expresando sus nombres. Pero muchos
sugetos poderosos se creian retraiados , y ridicu-
(i) Ad Pisones.
laS tJVSTjTUCI02^ES POETICÉIS.
lizados en la Sátira , la qual fué por esta razón
tan fatnl á los Poetas , que tuvieron que abando-
narla ; y aun entre los Romanos se proiiibio por
X.ey. Pero como estos tuvieron siempre una pa-
sión extraordinaria á la Sátira , inventaron otra
especie satírica , que ya que no satisfaciese á su
pasión en los espectáculos, los recrease á lo menos
privadamente en su lectura. Y esta especie de
Sátira es toda Romana : de la qual hablaremos
quando se trate de los Poemas menores. Quando
la Sátira Dramática estuvo en uso , solia repre-
sentarse en los intermedios de la Tragedia , ob-
servándose que ninguno de los Actores Trágicos
se envileciese , siendo luego Actor Satírico ; como
lo refiere Horacio (i;.
Jffox etiam agrestes Satyros tiudavit,
Í5 asfer
Jncolumi gravitate jocum tentavit j ea
quod
Jllecebris erat , (3 grata novitate mo-
randus
N Spectator , functusque sacris , Í5* potus,
Ü exlex.
l^erutn ita risores , ita commendare
dicaces
Conveniet Satyros j ita verteré seria
Judo :
■ZV# , quicumque Deus , quicumque adhi-
betitur Heros,
Rigali conspectus in auto nuper, £5* ostro.
Y es cierto que no era conveniente el que uno
que acababa de hacer un papel de Rey , saliese
después en la Sátira á hacer otro papel ridículo,
como lo vemos executar en nuestros Teatros , por
la pobreza de ellos, que no pueden mantener
gen-
(i) Ad Fisonoi.
í J S R o IV. I2p
gente para todo : y así uno que acaba de hacer
papel de Rey ó Reyna , sale luego á hacer papel
de Manolo , ó de Labandera, en el Saínete o Sá-
tira moderra.
3 Desterrada la Sátira Dramática , y array-
gada la pasión á ios Espectáculos alegres , y que
hacían reír, volvió á la Scena la Comedia, la
qual expurgada de su primitiva mordacidad , y
amargura , fuese mas lítJl y dí-ieytatie á los Es-
pectadores , siendo su argumento mas general y
abstracto, y deducido de acciones que tocan á
perdonas particulares , y de mediana fortuna.
Esta Comedia se llamó Nueva , de argumcüto
agradable , costumbres convenientes , sentCDcias
útiles , sales graciosas , y verso acomodado. Y
así coriiO la Comedia ^'liíúigua tuvo sus cultiva-
dores , los tuvo también Ja Nueva , como entre
otros muchos Menandro Griego , y Terencio La-
tino , á cuyo ¡ario no ponemos á Piauto , por
acercarse mas sus Comedias al sistema de la an-
tigua ^ según Heinsio (i) Donato tiene por cierto "^
que Livio ^'nc/rdnico fué el primero que iniro— ^
duxo en Italia la Comedia : de la qual ya los
Latinos habían dado una idea informe y ruda en
los juegos Con?pit alivios á semejanza de la ^ír—
ligua Comedia griega. Y la define el mismo Do-
nato : Comedia est Fábula , diversa iastiiuta con-
tinens , ajectuihque civilium , O' privaí orum , qui-
tus discifur , quid sit in vita utile , quid coiilra
evitandum. Una Fábula que contiene argumentos
diversos , y de costumbres civiles , y privadas,
con que se aprende lo que es litil en la vida,
humana , y lo que por el contrario se debe evi-
tar. Y por eso la llama Cicerón Iniitationem vi~
tce , speculuí» consuetudinis , imaginem veriíatis.
Imitación de la vida , espejo de las costumbres,
imá—
(i) Dis^ert. de Plaut. & Tprent. ad Harat. judicium
in ¡llis verbibus. At nonti froaví Fíautims de.
í
130 IT^STITUCIOl^ES POETICES.
imagen de la verdad. Nosotros también , siguien-
do el espíritu de estas .Definiciones , decimos
que la Comedia es hniiacion Dramática en ver'
sOj de una sola ^'ccion , entera , verisímil , civil,
ó privada , escrita eyi estilo familiar , de éxito
alegre , que moviendo á risa hace (¡ue se evite al-
gún vicio , y sirve de exewplo de la vida priva-
da. En esta Definición se indica la Materia,
Forma , y Fin de la Comedia j sobre lo qual
se dixo bastante quando se trato De la Poesía
Dramática en general j por lo que solo añadire-
mos algunas breves observaciones.
SECCIÓN II.
De la Materia de la Comedia»
I 3l^3. Materia de la Comedia es una Ac-
ción de las qiialidades que se expresan en la de-
finición de arriba , y se han tocado repetidas ve-
ces. Puede ser inventada por el Pceta en la subs-
tancia , y en sus incidentes , á distinción de la
Tragedia que en el fondo ha de ser verdadera;
pero es indispensable su verisimilitud. Deben ex-
cluirse aquellas Acciones que sean maravillosas,
o capaces de excitar vehementes afectos 9 y con
mucha mas razón las obscenas , o qi;e por peca-
minosas sean dignas de reprehensión, y castigo mas
serio que ei de la burla y risa. La charlatanería
de los falsos Eruditos; los enredos de un Tunan-
te ; las intrigas de un Pi etendiente ; las I'*lodasj
los Petimetres ; los Tramposos; los Estafadores;
los Mentirosos ; los falsos Aiquimisias ; los Va—
ladrones; los Proyecti.vtas místeos ; los Viageros
habladores; los malos P(.e:as ; los Viejos imper-
tinentes ; las Damas n^elindrosas ; los falsos Di.en-
des;
LIBRO IV. 131
des ; la casa de las Brujas ^ los Saludadores ^ los
Zaoríes ; el Soldado fanfarrón 9 los Curanderos;
las Viejas andorreras j las falsas Beatas ; las Gaz-
moñas j el Tutor avariento ; el Viejo enamora-
do i el Ayo hipócrita ; el Rico mentecato j el
Gurrumino ; la Muchacha bolera ; el Maestro de
cantar ; la Dama boba ^ el Agente atolondrado;
el Ceremonioso ; el Pedante ; la Dama etiquete-
ra ; el Caballero hinchado ; el Antiquario ; el
Papelista ; el Pegote ; el Filosofo impostor ; la
Viuda posadera ; el Memorialista; la Vieja pren-
dera ; el Bufón ; el Genealogista ; el Señorito mi-
niado ; la Poltronería ; y otros defectos semejan-
tes , y sugetos de carácter igualmente ridiculo
(que seria nunca acabar el referirlos todos) soa
Materia propia de la Comedia. Estos caracteres
mueven á risa ; y en estando bien imitados , se
hacen despreciables de modo , que nadie quisiera
incurrir en defectos tan dignes de la burla co-
mún , con la qual se suele conseguir mas emien-
da que con una grave y iéria reprehensión. Las
Personas , pues , de indigno , y perverso carác-
ter , ó las Acciones obscenas , escandalosas , pro-
hibidas , y punibles por la severidad de las le-
yes , no son ( como diximos ) Materia de la Co-
media, porque moverían á indignación , y tal vez
serian de mal exemplo. Tampoco pueden serlo los
Locos por enfermedad , ni los Ciudadanos ino-
centes , é infelices por sus persecuciones , o por
su pobreza inculpable ; pues no es digna de risa,
sino de lástima la infelicidad dt 1 próximo , como
lo dicta la razón , y lo enseña Aristóteles : {x'^pud
Heinsium loen citao) ; Rtdiculum autem á miseria
frudeníer sejungit yíristoteles ; risus enim cum
atroci aitcujuí malo , aut calamitate si conjunc—
tus sit , imnianis fit , ac bavbaius. Siendo seme-
jantes Personas y Acciones menos impropias de
la Tragedia urbana.
a Y por quanto podrá suceder que esta doc-
1 2 tú-
IJl mSTlTUCIONES PO-ETICAS.
trina padezca demasiado estrecha , y contra lo
que han prpcticado nuestros Poetas cómicos con
aplauso •■, debo decir que ella se deduce de Ja
razón , y de la naturaleza mistua de la comedia;
y que la práctica en contrario solo prueba el
extravío de la razón , y del b'ien gusto. En cu-
ya contírniacion copiaré anuí el diciamen del sa-
bio , y juiciosísimo Editor de las comedias de
Cervantes , sobre las de Calderón : Poeta que
siendo el mas bien recibido y aplaudido , servi-
rá para formar juicio de los demus que no le
han igualado en ingenio, ni en nombre. Valgo—
me del dictamen ageno , porque no se atribuya
á temeridad mia lo que dicta la razón , y la au-
toridad de un hombre .«^abio. Dice , pues , asi:
,,A Calderón le levantaron altares como á un
„Dios del teatro ; y su ingenio superior tropeza-
j,ba algunas veces con cosas inimitables j pero
5,acompañadas con otras tan poco nobles , que
5,se pi:ede dudar si la baxeza de ellas ensalza Jo
jjSublime , ó si el sublime h::ce menos tolerable su
jjbexeza. A nadie imito quando escribía de pro-
opósito : todo lo sacaba de su propia imagina—
,,cion : abandonó sus obras al cuidado de su
jjfortuna , sin elegir las circunstancias nobles , y
„necrsarias de sus asuntos , y sin descartar ias
jjinutiles. Despreció el estudio de las antiguas
„comedias La ufanía , el punto de honor , la
,,pendencia y bnbura , los exércitos , los sirios
j,de Plazas , los desafíos , los discursos de estado,
,,las Academias Filosóficas, y todo quanto ni es
f,verisíniil , ni pertenece á la comedia , lo pone
,,sobre el teatro. No hace retratos , espejos , ni
j, modelos , sino decimos que lo son de su fanta—
,,sía. Es verdad que para disculparle , quieren
,, decir que retrata la Nación , como si toda ella
„fuese de Caballeros andantes , y de hombres
„iniaginarios. Pues ¿qué diré de las mugeres ?
„Todas son nobles , todas tienen una fiereza á les
„pr¡n-
í I R n o ir. 133
„princíp!OS , que infunden en lugar de amor,
,, miedo ^ pero luego pasan de este extremo (por
, , medio de los zelos) al extremo contrario, re—
j, presentando al Puebio paaiones vioientas , y ver—
jygonzosas , y enseñando á las honestas y iiicau—
jjtas doncellas loí caminos de la pevdi<.ion , y ¿os
y^modoí de mantener , y criar atuores impuyus , y
,//? enredar y engañar á los padres , y de cor—
f ^romper á los domésticos , esperanzándolos con
jyCasamier.tos desiguales y clandestinos , en des-
f, precio de la autoridad de los padres , disculpa—
g,dos solo con la pasión amorosa , y extremada
,,qtie se pinta romo honesta y decente , que es la
f, pesie de la juventud y y el escarjiio de la edad
jyprovecta. Es verdad que en esta parte retrata
,,mas de lo que era razón que se viese j pero re-
jjtrata como honesto , y aun heiuyco lo que no es
felicito representar , sino como reprehensible. Da
y,al vicio fines dichosos , y laudables : endulza el
f^veneno : enseña á bebería atrevidamente , y qui-
P,ta el temor de sus estragos/'
3 Esta es la materia de las malas comedias,
y la que no admite el Arte , cuyas re^'Jas son tan
antiguas , y tan inalterables como la misma ra-
zón en que se fundan. T si aquí nieva , ^qué será
en la Sierra'? Quiero dtcir , que si un lioaibre
como Calderón , dotado de ingenio , y liitiaiu-
ra , criado casi en brazos de las Musas , desati-
nó tan ciegamente en la elección de la Materia
cómica , ¿qué podremos esperar de aquellos Com-
positores que se atreven á escribir , hallándose
enteramente destituidos de tan precisas qualida-
des? „E1 Poeta Consico ( dice el citado Autor )
jjdebe ser muy Filosofo : debe conocer perfecta-
,,niente los corazones humanos : las costumbres
„de las gentes ; los usos , las mudanzas de ellosj
,,y debe ayudarse de los descubrimientos de lus
,,antiguos , que hicieren niénos difícil csre Poema
„con las reglas que ncs dexáron , cuya observan-
I3 „cia
t34 I/^STITUCION-SS POÉTICAS.
„cia , y cumplimiento hicieron y hacen útiles,
,,y agradables las Comedias.** Y efectivamen-
te el exemplo de los que las abandonaron , ha
fomentado la ^'anidad , y arrojo dé los ignoran-
tes que se persuaden ser cosa tan fácil la come-
dia , que es empresa no de Filósofos , sino de
Barbilampiños, Escriblentuelos , Estudiantes per-
dularios , y otros aun mas distantes de saber á
lo menos leer y escribir : á vista de lo qual dixo
tiempo hace el ingenioso Villegas á su mozo de
espuela;
Que si bien consideras en Toledo
Hubo Sastre que pudo hacer Comedias,
Y parar de las Musas el denuedo:
Mozo de muías eres : haz Tragedias.
4 De lo dicho se infiere que entre los Latinos
no hubo mas especies de Comedia buena y arregla-
da , que la que hemos definido , y cuya Mate-
ria hemos explicado ^ bien que la daban diferen-
tes nombres según las Personas , ó Acciones , y
trage nacional que usaban. Por lo que si la Ac-
ción era Romana , se llamaba Togada la Come-
dia 9 si Griega , Pallzata ^ si de gente muy hu-
milde que no calzaba zuecos , Planipedia , y
también Mímica ^ si era de las que se executa-
ban al modo de las de Atella , ^tellanas j y to-
das ellas tenian un nombre común con relación
á la mayor o menor conmoción de afectos , y mu-
taciones de Sce.nas , llamándose Motorias , Sta~
tartas , y Mixtas. Toda Comedia que no era se-
gún la hemos definido , se tenia por det'ectuosa.
Cicerón (i¡ escribiendo á su amigo M. Mario so-
bre las funciones con que se estrenó el teatro de
Pompeyo ( á las que asistió por mero cumpli-
miento ) , le dice lo mal que le parecieron j y
que
(i) Epist. fam. 7. 5.
Z I S R o IV. Ijg
que al mismo Mario le hubiera sucedido lo pro-
pio si se hubiese hallado en el.'a.s j no obí,rante
haberlas representado los Comeoiantes jubilados
mas célebres , como Escpo , que disgusto , y se
enronqueció al recitar unos versos en que juraba
por Túpiter. ,,Pues ¿qué gusto (dice) podian cau-
jjSar seiscientos muios que se presentaron en la
,,C/yfemnestral ¿tres mil armidos de adargas y
3,escudos en el cnha'lo Troyano'? ¿ y otros de á
,,pie y de á caballo fingiendo una pelea ? Estas
,, magníficas funciones no han gustado aun como
5jSuelen gustar otras medianas ^ porque la aten—
5,cion que se ponia en el Aparato , no daba lu-
5,gar al regocijo. Esto , que para el populacho
j,era una co-a admirable , para tí no hubiera si-
, do de diversión alguna.*' OihTiino , si qtuvrisj
¡udi appayathsJnñ ^ sed non iui stomachi. Con-
jecturom enifti fació de meo. Nam priwum hono—
lis causil in Scenaní redierant ii , qucs ego ho-
fwris cüusa de Scena decessisse arlütrabar. Deli-
cice vero tu¿e noster j^sopus ejnsmodi juit , ut
ei desinpre per omnes bomines liccret. Is jurare
cum ccepisset . vox eum defecit in tilo loco , si
scif.ns fallo. iQuid tibi ego alia narretn'? ...jQ:¿idl
fie id qtíideni leporis kahucrunt , qucd solcnt nte—
diocres ludí, yípparatús enim spectaiio tolhbat
Cmnem hilaritntem : .... j, Quid enim delectatiortis
hahcnt sexcenfi muli in Clytsemnestra? aut in Equo
Trojano cetrorum tria milliui aut armalura varia
feditatus , {3 eqnitatus in aliqua pugna"? quce fo-
pularem ndnñrationem kahuerunt , deleitiJtion.'tn
tibi riullam attullissent. Aquí vemos el estraga-
do gusto de los Roníancs en el Teatro nuevo y
magnífTco de Pompeyo la primera vez que se es-
trenó. Comediantes que vocean , y se enronque-
cen como los nuestros : populacho que gusta de
di3:^arates : hombres de juicio que se estomagan
con ellos : caballos , batallas , y otros estruendos
que no dan lugar al placer y recreo del ár.imo.
I4 No
XS*^ , IN-STITZTCIOKES POÉTICAS.
No hay mas üiferencia entre nuestras funciones
(que dan en Jiamar de Te tro , ó Comedias He—
roycas) y las que aquí refiere Cicerón , que la
riqueza y protusion en la represeiuacion de és-
tas, y la pobreza y mísero aparato en la repre-
sentación de aquellas. Lns que llamaban Pre^ex—
tatas , eran de este jaez ^ pero se tenían por bue-
nas quando se temaban de la Historia Romnna
iiiiitando á los Griegos ^ pues siendo de personas
ilustres, que vestían Ja Pratexta , eran , no Co-
medias , sino Tragedias que solo se distinguiaa
de las Griegas en el nombre que las daba el tra-
ge Romano.
4 La Sátira Dramática era también de la
misma naturaleza de la Comedia , no distinguién-
dose sino en el nombre que recibió de la Materia,
que eran Acciüues de personas del campo ; como
hoy sucede con las que laman Postor ules , que
no son mas que unas Comedias (como dice Lu—
zan 7'om. i. L. 3. cop. 18. ) „doniie se introdu—
„cen pastores , y pastorcillas , imitando alguna
yjAccion entera en estilo natural y afectuoso , pa-
,5ra deleytar con la pintura de los objetos mas
^agradables y amenos del campo , y de los afec-
,,iüs ir.as tiernos de les pastores , inspirando al
„misnjO tiempo amor á las costumbres inocentes
„y sencillas de aquella gente feliz, que contenta
„en su retiro , ignora aun los nombres de la
„amb¡cion y de ia codicia.*' En el Lib. III. Sec-
ción III. niim.ero la. de estas Instituciones , co-
piamos un lugar de Vitrubio sobre las Decora-
ciones del teatro Romano en su tiempo , y seña-
la unas para la Tragedia ; otras para la Come-
dia cümun ^ y otras para la Satírica con órbo—
les , gruías , niontes , y otras Decoraciones re-
p'^esenf Olivas de cosos que pertenecen á los cam-
pos. Por lo qual se presume que la Comedia Sa-i
t frica anticua , que también í:e prohibió en Ita-
lia , vino después á usarse otra vez ; y esto se-
ria
Xj I S R o IV. 13^
ría reformándola , y inoderú.;dola : y es de creer
que á esta Comedia se asemejen las modernas
Pintoraies. Los hombres por mucho que aisteii
entre si los unos de los otros en lugar y tiem-
po , siempre esran unidos baxo una naturaleza
común ^ y así no es maravilla que sin que se co-
muniquen sus ideas , sean auto:es originales de
unos mismos pensamientos , y inventores de unos
mismos mudos de divertir y recrear el ánimo.
SECCIÓN III.
"De la Forma de la Comedia,
rp
I JL rafando de la Forma de la Poesía Dra-
mática en general , se dÍA0 lo bastante para que
aquí no tengamos en qué detenernos,sino sobre al-
gunas observaciones particulares , y propias de
la debida constitución y adornos de la Comedia.
Esta , pues , aunque conste de Agniciones y Pe-
ripecias, las ha de presentar talts , que no ex-
citen afectos trágicos , sino suaves y alegres, l.os
Epi'íodios deben ser cortos , y no fuera de) asun-
to. El ridículo con que ha de caracterizarse la
Fábula , es bien que nazca de los pensamientos,
situación , y costumbres de las personas , mas
ánres que de las palabras , ó sales y dichos gra-
ciosos : los quales nunca deberán str groseros , y
baxos j porque son oidos con frialdad , y solo
hacen reír á personas tan groseras como su mis-
n;o lenguage. Mucho menos deberán ser obsce-
nos , y ofensivos de los oidos Christianos j pues
Jas personas de forma no van al teatro á relaxar
el ánimo, sino á recrearlo , como dice Heinsio
en el lugar citado : Covstantis enim viri , ac sn-
pientis uuímus laxar i lult , non solvi. Por eso
Ho-
138 INSTITUCIOIsrES POETICES.
Horacio (1) se admira de la demasiada necedad,
y sufrimiento con que los antiguos oian en los
teatros de Roma las sales picantes , é indecorosas
de Plauto.
jí4t nostri proavi Plautinos , 6' nutrie-
ras , &
Laudavere sales y nimium patienter utrum-
que,
Ne dicam stitlte mirati 5 si modo egOy
(3 "VOS
Schnus inurbanum ¡epido seponere dicto.
Sobre los quales versos escribió Daniel Heinsio
ui;a Disertación filosófica , y erudita acerca del
Ridículo de la Comedia , dando la preferencia á
Terencio por las sales mas cortesanas , y finas de
sus Comedias.
2 El estilo ha de ser el familiar , y humilde,
pero no tanto que arrastre por el suelo. Alguna
vez será licito levantarlo mas , si lo exigiere el
momento de alguna pasión arrebatada , según
Horacio (2).
Imte-'dum tomen i$ vocem Comedia tollitf
Iratusque Cbremes túmido delittgat ore.
Los Adagios y Refranes comunes son las senten-
cias mas acomodadas al estilo cómico , bien que
se permiten otras sacadas de la naturaleza del
asunto, y conforme al carácter de quien habla.
Nunca se permite una locución afectada , sutil , y
de mucho estudio ^ y lo mismo decimos de los
versos , los quales serán mas á propósito , quan-
to mas se acerquen á la prosa. Y esta es la ra-
zón por qué antiguamente dudaron algunos ( se-
gún
(i) Ad Pisones.
' (») Ibid.
Z I JS R o IV. 139
eun Horacio ad ^ugust.) si la Comedia era o no,
Poema.
3 Nuestros Poetas han echado á rodar estos
preceptos sienipre qi;e les dio la gana. Óigase
sobre esto al citado anónimo y sabio Editor de
las Comedias de Cervantes. j,Hace hablar (^'Jal-
jyderon ) á sus personas una lengua .seduciente,
,,con metáforas ensartadas unas en otras , y tan
, , atrevidas , y fuera del modo, que los sueños de
,,los calenturientos de Horacio serian menos des—
,,variados. No hablan ciertamente así las gentes
,,á quienes no falta del todo el juicio , ni aun
,,las mas apasionadas ^ siendo cierto que les re-
„pugnan del todo las que llaman discreciones , y
,,aun mas las erudiciones afectadas fuera de tiem-
,,po y sazón , equivocídss y traidas de los cabe-
„liüs ; y de todo esto viste y engalana Calderón
„sus Comedias. Sus amantes , sus desfavorecidos,
,já nadie se parecen , y asi no retrata ^ antes bien
, , desfigura , y peca gravemente en esto contra la
j,razon ,y contra el a^te de la Comedia.... porque
,,todo Puenia debe ser como la pintura , la qual
„consiste en la imitación de la na.'uraleza. ..íNí
,,humana , ni poéticamente son sufribles semejan-
„tes locuciones.** Pues en quanto á las ideas obs-
cenas que excitan sus frases excesivamente amo-
rosas , y los dichos equívocos , añade ; ,,No supo
, , Calderón que los Autores de Comedias, cono-
,,ciendo la utilidad de ellas , se deben revestir
,jde una autoridad publica para instruir á sus
jjConriudadanos ; persuadiéndose que la Patria les
, , confia tácitamente el oficio de Filósofos , y de
, , Censores de la multitud ignorante corrompida,
,,ü ridicula. Es así que los preceptos de la Filo-
„sofia puestos en los lib-os , son áridos , y casi
„muertos , y mueven llacamente el ánimo ; pero
jjpresentados en los espectáculos animados , lo
j^conm evcn vivamente... .El tono dominante de
,,ias uiá-ximas deJ Filosofo , ü ofende , ó cansa....
„E1
140 XNSTITVCIOITES POÉTICAS.
,,E1 Cómico no da lecciones alcanas : cada uno de
,,los oyentes se las da á si mismo , y se toma los
, ¡dictámenes que quiere inspirarnos , sin que ppii-
,, sernos que nos los quieren dar.'* De aquí es la
ob:igactün de un Poeta Cómico de ser Maestro,
y no corrompedor de las costun^bres con dichos
indecentes , ágenos de un Filósofo , y tanto mas
perjudiciales , quanto mas aniasados y vives en
el teatro. Y de aquí es el deber procurar que la
Fábjla sea monta 9 esto es de costumbres bue-
nas , y convenientes , como se dixo hab'ando de
los caracteres en el Lib. I. Sección VIH. nú-
mero 2.
4 Sobre las unidades de Acción , tiempo , y
lugar , no tenemos que añadir á lo dicho y repe-
tido en otras partes , sino que eviten los Cómi-
cos incurrir en aquellos quiebras s<^^ombrosfis que
el sabio Anónimo reprueba en cabeza de Calde-
rón, ,, cuyas personas (dice) vagan desde el Orien-
„te al Occidente , y obliga á los oyentes á que
„vay«n con ellas ahí ra á una parte del mundo,
j,ahora á otra.'* ¿Quién , pues , á vista de Ir.s
qiialidades que rcquier"'. !a k'.iena Comedia , y
los buenos Poetas Cómicos, será tan ridiculo y
mentecato , que se persuada á que su composi-
ción es tan fácil que la puedan desempeñar Mos-
cones y otros Avcchuchos como el S.istre de To-
ledo , y el mozo de Muías de Villegas? Ridicuii
enint (dice Heinsio loco cit. ) ce inepti sunt ^ qtd
plebeiiT íontwn scriki Coniccdiam existimant , cum
non minus eruditts sc-ibatur. íQuién dudará del
noble , y distinguido ingenio ., y erudición de
Calderón? Pues con todo eso hímos visto que no
es oro todo lo que reluce. Con que ¿qué podre-
mos esperar de otros ingenios , y almas de cor-
cho , sil sensibilidad , y sin doctrina?
5 Por lo que hace á las partes de que debs
constar la Fábula Cómica , no tenemos que añi-
, dir sobre lo que se dixo de las partes ds la Fá-
bu-
r I s R o IV. 141
bula Dramática en general , en donde se advir-
tió que los Griegos no las componían con Prolo-
go , como ios Latinos á quienes imitaron algún
tiempo los Españoles con sus Loas unipersonales.
Y en realidad no es precisa esta parte ^ pues so-
lo servia de prevenir el Poeta al auditorio lo que
le parecía sobre si mismo , ó acerca de la Fábu--
la , o de los Actores ; lo qual no era esencial al
argumento j ni hacía falta , siempre que la Come-
dia tuviese sin é! la integridad de Acción que ne-
ceíariamente se requiere.
6 Tampoco se considera el Coro como parte
indispensable de la Coiiiedia ^ pues ainque en
su origen fué (como dice Evantriio) toda ella Co-
ro , y cantada como la Tragedia , se fueron au-
mentando despi:es poco a peco los Actores ; y
disminuyendo con el numero de ellos el del Coro,
llegó éste á faltar enteramente , con especia'idad
en la Comedia Nueva. Bien que la principal cau-
ca de omitirse en los teatros , fué porque los Es-
pectadores se sallan al empezar el Coro ; y así
los Grie¿',os le omitían en la Scena , aun qu?ndo
el Poeta lo hubiese escrito , como solia escribirle
Menandro. Pero los Cómicos latinos no se cansa-
ron en escribir lo que no habia de tener uso en
el teatro.
7 Mas aun qnando habia Coro j y se cantaba
en la Comedia Griega , no por eso era como las
que aquí llaman Zarzuelas ^ porque en estas unas
veces decian.an, y otras cantan unes mismos Ac-
tores j y tn la Griega no era así. Esto de esiar
hablando un Actor , y en el momento inmedia-
to , quando menos se espera , cantar , y luego
volver á su primera declaiiiacion , me parece co-
sa muy irregular , y fuera de lo que dicta la ra-
zón , y el bnen gusto. Yo bien creo que la Músi-
ca y el Canto imitan no menos que la Poesía,
cada cosa segun su modo. Pero no encuentro esta
imitación en las Zarzuelas ; lo que encuentro es
un
14* INSTlTUClOTfES POETlCyíS.
un remedo de Jocura , viendo á un hombre ó
mugar que está hablando con mucha forniaiiJad,
y que luego, sin qué ni para qué, se pone á can-
tar. Esto no es poner en la debida y propoicio-
nada unión , ó acompañamiento las facultades
imitadoras de Poesía , Música y. Canto , expre-
sando los afectos de manera que vengan los prin-
cipios , medios y fines enlazados con la naturali-
dad que requiere la Fábula , sin que quando me-
nos se piense se escape la Música y Canto por
un lado , y la Poesía por otro , hasta que se vuel-
van á juntar por el mismo motivo que tuvieron
para desunirse. Semejante especie de función Tea-
tral (en mi dictamen defectuosa) dicen que tuvo
su origen en la Real Casa de Campo que se lla-
ma la Zarzuela , de donde tomo el nombre en el
Reynadú ee Felipe IV. inventada entonces acaso
sin otro fin que el de divertirse privadamente
con la mezcla de Representación , Música y Can-
to , para gozar un poco de cada cosa de por sí
No discurro tenga esta invención otra ventaja
que la de mostrar con la e.xperiencia , que la
Poesía Castellana es tan á proposito como la de
otra qualquiera Lengua , para acompañarse con la
Música , y servir al establecimiento de una Opera
Española de superior mérito que la Francesa , cu-
yo lengiiage no puede ser por su índole tan ar-
monioso como el Castellano.
8 Acerca del aparsto del teatro , y variedad
de vestiduras de los Actores Cómicos antiguos,
y sobre los instrumentos y género de Muíica ea
los Coros , ó en los intermedios , no nos parece
preciso detenernos aquí , quando lo mas importan-
te se explicó arriba i y lo que faltó , además de
no importar mucho , se halla á cada paso en los
comentadores de los Cómicos latinos , y en el
discurso preliminar de Donato á las Comedias de
Terencio , o fragmentos sobre la Comedia y Tra-
gedia.
SEC-
Z I S R o IV. 143
SECCIÓN IV.
Del Fin de la Comedia,
1 JkLíl Fin de la Comedia no es otro que el
de representar exemplos de la vida privada , pa-
ra que cada uno corrija sus defectos. Para lograr
«n fin tan bueno , se vale de los medios que no
tiene una severidad filosófica , que son la risa y
burla. ¿Qué duda tiene que la risa suele ser un
azote mas temiblejque la reprehensión para los hom-
bres ridículos j y medio mas eficaz que los discur-
sos y raciocinios? Acaso tendríamos aun en esti-
mación los libros de Caballería , si no los hu-
biera ridiculizado con sus aventuras Don jQuixote.
La jactancia de un nacimiento hidalgo , pero des-
tituido de prendas nobles , se ha disminuido con
las ridiculeces del Domine Lucas. Los defr-ctos
que hacen la iVIateria cómica , son ó deben ser
tales , que no se deban castigar con las penas
graves de las leyes. No queda , pues , mejor re-
curso que el de la risa y desprecio ¡ para corre-
girlos y sofocarlos.
2 Por todo lo dicho hasta aquí se ve clara-
mente la diferencia que hay entre la Tragedia
Heroyca y la Comedia. Lo primero , la Tragedia
Heroyca se vale de Materia verdadera ^ la Co-
media la inventa. Ut Tragicus disponit (dice Hein-
sio citado arriba) ita quoque Ccmicus invenit j al-
ter enim accipit ab aliis ; alter ipse sibi dot,
quod diíponenduní est. Lo segundo , las personas
de la Tragedia son ilustres j las de la Comedia
particulares de mediana fortuna. Lo tercero , los
afectos Trágicos son vehementes ; los Cómicos
suaves , y lejos de peligros que causen terror. Lo
quar-
144 ITírSTITUCIÓKrES fOETlC^S.
qiiarto , el éxito de la Tragedia es funesto ; el de
la Comedia alegre. Lo quinto , en la Tragedia se
representa la vida inquieta y turbulenta , que de-
be huirse j y en la Comedia la quieta y tranqiii-
Ja , que es dulce y menos expuesta. Últimamen-
te , el estilo de la Tragedia es grande , sublime,
y dictado de Melpon.ene , que trágico proclamat
tnceyfa hoattt j y el de la Comedia , familiar , pe-
ro terso , festivo , y ñorido , como dictado de
Thalia , que siempie fiorece con gloria de los
Poetas.
3 Habiendo ya tratado de los Dramas mas
insignes , parece que correspondía tratar ahora
de la Egltga , por ser tanibien Poema Dramá-
tico antiguo. Pero atendiendo á que puede no
5erlo ; y á que este lugar le destinaa.os para las
Poesías de teatro^ dt-xamos la Égloga para quan-
do hubiéremos de hablar de los Poemas nienoreSy
y pasaremos á decir alguna cosa de la Opeyu que
tanto lugar se ha merecido en los Teatros mo-
dernos , y en la estimación del Abate Español,
el Señor Don Es'evan de ^irteaga , quien por
su fondo de filosofía , sutileza , y erudición se
puede llamar el Aristóteles del Melodrama. Lo
poco que aquí diré , será todo recopilado de la.
obra Le Rivo/uzioni del Teatro Musicaie de di-
cho Autor , repartida en tres tomos , á Ir! qiial
remitimos á los que deseen enterarse por exten-
so ^ pues la brevedad que intento en estas Insíi-
tuciones , solo me permite dar ¡dea de ¡a natura-
leza de la Opera , en quanto los principiantes,
para quienes se escriben , no ignoren su esencial
constitución.
CA-
CAPITULO QUINTO.
T)el Melodrama ú Opera.
SECCIÓN PRIIVIERA. '
Definición de la Opera,
I JLj?a palabra Opera , en el sentido en que
generalmente se usa , nos hace formar una idea
coiTijiuesta , que significa ^'gregado de Poesíüy
Música y Lecüraciun y y Pantomnia. Esta última,
como que solo suele servir en los intermedios de
la Opera , no es parte esencial de ella , sino in-
cidente extraño , que no entra en su furmal cons-
titución. Pero las otras tres cosas se unen entre
sí tan intimamente , que no puede considerarse
una sin que se consideren las o^ras ^ ni compre—
hendérsela naturaleza del Mt;iodrama sin la unión
de todas tres. Por lo qual nada diremos del Bay-
le , y nos ceñiremos á las otras tres partes cons-
titutivas de la Opera , cuya definición nos abrirá
el camino , para descender á su análisis.
2 Defínese , pues , la Opera una Inñíacion ó
representación teatral de una acción , con el fin
de ap-:Ovechtír deleytando al ánin.o , á la imagina-'
cion,y al oído. La acción puede ser vulgar y co-
mún , como en ia Comedia j o ilustre y grande
como en la Tragedia. De aquí nace la distinción
de la Opera en Bufa y Serta. Pero lo que la lia-
ce diferenciar de la Comedia y Tragedia , es la
qualidad de deleytar no solo al ánimo, sino tam-
bién á la imaginación, y al oído. Y esta es ia ra-<
K 5,0 n
14*5 rivsTiTvcioivES poetices:
zon porque no puede menos de acompañarse de la
Poesía , del Canto , de los Instrumentos músicos j
y de !a Decoración. De esta unión de cosas re-
sulta un Todo Dramático , o la Opera , que tiene
sus leyes propias y peculiares , como las tienen
la Comedia y la Tragedia : las que explicaremos
tratando de su Materia y Forma , o Disposi-
ción artificiosa.
SECCIÓN II.
De la Materia de la Opera,
1 iOiendo la Opera un todo , que resulta de
j>artes pertenecientes á distintas facultades y pro-
fesores j debe cada uno de estos contribuir con la
parte que le toca , y suministrar la materia. El
Poeta tiene tres cosas , mover , pintar , é ins-
truir : y así debe concurrir con Poesía afectuosa,
y patética ^ con pintoresca, y llena de imágenesj
y con la que haciéndonos conocer la belleza in-
telectual ^ y la belleza fisica , nos conduce al
amor y conocimiento de la belleza moral.
a El Músico no tiene mas que dos cosas , la
una como fin principal , que es mover j y la otra
como fin secundario , que es pintar : conque solo
con esas dos cosas debe contribuir á la materia
de la Opera ; con la primera para acompañar á
la Poesía en sus afectos j con la segunda , para
acompañarla en las imágenes de los objetos físi-
cos , ya sean alegres, ya tristes, ya terribles,
como truenos , batallas , &c. De instrucción nada
puede dar ^ porque los sonidos forman imágenes,
pero no ideas. Y así en la parte de instrucción no
puede el Músico agregar algo que acompañe á Ja
Poesía j por lo qual deberá ésta ser mas lírica que
di-
LIBRO JV. I^^J
di'dascálica ; mas pintoresca , que narrativa : y ce-
der á la necesidad del Músico que no puede se-
guir en esta parte al Poeta, sino con un ruido
monótono, que si dura mucho, engendra fastidio,
como sucede en los recitados.
3 El Decorador es un dependiente de los otros
Profesores ^ y por tanto no le toca otra cosa , que
contribuir con el aparato y decoraciones que exija
la Poesía y la Música , que van siempre uniformes.
4 De lo dicho se infiere que el Poeta no ha
de suministrar para materia de la Opera ar-
gumentos de razonamientos largos , y reflexiones,
que son del género instructivo , á que no alcanza
la Música , que en la Opera es esenciaiísima ; si-
no argumentos patéticos y llenos de imágenes j y
letras breves , enérgicas , sin amplificaciones , y
otros adornos m..s propios de la declamacioa
Trágica , que del Melodrama. A esto se reduce
la Materia de la Opera. Veamos ahora su Forma
ó disposición j la qual se conocerá fácilmente con
solo hacer una explicación mas clara y circuns-
tanciada de los puntos que dexamos tocados en
la presente Sección.
SECCIÓN III.
De la Forma de la Opera.
I JLjfa unión de la Música con la Poesía as
el primer constituvo de la Opera , y el carácter
que la distingue de la Tragedia y Comedia. Ea
estos Dramas la Poesía es la Señora dominante á
quien se subordina lo demás ^ pero en la Opera
la Poe.sia no es absoluta Señora , sino compañera
de la Música y Decoración. Y en tanto se djrá
K a bus-
148 TT^STITUCION-ES POÉTICAS'.
buena ó mala , en quanro se adapte mas ó manos
al genio y naturaleza de las dos. De manera que
los Argumentos Poéticos, que no son á proposito
para eacanrar al oído con la suavidad de los to-
nos , ni agradar á los ojos con la hermosura del
espectácuio , deberán excluirse de la Opera j co-
mo al contrario deberán enirar en su Forma los
que en sí reúnen las dichas qiialidades. Pero así
como la Música se reputa comunmente por parte
la mas esencial del Melodrama, y de ella toma
la Poesía su mayor fuerza y gracia , así también
las mutaciones introdu<:idas por la misma, for-
man el carácter principal de la Opera.
a De la unión dicha no resulta un todo in-
verisímil y como juzgan algunos, que tienen por
extravagancia el que los Héroes y Heroínas se
alegren , se enejen , se hablen , y se digan sus
razones cantarjdo. Esto verdaderamente seria un
absurdo , si se tomase al natural. Pero ilo debe
tomarse asi ^ pues la Opera (lo mismo que las
otras producciones de las arles imitadoras) no tie-
ne por objeto propio lo verdadero , sino la imi-
tación de elio ^ y eso no simple y desnudamente,
según es en sí , sino con cierta hermosura y per-
fección ^ como sucede á un diestro Pintor , qual
era Zeuxis , quien queriendo retratar á la hermo-
sa Elena, y no haliar.do en el natural algún mo-
delo que igualase á la sublime idea de perfección,
que él había delineado en su mente , fué reco-
giendo de varias jóvenes hermosísimas los rasgos
mas perfectos , con los que luego formó un todo,
que no existia sino en la mente del Pintor. El
Trágico y Cómico hacen lo mismo ; imitar á su
modo ^ es á saber , con el verso y esíiio poético,
sin que esto se tenga por extravagancia j pues de
otra manera seria preciso que Zazda ó Xaira ha-
blase en Arábigo y no en Francés o Ca.stellanoj
en prosa coniuii , y no en versos Alexandrinos , o
romance Endecasílabo. Asi , pues , la Priusica imi-
ta
1.1 S R o 1 It. 149
ta el natural á su modo ^ esto es , con el canto
y tono. Y mediante el tácito consentimiento que
interviene entre los oyentes y el M Ubico . nu es
menos verisímil el ItDguage de la Música que el
de los versos del Poeta , y la (oloracion da colO'
res del Pintor ^ supuesto que los objetos quú imi-
ta la Música existen en la natur.'lcra , como exis-
ten los del Poeta y el Pintor que recoge colores
y gracias realmente existentes , aunque separadas;
pero cuya unión es veñsímil. Con que el repro-
bar la verisimilitud en la imitación de la Música,
es reprobar la misma Música , solo porque es
Música.
3 Sentado el fundamento , ó establecida la
primera regla de la Forma y constitución de la
Opera , pasaremos á examinar hs mutaciones que
deten rmultar di la unión íntivia , que ya supone-
mor , t¿e la Poesía y de la Música en un todo Dra-
mático. En la declaración de este punto consiste
la mas perfecta inteligencia , é individual cono-
cimiento de la intrínseca constitución del Melo-
drama : y para esa declaraf^iün es meneiier exa-
minar las relaciones que hay entre las dos fa-
cultades.
4 Ya se dixo en la antecedente Sección que el
Poeta tiene por objeto tres cosas : mover , pintar^
é instruir. El Poeta mueve de dos maneras : es á
saber , directa ó indirectamente. Mueve directa-
mente , descubriendo en los objetos las circuns-
tancias que tienen mas inme üata relación con
nosotros, y que por conseqiiencia despiei tan nues-
tro interés , puesto que ninguna viva pasión pue-
de nacer de nuestro corazón acia objeto que nos
sea del todo indiferente. Alueve indirectamente^
moviendo con la ritma y cadencia poética , y con
la modulación y acento natural de la voz , las fi-
bras internas, á cuya acción está (digamos asi)
adherida la sensación. Este segundo modo es el
que da proporción a la Poesía para acompañarse
K 3 con
IgO IN-STITUClOI^nS PO'ETICAS.
con la Música : esta propiedad (que hasta cierto
término es común á la Eloqüencia y á la Poesía)
no es otra cosa que el fundamento de la melodía
imitadora ; esto es, del canto : de que también se
sigue que la eficacia y poderío de la Eloqüencia,
sino en el todo , á lo menos en gran parte pende
de la qualidad musical del ¡enguage , ó del encanto
de ¡Oí sonidos diversamente covihinados en el nú-
mero oratorio, ó en la pronunciación. El Poeta ^¿w-
ta, !o primero , revistiendo de imágenes materiales
las ideas espirituales y abstractas. Lo segundo,
recogiendo las bellezas esparcidas en la naturale-
za , para reunirías en un solo objeto. Lo tercero,
con metáforas , trasladando aUernativamente la
propiedad de un ser á otro distinto. Lo quarto,
cuidando que la colocación , pronunciación , y so-
nido mismo de los signos arbitrarios , que son
las pfl/íj^rflí j expresen bien las imágenes menta-
les , que él ha creado. También consiste en et.tos
modos de pintar , otro motivo de analogía , y pro-
porción de la Poesía con la Miisica : pues qi;anto
mas se acerca la expresión poética de las palabras
á la naturaleza de las cosas , que se significan,
tanto nia.s fácilmente las podrá imitar la Mubica.
El Poeta instruye , procurando por medio de la
belleza intelectual y de la belleza física, condu-
cir los hombres al conocimiento y amor de la be-
lleza mora!. Como la instrucción no es propiedad
característica y constitutiva de la Poesía , sino
una consequencia ó propiedad dimanada de las
otras dos j por eso una instrucción desnuda de
afectos y de imágenes (esto es, sin mover ni pintar)
nada se conformarla con la Poesía. Lucrecio es
buena prueba de esto : luego que pasamos desde
sus episodios gustosos y deleytables á lo pura-
mente didascálico de su Poema Filosófico , nos
cansamos , y sentimos fastidiados^ Lo mismo su-
cede con otras obras , ó Poemas didascálicos , mo-
dernos de Ingleses, Franceses, y Españoles, que
so-
Z T S R o IV. T^I
solo gustan , quando dan en un movimiento de
pasión o en alguna imagen ^ y concluido esto , al
instante cansan. Y si siempre gust ¡n loí Poemas
didabcálicos de Virgilio y de Vaniere , es porque
en ellos todo es alma , todo delicadeza, tocio ii^iá-
genes. Pero son pocos los Virgilios y Vanieres,
aunque son muchos los Poemas Filosóficos o Di-
dascálicos.
5 De las tres cosas qne vemos tiene la Poe-
sía , solas dos se propone la Música : una como
fin principal , que es mover : y otra como fin sub-
alterno ó secundario , que es pintar. La Música
mueve , lo primero , imitando con la melodía de
la voz las interjeciones , suspiros , exclamacio-
nes , acentos , y las inílexiones del modo común
de hablar , con qu-j se despiertan las ideas que
fueron principio de los afv ctos. Lo segundo , re-
cogiendo y juntando las inflexiones que ordinaria-
mente se hallan esparcid. s en la voz afectuosa,
y reuniéndolas en un canto continuo , que es lo
que 56 llama sujeto. Lo tercero , buscando con
los sonidos armónicos , con la mt-dida , con el
movimiento, y con la melodía aqui;llos nervios
físicos que están en calma, ios quales moviéndose
con una cierta , aunque inexplicable ley , nos im-
pelen al odio , ai amor , á la ira , al gozo , á la
tristeza , &c. La Música pinta , lo primero , imi-
tando con el ruido de los instrumentos de la rit-
ma musical , diestramente arreglados , el sonido
material de los objetos físicos , que son capaces
de obrar en nuestro ánimo , quando los percibi-
mos en la naturaleza ^ como lo hace quando ex-
presa la función de una batalla, o el estallido de
los truenos de una terapestad. Lo segundo, avi-
sando con la melodía las sensaciones que en no-
sotros producen las imágenes de los objetos , q'ic
por carecer de sonido , no caen baxo la estera de
la Música : como en no pudiendo significar el se-
pulcro de Niao, el olor de las llores , ó cosas
K 4 se-
Ic{2 IJVSriTl'!'I(ÍA-nS POÉTICAS.
semejantes , que pertenecen á otros sentidos , y
no al oido , el Músico en su lugar representa ei
efecto que produce en nosotros la vista melancó-
lica de aquel Mauseolo , ó la agradable Imgui—
dez que ocasionan las flores olorosas. Lo tercero,
excitando por medio del oido movimientos análo-
gos á los que en nosotros excitan los demás sen-
tidos : como qnandc el Músico, queriendo expre-
sar el tranquilo repeso de uno que duerme , ó la
soledad de la noche , y el silencio raagestuoso de
la naturaleza en medio de ella , trueca (digámoslo
•asi) los ojos en oidos , y nos representa la suspen-
sión y tácito pavor de que se halla comprimido
el Espectador al conlentpiar dichos objetos. Se-
ria cosa prolixa , y no muy esencial á nuestro
propósito , el averiguar aquí el modo con que los
sonidos exercen su operación sobre la máquina de
nuestro cuerpa; y la relación íntima que hay en-
tre la vista y el oido, relación anteriormente co-
lumbrada por la experiencia , y después ilustrada
por Newton. La instrucción directa de ningún mo-
do (como diximos en la anterior Sección) toca
á la Miisica ; porque siendo su destino hablar á
los sentidos , y por. medio de ellos al corazón ; y
lio pudiciido exercer su actividad por otra via que
por la ael movimiento :, no tiene de consiguiente
medios para llegar hasta las ideas universales y
ábf.tractas. Los sonidos no son mas que sonidos:
ellos causan sensaciones , y forman imágenes, pero
no ideas : esto es , mueven y pintan ^ pero no im—
fruyen derechamente. Ni la Música puede acom-
pañarse con las sensaciones instructivas de la Poe-
sía , no siendo con la viva expresión de un canto
imitador, siguiendo siquiera ccn la medida, con
el paso, y con el tiempo el tono general del dis-
curso , con ta! que los versos qoe se acompa-
fían , no tengan sonido tan áspero y tosco , que
sean ineptos para el canto , y por consiguiente no
sean dramáticos : por exemplo los siguientes.
„Co-
ZIBRO IV. 3¿3
j,Comíncia il regno
„Da te medesnió : i desiderj tuoi
,,S¡ano i prini.i vassalli : onde i soggetti
„Abbiano in chi coinanda
„L' esempio d' ubbidir. Sia quel che
„dei,
jjNon quel che puoi delP opre tiie m¡-
„£Ura.
5,11 puhblico procura
,,Piu che ¡1 tuo ben. Fa che in te s'ami
„il pndre,
,,Non si tema il Tirano. E' de' reg-
j.naiiti
,,Mal sicuro cnstode
5jL" aitrui time re.
Si bien la Música no señala el significado , su-
puesto que en estos versos nada se halla de iiiia-
gi-;acion ni de afectuoso , puede no obstante dar
con la melodía natural in?.yor fuerza y aumento
á ias varias pausas y modulaciones de la voz. Pe-
ro i:omo no tiene la necesaria disposición intrínseca
p?ry su expresión , sucede , que á poro que dure
el recitado, se convierte en un rumor nada sig-
riíií.ntivo , que tiene la exterior apariencia de
Mii.-.ica , sin haber allí espíritu.
6 De esta comparación de la Prúsica con la
Foesja resultan dos observaciones muy del caso.
1,3 primera, que la Miísica es mas pobie que la
Poesi.'i j porque la Música está limitada al cera-
zon j al oido , y en cierta manera á la imaírina-
c:op. ; y la Poesía se extiende al corazón , al oido^
á la imaginación , á la razón , y al espíritu. E.n
re.iarciiniento de esto la P.'Iúsica es mas expresiva
que la Poesía ^ porque imita los signos no articu-
lados , que son el lenguage natural y y por con-
siguiente el mas enérgico : y los imita por n;a-
dio de los sonidos , los quales porque obran íisi-
ca
Ig4 I INSTITUCIÓN ES TOV.TICAS.
camente en nosotros , son mas á propósito para
lograr su efecto , que los versos , los quaies de-
pendiendo de las palabras (que son unos signos
arbitrarios) y Jiablando únicamente á las poten-
cias interiores del alma , tienen , para ser agra-
dables , necesidad de un sentido mas exquisito y
delicado. De aquí es que una IVLúsica sencilla ge-
neralmente mueve mucho mas que una bella com-
posición Poética. La otra observación es , que la
Poesía htcha para acompañarse con la Muíica,
debe revestirse de las qualidaJes que ésta requie-
re, y desechar todas las otras : circunbtancia que
se hace tanto mas neceíaria , quanto la lengua
fuere menos musical. Porque ¿qué cosa imitarla
]a Música en un lenguage privado de armonía, si
]a Poesía no le suministrase imágenes , ni sen-
timientos ?
7 Lo dicho hasta aquí nos allana el camino
para conocer las mutaciones que deben resultar de
la unión íntima de la Poesía y de la Música en un
todo Dramático ; que es el punto que propusimos
averiguar.
Si la Poesía debe atemperarse , y seguir la ín-
dole de la iVIusica : y si ésta no puede expresar
sino los objetos oue contienen pusion ó pintura,
se infiere que la Opera debe principalmente ver-
sarse sobre argumentos que abunden de la una y
de la otra ; y desechar aquellos que trayendo con-
sigo discusiones molestas , razonamientos largos,
y reflexiones , pertenecen enteramente al género
instructivo , de que no es capaz la Miioica Y así
tenemos otra regla en esta qualidad esencial , que
distingue la Opera de la Tragedia y Comedia.
Estas , no sujetándole á las leyes de la Música,
pueden aprovecharse mas de las ventajas de la
Poesía, por las quales no las son impropios los
diálogos, discursos , negocios políticos, y cosas
á este tenor, con tal que vengan á propósito y
sean agradables. La primera Scena del Pompcyo
ce
Z I S R o IV. Ig^
de Cornelio es de singular b-Jleza en aquella
Tragedia ^ pero si la quisiésemos trasla-
dar á la Opera , cansaria y fastidiaría á los
oyentes.
8 De aquí es que la progresión del Drama
para Opera debe ser rápida ; pues si el Poeta se
engolfa en pualos demasiadamente circunstancia-
dos , la Miüica no puede sino muy tarde arri-
bar á aquellos momentos de execucion y de in-
terés , en que ella pri.icipalmente sobresale. De
Jo qual nacen dos inconvenientes : el primero,
que siendo el íenguage de ia Música muy vjgo
y genérico , y por consiguiente debiendo para
individualizar el objeto que intenta exprtsar, ha-
cer largos rodeos , y pasar por multitud de notas,
vendria la acción á ser de una languidez y frial-
dad insufrible , si el Poeta no se tomase el cui-
dado de cortar las menuciercias o circunstancias
nimias. El segundo inconveniente es , que las ta-
les menudencias , por estar destituidas de fuego y
energía, no pu:lieran acompañarse sino de una mo-
dulación insignificante y confusa , que no diese
alma á las palabras. Un tránsito fácil y pronto de
situación á situación ^ un ahorro de circunstan-
cias menudas y ociosas j una serie artificiosa-
mente combinada de Scenas vivas é interesantes^
una economía de razonamiento que sirva (digá-
moslo así) como de texto , sobre el qual haga
después la Música su comento , son las co-
sas que el Poeta Dramático debe suministrar al
Compositor Músico ^ y dexando para el Cómico
y Trágico las amplificaciones de las palabras y
lento desenredo de los lances , aténgase á la pre-
cisión de los afectos , y á la facilidad y rapidez
de Ja trama. Merope en la Tragedia Francesa de
su título hace un largo y eloqücnte discurso, pi-
diendo á Polifonte que la sea restituido su hijo.
Una Madre introducida por Metastasio en «.cnic—
jantes circunstancias, dexando á un lado las am-
pli-
Jtí,6 IN-STITUCIONES POETICES:
pliiicaciones retoricus , se explica asi en poquísi-
mas y enérgicas palabras.
jjRendimi 11 flglio mío:
,,Ahi ! mi si spezza il cor :
,,Non son piü madre, oh Dio!
,,Non ho piü figlio.
Veis aquí un exemplo de la precisión y laconis-
mo , que exige el Melodrama. Solos estos quitro
versos , acon.pañaáos del movimiento y viveza
que reciben de una Música buena, harían (como
reiiexiC'na sabiamente Grimni en su discurso so-
bre la Poíisia Lírica) un efecto que sorprehendiese
los ánimos de los oyerites mucho mas que la Sce-
na trágica , y artificiosa de la Merope.
9 Por la misma razón , una trama demasiado
complicada , no se corif^'rniaria bien con !a natu-
raleza del Drama de la Opera. La Música , para
que baga efecto , necesita de ciertos intervalos,
que dexen lugar á la expresión ^ á no ser así,
corriendo coa demasiada velocidad por las diver-
sas notas , se confurden con ellas los pasages , y
se desperdicia la armonía. Por lo qna! si se la
junta una Poesía excesivamente cargada de inci-
dentes , el atropel'amiento de ellos hace que la
una no vaya de acuerdo con la otra , y que ia
iVlasica no pueda contraseñar las situaciones que
Ja suministra la Poesía. Veis aquí otra regla en
este distintivo mas de la Opera ^ es á sabjpr , la
simplicidad y rapidez del argumento.
10 Demás de esto la dependencia de la Poe-
sía con relación á la Música , induce una muian--
za no pequeña en el estilo ; el qual en la Come-
dia y Tragedia debe ser puramente DramátirO'y
y en la Opera Dramático- lírico. Para que mejor
se entienda esta diferencia , es necesario volver á
subir hasta los pi incipios. El canto es una expre-
sión natural de los afectos del ánimo , inipiraios
por
Z I B R o IV. I^Y
por el instinto, según nos son inspiradas las otras
señales exteriores de dolor , gozo , tristeza , -ie-
leyte , esperanza , y temor , con la circunstancia
de que cada una d¿ estas pasiones tiene su parti-
cular signo que la expresa , quando el canco las
expresa todas sin dilerencia. El canto , pues , su-
pone agitación en el ánimo , asi como la supo-
nen las lágrimas y la risa : y es tanto mas gran-
de la conmoción , quanto mas vivo y recalcado es
el canto. Por eso el que canta está de algún mo-
do fuera de su estaJo natural , como se dice que
lo ebtan los hombres agitados de alguna pasión,
ó impensado acontecimiento. De lo quai se sigue,
que el lenguage que corresponde al canto , debe
ser distinto del común : esto es , debe ser tal,
como convendria á un hombre que expresase una
no ordinaria situacior. de su ánimo.
II Ahora , pues , este enagenamiento , agita-
ción , ó como quieran que se llame , ó tiene por
objeto cosas que interesan vivamente el ccrazonj,
ó cosas , que hieren la imaginación : Si lo prime-
ro , entonces el estilo del que canta será pa1étt~
coy afectuoso -^ Y si lo segundo, usará el que
canta de un iengüage figurado y pintoresco, que
en substancia no es otro que el lírico. De aquí es
que el estilo figurado y translaticio de los Poetas
líricos , por mas que á primera vista parezca ex-
traño , es sin embargo muy conforme á Ja natu-
raleza -^ pues suponiendo que ellos cantan aquello
que dicen, igualmente se supone que están ab-
sortos y arrebatados. El canto , pues , es el len-
guage de la ilusión ó encantamiento : y el que
canta se ergaíia á sí propio , y también al que
escucha , haciéndole pensar que es mayor que
los dcm.as, y que casi se ha divinizado. Para mas
disimular este engaño (o llámese embeleso) ^ ayu-
da nnicho Ja Musita instrumental , la qual acom-
pañada con la de vez, hace mas vehemente y du-
rable la admiración o encanto j y entreteniendo al
oyen-
IgS IlfSTITVClONUS POETlCjiS.
oyente con su dulzura , h:..ce que persevere
en su ilusión , así conio el cinto misterio* o de
Arminda impedia á Reynaldo conocer que esta-
ba encantado. La eficacia y poderlo de nna y
otra , para despertar ideas grandes , sublimes , y
extraordinarias , se ve en que los Profetas sagra-
dos antes de anunciar los vaticinios que Dios les
había inspirado , pedian freqüentemente un ins-
trumento músico que los avisase : y también se
ve en los Poetas profanos, como en ei principio
de algunas Odas de Horacio , y mas en las del
inimitable Pindaro , á vista del qual todos los
mas insignes modernos son como el ave que re-
volotea al rededor de las lagunas , comparada coa
el Águila que se señorea imperiosamente por el
inmenso vacío de la región del ayre.
12 La naturaleza misma del canto nos indu-
ce , pues , á abrazar el estilo lírico. Y así mu-
chos modos de decir , que agradan en la Opera,
no agradarían en la Tragedia. Por exemplo esta
donosísima Aria de Metastasio.
„Placido Zeffiretto
,,Se trovi il caro obggetto
jjDigli , che sei sospiro,
„Ma non gli dir di chi.
,,Limpido Ruscelleto,
,^Se ti rinconiri in lei,
, , Dille , che pianto sei,
„IVIa non le dir qual ciglio
,,Cresce ti fe' cosi.
Y estos otros versos de Quinaut en la Iside , lle-
nos de delicadeza y armonía.
,,Le Zephir fut temoin , 1' onde
,,fut attentive
jjQuand la Nimphe jura de ne chan-
„ger jamáis,
,,Mais
Z I S R o IV. i¿n
„Mais le Zephir leger , & l'onde
„fugitive,
jjOnc enfin emporté les serroens qu'
„elle afaits.
Estarían sin duda puestos muy mal en la ^Icira,
en el Polieutes , en el Mitridates , y demás Tra-
gedias j pero seria preciso ser quaiquiera dema-
siado odioso al Numen que preside á los deleytes
Músicos, para querer excluiílos del Teatro Líri-
co. También tenenios otra razón mas para ad-
mitir el estilo líbico en la Opera : y es la uni-
formidad que resultaría en la Música , si hubiese
de girar solamente sobre objetos patéticos , pri-
vándonos volunrarianiente del rico manantial de
bellezas armónicas , que suministra la pintura de
los otros objetos. Es 1-ellísima la Música que ex-
presa los afectuosos furores de Timantes en los
siguientes versos:
¡j Misero pargoleto
„ II tuo distin non sai;
j, ¡Aha! non gli díte mai
,, Chi fosse il genitor,
j, Come in un punto, ¡oh Dio!
j, ¡Tutto cangio d' aspettol
„ Voi tosté il mió diletto,
„ Voi siete il niio terror*^
Y no es menos bella la otra Aria que corres ^
ponde á aquella toda lyrica del Qrpheo.
„ Chi mai dell' Erebo
,, Fra le caligini
„ Sull' orme d' Ercule
j, O di Piritoo
,, Conduce il pie ?
„ D' orror 1' ingombrino
jy Le íiere Eumenidi,
1 5o íríT-STlTUCÍON-ES POETICES.
j, E lo spaveniino
„ Gli urli del Cerbero
„ Se un Dio non é.
¿ Q'jánto mas varia, y por consiguiente mas de—
leytable no se hace la Miisica mezclando las belle-
zas de este segundo género con las del prime—
TO ? ¿qué prodigio de contrastes? ¿qué riqueza
no se aumenta á la Poesía ? De lo qual se de-
xa ver que se han declarado demasiado enemi-
gos de nuestros placeres aquellos Autores (por
otra parte recomendables ) que han querido li-
mitar á solo el género patético todas las par-
tes á2\ Melodrama.
13 Pero es de advertir, qué sin embargo de
ser generalmente verdadero ei principio qL,e he-
mos establecido ; con todo eso se modiíica de
diversa maaera , según los diversos géneros de
Poemas á que se aplica. Así como en las Oaas
el qi;e canta , se siente singuiarnienre agitado
del estro i y su faniasia se supone estar en el
mayor delirio ^ de !a misma iiíanera la expre-
sión de conceptos debe ser mas desordenada, li-
bre , y llena de vuelos atrevidos , ae traspcti-
ciones y de imágenes que expresen la sitLacion
en que se halla el espíritu del Cantor, Mas en
un Drama , en que no se puede ni debe supo-
ner que tengan ia mente enagenada hasta tal
punto los personarles j y en que tienen tanto
lugar la acción , el interés , y el afecto , pue-
de á la verdad ser itrzco el lenguage que corresr
ponde j pero con aquella mediaa que baste á
dar gracia y vivaciaad al canto, sin quitar sus
derechos á la verisimilitud teatral , y al diver-
so género de pasiones que se repretenran. De
aquí viene el origen del estilo lírico- (/r.-rnático,
proprio de la Opera , cuya e.tíicta proporción es
la que caracteriza y distingue al Meiastasio so-
bre todos los demás.
Fa-
z. I s n o IV. i5i
14 Fácilmente se dexa conocer quanto deba
influir la naturaleza del canto , y estilo miisi-
co en el carácter de los personages. Si el can-
to , pues , es el lenguage del sentimiento y ae
la ilusión, no deben introducirse para Interlo-
cutores , sino personas capaces de conmociones
vivas y profundas : y esto no en otras circuns-
tancias y situaciones , que en las que suponen
agitación. Mal se aplicaria á un discurso trio y
nada expresivo la mas poderosa y enérgica de
las artes imitadoras. Mal se aplicaria á un Só-
crates, á un Stoico de aspecto severo, á un Pe-
ripatético , que desnudo de toda conmoción de
afectos , me introduxc'^e en una Aria quatro sen-
tencias o apotegmas del Lyceo. Mal á un Vie-
jo , q'!e agoviado de la edad , convierte única-
mente acia si la sersibiliJad que le exigirían otros
objetos, ivial á un Estadista , á un Político, á
un Avariento , y en fin , á aquello'; sugetos de
un carácer tal , que capaces solamente de pa-
siones sórdidas o encubiertas , y llenos de re-
serva y disimulo , por interés , ó por otros mo-
tivos no descubren jamas el corazón, ni le des-
plegan á la fuerza de un ingenuo y pronto arre-
bato de ánimo. Estos personages , usando co-
munmente un tono de voz compuesto y uniíor-
me, no hacen, quando hablan, que se desen-
vuelva aquella claridad y fuerza de acento, aque-
lla variedad de inilexiones que son el alma de
la Música imitadora. Se debe, pues, evitar que
se introduzcan en el Melo-Dramaj y en ca?o de
introducirse , no deberán ocupar sino un hipar
subalterno , dexándoles el honor de obtener la-
gares mas considerables en la Tragedia, dontie
una trama mas circunstanciada descubre dilata-
do campo para el desenredo en taiss caracte-
res. Calicrates en el U:oiij Lusifian en Ja Z ai-
da i Polidoro en la Merope ^ y otros sen^ejan—
tes hacen gran efecto en el teatro trágico, por-
L que
j6i I^SrjTUClOATBS POÉTICAS.
que los personages que se representan habían
también al entendimiento : y porque la l'oesia
agrada no menos quando instruye , que quando
conmueve. La primera de estas dos cosas puede
igualmente conseguirse con caracteres frios, quie-
tos ó disimulados , que con los opuestos. Mas
]a naturaleza del canto, para el qual se requie-
re energía y conmoción de afectos, y que no sa-
be imitar sino los transportes del alma , los des-
echaría como nada oportunos á su blanco prin-
cipal. Pero por quanto ellos tal vez son nece-
sarios para el desenredo de los lances , se pre-
gunta ^qué lugar deben obtener precisamente en
el Me/o -Drama 1
15 Veis aquí que esta qüestion nos lleva á
otro conocimiento no menos importante : es á
saber , al de los diversos géneros de canto que
corresponden al distinto cardcter , y diversas si-
tuaciones de los personages.
Hay una situación tranquila en que los per-
sonages se informan mutuamente del actual es-
tado de las cesas j en que se exponen las cir-
cunstancias , y se llena ( por decirlo así ) el es -
pació que media entre tal , y tal movimiento de
pasión. Este género (que enteramente toca al nar-
rativo) es el que caracteriza el recitado simple^
del que (así como de otra qualquiera narración)
son propias la perspicuidad y claridad y breve-
dad: advirtiendo que esta ultima propiedad es
mas necesaria en Ja Opera que en la Tragedia,
tanto por la exactitud y rapidez que exige la
Música , como porque siendo el canto ó melodía
el ultimo fin de la Música imitativa , está el
oyente impaciente hasta que llega á gozarlo. En
el simple recitado y pues (que mas propiamente
que canto y debe llamarse iJeclamacion musical^
porque de la Música no toma otra cosa que el
Baxo, que de quando en quando sirve para sos-
tener la voz , y no corre sino raras veces, por
in-
í I S R o IV. I ¿Jj
intervalos perfectamente armónicos) tienen su lu-
gar los personages subalternos que hasta ahora
habíamos supuesto inútiles para el canto. Hay
otra situación de ánimo mas vehemente y con-
citada , en que se desenvuelven y descubren los
primeros ímpetus de las pasiones , quando el alma
fluctuando en uu tumulto de contrarios afectos,
se siente atormentada de sus propias dudas, sin
saber qué partido tome. Esta incertiduinbre, y
el tránsito alternativo de movimiento á movi-
miento , es lo que forma el recitado obligado^
cuyo estilo por consiguiente debe ser vibrado é
interrumpido , de manera que muestre en su se-
rie la suspensión y turbación del que habla: y
dexe á la iVIiisica instrumental la incumbencia
de expresar en lo; intervalos de la voz lo que
calla el que canta. El alma oprimida de sus
dudas toma en fin alguna resolución , y abraza
el partido que la parece mas conveniente. Ex—
pláyanse mas libres los afectos , y están (di-
gámoslo así ) en lo último de su periodo. Esta
situación es la propia de la yíria , la qual con-
siderada baxo este aspecto filosófico , no es otra
cosa que una conclusión ó epilogo, ó epifonema
de la pasión, y un complemento el mas per-
fecto de la melodía. Declarará mejor mi pensa-
miento un exemplo. „Ana, hermana de la des-
„ graciada Dido , viene á avisarla que jíEneas,
3, sin hacer caso absolutamente de sus ruegos, ha
„ juntí.do en el silencio de la noche sus com—
„ pañeros , alistado las naves , y huido de Car-
„tago''. Esta scena es para el recitado simple.
j. Herida Dido de la impensada noticia, Huctua
„ en un tumulto de afectos , discursos y dudas
„ sobre si debe seguir con mano armada á ^ííneas
j, que huye j ó ponerse en brazos de Jarbas su
,, rival ^ ó darse si no pronto la muerte". Esta
situación (que comunmente se expresa en un So-
liloquio) es propia del recitado obligado. " Re-
L a „ suél-
l54 IKTSTITUClOK'ES POPJTiCaS.
„ suélvese en fin la Reyna , y la vence el cíe-
j, go ímpetu de morir", fe'ts aquí la situación
oportuna para la yíria. Pero si , el personage no
toma resolución alguna, sino que se queda en
sus dudas (cornos alguna vez sucede), entonces
la ^ria debería ser como una salida ó escape
del sentimiento: esto es , aquella última refle-
xión en que se entretiene el alma para desaho-
gar en aquel momento su dolor, ü otra pasión
qualquiera. Esta reflexión es á veces moral y sa-
cada de la consideracioa que se hace sobre las
propias circunstancias : y la j^^ria en este caso
incluye naturalmente alguna sentencia. Pues yo
no convengo con la opinión de los que dicen:
que no es propio de la pasión el dogmatizar. Es
cierto que no es propio , si por dogmatizar se en-
tiende el entonar en el teatro un párrafo de Séne-
ca , ó alguno de aquellos largos centones morales,
de que tanto abundan las Comedias y Tragedias
de los Poetas adocenados : en el qual sentido yo
también lo he reprobado. Mas no es así de las
sentencias breves , y sumamente lacónicas , que
nos suele sugerir el estado ó actual constitución
de nuestro espíritu: las quales, lejos de no con-
venir á un personage poseído de pasión , por el
contrario le son naturalísimas , conforme al se-
creto vínculo que estrechamente liga y reúne
todas las potencias interiores del hombre: pro-
viniendo de aquí, que la reflexión despierte en
nosotros las pasiones^ y que estas recíprocamen-
te aviven la reflexión : como puede qualquiera
observarlo en sí mismo : y vemos que lo prac-
tican en sus composiciones los Autores de me-
jor nota.
1(5 El error de dicha opinión es nacido ( á
mi parecer) de no haber penetrado sufíciente-
rnente la Filosofía de las pasiones , y de ha-
ber establecido como regla general lo que so-
lo debiera ser una excepción. Hay unas pasio-
nes
ZIJiRO 71'. lí7¿
nes que admiten sentencias nacidas de la refle-
xión: y otras que las rehusan. Entre estas ul-
timas se considera el amor : y está la razón pen-
diente de la índole de este afecto. El Ainai-te
que puesto á los pies de su Dama pide el sus-
pirado premio de sus repetiJas ansias , sabe muy
bien que nci debe á su ingenio ni erudición la
fortuna de ser correspondido : sabe que el amOYy
independiente por lo común de la reflexión y
de la razón , no tiene otro domicilio que el
corazón, ni otra ley que la que le dicta el afec-
to. Las lágrimas son sus argumentos : la fideli-
dad y constancia sos sus títulos : toda su Ló-
gica consiste en hacer valer su ternura y sus
rendimientos. Seria, pues, iniitil , y aun contra-
rio al fin que se propone , si combatiese el co-
razón de su quer'.da coa teoremas , ó principios
traídos de una filosofía que el amor no entien-
de ni conoce.
„ Egle distratta intanto
,, Torna , disse , á ridir ch' io nulla intesi.
Ved aquí por que los apotegmas ó dichos amoro-
sos, parecen tan insípidos en el teatro. Lo mis-
mo digo del Desden , el qual como se deter-
mina en un momento , no tiene lugar ni tiem-
po de generalizar las ideas. No es lo mismo la
ambición v. gr. pues el objeto que ésta se
propone de sobresalir á todos, y de reynar, si
pudiese , en un mundo entero de esclavos , no
puede conseguirse sin un íntimo conocimiento de
los hombres , de sus propiedades y flaquezas, de
las vicisitudes ó vueltas de la fortuna , de las
circunstancias de los tiempos , y de los medios
de precaverse. Semejante estudio supone en el
ambicioso un genio observativo , y de sistema
capaz de aprovechar la conexión de las causas
con sus efectos , y retroceder hasta su origen.
L 3 Es,
1 66 I2^STITVCI0JVES F3 ETICAS.
Es , pues , muy conforme al carácter de esta pa-
sión el expresarse con máximas generales que
suponen reHexion. No es virisimil que Mirtilo en
el Pastor fido la primera vez que se aboca coa
yímariiis para descubrirla su amor , se entre-
tenga con ella, haciéndola (digámoslo asi) un
repiquete de sentencias , y la diga:
I^on é in man di chi perde
L! anima y il. non moriré.
Y que ella le conteste:
Chi s arma di virtu , vinci ogni afeito.
y que él la reponga:
í^irtu non vince oi'e trionfa amere.
Y que ella le recarge:
Chi non puo quel che vuol , quel puo
•voglia.,..
Con la larga filatería que se sigue. Pero es muy
natural que yírtabano , oprimido del inmoderado
deseo de reynar , á que tiene dirigidas sus mi-
ras, se explique con su hijo en estos términos:
„ E' 1' innocenza , Arbaze,
„ Un pregio che consiste
„ Nel crédulo consenso
„ Di chi 1' ammira, é se le tgli questo
„In nuUa si risolve. li giusto é solo.
„ Chi sa fingerlo meglio , é chi nasconde
„ Con piu destro artificio i sensi sui
„ Nel teatro del mondo agli occhi altrui.
En lo primero se ve que el Poeta quiere ha-
cer obsfentacion de ingenio á falta de juicio:
en lo segundo se distingue un hombre , á quien
su pasión le ha hecho ser malvado por sistema.
De la conveniente aplicación de tales princi-
pios á otras diferentes pasiones , se podria de-
ducir una teoría general , tomada de la natu-
ra-
X.T a no ir. l Sf
raleza de las cosas, Ja qiial evitarla muchas cri-
ticas, poco fundaJas^ y set ia muy útil para quien
quisiese adelantar en la difícil y delicada car-
rera del teatro.
17 Lo mismo debe decirse de las Cnmpara-
Cíonet. Tan injusto me parece el desterrarlas del
teatro , como el intentar defenderlas todas sin
excepción. El hombre por lo común está mas
dominado de los sentidos que de la razón. Las
cadenas con que por naturaleza está ligado á los
demás entes del Universo ^ y la necesaria de-
pendencia en que vive de los objetos exteriores,
le precisan freqüentemente á acompañarse con ellos,
y descubrir las secretas relaciones que hay en-
tre la naturaleza de ellos y la suya. La fanta-
sía , llena de lo que ha recibido por medio de
los órganos sensorios, no sabe producir sino imá-
genes correspondientes á los objetos que ha vis-
toj y el hombre (sobre quien tiene mucho im-
perio esta facultad) no sabe imaginar las cosas,
aun la« mas abstractas , sino revestidas de las
propiedades que observa en los objetos materia-
les y sensibles. De aquí es el origen de la Me-
tájora : tropo ó figura la mas conforme de to-
das á la humana naturaleza ^ pues vemos la usan
á cada instante los niños , y aun las personas
mas rudas en sus discursos familiares, aun sin
advertirlo ellos. A cada paso se oyen en boca
de los mas idiotas ; me abraso de ira : Cielo ale-
gre : d:a melancólico : y otras mil expresiones
semejantes. De aquí también es el origen de las
comparaciones igualmente naturales al hombre,
quien quando no halla expresión correspondien-
te á lo vivo de su idea o concepto nientai , se
vale para hacerse entender de comparaciones sen-
sibles. En lo qual debe observarse para confir-
mación de mi propósito , que el uso de hablar
figurado , y por símiles es tanto mayor en un
pueblo , quanto mas escasa es su lengua, y quan-
L 4 to
l68 XI<rSTITUCION-ES TOF.TIOA.V.
to menores progresos ha hfcho en él la cultura
de las Artes y Ciencias. Léanse las primeras
Poesías de todas las naciones, como son los frag-
mentos de los habitadores de la Islandia \ los
Poemas de Ossian j las Fábulas de Pilpai ^ el
GuÜstan de Saadi ^ y las tonadas Americanas;
y se verá entre eilas una semejanza que á pri-
mera vista sorprehende, aunque escritas por na-
ciones , y en tiempos tan diferentes. Todo en
ellas es Metáfora^ todo Comparación. Parece que
ni vive , ni siente el Poeta ^ pero que siente y
vive la naturaleza. A medida, pues, que la len-
gua se enriquece j que se multiplican las Artes;
y que con ellas se aumenta la cultura de las le-
tras: el estilo de las figuras v signo: va á me-
nos ^ se introduce el uso de términos abstractos;
Ja Filosofía , reduciendo á su significado natu-
ral las expresiones, va poco á poco apagando el
entusiasmo ; la Poesía y Eloquencia son mas li-
madas y regulares, aunque por consiguiente sean
menos expresivas : lo mismo que los granos de
oro adelgazado y reducido á hojas , los quales
(como dice el Abate Terrasen) pierden de so-
lidez todo lo que adquieren de extensión.
1 8 Puede, pues, el Poeta poner en boca de
sus personages las Comparaciones. Mas para que
parezcan verisímiles , debe ponerlas como lo ha-
ría la naturaleza y no de otro modo. Ahora bien
¿qué enseña la naturaleza sobre este asunto á los
hombres poseídos de pasión? A no usar Compa-
raciones directas if á no pararse sobre todos los
puntos de conveniencia; á no examinar cada mí-
nima relación. Esto es mas propio de un espí-
ritu tranquilo, que de uno arrebatado de pasión;
porque está únicamente embebida en sí misma,
no ve los demás objetos sino muy de paso. Lue-
go que oigo una persona poseída de cólera que
hablando por si , prorumpe;
„ Orsa
LIBRO IV, j6g
5, Orsa nel sen piagata,
5, Serpe , che é al siiol calcata,
„ Ti^re , che ha perso i figli>
„ León che apri gli artigli,
„ Fiera cosi non é.
Conozco por las tales Comparaciones , proferidas
con brevedad y energía , un hombre fuertemen-
te agitado del despecho. Pero quando oigo á
Aquilio , que sumergido en los mas profundos
pensamientos , me sale con esta Comparación cir~
cunstanciada:
ff Saggio guerriero antíco
j, Mai non fe.risce in fretta
,, Esamina il nemioco
j, 11 suo vantaggio aspetta, '
3, Egl' impeti dcir ira
,, Cauto frenando va.
j, Muove la destra é il piede: -
„ Finge s' avanza , e cede
5, Finche il momento arriva
„ Che vincitor lo fa.
Entonces creo yo escuchar un Poeta que inten-
ta enseñarme el arte de la Esgrima ^ y no un
personage sumergido en pensamientos de impor-
tancia. Lo que digo de la presente Comparación,
]o digo también de todas las otras que están tra-
bajadas por este estilo. Podrán, si se toman se-
paradamente , considerarse como bellísimos tro-
zos de Poesía , que un gran Compositor acomo-
daría muy bien á la Miisica ^ p¿ro siempre les
faltaría la principal belleza , que consiste en la
íiei expresión de la naturaleza , y en la rela-
ción con el todo. Horacio me suena al oido: pul-
chrttm est , sed non erat hic locus. Sé que algu-
nos para defender á Metastasio ( quien cae fre-
qüen-
170 INSTITUCIONES POÉTICAS,
qüentemente en este defecto) sacan el exemplo
de Sófocles y Eurípides. Pero (no temo decirlo)
ni Sófocles , ni Eurípides , ni Metastasio tienen
autoridad que sea bastante para des'ruir los se-
guros é invariables juicios de la razón.
19 Además de eso, tampoco las Comparacio-
nes , ni las Sentenciat , ni una Poesía Frasea-
da deberán tener lugar en los Duetos , Terce-
tos , &c. Lo mismo seria esto que hacer inve-
risímiles absolutamente semejantes Composicio-
nes , las quales necesitan de todo el encanto de
Ja Música para ser probables. Si la cosa se exa-
mina con justa crítica , nada hay mas extrava-
gante al oido (como reflexiona bien el Marques
de San Lamberto en su bello Tratado Francés
sobre el Drama intitulado Onfale) , que dos ó
tres personages que hablan á un tiempo , y se
confunden, diciendo unas mismas palabras, sin
cuidar el uno de quanto responde el otro : lo
qual es tan contrario á la urbanidad de quien
habla, como á la paciencia de quien escucha: y
por eso se destierran con razón de la Tragedia,
donde se tiene tanto cuidado con el decoro. No
obstante eso , en atención á que el Dueto tra-
bajado como se debe , es un punto cardinal de la
Música imitativa , y produce gran efecto en el
teatro: reflexionando también que la vehemente
agitación del ánimo que se supone en los persona-
ges, basta para hacer, si no verdadera , á lo menos
posible^ la confusión simultanea de palabras y acen-
tos en qualquier momento de interés, la qual posi-
hilidad es suficiente para disculpar al Poeta en su
imitación: y haciéndome cargo que desterrar del
Drama estos pedazos será lo mismo que cerrar un
manantial fecundo de recreación para un talen-
to fino , es preciso que el crítico juicioso ven-
ga en aprobarme, quanto mas en permitirme, es-
te uso , persuadiéndose que en las Bellas Artes
debe la razón abstracta sujetarse al gusto , a^í
co-
ÍIBRO IV. 171
como éste se sujeta al entusiasmo y genio verda-
dero. El único oficio de la crítica es el de per-
feccionarlos , reduciéndolos á la mayor simpli-
cidad y verisimilitud. Para que el Poeta elija
para un Dueto el punto mas vivo , o crisis de
la pasión, usará (lo mas que le sea posible) del
Diálogo en la Aria que le precede ; será bre-^
ve en los periodos , conciso y animado en los
afectos. Si son pocos los Autores que en sus es-
critos han observado las distinciones dichas j sí
se leen ^^rias , Recitados y Duetos ^ compuestos
baxo de diferentes principios, eso no prueba otra
cosa sino que son pocos los que han penetrado
el espíritu del Arte : y q^'-e cabalmente se ven
tantos Dramas lánguidos y fastidiosos por no ha-
berse eícrito según las reglas que. prescribe una
crítica filosófica.
20 Examinadas las mutaciones que en la Poe-
sía resultan de su acompañamiento con la Música,
pasemos ahora á examinar las que induce la Pers-
pectiva , ó (según el vocablo mas usado) la De-
coración. La Opera no es , ó no debería ser sino
un encantamiento del alma continuado , á cuyo
efecto concurren todas las Bellas Artes , tomando
cada una la empresa de deleytar respectivamente
]os sentidos. Y así como por la unión con la IVIú-
sica padece algo la verisimilitud poética , por lo
dificultoso de concebir un agregado de personas,
cuya acción se exprese siempre cantando : difi-
cultad que no se vence sino teniendo al Especta-
dor entretenido en una continua ilusión ó embe-
leso , que le impida pensar en su engaño ^ del
mismo modo se debe procurar por qualquiera ma-
nera entretenerle allí , llamando un sentido en so-
corro de otro, especialmente en aquellos momen-
tos de ocio en que no pudiendo la IMúsica mos-
trar toda su energía ^ el Espectador , en nada
ocupado, tiene tiempo de reHexionar lo que ve.
A este fin contribuye la perspectiva o decora-
ción.
17* INSTITUCIONES POÉTICAS.
cion , ya vistiendo á los personages de aquella
pompa que embelesa mucho la vista j ya descu-
briendo todas las bellezas de la pintura con
esmerado , y artificiosamente variado esplendor;
ya ofreciendo á la vista objetos siempre nuevos,
y siempre agradables con las freqiientes renova-
ciones de la Scena. Todas las quales cosas pro-
ducen la ilusión , no solo como un suplemento de
la Música y Poesía ó substituto de ellas , sino
también como un refuerzo de la una y de la otra.
Y es esto tan evidente , que ni la acción mas
bien pintada por el Poeta , ni la composición mas
bella del Músico , surtirán perfectamente su efec-
to , si el lugar de la Scena no está preparado y
dispuesto según conviene á los personages que
representan : y si el que tiene el oficio de De-
corador , no ordena una correspondencia tal en-
tre la vista y el oido , que los Espectadores ima-
ginen hallarse sucesivamente trasladados , y ver
en efecto aquellos lugares donde oyen la Música.
Deslumhrados ellos con estos encantos , y asalta-
das (por decirlo así) sus potencias por todas par-
tes , se ven repentinamente arrebatados , como
Psiquis al Palacio encantado de Amor. Su imagi-
nación ocupándose toda en el gozo , no dexa tiem-
po á la razón tranquila para reflexionar , si lo
que ve en el Teatro es verdadero y fingido. La
imagen del lugar que se tiene presente , sigue en
mantener la ilusión , quando los tonos ya no se
escuchan : y la grande arte combinada de Músi-
ca , y Pintura consiste en mantenerle constante-
mente en su engaño , o embeleso. ¡Ay si á los
ojos se les cae el velo! jAy si los críticos vienen
á despertarlo del sueño!
jQu'' il matidiroit le jcur , ou son ame
insensée
Perdit /' heureux erreur qui charmoit sa
pensce.
En
En una palabra el Blanco de la Opera es re-
presentar las pasiones humanas por medio de la
Música y aparato teatral , ó (lo que es lo mis-
mo) por niedio del interés y la ilusión. El buen
gusto y la filosofía deben sacrificarlo todo á es-
tos dos fines. Y así el Poeta, si ha de conser-
var y aumentar los placeres del corazón y de
la imaginación , y abrir campo á la Música para
que logre completamente su fin , no debe em-
barazarse mucho en las charlatanerías de algu-
nos críticos opuestos. Es menester perder el Poe-
ta algunos derechos para conservar ilesos ' Jos
demás. La primera ley de la Opera , superior
á los tiros de toda critica , es embelesar ó
tener en un gustoso engaño á los Espectado-
res (i).
ai Por lo qual , siendo necesaria para la ilu-
sión la ligereza y rapidez de la decoración (pues
si no , caerla el Espectador en la cuenta de su
engaño), la unidad de la Scena que se opondría
á uno y otro , está desterrada del Drama por
su naturaleza. Y no es una regla absolutamente
indubitable , el que en la Tragedia se deba siem-
pre mantener una misma Scena o unidad de lu-
gar ^ atendiendo á que la necesidad de conser-
var la vcvisimilitud en una cosa, puede ser cau-
sa de que en otras muchas se quebrante , fal-
tando continuamente al decoro , á la verdad y
á
(i) Toda esta doctrina es muy conforme á los principios,
que sacados de la r.izon y iiaturnleza del Drama , poue
A-istóteles en su Poética , cap. 6. 6. 4. y cap s- §. i. y supo-
niendo que la vcrisimú'nuA es indispensable, deberá esto en-
tenderse concibiéndola también aquí de dos modos : una
absoluta, y otra re'a//í/a. Esta última es bastante en laOpe-
ra , en la qual la Decoraci<y>i , Musku y Comocion de Ihs pa—
sioues deben ser respecnvus ¿. su esencial coustituciou , y
fin primario, que es delí'yrar eiie\ m.odo que la es propio.
Parece que no penetran la mente del Filósoí'o los Críticos
que censuran el Melo-Dram.a , porque eehan menos la ve-
risimilitud absoluta , y quisieran por ella sacrificar el díi-
leyte de la Música , y aparato teatral.
174 JJVSTITUClOJVtlS POÉTICAS.
á Jas costumbres , por hacer que todos los lan-
ces se executen en un mismo lugar , como se
ve en algunas Tragedias de los Griegos j en las
de Séneca ; y con mas freqüencia en las de los
modernos Grecistas. Pero esta duda no cabe en
el Melodrama , donde dicha unidad traería mu-
chos inconvenientes además de los indicados en
la Tragedia. Hemos dicho que debe la Poesia
estar variada : y que igualmente lo debe estar
la Música, de manera que las situaciones se su-
cedan rápidamente unas á otras , pasando de lo
afectuoso á io imaginativo , y de lo expresivo
á lo pintoresco , de suerte que todo sea mo-
vimiento y acción. Se frustrarla, pues, este fin
si lo que se ve fuese contrario y opuesto á lo
que se oye j si gozando el oido de una sucesi-
va variedad de tonos , fuese la vista condenada
á una constante uniformidad de unos mismos ob-
jetos j y si obligásemos al Espectador á oir una
Música de guerra en el estrado de una tierna
Dama ^ o una Arieta de amor en un campo de
batalla.
22 Aquí se nos ofrece una duda de impor-
tancia , que conviene declarar : es á saber , si
á la intrínseca constitución del Drama para Opera
son mas convertientes ¡os argumentos traidos de
lo verdadero-^ ó al contrario y los maravillosos sa-
cados de la Mythología , ó de las Fábulas mo-^
dernas.
El motivo de la duda es tal , que siendo
la Opera (como se ha visto ) una composición
hecha para deleytar la imaginación , y los sen-
tidos , parece que para lograr este fin son mas
á propósito que otros los argumentos fabulosos,
en que el Poeta no viéndose ligado á la expo-
sición histórica de los hechos , puede á su ar-
bitrio variar las situaciones , ser mas ligero en
los lances , y aumentar y sostener mejor la ilu-
sión , presentando á la vista mayor numero de
de-
LIBRO IV. I^^
decoraciones nuevas, bellas y maravillosas. Ace-
mas de esto , debiendo excluirse de la Música
todo lo que no conmueve , ni pinta \ y debién-
dose en ella evitar las situaciones en que que-
da el alma (digámoslo asi) ociosa , parece que
esto no se consigue con tanta facilidad en los
argumentos de historia , en los quales abrazán-
dose principalmente lo verdadero , entran por
necesidad discusiones, moralidades , y otras cir-
cunstancias que li^an un accidente con otro, y
substituyen á la pasión la lentitud. Nos convie-
Tie , pues, acelerar mucho los lances^ porque si
no caeremos en la Jria/dad y languidez. Tales
son acerca de esto las razones de Alembert (i),
y de Marmontel (2) para dar la preferencia á
la Opera Francesa , donde reyna lo maravilloso,
sobre la Italiana , eri que comunmente reyna Jo
verdadero.
Sin faltar á la estimación que hago de tan
ilustres Escritores , me atrevo á separarme de
su opinión tanto , quanto mas fundada la hallo
en las falsas nociones que nos da de la Opera.
Tocante" á nosotros (dice el primero) la Come-
dia es un Espectáculo del ingenio: la Tragedia lo
es del alma: la opera lo es de los sentidos. La
Opera (dice el segundo) no es mas que lo ma-
ravilloso de la Épica trasladado al teatro. Pe-
ro (si mal no me engaño) en ninguna de dichas co-
sas consiste la naturaleza del Drama en Música.
No en la primera^ pues aunque la Opera deba ha-
blar á los sentidos, esto no es sino un fin se-
cundario para llegar al principal, el qual con-
siste en penetrar hasta lo interior del corazón y
enternecerle. El fin liltimo de la Tragedia y de
la Opera es el mismo j y no se distinguen sino
por los medios que conducen á el : aquella
por
(i) Esa! sur la liberté della IVlusiqué.
(a) Poetiqutí Tom. 2. Artlc. del' Opera.
f^S INSTITUCIONES POÉTICAS.
por la exposición mas circunstanciada ds los ca-
racteres y de los afectos j esta por los arcanos
de la ilusión y de la melodía. De otra mane-
ra, si la Opera no se versase mas que en de-
leytar los sentidos, ¿ en qué se distinguirla de
una mera perspectiva , ó de un concierto mú-
sico ? 2 A qué cüütribuiria la Poesía llena de
variedad, y del ínteres su principal fundamen-
to? ¿ Se dirá acaso que la Olimpiada, y el Z>í—
niüfonte hablan menos al alma que la Fedia, ó
la Zaida'? ¿No son otra cosa que un Espectá-
culo de los sentidos los caracteres de Tito , y
de Temístoclesl
No en la segunda , porque siendo la Opera
una composición teatral , dirigida á mover los
afecto^ , y no distinjíuiéndose de la Tragedia sino
pQr las modifík,aciones que resultan de su acom-
pañamiento con la Música , es claro que su esen-
cia no consiste en lo marcvilloro de la Épica , lo
qual destruiría con la inverisimilitud el ínteres
principal. Yo entiendo aquí la palabra mataviii'o-
so como la toma Marmontel : esto es , por una
sene de hechos que acontecen sin intervención de
las leyes físicas del universo por el inesperado
medio de alguna potencia superior al homb-e.
Ahora en este sentido no se puede dudar que lo
maravilloso de la Épica trasladado al Drama , no
haga perder su efecto á todas las partes que lo
comporien. Si miramos á la Poesía , ninguna tra-
ma artificiosa se puede esperar del Poeta > quando
los prodigios vienen á trastornar el orden de los
lances : ningún carácter bien sostenido , quando
son quiméricos los Personajes : ningima pr.sion
bien pintada , o manejada , quando los que se ale-
gran, ó entristecen, son apariciones mágicas de Ge-
nios , y otros entes imaginarios , cuyas propieda-
des y naturaleza ignoro , y cuya suerte en nin-
gún tiempo puede lucarme. Lo mismo que esto
vendría á ser el interesarme por las idecit obs-
trac"
Z, I S R o IV. J<77
tractat de Platón , y por el Hírco-cervus de los
Escolásticos. Si se atiende á la Música , poca
unidad de expresión puede darla el Compositor,
pues no se halla esta en el argumento ; poco in-
terés en la melodía , porque hay poco en la Ac-
ción. Y porque la Poesía no es mas que un texi—
do de Madrigales mezclados de extravagancias,
no es otra cosa la Modulación que un agregado
de motivos trabajados sin designio. Si se pone la
consideración en la execucion , no hay cosa mas
inverisímil , y juntamente difícil de poner en
práctica , que estos Personages fantásticos. ¿ No
os parece que el semblante , y aspecto de un Rio
el del ^qtíiion , el del Zefiro , el del Pavor , ei
de los Demonios , y el de otros nombres igual-
mente graciosos , sean fáciles de imitarse? ¿Es
posible hallar el ger.to y lenguage que les corres-
ponde ? un trage , un adorno de cabeza que les
sea propio? ¿donde hallaremos los modelos? ¿dón-
de está la regla de comparación , con que peda-
mos juzgar de la propiedad ó impropiedad (i)?
Estando , pues , los argumentos maravillosos
sujetos á tantos defectos, la razón pide que los
Históücos sean pieferidos. Ni tampoco es cierto
(como pretende Marmontel ) que estos no sumi-
nistren al Decorador abundancia de nuevas y
brillantes perspectivas , ó mutaciones de teatro.
Si no se verá en el salir de repente una Furia,
volar por los ayres una Esfinge , aparecerse y
desaparecerse luego un Castilío : si un Sel no se
tomara la diversión de bayiar entre las nubes,
con otras semejantes extiavagancias que se acos-
tumbran en lab Operas Frarcesas , no es porque
no tenida un gran 1» par la hersfectiva , repre—
sentanJo amenos Jardines, Mí-res borruscososy Ba-
tullas navales y terrestres , Bosques , Despeña-
de-
(i) Fntre otras mil razones , es una ésta paf^ dester-
rar los Miiterios- , y Autos óacramentulet de loa ttaUOS.
M
178 IT^SrnUCIONES POETXCuIS.
deros , Cascadas , en fin todo el magestuoso tea-
tro de la Naturaleza considerada en el rrnindo
Jjsico : espectáculo mucho mas vario , deleytoso,
y mas fecundo que el mundo ideal fabricado en
el celebro de los Mythologos , y de los Poetas.
Demás de esto no hay peiigro de que la expre-
sión musical caiga en languidez ; porque según
las reglas arriba establecidas , escogerá el Poeta
en la Historia argumentos llenos de afectos, y
de interés , huyendo las menudencias , y particu-
laridades que no son de substancia : antes al
contrario el haber de representar acontecimien-
tos humanos que tantas veces ha visto el Músico,
ó de los que á lo menos puede formar una justa
idea , le servirá de mucho auxilio para internar-
se mas en las pasiones , y penetrarse mas aden-
tro en el ánimo de los oyentes : como también
el haber de pintar objetos naturales , que están
á la vista de todos , le dará mas brio , y movi-
miento para imitarlos con destreza. En lo qual
se ve que aunque el Pintor saque del Músico
inuy poca , ó ninguna ayuda , no es corta la que
el Músico puede sacar del Pintor. La vista de
una Scena bien decorada, la viveza, y valentía de
los objetos pintados y expresados por él , darán
mayor fuego al genio del Compositor. No solo
se oirá salir mas terrible de la orquestra el re-
lámpago en la tempestad , que habrá pintado el
Decorador diestramente en el teatro ; no solo
harán los instrumentos mas espantosa la entrada
de la Gruta de Polifemo , ó las olas de un mar
alborotado , sino que con los sones da una bella
Música se representará mas deliciosa y agradable
la soledad de un bosque dedicado al repeso y fe-
licidad de los amantes : correrá mas ligero y
cristalino el arroyuelo , quando Lysis se entrega
al sueño : saldrá mss rubia la Aurora que asiste
á las ternezas de Mandane , y de Arbaze : y la
.bóveda de los Cielos pintada por la mano de
Ayac-
Z I S R o IV. l>íp
Ayaccioli , ó de Bibbiena, parecerá adornarse de
un azul mas bello , y representarse mas alegre
después de los dulcísimos tonos de un Tartini.
Si acaso alguna lentitud , ó pausa momentá-
nea , en que cesa la Música , se interpola en los
Dramas sacados de lo verdadero j eso solo prueba
que no rodas las situaciones son igualmente suscep-
tibles de un mismo grado de pasión ; que la Músi-
ca también debe tal vez doblarse, y ceder áia Poe-
sía e.i atención á los muchos sacrificios que ésta
hace en obsequio de aquella : y que se requieren
innrvaios , en los quaies el Poeta tenga lugar de
entretexer los lances j y el oyente , y el Músico
de respirar (digámoslo así) de la conmocioQ de-
masiado viva que se despertaría por una melodía
incesante. Las quaies circunstancias son las mis-
mas no solo para los argi^pientos Históricos , si-
no también para los Fabulosos , los quaies no
están exentos de defectos semejantes , como se
podría hacer ver con el examen imparcial de los
Dramas Francese!> de Quinaut , si se ofreciese la
ocasión. Yo convengo con el sabio Autor citado
en que no todo argumento de Historia es propio
para la Opera , asi como no la es impropio todo
argumento Fübuioso. Este se puede admitir siem-
pre que la Fábula mezclada de hechos históricos,
y trasmitida hasta nosotros por una larga serie
de siglos , haya adquirido una especie de credi—
biltdad que la limpie de inverisimilitud. Tales se-
rian p( LO mas o menos Euridice , y Orfeo ^ la
T>esrruccion de Tehas j o la de Troya ^ Teséo , y
uiriadne \ Ifigeiúa en yíuiíde ^ y otras semejan-
tes. Pero querer des. errar del Drama misical lo
verdadero f^p^ra. substituir el plan adoptado por
Quinaut : abatir la Opera Italiana por ensalzar
la Francesa , es lo mismo que querer imitar las
costumbres de aqueiios pueblos de la Guinea , que
pintan negros á los Angeles , porque juzgan que
el sumo grado de ia fealdad consiste en el color
blanco. M 2 Yol-
l8o INSTITVCJON'ES POÉTICAS.
23 Volviendo , pues , á nuestro propósito , pa-
rece que con lo dicho hasta aquí queda bien ex-
plicada ia Forma y esencial constitución de la
Opera , y probada la Definición que de ella hi-
cimos al principio , mediante la análisis hecha
de todas sus partes : de manera que ^or una es-
pecie de Sypnosis , ó breve recapitulación de to-
do lo dicho j tenemos en suma las reglas si-
guientes.
REGLA I.
,,Ei Poeta ha de examinar con atención la ín-
^doie de ia Música.
REGLA IL
„E1 Poeta ha de conocer las relaciones de la
^Música coa ia Lengua en que escribe.
REGLA II L
„El Poeta ha de acomodar , y sujetar á la
jjMúsica el Lenguage , y la Poesía.
REGLA IV.
5,El Músico ha de conocer el verdadero ca-
^jtácter del Verso , su genio, y el de la Lengua.
REGLA V.
„E1 Músico ha de saber sacar ventaja de la
j,Lengua , y del Verso á favor de la Modulación.
REGLA VI.
,,EI Decorador debe ayudar á la Ilusión , dis-
„poniendo la Decoración según el plan estabieci-
,,Üo por el Poeta , y por el Múüico.
RE-
zisRO IV. i8i
REGLA VIL
,,E1 Poeta está obligado á guardar sus dere—
5,chos á la Poesía , y al Teatro , siempre que la
jjMusica no se oponga : haciendo consistir su ha-
„bilidad en combinar las cosas de modo que sea
„compañero y no esclavo del Compositor Músico^
REGLA VIII.
,,Si al Poeta le obliga tal vez el Músico á ser
,,remiso en algunos puntos de la severidad tea—
„tral , no por eso está dispensado de atender ¿
j,ia verisiíxiilitud , decoro , costumbres , caracté—
5,res , unidad de i^cciori , y de Tiempo , y á las
„universales leyes comunes á qualquiera composi—
jjCion Dram.ática. El quebrantar estas leyes genes-
erales , no es en él menos culpable que en el Trá-
„gico y el Cómico.
REGLA IX.
r" „E1 Poeta en aquellas ocasiones en que se le
jjpermite ceder , y someterse á lo que exige la
„JVIüsica , no debe llevar esta licencia hasta el
„exceso , sino solamente hasta donde lo requiere
„el fin propuesto.
REGLA X.
,,E1 Poeta ha de huir los argumentos dema—
,,siado largos , y complicados : y de enredar en
j,ellos una serie de Scenas desnudas , y sin de—
,,signio alguno.
REGLA XL
„Al Poeta se le permite el uso de las Com-
IVI3 „pa-
iS* l^rSTTfUClOJffSI POÉTICAS.
-jparaciones , y del estilo Lyrico- dramático , con
„tal que lo use con moderación , y atienda prin-
„cipalmente á la verisimilitud.
REGLA XII.
,,E1 Poeta tiene privilegio para no estar li—
..gado á la unidad de lugar , ó Scena ^ pero no
„debe descuidarla , ó perderla tanto de vista,
,,que á cada Scena se vea una Mutación , ó que
jjlos Espectadores en un instante sean trasladados
jjdesde Pechin á Madrid , ó desde el Erebo al
jjOlympo : In vitium ducit culpa fuga.
REGLA GENERAL.
,,E1 Poeta Lyrico-dramático no debe olvidar
,,que el buen juicio pide ser atendido sobre todoj
,,y que los mas graciosos , y bellos golpes de ima-
,,ginacion , y afectos no defienden á un Poeta de
,,la censura quando procede contra los dictáme-
„nes de la razón."
24 De estas reglas establ'^cidas acerca de la
Forma , y Cunstitucion intrínseca del Drama pa-
ra Opera , se deducen otras pertenecientes priva-
damente á las partes que lo componen. Pero mu-
chas de ellas se han apuntado ya al paso j y otras
se infieren de los principios propuestos.
it^ Omitiendo hacer Sección aparte del Fin de
la Ópera , por haberse ya tocado repetidas ve-
ces , y ser el mismo que el de la Tragedia , si la
Opera es Seria , o el de la Comedia , si es Bu"
fa,ú. diferencia de los medios de que cada una
se vale para conseguirlo ^ concluiremos con decir
que del conjunto de las reglas dichas nace una di-
fere •« a esencial entre la Opera , y lae otras Com-
posiciones teatrales , bastante diversa de las que
hgn sido hasta ahora señaladas por los Autores.
No consiste ( como quieren algunos) en el número
de
Z, T S R o IV. 183
de Actos ; pues puede darse una bellísima Opera
dividida tanto en dos , como en tres , ó como en
cinco. No en el carácter del Protagonista; pues no
se ve diferencia esencial entre éste, y el de la Tra-
gedia , ó Comedia : ni los afectos que debe exci-
tar el primero , se diferencian de los que debe
excitar el segundo. Ni tampoco en la elección
de los argumentos Fabulosos, con preferencia de los
Verdaderos ; pues ( como hemos visto arriba ) los
argumentos traídos de la Historia , se acomodan
á la naturaleza de la Opera tan bien , y aun me-
jor que los Fabulosos. Hablase aquí de la Opera
Seria , y no de la Bufa , en la qual se quiere
(como en la Comedia) fin alegre. Ni veo porqué
ti íin de la Opera Seria no deba ser infeliz , y
trágico , sino porq.ie Zeno , y Metastasio han ter-
minado todos sus Dramas con éxito alegre. Pero
semejante exemplo y uso tuvo un origen ente-
ramente diverso que el de las leyes fundamen-
tales de la Composición. El Emperador Car-
los VI , á quien la Italia es en gran parte deu-
dora de su gloria Lyrico-dramática , era
uno de aquellos Señores á quienes no agradaban
los Espectáculos de fin funesto , no queriendo
que el Pueblo volviese á casa desconsolado del
teatro. De aquí es que su gusto particular sirvió
de principal regla á Stampligia , después á Apos-
tólo Zeno , y últimamente á Metastasio , Poetas
de la Corte. Supongamos que Carlos VI. hubiese
tenido un genio contrario : estos mismos Poetas,
por agradarle , habrían hecho caminar todas sus
Composiciones á un fin triste : y de su exemplo
se hubiera sacado una regia general para sus su-
cesores. Luego al punto hubieran dicho los críti-
cos que el éxito infeliz era esencial á la Opera
Seria , como lo dicen ahora para probar lo con-
trario. Esto sucederá siempre que la crítica no
ande acompañada de la filosofía.
2(5 £n este Capítulo se ha hablado de la uuion
M4 de
1 84 XA'-STITVClOJVEt POETlCyí.V.
de la Poesía , Música , y Decoración , atendido
el estado en que acfualmetite se hallan entre no-
sotros estas tres Facultades ^ sin pretender apli-
car las mismas observaciones á qiialquiera ijiiion
posible. El diferente genio de la Música , Len-
gua , y Poesía en una Nación ; sus usos , y sus
íinss políticos pueden inducir tales mudaiízas, que
•los teatros tengan necesidad de otras reglas, y de
otra Poética. De aquí es que siempre me ha pa-
recido poco fundada la comparación , y semejan-
za entre nuestro sistema Dramático-lyrico , y el
de los antiguos.
27 Después de esta Doctrina sobre la natu-
raleza , y constitución intrínseca de la Opera
(que no nos ha costado mas trabajo que el de
una traducción casi literal ) pasa el Señor Abate
Arteaga á proponer algunas observaciones sobre
la aptitud de la Lengua Italiana para la Músi-
ca , deducidas de su construcción, y mecanismo,
y haciendo en una Nota una apreciable Apología
de la Lengua Castellana, y su no menor aptitud
para el canto , me ha parecido insertarla aquí
por modo de Apéndice , por lo que pueda inte-
resar á los que quisieran ver en nuestra Nacioa
subrogada la Opera Castellana á la Italiana.
APÉNDICE.
Aptitud de la Lengua Castellana para
la Opera.
I JÍLfl Jesuíta Bouhours , Francés , en su
obra intitulada Entrefiens J' triste , et d'' Eu—
gente , Dialog. a. con su acostumbrada ligereza
ei; juzgar , no tuvo embarazo en decir: ,,Que la
ijLengua italiana no puede expresar la naturale-
,,za.
z I s R o ZV. iSg
,,■73 , ni dar á las cosas el ayre y gracia propia y
„conveniente á ellas. Que las continuas Ivletáfo-
,,ras , y Alegorías son las delicias de los Italia-
„nos , y aun de los Españoles. Que su Lenguaje
5,ileva siempre las cosas á algún extremo. Que la
jjTiiayor parre de las palabras Italianas , y Espa-
jjñelas está llena de obscuridad , de confusión y
,,de hinchazón." ( como si la hinchazón , y obs-
curidad fuesen un vicio de las palabras , y no
de los Autores.) „Que los Chinos, y casi todos
j,los Pueblos de la Asia cantan , los Tudescos
j,rolufznan , los Españoles djclamnn , los Ingleses
yySilvan , los Italianos suspiran ^ lo que no es pro-
„piamente como en los Franceses , los quales ha-
f,blan.'' A vista de tales despropósitos , de nin-
gún modo debemos maravillarnos del modo , y
ligero juicio que hace de las tres Lenguas Hiin}a-
nas : e«to es : ,,Que la Lengua Española es una
yySoherbia , de genio altivo , que quiere parecer
5,grande , ama el fausto , y el exceso en todas
,,las cosas. La Italiana es una Mozuelo , y una
fjLoca presuniidiilcí , siempre cargada de adornos
3,y afeytes , con que no procura sino parecer
,,bien á otros , y ama las bagatelas. La Francesa
5,es una Matrona , mas una Matrona noble y tra-
„table , la qual, aunque sabia y modesta , con to-
5,do eso nada tiene de áspera , ni de fiera.'' El
que así habla j entendía por ventura la Lengua
Italiana , ni la Española? ¿ ó se creia si no, bas-
íantemente recompensado el desprecio que de los
Extrangeros merecen sus Decisiones , con el
aplauso de algún Petimetre , y ocioso Parisiense?
1 Permítase al amor de la verdad , y de la
Patria decir aquí dos palabras acerca de la pre-
ocupación de este Escritor sobre la Lengua Es-"
pafiola : y mas quando no solo ha quedado en
Francia , sino que pasando los Alpes , ha pene-
trado también dentro de Italia , donde comun-
mente se cree que la Lengua Española está llena
de
lS5 INSTITUCIOWEt POKTICAS.
de hinchazón , y fausto , no siendo en manera al-
guna á propósito para expresarla suavidad , y los
afectos. Demás de esto se cree que en casi toda
nuestra pronunciación se percibe una voz gutu^
val : y que la mayor parte de las palabras aca-
ba en as. es. os. us. de lo que ligerísimamente se
concluye, que no es buena para acompañarse con
la Música. Un tomo entero se pudiera escribir
contra tan inconsiderada Aserción , en e) qual se
probase con evidencia , que la pronunciación gu*
tur al de nuestra Lengua se reduce á solas tres le-
tras de las veinte y quatro que componen el Al-
fabeto: es á saber, X. G. J. y que el sonido de
estas letras , quando sale de boca Castellana (que
es la ünica depositaria entre nosotros de la be-
lleza y cultura de la Lengua) es menos áspero y
tosco que la pronunciación del Pueblo mas culto
de Italia ( el Florentino ) en pronunciar el co,
donde ellos hacen sentir mucho mas el sonido gu-
tural. Ni la freqiiencia de estas letras es tal,
que no pueda fácilmente excusarse quando se
quiera componer para el canto. Demás de esto,
apenas la tercera parte de las palabras Españo-
las acaban en letra consonante , y por felicidad
las dos terceras partes acaban en vocal : con la
circunstancia que estas consonantes finales son las
mas dulces y suaves del Alfabeto , v. gr. s. d. 1.
n. r. en las quales poquísimo , ó ningún embarazo
halla la pronunciación. Las consonantes mas at-
peras , y menos musicales , tan usadas de los La-
tinos , Franceses , y Pueblos Septentrionales , co-
mo serian f. p. t. c. b. li. m. 11. rr. están entera-
mente desterradas del final de nuestras palabras.
Ningún vocablo termina con dos consonantes se-
guidas , como sucede á los Ingleses , Tudescos,
Franceses , y Latinos : por cuya razón las dichas
terminaciones hacen nue.'tra Lengua magestuosOy
,y sonora , sin hacerla por eso menos iel'a , así
como las mismas freqüentes terminaciones en as.
es.
ZlBRO JV. 1S7
9S. Oí. no quitaban á la Lengua Griega su suavi-
dad y dulzura. En suma casi tedas la ventajas,
que han sido observadas por nü en la Lengiia
Italiana sobre la limpieza de los sonidos , de los
acentos , y la prosodia, se hallan justamente en
la Española , como se veria haciendo una con-
frontación imparcial , y filosófica.
3 Estas razones no permiten que convenga yo
en la opinión de un excelente Español Don An-
tonio Eximeno , Escritor de una obra llena de
luces , y filosofía , sobre el origen , progresos , y
decadencia de esta Arte : el qual abiertamente
pospone la Lengua Castellana á la Italiana para
la Música. Pero á mí me parece que esta qlies-
tion quedaría demasiado dudosa , exáminánclola
con imparcialidad. L?3 ventajas están equilibra-
das entre una y otra parte. Si la Italiana tiene
la apreciable prerogativa de acabar casi siempre
fen vocales , la Castellana tiene otra no menos
aprec-able de ser mas vaiia en las terminaciones,
contándose en ella , sobre poco mas o menos,
quatro mil maneras diferentes de terminar las
palabras. Si aquella tiene libertad de admitir eli-
siones , y cortes , para facilitar los transites, tam-
bién ésta se sostiene mucho mejor con la moges—
tad f y plenitud que la suministran sus silabas fi-
nales. Si la pronunciación Italiana es mas blan-
da ^ y dulce , la de las vocales Castellanas es
mas clara , y rotunda. Finalmente , si nuestra
Lengua ha conservado algunas terminaciones Go-
das , por las quales se hace tal vez chocante al
oído , también la Italiana cae muchas veces en
el defecto de Huecos , y Concursos desagra-
dables.
4 Al poner esta Nota , no dexo de tener pre-
sente quánta materia habré yo dado á los Italia-
nos mozalvetes , y sabidillos, para que se rian
mucho. Pero tampoco se me oculta que los peti-
metres , y preciados de eruditos en Italia , son
co-
i88 iNSTUveíON-ns poéticas.
como los de todos los demás paises : gente la ma«
ridicula , que orgullosamente se pasea sobre la
haz de la tierra. Feliz yo , que tendré por com-
pañero en la burla, así como le tengo en el dic-
tamen , á un Autor , que por ser Moderno, y Fi-
lósofo , y (lo que es nías) Francés , espero me sir-
va de escudo contra estos feroces prosélitos de la
moda. Hablo del famoso Alambert , en quien de
ningún modo sospechan ellos que se puedan ha-
llar ias palabras siguientes: Una Lengua que abun-
dase en vocales , y sobre todo en vocales dulces y
como la Italiana , seria la mas dulce de todas.
Ella acaso no seria la mas armoniosa j pues la
melodía , para hacerse agradable , debe ser no so-
lamente dulce , sino también variada. Una Len-
gua , que tuviese , como la E.fpa0ola , una opor-
tuna mezcla de vocales , y consonantes dulces y
sonoras , seria acaso la mas armoniosa de todas
las Lenguas vivas , y modernas. Essai sur 1' ar—
monie des Langues.
INS-
i8p
IWSTITWCIONJE S
POÉTICAS.
LIBRO QUINTO.
De Jos Poemas menores.
■ TT
I Jarjo-abiendo tratado de la Poesía Épica, y
Dramática , sigúese que tratemos de otros Poe-
mas menores , cuya notable diferencia entre sí
constituye diversas especies, como la Sátira, Ele-
gía , Égloga , &c. y de otros , que aunque dis-
tintos entre sí , como por lo general son del gé-
nero heroyco , tienen algo conjim en que se
parecen 9 y por tanto también pueden caer baxo
una misma razón común de Poesía Lyrica , co-
mo que se suponen aptos para el canto : Estos
son el Epithalamio , Genethliaco , Epicedio, Epi-
nicio , Soterico , Propemptico , Parsenetico , &c.
de cada uno de los quales daremos una breve
razón , empezando por los de la priaiera clase.
CA-
ipO IN-^TITI/CIONES POÉTICAS.
CAPITULO PRIMERO.
SECCIÓN PRIMERA.
De la Sátira,
I JLjía Sátira tuvo malos principios , y por
consiguiente los medios , y los íines no habian de
ser muy buenos. La embriaguez , y otros excesos
que se cometían en las Fiestas Saturnales , abor-
taron la Sátira entre los antiguos Romanos , sien-
do invención suya , según Quintiliano (i) , Sáti-
ra quidem tota nostra est. Trasladáronla al tea-
tro los Toscanos , que en su lengua se llamaban
Histriones , porque iban en compañías á Roma
para ganar la vida con sus bayles , y representa-
ciones. Empeoró cada vez mas la Sátira , dando
en un desenfreno , y mordacidad insufrible , sin
perdonar á los ciudadanos de la mas alta clase,
como nos lo refiere Horacio , Libro a. Carta i.
al Emper.Tdor Augusto César j y otros Escritores
clásicos de aquellos tiempos. Ds manera que fué
menester que el Gobierno tomase providencia , co-
mo lo hizo , publicando aquell.» Ley de las do-
ce Tablas , en qie se imponía pena capital á
qualquiera que hiciese , o representase Sátiras:
peí a que también impusieron los Griegos ( como
diximos hablando de la Comedia ) quando preva-
lecía su Comedia antigua , que era muy análoga
con la Sátira Romana que se cantaba en los tea-
tros. Y este es el primer género de Sátiras.
fl Sin embargo de la Ley , solia el pueblo,
apa-
(i) Lib. 10. Orat. cap. i.
LIBRO IV. ipl
apasionadísimo de las Sátiras , pedirlas de quan-
do en quando , así como solían pedir otras extra-
vagancias , teniendo el Magistrado que ceder al
furor de un numeroso vulgo congregado en el
Coliseo. Doscientos y veinte años duraron las
Sátiras en los teatros de Roma , hasta que en el
año ^14 de su fundación vino á ella un Poeta
Griego , llamado I.ivio Andronico , que en Jos
teatros Romanos intioduxo el buen gusto de Ja
Tragedia , y de la Comedia corregida , ó nueva
Griega. • *
3 Mejorado el gusto de los Romanos , se des-
terró de los teatros la Mordacidad de las Sáti-
ras j pero persevero fuera de elics j pues en Com-
posiciones privadas empezó el primero (según Ho-
racio , y otros ) á cultivarla LuciJio , también
Ermio , Pacuvio , !ueL,o Horacio, y últimamente
Juvenai , y Persio , todos mordaces y atrevidos
hasta en citar personas conocidas con sus nombres
ó con señales nada equívocas. Y este es el segun-
do género de Sátiras.
4 Menipo , Griego de nación , y sectario de
la impudente , y mordaz escuela Cynica , intro-
duxo otra tercera especie de Sátira , compuesta
de prosa y verso , que de su nombre se llamó
Menipea , y también íyarroniana , por haberla
imitado , y cultivado Varron. A estos siguieron
Luciano , Petronio Arbitro , y otros : llegando
aun hasta nuestros tiempos el uso de la Sátira
Menipea ó Varroniana , como se ve en Barcla-
yo , Qiievedo , Cervantes en su Don ^uixotey
en el Autor de las Cuevas de Salamanca , y en
otros varios Satíricos modernos.
g Aquí no vamos á tratar de la primera es-
pecie de Sátira j porque corregida y limpia , co-
mo debe ser , se reduce á la Comedia. Tampoco
nos pertenece ¡a tercera , ó Varroniana j porque
la parte de verso de que se compone , puede to-
car á distinta:» clases de Poesía ^ sia que forme
un
ipi mSTITUCIOT^TES POETICES.
un Poema determinado : y la parce de prosa es
fuera de nuestra Provincia. Con que solo habre-
mos de tratar de la segunda especie de Sátira,
que hice número entre los Poemas menores , que
son el objeto de este Libro V. La dificultad está
en si convendrá ó no su uso. La mansedumbre
del Evangelio y caridad christiana parece que se
oponen. Pero esta oposición cesaría siempre que
se presentase despojada de las armas vedadas , y
comunes á los Libelos famosos , prohibidos por
ley divina y humana , dexándola con las gracias
inocentes de que es susceptible. No se puede ne-
gar que separando á un lado las obscenidades
y la mordacidad contra personas conocidas , ó
gremios , y sociedades útiles á la sociedad uni-
versal , se hallan en los Satíricos antiguos y
modernos, primorosos rasgos de ingenio y ex-
celentes máximas para la vida moral , civil y
política. Hinque la Sátira sus agudos dientes
solo en los vicios y abusos , sin penetrar en
las personas ^ y con esta condición puede ser
útil , y también deleytable por las sales y jo-
cosidad con que debe estar sazonada. En este su-
puesto , pues , la definimos ser un Poema jo-
coso y libre , (igudo , que sin dirigirse á deter-
minadas persones dtrectii , ni indirectamente , sir-
ve para reprehender las malas costumbres , y
corregir abusos.
6 La materia de este Poema son defectos ri-
dículos u odiosos : v, gr. la Pereza , la Adulación,
la Charlatanería , el Engaño, la Fortuna loca,
la Ingratitud, la Ambición, la Avaricia, la Pro-
digalidad , y como dice Juveaal:
jQuidquid agunt bomities , votum , timor,
tra , voiuptüs
Gctudia yUisLursus y nostri fárrago libelli.
7 Por lo que toca á su Forma y Composición,
• necesita cierta gracia , jocosidad , y suavidad,
pa-
Z I Jt R o V. 193
para que las reprenensiones se reciban sin des-
agrado j y por tanto se requiere en el Poeta un in-
genio astuto , chistoso , penetrante , sagaz , dis-
creto y agudo. La Sátira pide sentencias freqUen-
tts y agudas , y picantes ^ versos elegantes , aunque
sin pvolixidad nimia en su armor.ia , como se ve
en ios versos de las Sátiras de Horacio , quien al
contrario en los de sus Odas fué armonioso , o (co-
mo le llama Ovidio) numeroso. Y así los versos de
la sátira se contentan con una locución familiar,
pero pura y concisa. Son de bastante mérito las
letrillas satíricas y jocosas de Gongora , y varias
composiciones de Que vedo.
8 En quantü á su fin , tiene el de apartar á los
hombres de los vicios , é incitarlos á la virtud. Y
es cierto que tal vez la Sátira, por medio de sus
sales y dichos jocosos y picantes , suele sacar mas
fruto que un discurso fiiosófico , árido , y auste-
ro, lleno de verdades desnudas y sin atractivo,
Pero no á todos los ingenios concede esta gracia
la naturaleza. Y así vemas que en nuestros Tea-
tros , donde se ha introducido la Sátira para can-
tar en los intermedios , es insulsa , fiia , y sin mas
qualidades que las que putae recibir de unos Poe-
tas que carecen de todas para componer con acier-
to. Y así concluyo con Mr. Dacier (i). ,,La Sáti-
,,ra es un Poema mucho mas difícil de lo que f.q
jjdiscurre. En primer lugar es difícil por la mo—
j,deracion que debe guardarse en él : el camino es
j,resvaladizo y rodeado de precipicios. En segun-
,,do lugar es otro tanto mas dificultoso , quanto
„ménos perdón merece j pues el que voluntaria-
,,mente se hace Censor publico , debe esiar muy
3, libre y puro de todos los vicios, defectos, y ri-
„dicu!ezes que nofa en los dt-mas. !No riebe espe-
„rar perdón , no dando él el exemplo. Su intento es
„hactr reir j y lo conseguirá ¿ costa suya.
SEC-
(i) Acad. de Inscripc. y buenas letras. Dis. de U Sityra,
ip4 IUrSTITVClONES TOKÍIQAS,
SECCIÓN II.
D(? la Égloga,
I Jí-ifa Égloga , que también se llama Poe^
nm Bucólico y Pastoral por las personas de que
trata , que son pastores de bueyes , ovejas , &c. es
una imitación en verso de accior.es tocantes ai cam-
po , en estilo sencillo y suave , ya meramente nar~
rativo , ó ya dramático. Como en sus principios
fuese este Poema inculto, pero con mezcla de al-
gunos pensamientos finos, y expresiones elegan-
tes , se iban escogiendo y separando estos primo-
res j y por eso se llamó Égloga , vocablo griego
que proviene de la elección que hemos dicho, se
haci:i en ella, entresacando lo mejor.
2 La materia de este Poema son amores cas-
tos y sencillos ^ promesas ^ disputas inocentes j que-
jas j regocijos^ enhorabuenas j juegos del cam-
po , &c. y las personas son pastores , pescadores,
labradores , y muchas veces baxo el nombre , y
oficio de pastores otros Personages ilustres , cuyas
acciones se suelen celebrar con este disfraz inge-
nioso.
3 El carácter del lenguage ha de ser como el
de las personas. Adornan mucho este Poema las
comparaciones y descripciones, haciéndose de ma-
nera que nada se toque en ellas que no sea per-
teneciente al campo , y á la vida sencilla , costum-
bres y usos de los Paitores. Suelen algunos Crí-
ticos censurar á Virgilio , porque en sus Poemas
IÍ! cn'lcos hace hablar á los Pastores algunas ve-
ces de un modo impropio de su carácter rustico,
J^ero Virgilio lo executa con tal destreza , que
stgun ios pinta, parece natural en ellos. Virgilio
imi-
imitó, y aun tomo (como se cree) á Teócrito
todo lo mas apreciable de la Poesía Bucólica ; y
es el Poeta Clásico Latino , que debv'iiiüs ob-
servar en este genero. Entre los Castellanos ocu-
pa el primer lugar Garcilaso , dexando su mérito
á los dem'.s Espinóles que le siguieron. Quando
la Égloga es Dramática, no loes tan rigurosamen-
te , que no dé lugar á que hable alguna vez el
Poeta , especialmente en el principio. El verso que
la eorresponJe es el Exámero : y en Castellano
el Endecasílabo entretexido con los de seis , de
siete ó de ocho silabas , pareándose los versos y
consonantes al arbitrio del Compositor.
SECCIÓN III.
De la Elegía.
T
I A-ia Elegía es propiamente canfo fúnebre,
llamada asi por las interjecciones freqüentes hel
heu\ bei\ expresivas de tristeza y dolor. Su ma-
teria son objetos fúnebres y tristes : por lo qijsí
Ovidio á la muerte de Tibulo , hablando con. 1.4
misma Eiegia, se explica así :
Flebilis indignos Elegeia solve cnpilJos:
^b ! nimis ex vero nunc titi nomen erit,
y en el Libro V. de los Tristes :
Flehilis ut noster status est , ita flebile
Carmen.
Después la Elegía , extendiéndose á mas de lo que
significa su nombre , trató de cosas alegres j amo-
res j súplicas j acciones de gracias j cartas j pun-
N a tos
ígS II^rsTiTUClOJr^ES POETICES.
tos históricos ; o filosóficos ^ ó sagrados ^ ó polí-
ticos , en estilo preceptivo o didascálico ^ y tam-
bién Invec'ivas (que eran asuiuo de versos Yám-
bicos) como lo hizo Ovidio In Ibim , &c. Sobre
la materia de la Elegía , y su s Inventores dice
Horacio (i) :
l^ersibus impariter junctis querimonia
primimr.
Poít efiam inclusa est voti senteníia
compoí,
jQuts turnen exiguos Elegos emiserit
^uthor,
Grammatici certant , ü adbuc sub judice
lis est.
1 La Forma ó disposición de la Elegía consis-
te en que sea clara , agradable y fácil : su locu-
ción propia, pura, igual , nada vehemente (á no
ser en alguna Invectiva) , sentenciosa , moral , tier-
na , llena de afectos , y de una suavidad delicada
y fina. Los versos latinos de que se sirve, son el
Exámetro y Pentámetro pareados , que por eso
se llaman Dísticos. Los Elegiacos Latinos que en
este género podemos imitar , son Tibulo , Pro—
percio y Ovidio. En Castellano no se ha íixado
Metro, que caracterice y distinga el Poema Ele-
giaco de los demás j sin embargo de que se ven en
nuestros Poetas asuntos Elegiacos tratados con un
mérito razonable. Me parece que aquel género da
composición , que llaman Endechas , seria acomo-
dado para los asuntos tristes : y el Romance en
Tercetos de versos endecasílabos lo seria sin dis-
tinción para toda materia elegiaca ; pues creo que
es el que mas se acerca á los Dísticos Latinos.
SEC-
(0 Ad Pisones,
ZISRO V. ip7
SECCIÓN IV.
Del Epigrama,
1 Jí—ifl Epigrama , voz griega , que significa
lo mismo que Inscripción , no icé en sus princi-
pios otra cosa que lo que significa el nombre : Ins-
cripciones que se ponian á las Estatuas^ Fachadas
de los Templos , y otros edificios públicos o pri-
vados. Después dieron los Poetas titulo de Epi-
grama á qualquiera compo'^icion poética , breve,
y aguda : y en es^te concepto es un Poema brevey
en que se da una simple noticia de qualquiera co-
sa , persona , hecho j ó en que del asunto que se
hubiere frutado se deduce alguna sentencia , de
modo que termine el Epigrama en un dicho agu-
do, Y así conforme á las dos partes que compre—
hende esta definición , hay dos géneros de Epi-
gramas : uno simple y otro compuesto.
2 El Epigrama simple es el que se expresa
en la primera parte de la definición : esto es , una
simple noticia de qualquiera cosa , persona , o he-
cho ; como son las Inscripciones en mármoles , es-
tatuas , edificios , monedas , medallas , blasones,
como ésta del escudo:
JEneas hcec de Dañáis victorihus arma.
El Compuesto es , el que de todo su contenido
(como se dice en la segunda parte de la Defini-
ción) deduce como de ciertas premisas la conclu-
sión de algún dicho agudo y sentencioso : como el
siguiente :
Ómnibus in triviis recitant tua carmina
laudas :
Ip8 INSTITUCIÓN- ES POETICES.
Si vis ut laudem , disce tacere prius.
O este de Marcial traducido por Villegas:
guando una Liehre me enviaSj
afirman con grande jéy
(^ue si la €07)10 , seré
Hermoso por siete dias.
Si desto experiencia viste,
u^unque es para mí tan nuevo j
^ jurar , Celia , me atrevo,
Que tu jamás la comiste.
3 La Materia de este Poema son todas las co-
sas , personas y acciones que pueden ser exorna-
das , hechas, reprehendidas, ó alabada'. Su Forma
es su misma constitución artificiosa , cuyas quaÜ-
dades características son brevedad , claridad , y
agudeza. Los versos Latinos en que se escribe, son
ó el Exámetro , ó el Elegiaco , ó el Phaleucio , ó
el Jámbico. Catulo y Marcial son los Epigra ma-
tarlos mas antiguos de los Latinos : y hay otros
modernos célebres , entre los quales merece leerse
el Ingles Juan Owen. Entre los Poetas Castella-
nos no me determino á señalar el mérito sobrcja-
liente de alguno ^ sin embargo del Cacoetes Epi—
gramatario, de que se suelen sentir picados los mas.
Yo creo que la Poesía Epigramática ha sido
como la csxa de Pandora , que llenó de una peste
poética á todo el mundo. T os equívocos , antithe—
sis , y retruécanos pueriles han salido de allí. Ape-
nas sucede una cosa , que sea sonada , quando era
los Poetas equivoquistas faltan manos para escri-
bir Epigramas , y en sus admiradores para co-
piarlos : de manera que las tiendas , las casas , y
los estrados de las Damas , y las carteras de los
Petimetres atolondrados se llenan de Redondillas,
Quintillas , Octavas , Décimas y Sonetos Epigra-
máticos. En semejante coyuntura no hay hombre
de
de gusto , y sano juicio que no se sienta muchas
veces escalabrado con una terrible granizaua de
Epigramas. Ni todos los conjuros de la recra ra-
zón alcanzan á disipar estos nublados. ¿Quién di-
ría que un tan bello ingenio como el de Villegas
habla de haber tropezado en esta piedra de escán-
dalo poético ? pues á mi entender tropezó. Véanse
los siguientes Epigramas al Escurial,
5,Estos altos chapiteles,
jjEstas colunas , y vasas
,,Son Parrillas , y son Brasas
j,De un Santo : luego crueles?
„No : que si adviertes en ellas,
„Verás que solo su zelo
,,Es al que vive en el cielo,
,,Subirlo hasta las Estrellas.
IL
yíl núímo.
„Soy el primero , y me fundo
,,En larga posteridad :
„Bien que mi Padre en el mundo
,,Por nombre , y por calidad
„Es primero , y fué segundo.
,,Pues no pases en silencio
,,Lo que ya me diferencio
„De ayer acá, si en un dia
,,Mudé el Campo en Policía,
„Y el Robredal en Laurencio.
V í III.
aOO ^MSTITUCIO^TES POÉTICAS,
IIL
yíl mismo.
,jEste Edificio que ves
j,De tan insigne grandeza,
jjjuzgale por Roma , pues
j.Siendo del Mundo Cabeza,
jjOcupa montes por piesj
5,Cuya simpatía es tal,
„Que sin discrepar un paso,
jjViene á ser tanto su igual,
„Que ya por el mismo caso
,,Que ella es Curia , él Es-curial.
Ella es Curia , y él Es-curial y es un retruécano
digno de un muchacho , o de un Petimetre barbi-
lampiño , que. tiene en la uña las Poesías del
Maestro León , y en su vida tomo en las manos
las del Maestro Fray Luis de León j y que jamas
oyó el nombre de Marcial , sino quando alguna
Dama le alabó el peyuado , y los demás requisitos
de un Petimetre que viste á lo marcial.
4 Si Jas agudezas , y antithcsis fueren tales que
consistan en los pensamientos , y no en las pala-
bras , podrán deleytar y enseñar los Epigramas,
ya alabando , ó ya reprehendiendo : que es el fin
de todo Poema.
SEC-
SECCIÓN V.
Del Apólogo.
1 Mliíl Apólogo, que según Scaligero en su
Poética , se llama así , como que una «osa dice
expresamente , y otra cosa insinúa , y enseña por
un modo mi.sterioso , es nna Fábula moral que
refiere lot hechos de los brutos ,y expresa sus ca-
racteres para instruir á ios hombres en buenas cos-
tumbres. No solo se introducen en las Fábulas bru-
tos que hablen , sino también otras criaturas in-
sensibles , como algún árbol , o planta , el marti-
llo , el yunque , la piedra de afilar , y otras cosas
semejantes. Y si se introducen personas raciona-
les tra'?nuo con las fieras , entonces la Fábula se
llama Mixta. Pero en todo caso se han solido lla-
mar Esópicas estas Fábulas ^ no porque fuese Eso-
po su Inventor , sino porque fué el que mas se
dedico á este género de composición entre los Fi-
lósofos antiguos.
a La Materia del ApClogo son todos los pun-
tos de la ciencia moral , civil y política , simbo-
lizados en los caraetéres de los brutos , o retrata-
dos en sus dichos y hechos. De aquí es la dife-
rencia entre el Apólogo y la Parábola , en la qual
se expresa lo mismo , pero de di-tinto modo , fi-
gurando acciones humanas que pudieron suceder;
qual es la Parábola del Hijo Prodigo.
3 La Forma ó artificio consiste lo primero, en
que antes , o al fin del Apólogo se acostumbra po-
ner un dicho sentencioso , que sirve de tema que
se intenta demostrar , ó de conclusión que se de-
duce mediante la aplicación del cuento fabuloso.
Es indiiereme que el dicho sentencioso se ponga en
el
lOi IJVSTITUCZOIVES POETICES,
el principio ó en el fin j pero es indispensable el
ponerle , porque es el alma de la Fábula. Consis-
te lo segundo , en que ¡a narración sea breve,
clara , sazonada , suave , gustosa , y verisímil. Y
no obsta á la verisimilitud el que se supongan fie-
ras , y aun entes inanimados , con habla y discur-
sos como los de los hombres ; pues siendo condi-
cional esta verisimiiitud , no es repugnante. Y
así , si fuese capaz de hablar un Cordero , es ve-
risímil que hablase conforme á su carácter ino-
cente y sencillo : lo mismo un Lobo voraz , un
Perro fiel , una Gata astuta , una Zorra dolo-
sa , &c. Por lo qual ia verisimilitud del Apólogo
se funda en que el lenguage y pintura de lus he-
chos se conformen con la idea respectiva que se
tiene de la índole de los brutos, los quales en la
hipothesi dicha hablarían y obrarían según aquel
carácter que los distingue mutuanjente. La cele-
bridad que entre todos los hombres de gusto ha
tenido Fedro justamente, por el singular mérito
de sus Fábulas ha sido causa de aumentarse la
Poesía con este género de composición , que an-
tes de él no soÜa publicarse sino en prosa , usán-
dola ios Oradores con mucha utilidad en sus aren-
gas , como Demóstenes ; y es celebrado el Apólo-
go de Menenio Agrippa , referido por Tito Li—
vio en el lib. 2. para apaciguar el tumulto de la
Plebe Romana , y reducirla á la obediencia de los
Senadores. Debe , pues , á Fedro la Poesía este
precioso aumento , sin que le disputen la primacía
algunas rarísimas Fábulas que se hallan esparci-
das en uno ü otro Poeta , que no tuvo por objeto
ó instituto principal suyo el escribirlas. A Fedro han
seguido varios : y tenemos en nuestra lengua las Fá-
bulas del Señor Don FeÜx María Samaniego , que
no ceden (á mi parecer) á las celebradas en otras
lenguas vulgares. No es un mero traductor ^ sino
un verdadero compositor, que (como Fedro dicede
sí mismo) no escribió las Fábulas de Esopo , sino
las
las Esopzanas 9 pues es original en su armoniosa
versüicaciün 9 original en muchos pensamientos
finos y delicados j original en la propiedad de la
lengua j "original en la claridad , naturalidad y
sencillez de la expresión ^ original en cierta gra-
cia , y suavidad de estilo, que limpio de afecta-
ción y nimio estudio ¡ se dexa percibir de los ni-
ños , de los viejos , de los ignorantes , y de los
sabios Excuso recomendar una Obra , cuya lectu-
ra se ha hecho común y agradable á todos. Ella
con Jas Fábulas de FeJro pueden servir de mo-
delo para componer en versos castellanos y lati-
nos esta especie de Poesía. Y sin entrarme en
comparaciones , son recomendables las Fábulas Li-
terarias del Señor Yriarte , íobre cuyo elogio,
véase el que hace eí' Señor Abate Andrés ea su
Historia Literaria , Tom. 4. cap. 6.
SECCIÓN VI.
•' De las Silvas,
I JL-ias Silvas son versos hechos en fuerza de
algún repentino entusiasmo ó acaloramiento , y
por consiguiente poco o nada limados. Y llámanse
Silvas porque así como la naturaleza produce en
las selvas variedad de árboles , y plantas sin el
orden , cuidado , y artificio con que están en los
jardines, del mismo modo un Poeta en medio de
su repentino entusiasmo , produce versos sin mu-
cho artificio , como nacen los árboles en las sel-
vas. Estas composiciones solo tienen (como dice
Stacio) la gracia de ser repentinas.
2 De aquí es , que no merecen el titulo de
Silvas aqrellas Canciones de Poetas Castellanos,
que solo tienen el no dar una alternativa constan-
te.
204 XTVSTITVCIOX-ES POETlC^-f.
te , y lugar fixo á Jos consonantes , pies quebra-
dos , &c. Se requiere , que la materia de la Can-
ción haya ocurrido al Poeta de repente , y que
éste en el momeato de la ocurrencia la exprese
sin estudio , y componga los versos sin lima , sean
ó no , en octavas , canciones , &c. de manera que
la Silva se ha de conocer que lo es, en que en
una misma especie de versificación se vean unos
pensamientos bellos , otros muy comunes ^ unas
expresiones delicadas , otras como ocurridas de
repente ; unos versos armoniosos , otros duros ; y
en fin una mezcla de alto y baxo , de árido , y llo-
rido , como es la desigualdad de plantas y árbo~
les mezclados en las selvas, que no se cuidan co-
mo los jardines.
SECCIÓN VII.
De las Dirás.
I Muía. Dirá es aquella en qne se pinta al-
guna persona , que ciega y arrebatada de ira,
venganza y furor , en el mismo momento de la
agitación de estas pasiones prorumpe en que-
jas , execraciones , palabras injuriosas , adema-
nes furiosos , y quanto inspira la vehemencia
y ceguedad de la pasión, que mueve el ánimo.
Así en Virgilio se pinta enfurecida Dido contra
JEneas : y Medea contra Jason en Séneca el
Trágico.
SEC- /
SECCIÓN VIII.
Del Poema Intercalar.
I Jl!íÍ1 Poema Intercalar eS qualquíera com-
posición Poética de las menores , en que de trecho
en trecho se repite un mismo verso ( por eso se
IJama Intercalar) : como en las Églogas de Vir-
gilio aquel veriO :
Incipe Mcenalios mecum , mea tibia,
versus.
Y aquel
Ducite ab urbe domum , mea carmina ^
ducite Daphnim.
También nuestros Poetas han usado con mucha
gracia esta intercalación de versos. Las Letrillas
burlescas y jocosas de Gongora , y algunas serias
merecen leerse : pondré aquí por exemplo trozos
de una ;
jjQue tenga el engafio asiento
jjCerca de alguna Grandeza,
,,y que pueda la riqueza
,,Dar á un necio entendimiento:
„Que perezca el buen talento,
,,Si á decir verdad aspiraj
„Y que tenga la mentira
, , Título de adulación:
Milagro í de Corte ton.
m „Qne
aO(5 lJVSTITUClO!fES- PX)ETlCjtS,
jjQiie la Dama escavechada
, , Preste al ayre trenzas roxasj
„Y que engañe con las hojas,
„Comc> parra vendim'iadaj
jjQue la pildora dorada,
„Receta de mano suya,
„Con afeyte de aleluya,
, , Cubra arrugas de pasión;
Milagros de Corte son.
jjQue no vean mil Maridos
,,Cosas que las viera un ciego;
,jY que á Jas voces del fuego
jjQuieran tapar los oídos:
,,Que se precien de entendidos,
,,Y presuman de valientes,
,,Y no fueron mas pacientes
,,Los Asnos de San Antón:
Milagros de Corte son. &c. &c.
SECCIÓN IX.
De la Parodia»
T
I M^dL Parodia es una especie de Trova, con
que los versos de un Poema se tuercen á otro sen-
tido diferente del que tuvieron en su primera com-
posición. Esto se hace o por alteración y substi-
tución de algunas palabras , como se ha practi-
cado con algunas Odas de Horacio , haciéndolas
pasar de un sentido profano á otro piadoso y ho-
nesto : ó por imitación de la Forma del Poema:
la qual imitación , si es por un medio ridiculo,
hace que la Parodia degenere en burla : como la
pequeña pieza intitulada el Manolo , imitando la
Forma Trágica , es una burla injusta de la Tra-
Z.ISKO V. 207
gedía : y tanto mas injusta é intolerable , qnanto
inas propia fuere la Imitación , siempre que la
bondad del Poema que se ridiculiza no merecie-
re ser ridiculizada. Las Parodias regularmente no
son objeto digno de la aplicación y estudio de los
Ingenios grandes ; pero logran mucha acepracioa
entre el vulgo ignorante que se perece por Paro-
dias , Trobas , Glosas , y otras composiciones de
este jaez. Ni el exemplo de algunos buenos Poe-
tas puede autorizar lo que la razón y el buen
gusto condenan.
3 Habiendo ya tratado de aquellos Poemas me-
nores , que diximos al principio de este libro dis-
tinguirse entre si con una notable diferencia ^ pa-
saremos á tratar de los que convienen en la razón
común de Poesía Lírica , por ser su materia en la
niayor parte Heroyca y acomodada para el canto.
CAPITULO SEGUNDO.
SECCIÓN PRIMERA.
De la Voesía Lírica,
I II^
Ji-Ja Poesía Lírica tomó su nombre de la
Ijyra , uno de los antiguos instrumentos mubicos
con que se acompañaba en el canto : y lo que se
cantaba se llamo Oda , que es lo mismo que Can-
ción. Su Materia fué la Religión j las alabanzas de
los Dioses y de los honibres ^ sus votos ^ suplicas;
exhortaciones para seguir la virtud y huir los vi-
cios j sentimientos del ánimo en las calamidades^
deseos ; quejas j alabanzas j pinturas de las fuen-
tes, montes , valles, ciu.iade.-; , y otros ligares
amenos j coijllictos del corazón ^ dudas j resolucio-
nes;
' lOS INSriTUCION-ES POETICÉIS'.
nes i juegos públicos ; convites j victorias ; pro-
digios ^ y otros innumerables objetos que son aco-
modados á la brevedad , concisión , y sublimidad
del canto. Horacio (i) comprehtnde la materia de
la Poesía Lírica en los siguientes versos:
Musa dedit fidibus Divos , puerosque
DeoruiUy
Et pugilem victorem , G equum certa-
mine primum,
Et juvenum curas ¡ <¡J libera vina referre.
1 La Forma ó disposición de este género de
Poesía es tan varia , como son los ímpetus del
corazón , que prorumpe de infinitos modos en la
expresión de los afectos que le tienen en rnovi-
mienco. Pero se debe hallar dotada siempre de
una quaüdad característica, que la distinga de las
demás especies de Poesía : que es Ja suai'idud
acompañada de un exquisito lacoyúsmo, Y asi se
deben usar en ella palabras íloridas o metafóri-
cas , cr.ltas y limadas ^ sentencias nobles ^ ierras,
cuya pronunciación no sea áspera y dura , sino
fácil y armoniosa ^ y en fin se han de observar
todas aquellas circunítancias , que tratando de ia
suavidad de la Narración Épica y Locución Poé-
tica , diximos .-er incispensüble.'. para la suavidad
del estilo. La Poesía Lírica se puede decir que es
por antonomasia Poesía -^ o que ella contiénete^
das las gracias que se hallan repartidas en las
demás especies ; pues se halla dora<ia de Jo grave
y maravilloso de la Epopeia j de lo patérico , y
vehemente de la Tragedia j ce lo jocoso de la Co-
media ; de lo tierno de la Eiegia j de lo acerbo
de la Sátira ^ y de lo agudo del Epigrama. No
puedo menos aquí de remitir al Lector á lo que
se dixo de la Poesía Lírica en el lib. 4. cap. ¿o
de
(i) Ad Pisones.
z I s R o V. aop
de la Opera , niím, lo , ii , 12 , y 13. de la Sec-
ción 3. Y aun para dar una idea mas magiufi—
ca de Ja Poesía l.yrica , copiare aquí lo que di-
ce Rollin (I). ,,i\o se puede dudar , que tiene
,,su principio en el fondo mismo de la natura-
,,leza humana, y que ha sido desde luego co—
„rao la voz , y la expresión del corazón del
jjhombre, admirado, ajrebatado, trasportado fue-
„ra de sí mismo á la vista del obj^^to , solo dig-
j,no de ser amado. ( Habla del primitivo objeto
j^de la Poesía , que fué Dios ). Ardientemente
^poseído de este objeto , que miraba á un tiem-
j,po como término de su gloria y alegría , era
,, natural se esrorzase á publicar su benéíica gran-
„deza^ que no pudiendo contener en sí mismo
„sui> sentimientos^ acudiese al socorro de la vozj
„y no explicando con bastante fuerza todo Jo
„que sentía , ayudase su ilaqueza con el sonido
„de los insti uiiientos , como fueron desde luego
„ios timbales , los órganos y cuerdas , que las
jjmanos tocaban, y que los acompañaban lüs pies,
,,para que á su modo explicasen con su movi-
, , miento, y con diversas cadencias los sentimien-
,,tos , y agitaciones del corazón.
jjQuando estos sonidos confusos , y mal ar-
„ticüladob , llegan á ser claros y distintos , y
jjtormaa palabras que traen ideas precisas de
,,loá sentimientos Ge que escá penetrada el alma,
„en'ónces desprecia el Lenguage crmun. El es-
jjtilo ordinario y famili.;r le parece demasiado
,,baxo. Se eleva á lo grande y sublime , para
,,acercarse á la grandeza y hermosura del ob-
,,jeti; ^i;;e la enüiiiora. isusca los persamienros mas
,, nobles , acumi;ia Jas íiguras mas atrevidas, mul-
„tiplica las comparaciones , y Jas imágenes mas
,, vivas, recorre toda la numiaieza, y agota sus
Í1I Tom. r L. 1. Cap. i. del Método de eiistñar y estu-
diar las Buenas LetraJ.
O
aiO- IN-STITUCIOIVES POÉTICAS,
jjriqueííís para pjritar io que siente, y dar de
jjeilo U'ia alta idea. Se recrea en caracterizar
,,sus palabras con el nu:iiero, medida y caden-
ee ia , que había señalado con las acciones de
,,sus manos toc^indo les instrumentos , y con el
,,entretKXÍc'o de sus pies en la danza.
,,Este es el origen , forma y esencia de la
jjPoesia. De aquí cacen el entusiasmo de los
5jPoetas, fecundidad de la inventiva, nobleza de
,,las ideas , raptos de la imaginación , magnifi-
,,cencia , y atrevimiento de las voces, y el amor
,,á lo gra ide , á lo sublime, á lo maravilloso.
,,De aquí nacen la armonía de los versos , la
, , cadencia de las ritmas , la elección de los ador-
ónos , y la inclinación á derramar en todo mu-
,,cha gracia , mucho agrado y admiración...
,,És fácil reconocer todos estos caracteres
„de la Poesía , si se sube hista los tiempos en
j,que estaba pura y sin mezcla ^ y si se exámi-
„nan las obras mas antiguas que hay de esta es-
„pecie , como lo es el Cáutico de Moyses so-
mbre el paso del Mar Roxo: : : Este prodigio de
j-,la omnipotencia y bondad de Dios para con su
, , Pueblo , llenó de alegría á todos, y les infun-
„d¡ó tanto regocijo, que no pudieron méncs de
^desahogarse por medio de la Poesía Lyrica".
Sutnpsit Marta prophetissa , Sóror alaron , tym-
panum in manu sua : egress^cque sunt omnes mu-
lleres post eam ci:m tyrn pañis & choris , qui-
bus prcccinehüt dicens : Contetnus Domino , ijc.
(Exod. 15. 10. 21). „Los mismos caracteres se ob-
,, servan en el Cántico de Debora , en los de
, , Isaías , en los Fsalmos de David , quien en los
,, Cánticos de alegría y acción de gracias une casi
5,siempre á las eAclaniaciones de regocijo el to-
,,no de la Harpa y los Bayles. Convidando á
,, todos los oyentes , les da exemplo en el dia
^,de la translación de la Arca Santa , entregán-
j,dose sin reserva á los movimientos de su go-
„zo.
zi jbro V. 2ir
j,zo. Tocaba y baylaba á un tiempo : David sal-
^ftabat tctis viribus ante Dcminum. (a. Reg).
,,De Jo dicho se infiere que el veraadero
,,uso de la Poesía pertenece á la Religión , la
j,que solo propone al hombre su verdadero bien,
,,y no se ie muestra sino en Dios , por cuya
„razon solo estaba consagrada en el Pueblo San-
óte á la Religión. Solo se empleaba en cantar
,,la5 alabanzas del Criador , en ensalzar sus d¡-
j, vicos atributos , en celebrar sus bcni ficios , y
„en elogio también de los grandes hombres, aun-
,.que siempre con relación á Dios.
„Este ha sido, ai.n entre los antiguos Pue—
5,blos idolatras , el primer asunto de íus versos,
„como son los Hymnos , que cantaban durante
„sus sacrificios , y en los convites que á ellos
5, se seguían : las Odas de Pindaro, y cemas Poe-
,,tas Ly^icos : y la Tlieogonia de Hesiodo.
,,De los Dioses baxo poco á poco á los Semí—
jjDioses, á los Héroes , á los Fundadores de CiU:-
jjdades , á los Libertadores de la facriar,y se
,,ex'endió á todos aquellos que se miiaban co-r-
,.nio Aurores de la felicidad publica. £1 Paga-
crismo, prodigo de la Divinidad, la daba cie-
jjgsmente á todo lo que tenia el carácter de
,, cierta bondad, bastante poderosa 'para procu-
,,rarle venraj.'s , que iiiesen superiores al poder
,, ordinario de los hombres , o tuviesen mucho
„de admirables , teniendo por justo hacer par—
,,ticipa:;tes de las alabanzas de los Dioses á los
„que partían con ellos Ja glcria de procurar al
„género humano los miycrcs btr.eficios.
„Xo podian los Poetas tratar estos grandes
j,asuntüs sin elogiar la virtL.tl , por ser eJ mas
j,bello adorno de la Divinidad, y la que habia
„servido á los hombres £.an¿es de escala pa—
,,ra la gloria que en e!los se admirñba Por Ja
„naturai propersion á aderrar todo lo que se ania
„y que se uesea que lo rmcn otros, los Pvie—
O 1 ,.tas
312 JJCSTITVCIOA^KS POKTICAS.
5,tas se aplicaron á realzar con les mas vivos
,,coIores la hermosura de la virtud, y á derra-
„mar todos los atractivos y gracias posibles en
^,sus máximas é instrucciones, para que fuesen
,,mas deJeycables á los hombres. Pero en los Poe-
„tas Gentiles uo era eso por un amor sincero
„á la virtud (supuesto que nada hablaban de
,,las virtudes que no hacen ruido y que por lo
„mismü son mas sólidas): y así dirigían sus cán-
, , ticos , y alabanzas á las acciones que brilla—
,,ban con mas resplandor á los ojos de la so—
,,berbia y ambición , y les podían atraer los
,,aplausos populares'^
3 Hiraos visto el elevado carácter de la Poe^
sía Lyrica en su primera institución : su deca-
dencia por la ignorancia torpe de los Poetas
Gentiles : y nada hemos dicho de su corrupción
increíble por la demasiada licencia de los Poe-
tas Christianos. Pero se ha dicho ba^tanre pa-
ra que estos la restituyan á su primitivo resplan-
dor. No se hizo la Poesía Lyrica para cantar
obscenidades. La Religión, la virtud , y los no-
bles hechos de personas esclarecidas , deben ser
el asunto de un Poeta Lyrico Christiano. En
Fray Luis de León , en Herrera , y en algunos
oíros Castellanos se encuentran composiciones dig-
nas , por el número y suavidad de sus versos,
y por la grandeza de la materia, propia verda-
deramente de un Peerá Christiano que hace el
uso que deiie de la F'ocsía Lyrica.
4 Horacio entre los Latinos es el Príncipe
de los Ly ricos. Sus Odas (si se exceptúan algu-
nas obscenas) están adornadas de las qualidades,
y dores que hemos dicho caracterizan la Poe-
sía Lyrica. La variedad de sus versos combina-
dos o pareados unos con otros de mil maneras,
es muy grande. De esta combinación resultan las
Clausulas ó Strophas de las Odas, y Jas varias
especies de ésias. Y aiinque este asunto se tra-
ta
ta largamente en la Prosodia, me parece no ser
iniicil para los principiantes dar una idea bre-
ve de él, y ponerles á la vista los vario'; Gé-
neros y Especies de Oi.is en el mismo Hora-
cio. Pero áares declararemos la significación de
los vocablos griegos que hacen el lengu?.ge de
esta Alte.
g La OJa se consideraba en tres partes: es
á saber, Strophe ^ Aiit'istrophe \ y E podón. De-
cíase Strophe aquella parte de Oda que canta-
ba el Coro andando de Oriente á Ponier.te al
rededor de la Ara de la Dsidad en cuyo elo-
gio era. ^ntistrcph? , quando cantando el Coro
daba la vuelta de Poniente á Oriente. Y EpO"
don y quando quieto y parado el Coi o en medio,
y frente á la A^a , acababa de cantar lo que
resrsba de la Oda. La n^ilibra. E podón vino des-
pués á significar también aquel género de Oda,
ó Canción en que á cada sentencia se le íixa
casi siempre, su Cláusula ó Slrophe , colocando
los verses pareados de manera que un Heroyco,
ó TrimetJO Yámbico alterne con un Dinsetro
Yámbico , como se observa en el Epodon de Ho-
racio.
6 Las Odas toman su nombre por el niime-
ro de versos de que ?e compone cada Strophe,
y también por las diversas especies de ellos.
POR KL NUMERO DE VERSOS,
Monoitrophos: Oda que no se divide en Stro-
phis , y consta de solo un género de versos.
Distrophos : quando á cada dos verses de qufe
se compone la Strophe , vuelve á torpar el
mismo orden.
Triítrophos : quando á cada tres versos se re-
pite el mismo orden.
Telrr.strophos'. quanJo á cada q'iatro versos de
cada Strophe, .e.^lpic^a otia igual.
O r- -pon
3 1 4' XJV^STITUCIOJVES POÉTICAS»
POR LA DIVERSIDAD DE VERSOS.
Tf'Ionocolos : Oda que no consta sino de un gé-<-
ñero de versos.
Dicohs: quando cada Strophe consta de dos gé-
neros de versos.
Tricólos : quando cada Strophe consta de tres gé-
neros de versos.
Tetracclos : si constare de qu3tro géneros.
. '7 Los versos tienen taníbien sus nombres ó
por los que mas los usaron ; ó por los que los
íjiventáron ^ o por su m::teria^ ó por falta ó ex-
ceso de silabas, ó de pies j ó por los pies que mas
reyíian en ellos.
POR sus avtof.es,
cicateo por Alceo.
anacreóntico por Anacreonte,
^rchzlochio por Archilocho.
yír'istcphaníco por Aristophanes,
^Jsclspiüdeo por Asclepiades.
Gliconio por Glicon. ■
Hyplo^tacteo por Hypponactes,
Pbaleucto por Phaleuco;
rherecratio por Pherecrates,
Pindnr/co por Pindaro.
Saphico por la Poetisa Sapho.
for el a'vmero de pies.
Manómetro: verso de dos pies: un Par.
Dimeíro: de quatro pies: dos Pares.
Triiuetro : de se's pies : tres Pares. Este tam-
bién se llama Senario : y aunque tenc>a solos
tres pies sencillos , suele llamarse Trímetro^
así como se llama Peníáivetro el de cinco pi-s,
'Exámetro ti 4^ seis, Hepíáiueíro el de siete.
POR
TOR LA MATERIA.
adorno \ Elegiaco \ Horoyco % y Dytiramhico
por Bacho, dos veces nucido (que eso significa
Dytiran:ho) en cuya memoria se cantaba : y son
versos Monornetros y Dirr.etros ^ pjestcs sin or-
den ííxo en una Oda o Hymno , como signifi-
cando el furor Bacchico de que están agita-
dos los Cantores.
■pOR F^LTAy o ESirCESO.
^catalectico : verso, al qual no falta sílaba.
I/vpercata/ectico , ó Hypermetro: al que sobra
u :ia .
Cat.ilectico : verso , al que falta una sílaba al
fin.
Mesypercatalectico : al que falta una silaba en
njedio.
Bracbicatalectico : al que falta un pie entero.
POR LOS PIES QUE RErA^^IV,
jámbicos : porque reynan los Yambos.
Tróchateos : porque reynan los Trócheos.
Choriambicos : porque reynan los Choriambos.
Dactylicos^ porque reynan los Dactyios.
anapésticos : porque reynan los Anapestos, &c.
8 Vamos ahora á las ciento veinte yu dos
Odas de los cinco Libros de Poesía Lyrica de
Horacio. Son varios sus Géneros j y varias las
especies de cada Género.
O 4 GE-
GENERO I.
Momeólos Monostrophos,
De este género hay dos especies de Odas en
Horacio.
ESPECIE I.
Consta de solos Asclepiadeos pequeños : CorI_
ambleos, Tetrámetros , Acata¡ec(icos : que cons-
tan de un Spondec, des Coriambos, y un Pyr-
richio, ó Yambo.
Y íi se consideraren como Daty]icos, cons-
tan de un íjpondeo, un Dactylo , una Sílaba,
ó Cesura , y luego dos Dáctilos. Lib. i. Oda i.
Mécae-nás atávís-éuité Ké-gíbíis:
Mtícác-nas atá-vIs-édíte-Hégibüs:
Odas de esta especie. Lib. 3. Ja 30. Exegi nio-
numentum , (3c.
Lib. 4. la 8. Donarem pateras ^ '<3c.
ESPECIE II.
Monocolos Monostrcphos»
Solos versos Asclepiadeos grandes , que se
componen, como Dactylicos , de un Spondeo,
un Dactylo, un Spondeo , un Anapesto, y dos
Dáctilos.
Y como Coriambicos Alcaicos , son Pentá-
metros, Acatalecticos , que constan de un Spon-
deo, tres Choriambos , y un ryrrichio ó Yambo,
Lib. I. Oda 1 1. (tibi*
Tü ne-qutí sie-iis scT-re (nefás")-quera míbí- quem
Tu r.e q^ué síérísscüe (nefas} quem mihi quém-tibi.
De
I)e fsta especie, Lib. i. Oda i8. T^ullonij VU"
re , (Je.
Lib. 4. la 10. O crudelis aJhuc ^ (Se,
GENERO II.
Dicolos Diitrophos,
Ue este género hay en Horacio nueve especies
de Odas.
ESPECIE I.
Conipórese cada Strophe de dos géneros de
verses. £1 primero es un Gliconio , que consta
de un Spondeo , y dos Dactylos. Le sigue un
pequeño Asclepiadeo. Lib. 1. Oda 3.
Síc te-Dívá pií-tens Cypri,
S:c frá-trés Héiené-lücidá sy-cera.
De esta especie son Lib. i. la X3. Cum tu Ly-^
La 10- Müter sceva cuptdinum, (Je.
La 3(5. Et thure , G fiJibus , &c.
Lio. 3. la 9. Doñee gratu: evam tibi , (ja.
La 15, Uxor pauferi,- íbyci, (Je,
La 19. fJuuntum distet ab Inacbo, (Je.
La 14. I'itoctts opulentior y (Je.
La a (5. ^uo me y Bacrhe , r-jpis tuiy (Jc^
La aíí. Festo quid poñus die , (Je.
Lib. 4. Ja I. Jiilermissü , (Je.
La 3. J¿uem íu, Melpomene , (Je, .
ES-
4l8 JIirSTlTUCIONES POÉTICAS,
ESPECIE II.
Dicolos Distrophos.
El primer verso es Trochaico , Dimetro Ca—
talectico, que le falta una sílaba. Consta de tres
Trócheos , y una sílaba.
Alterna con este un Yámbico , Archilochio,
Trímetro, Catalectico , Je cinco Yambos, y una
sílaba , faltándole otra. Puede admitir Spondeos
en Jos lugares impares.
De esta especie es única la i8. del Lib. 2»
Non é-bur , ne-que aüre-üm
Meá-rénI-dec ¡n-domo-lácü-nar.
ESPECIE III.
Dicolos Distrophos,
El primer verso de cada Strophe es Exáme-
tro, Heroyco: que consta de seis pies: el quin-
to Dactylo , el sexto Spondeo , los demás Dac-
tylos, o Spondeos , o Mixtos.
Alterna con él un Dacty'lico, ArchÜocbio,
Monometro Hypercataiectico^ pues consta de dos
Dactylos y una silaba mas.
Es tánica de esta Especie !a 7. del lib. 4.
Dífü-gére ní-ves, rédé-fuit jam-gramínk-cárnpi.
Arborí- busque co-niae.
ES-
ESPECIE IV.
Dicolos Distrophos»
El primer verso es también Exámetro He-
royco. Alterna con él ua Falisco o Dactilico,
de quatro pies, masde la mitad ultima del Exáme-
tro Heroyco. Lib. i. O a y.
Laüdá-búnt áli-í cla-rám Rhodon-aüt IVIyti-ieneni,
Aüt Ephe-súin, bíiiiá-risvé Cíio-rlnthí.
De la misma eí.pecie son Lib. i. la 28. Te mariSf
i¿ térra ,- (3c.
Lib. Epodon, la 12. Quid tihi tíí , nvjlier ^ i3c.
Y la otra del mismo Lib.: Albus ut obscuro, <3c.
ESPECIE V.
Dicolos Distrophos,
El primer verso es también Exámetro , He-
royco. Alterria con éi un Yámbico, Dimetro, ó
de quatro pies , de los qnaics el tercero , y el
primero pueden íer S¡~ondeos : el liitimo siem-
pre Yambo. En el Epodon la 14.
Móllis in-értVá-cür tán-tam dif-füdérít-ImTs.
Oblí-vjó-nem sén-sibGs.
De esta especie en el mismo Lib. la i¿. Nox
erat j et y z3c.
ES-
220 tNSTITUClOWES POÉTICAS,
ESPECIE VI.
Dicolos Distrophos.
- Primer verso Exámetro , Heroyco. Alterna
con é! un Senario Yámbico puro, ó de seis pies,
todos Yambos. Es úíiica la i6. del Epodon. «
AUérá-jám ter'í-tür bel iís cí-bHíbüs-cíás,
Süis-ét íp-sá R5-má vi-ribüs-rüit.
ESPECIE VII,
Dicolos Distrophos,
''^' El primer' verso es Dactylico , Archilochío,
Heptámetro , ó de siete pies , de los qviales los
Qoatro primeros son Dactylos , ó Spondeos ^ y
les tres últimos Trócheos.
• Alterna con él un Yámbico Archilochio, Pen-
támerro , Mesypercataieccico : el primer pie es
Spondeo , o Yambo j el segundo siempre Yambo,
y una silaba , ó cesura ; después tres Yambos.
Es única en su especie la 4. Lib. i.
S<31vitür- ácrís hí éms grá-ra vice-veris-et fa-vün¡.
Trahúat-que sic-cás i machi- u^ cá- riñas.
Este última verso se llama también Trochaico^
por los Trócheos que reynan £,jx él. .
ES-
^ Z. IB RO V. \ !l%%
ESPECIE VIII.
JDicolos Dístrophos.
El primer verso es Choriambico, Monome—
íro , o de dos pies : el primero Choriaiiibo , y
el segundo Bachio.
Alterna con él un Choriambico , Alcaico,
Diiíietro , ó de quatro pies , de los qi-ales Jos
tres priniTos son Choriambos, y el ülrimo Bac-
hio. Es única en su especie la 8. Lib. i.
J-ifáíá díc-pér ümnés
•Xé Déos ó-ro , í)yúarim-cür prbperas- amando,
ESPECIE IX.
Di col os Distrophos.
El primer verso es el grande Yámbico, Hyp-
■ponacteo, Trímetro Acatalectico. Todos los seis
pies son Yambos ^ .pero en los lugares impares
puede admitir Spondeos.
Alterna con él un Yámbico, Dimetro, ó de
quatro pies , todos Yambos ^ y admite Spondeos
en los lugaies impare». Lpotlun , Oda i.
Ibis- Libiír-ii'j;; ín-ier á¡-tá ná-víüni,
Aml-cé, piü- pügna-cüla.
De esta misma especie son todas las prime-
Tas Odas del citado Libio EpoUon hasta la dé-
cima lixlusive.
GE-
22» JJVSTITUCIOTVES POETICES,
GENERO III.
Dicolos Tristrophos,
Metro Sotadico , por haberle usado Sotades;
ó Rythmico , que dicen no tener casi ningua
número cierto de pies.
ESPECIE ÚNICA.
Los dos primeros versos constan de tres pies
Jónicos á minore. El tercero que alterna des-
pués , consta de quatro pies Jónicos á minüre,
Lib. 3. Oda 11.
Muséraruní est-neque amorl-dare liádüm,
ÜSéque dülci-maia vino- lávere aür éx-
An'iraári-metaenies-pátrüé bér-berá llngue,
Otrcs quieren que esta O'á. sea Incoíos Te^
trastrophos: de modo que los dos primeros ver-
sos sean Saphicos , Trimetros , Acatale.cticos. El
tercero, Anacreóntico, Dimetro, Cataleciico. El
^uarto, Adonio : y leen asi:
Jlíiierarum est ñeque amori daré ¡udum,
JSeijue dulcí *>w/a vino 1 a-ver e , aut ex—
animar i metui'ntes patruje
¡^'^erbera linguce.
GE.
ZIJ3R0 V. 013
GENERO IV,
Tricólos Tristrophos,
De este género de Odas hay dos Especies,
ESPECIE I.
El primer verso es Exámetro , Heroyco. El
segundo Yámbico, Archilcchio, Dimetro Acata
lectico^ de quatro Yambos, ó en los luj^ares im-
pares Spondeos. El tercero es Daciylito , Ar-
chilochio, Münomecro , Hypercatalectico ; de dos
Dactyios , y una sílaba de sobra. Es única ea
su especie la 13. Epodon.
Hórridá-témpés-tás coé-lOm cón-traxit é-ímbres.
Nívés-qué dé-dücünt- jovém:
Künc niáre-nünc silü-áé.
ESPECIE II.
Tricólos Tristrophos.
El primer verso es Yámbico, Trímetro, Hyp-
ponacteo , Acatalectico ^ de seis piesYan.bos, ó
en los lugares impares Spondeos.
El segundo Dactylico , Moncmetro, Hyper—
catalecticü, como se dixo atrás.
El tercero Yámbico, Dimetro, Acatalectico,
como también se ha explicado. Es única en su
especie la ix. Epodon.
Péti-níhil-mé sl-cüt án-tea-jübát
Scrl veré- versVcü- los,
Amo-ré per-cülsúm-gravj.
GE-
!i'44 xsrsTiTuciojarES poéticas^
GENERO V.
Dicolos Tetrastrophos,
De este Género hay en Horacio dos Especies,
ESPECIE I.
Los versos primero , segundo y tercera sois
Saphicos, que constan de un Trocheo, un Spon-
deo , un Dactylo, y dos Trócheos.
El quarto es Adonio : de un Dactylo, y un
Spondeo. Lib. i. Oda a.
Jám sá-tis ter-rís nívís-atqiié-dJr^
Grándi-nís ml-sit Páter-ét rü-bente
Déxté-rá sa-cras jacü-iátus-árcés
Térríiit-Urbérn.
De esta misma especie son en el Lib. r.
La 10. Mercurt facunde , nepos y^t ¡antis, (3c.
La 11. (Jue7n virunif aut hcrcc; lyra y vel acri¡ C3c>-
La 20. y lie potabií modicis Sabinunjy (3 c.
La 0,2. ínteger •vitíc, sceíerisque purus, i3c.
La ag. Parcius juncias quatiunt Jenestras , (Se.
La 30. O P'enus , Re^ina^Cnidi y Paphiquey &c.
La 3a. Fbscimufy siquid vocui sub timbra y (3c.
La 38. Persicm odiy puer y upparatusy (3c.
Lib. 1. La 2. Nuüus a^^-gennr < olor est , avarts y (3c,
La 6. ¿epñnii Gades ctditure mecum , et y (3c.
La 8. Uita si juris , tic i pejeraH, (3c.
La 10. Rectius fives , Licini, ñeque a/tuniy (3c.
La 16. Otium Divos rcgai in pa/tuíi, (3c.
Lib. 3. La 8. Martiis csiets quid agamy(3c.
La II. T'j'eycuYt rtatn (3 dobiízs fuagtstro y (3c,
La 14. Ner culis ritu modo dictus , ó fíebs j (3c,
La 1 8. Fnum 'Nymfhawm fugientum aniafor , C^c.
La 20. Non vi Jes quanto nwvcas pericia, Cíe.
La 11. Montium Cusios, nemorumque f^irgo, Üc.
La 27. Impíos porree recinentis cnien, ¿j'c.
Lib. 4. la 1. Pindarum quisqitis studet , 6V.
La 6. Dive, quem proles Niohxa magníS, i^c.
La II. Est nnhi nonum superantis onmmi, íí'c.
Epodon, la última. Phcebe y silvarumque ^ ííc,
ESPECIE II.
Dicolos Tetrastrophos.
Los tres primeros versos son pequeños Ásele—
piadeos conio ios de h Oda 1. del Lib. i. Alter-
na con ellos v¡n Giiconio de un Spondeo , y dos
Dactylos. Lib. i. Oda 6.
Scrivé-rls Varío- lürtís ét hüs-tiüra
Vlctor-Maeoí ií-carminií. á-lire
Qu5m réin-cümqué férox-nlvibüs aüt-equis
Miles- té Dü^é-Resíérit.
De esta especie son la ig. del Lib. i.
Pastor cuiit traheret , (3c.
La 24. Quis desiderin sit , iic.
31a 33. ^Ibi , ne doleas , (Jc
Lib. 2. la 12. Nolis ionga bella , (¿c.
Lib. 3. la 10. Extremum Tanaim , (Se,
La i'¡. Inclusam Danaem , i¿c.
Lib. 4. la 5. Diiis orte bonis , (3c.
La la, Jam veris comités , (3c>
GE-
flíaíP ZlíSTIJVClONMS rOETlCAS,
GENERO VI.
Tricólos Tetrastrophos.
-ESPECIE PRIMERA.
Los dos primeros versos son pequeños Ascle-
piadeos , como los de la Oda i. del Lib. i.
El tercer verso es Pherecracio, Heroyco , de
tres pies , que son un Spondeo , un Dactylo , ua
Spondeo.
Elquarto es Gliconio, de un Spondeo , y dos
Dactylos. Lib. i. Oda g.
¿Quls mül-ta grácills-té püér ín-rosa
Péifu-füs líquidls-ürget odo-ribus
Grató-Pyrrha süb-antro?
Cui fla-vám reií-gás comam.
De esta misma especie es la 14. del Lib. Ip
O navis referent in mare te novi , i¿c.
La 21. Dianam terrae dicite P'irgines , £j'c.
La 23. Imitas hinnuleo me stmilis , Chloe , íj'c.
Lib. 3. la 7. ()uid fies , yísterte , quem tibi , (3c,
La 13. O foHS Blandusice splendtdior litro yi¿c.
Lib. 4. la 13. ^udivere , Lyce , Dii mea vota. Ge,
' ESPECIE II.
Tricólos Tetrastrophos,
Los dos primeros versos son Alcaicos , Dac-
tylicos , Dimetros , Mesypercatalecticos , de un
Spondeo, o Yambo j el segundo pie siempre Yam-
bo con una cesura j el tercero y quarto Dictylos.
,, El tercer verso es yámbico Archilochio , Di-
''* me-
Z I S R o V. 2^7
metro , Hypercatalectico : el primer p!e ,y el ter-
cejiO Yan.bos , o Spori'ecs : el sCHiiiido y quarto,
siempre Yambos , y una silaba al fin.
El quarto verso es Dacrylico, Alcaico , Di—'
metro , Acatalectico , o como otros le llaman Pin-
darico : de dos Dactylos, y dos Chóreos. Libro i.
Oda 9.
Vídés-ut 51-tá-stét nívé-candídíím
Sorac-té-nec-iam-süstine-ánt onüs
Sí I vae- labó - rantés- gelü- qué
Flumíná-Cünstíté-rínt a- cuto.
Desta misma especie son del Lib. i. la 16.
O matre pulckra filia pülchrior , &c.
I.a 17. P^elox amanum sape Lucretilem , üc.
La 16. Musií amicus , tristitium , i3c.
La 47. Ncitit in usum latitiíS scyphis , i^c.
La 29. Icci , heatis mmc yírabum invides , &c.
La 31. Oifid dcdicütum pnscit ^pol/inem , <¡3c. -
La 34. Parcus Deoruvi cultor , & infrequens , i^c.
La 35.0 DU'a , graium q<u€ regís yíntium , &c. '
La 37. NutiG e.st bibendum , nunc pede libero, Oc.
Lib. 2. la I. Motum ex Metello consule , &c.
La 3. yEíiuam memento rebus in arduis , GV.
La 5. Nondum subactu ferré jugum valet , C^c.
La 7. O sccpe mecum tempus in ultimum , (3c.
La 9. Non setfiper imbres nubibus hispidos , í;V.
La 1 1. jQiiid BeUicosus Cantaber , i¿ Scytis , <¡Jc,
La 13. lile & nefasto te posuit die , i¿c.
La 14. Heu fugaces , Poestume , Póstame , &c.
La 15. Jat?i pituca aratro jugera vegtcc , &c.
La 17. Cur me querelis exunimas tuis^ i^c.
La 19. Biicchuní in remotis carmina rupibus ,i^c.
La 20. Non visiíata , nec tenui ferar , ijc.
Lib. 3. la I. Odi profanum vulgus , & arceo , Oc,
La 2. ^'^ngustam , amici , paupcricm pati , <i3c.
La 3. Justum , £í' tenacem propositi viruní , i3c.
La 4. Descende C'cclo , i¿ dic age tibi-a , üc.
La 5. Co:lo tonantem tredidmius Jovem , üc.
La 6. Delicia mojorum immevitus lúes , iüc.
Pa L»
aiS INSTITUCIÓN- ES POUTlCjiS.
1.a 17. ^li 'vetusto nobilis ub Lamo , (3c.
La 11.0 nata mecum Cónsul e Manilo , (3c,
La «3. Ca?/o supinas si tuleris nianus , ¿¿"c.
La 49. Tyrrena Regum progeniis , íi/?/' , cÜjV.
Lib. 4. la 4. ^ualem ministrum fulminis , i3c.
La 9. A^í joríe credos interitura qu£ , i3c.
La 14. ^«íí" ¿'«'■¿í Paírum , quave jQuiritum , ¿¿"c.
La I g. Phcebus volentem pralia me loqui , (¿c.
ij Quando qualquiera Genero , o Especie de
Oda tiene por objeto cantar algún Misterio sagra-
do , votos religiosos , acción de gracias , preces,
alabanzas de Dios , y de los Santos , que son los
Héroes de la Religión , entonces la OJa se suele
Hangar Hymno. La Iglesia usa de estas canciones
Lyricas y Sagradas en los Oficios Divinos de to-
do el año , en varias especias de Metro. Lus mas
freqüentes son en versos Trochaicos , Diiiietros,
Alcmanios ; ó en Saphicos con Adonios.
8 También tienen las Odas otros nombres to-
mados de la Materia que tratan , resultando de
eso cierta variedad d¿ Poemas Menores, que aun-
que consten de una misma especie de versificación,
ó metro , se distinguen en la materia , por la
qual se llama una Oda , Poenia Epit alamio , ü
Genethiiaco , ó Epicedio , o Epinicio , ó Eucha-
ristico , o Propemptifo , o Soterico , trotreptico,
Parcenetico , (3c. Todos los quales Poemas caen
baxo Ja razón común de Poesía Lyrica , porque
$e. acomodan a! canto , y bU asunto generaln;en:e
es Heroyco. Diremos de caaa uno alguna cosa,
como lo ofrecimos.
SECCIÓN II.
Del Epithalamio,
I »K_jl Epithalamio , como lo indica la ver
griega, es un Poema en celebridad de alguna lio-
da.
I. X s RO r. 44^
da. En Ja constitución de este Poema deberán en-
trar las alabanzas de los nuevos Consortts ^ las
esperanzas de su feliz unión , y pronósticos del
fruto de tan dichosas Bodas ^ los votos por la
felicidad de los esposos , y de la prole futura,
SECCIÓN IIL
Bel Genethliaco,
I JCJ/I Genethliaco , que quiere decir Naci-
miento , es un Poema que se canta en celebri-
dad del nacimie.ito de alguno. En este Poema se
celebran las prendas y virtudes de los Padres ^ se
pintan los motivos de concebir buenas esperanzas
del infante recien nacido ; V se notan las varias cir-
cunstancias del tiempo y lugar de su nacimiento.
SECCIÓN IV,
Del Epicedio,
I m1jI\ Epicedio , que quiere decir Cuidado^
por el que se debe tener de ios Difuntos , es un
canto fúnebre , que los Romanos llamaron NcE"
lizas. En este Poema se refieren los hechos me—
rnorabies del Difunto : se pinta la pompa funeral
de su entiero ^ se da una idea de la Inscripción
scDulrral , ó Epitafio \ y concluye el Poeta pi-
diendo á Dios la eternidad gloriosa para el sugeto
del Epicedio,
P3 SEC-
a 30 TfTSTITUClONBS POÉTICAS,
SECCIÓN V.
Del Epinicio»
W.
I ^'-ífl Epinicio , que suena l^ictoria , es un
Poema para cantar alguna insigne victoria. Los
elogios de ésta se toman de las varias circunstan-
cias del Itgar , tiempo , número de enemigos,
celebridad de los Capitanes, y Comandantes con-
-trarios , áíc. Se notan las memorias de valor , y
prudencia militar que el General del exército ha
dexado á los venideros. Se declara el fruto , y
felices conseqiiencias de la Victoria. Y concluye
el Poeta con sus votos , y súplicas por la felici-
.dad de la Patria y del Vencedor.
SECCIÓN VI.
Del Euchartstico.
I jSL¿\ Eucharístico , que es lo mismo que
acción Je gr.cias , es un Poema en que se dan
gracias por algún señalado beneficio. Deben elo-
giarse en él • la t)uiiianidad , y munificencia
del que lo iiace j y tai vez la necesidad del
que lo recibe ; y se expresan los votos ,y cons-
tante reconocimiento acia la persona que ha exer-
citado su liberalidad.
SEC-
SECCIÓN VII.
Del Propemptico.
I JT-ifl Propemptico , que es lo mismo que
retirar , o que ir con otro , es un Poema , cuyo
objeto es la ausencia , ó viage que emprende al-
guno. En este Poema se expresan los deseos , y
votos por la felicidad del que se ausenta , pi-
diendo que vaya seguro de malos acontecimien-
tos ^ que lleve un viage feliz , y logre una vuel-
ta dichosa. Es excelente Propemptico la Oda 3.
del Lib. I, de Horacio á su amigo Virgilio al
embarcarse para Atenas : Sic te Diva potens
Cypri , (¿c.
SECCIÓN VIII.
Del Poema Soterico,
1 M-J\ Soterico , que significa salud y ?s un
Poema por la salud recobrada ; ó por haber sa-
lido felizmente de algún peligro grave. Debe ma-
nifestarse la grandeza del peligro 5 el valor y
constancia de ánimo á vista de él j la prudencia,
ó felicidad en evitarlo ^ y se celebran los bienes
que resultan de haberlo vencido.
P 4 SEC-
«31 t-^STiruCiOlTES TOETICAS.
SECCIÓN IX.
Del Voema Vrotreptico,
X JSlil Protreptico , que es lo mismo que
exhortación , es un Poema en que se intenta en-
cender los ánimos para alguna ardua empresa,
V. gr. la de una batalla. Fundase la exhortación en
la ferocidad del enemigo ; en las funestas conse—
qüencias de sus felices suceso? ; en la deso';?c¡on
de las provincias donde entra ; en Ja antigüedad,
y esclarecidos títulos de la Patria que se defien-
de ; en la ignominia , y opresión en que caeria
si fuese subyugada: en las conjeturas y señales de
una victoria cierta j y en otras cesas capaces de
mover los ánimos.
S E C C I O N X.
Del Poema Par ¿ene tico.
I j£íl Paraeüetico , que significa amonesta'
cion , es un Poema en que se dan máximas de
sabiduría. Por lo qual el Poeta se propone amo-
nestar á otros que no se expongan temerariamen-
te á los peligres ; que no tomen empeños supe-
riores á sus fuerzas j que no hagan cosa de que
después les pese , que consideren esta vida como
carrera , y no como término de su felicidad ^ que
no executen en secreto lo que les daria vergüen-
za executar en públicoj y á este tenor otras máxi-
mas morales , y convenientes á la vida humana.
SEC-
LXSRO V, 433
SECCIÓN XI.
I J3U ocios estos Poemas reducidos al género
lyrico , se pue !en formar en un mismo género
de versos , o en diferente , combinándolos con va-
riedad , de suerte qi¡e resulten diversas especies
de Odas , como se ve en Horacio , cuyas Odas
pueden casi todas titularse respectivamente con
los nombres de los Poemas meno.es que acaba-
mos de referir aquí. En los Poetas Castellanos
de mayor mérito , v. gr. Fray Luis de I.fon,
Herrera , Garcilaso , Villegas , Quevedo , y al-
gunos otros se hal'an modelos bastante regulares
para semejantes Composiciones en nuestra len-
gua. En la Larina , además de Horacio que siem-
pre debe tenerse entre manos , hay muchos mo-
dernos que merecen leerse , como Frizonio , Ja-
cobo Biderman , Tarquino Galhicio ^ Dpiici<e
Poetarum Danarum en eos Tomos en 8.0 mayor,
Sanizaro , y otros varios. Y es de advertir que
asi como estos Poemas tienen una materia co-
mún á otras piezas de Oratoria , las quales por
esa razón se titulan con los mismos nombres^ así
también pueden componerse todos ellos en Exá-
metros solos , ó en versos Elegiacos: de lo qual
se hallan buenos exeniplares latinos antiguos y
modernos. Pero en semejante caso no deberán
contarse entre los Poemas Lyricos , sino entre
los otros Poemas menores de que hablamos al
principio del presente Libro.
2 Hemos tratado ya en los cinco Libros an-
tecedentes de todas las especies de Poesía , y se-
ñalado sus leyes , y reglas á cada una. Conven-
go en que no todas sean invariables, siempre que
la razón y el juicio las puedan mejorar. Pero las
que inmediatamente se fundan en la razón mis-
ma^
«34 INSTITUCIÓN- ES POETICES,
ma , no pueden abandonarse sin echar por el suelo
]a Poesía. Decir que la licencia Poética se ex-
tiende á quebrantarlas á su nrbitrio , es no en-
tender los limites de semejante licencia. La ii^
cencia que no va regulada por el juicio , es ma-
dre de toda confusión ^ ó es una espada puesta
en manos de un furioso , ó un torrente que sa-
liendo de madre destruye todo quanto encuentra.
No son , pues , arbitrarias las reglas aquí estable-
cidas. Son todas fundadas en la razón natural , ó
sacadas de las muchas , y juiciosas observaciones
que han hecho con grande trabajo , y estudio los
hombres sabios. Mas debo advertir que no bastan
para formar Poetas si en ellos no hay ingenio:
y aun no faltándoles este don de la naturaleza,
necesitan además agregar otras reglas tan indis-
pensables como las que hemos expuesto. Estas
son una continua , y atenta lectura en los Puetas
mas insignes , tanto antigües , como modernos:
una meditación profunda j una observación dis-
creta , y exacta de las costumbres , usos y carac-
teres de todas clases de hombres , y aun de los
brutos j y un estudio serio de la Filosofía en ro-
dos sus ramos. Bien veo que esta no es empresa
á que alcancen las débiles fuerzas de los princi-
piantes j pero también es evidente que no deb^n
carecer de estos avisos , para aprovecharse de
ellos en lo sucesivo. Las reglas, y quantos consejos
se les dan en estas Instituciones , son como una
semilla que se esconde en la tierra , la qual no
da el fruto hasta su tiempo. El fruto sazonado de
esta doctrina lo recogerán los jóvenes , quando
creciendo en edad , aplicación , y variedad de co-
nocimientos , puedan lograr la utilidad del traba-
jo en que ahora se hubieren exercitado. Hay fa-
cultades cuyos eleriientcs , si se difieren hasta
una edad madura , se hacen poco menos que in-
.aecesibks. Tal es la Poesía. Si el entusiasmo de
la juventud se entibia co» los años f tarde ó nun-
ca
z z s R o t': ^35
ca 56 recobra. Y no son buenos Poetas los que
intentan este honor quando el fuego natural ha
baxado mucho de su primitivo grado. Y asi es
menester alistarse entre los alumnos de Apolo en
la edad tierna , para que se reciban con facili-
dad sus impresiones , echen raices y crezcan des-
pués con el cultivo , y con el riego muy necesa-
rio de otras ciencias.
3 Algunos Escritores ponen al fin de su Poé-
tica cierta cla?e de Ccniposiciones extraordina-
^^as , que suponen mas trabajo que mérito , mas
ingenio que juicio ; y que por lo gentral solo
sirven de atormentar , y poner grillos á los ta-
lentos generosos que libres de tan dura prisión , se
remontarían acaso como Águilas. Aqi:i también
daremos alguna noticia de ellas para que se apre-
cie lo que tuvieren de bueno , y se evite lo que
fio merezca ser imitado.
APÉNDICE
De ciertas Composiciones,
§. I.
Del Symholo Heroyco,
I JL-J\ Symbolo Heroyce (que también se lla-
ma Diviía , y Empresa) es una Metáfora pinta-
da , o { lo que es lo mismo ) una Figura , o ima-
gen pintada , que representa otra cosa distinta
del objeto retratado en la imagen por cierta se-
mejanza que hay entre los dos , añadiendo algu-
na palabra , ó sentencia que explique esta seme-
jan-
43^ XJSrSTlTUClONKS POmiCAS.
janza entre el objeto pintado , y el que en él se
significa. Por exemplo. Pintase la figura del 'Sol,
y se le pone este epig-afe : Sufficit Orbi. ti^te
es un Syrabolo Herc^/co , en que se simboliza
muy bien qualquiera de los mas grandes E.mpe-
radores Romanos , v. gr. Augusto César. Porque
así como el í>ol tiene bastante luz para alumbrar
é todo el mundo , y bascante calor para fonien'-
tarlo , del mismo modo Augusto tuvo bastante
sabiduría para gobernar todo el orbe , y sufi-
ciente poder para conservarlo y contenerlo en paz.
a La Figura pintada se llama el cuerpo del
Symbolo, y el epígrafe, ó sentencia el alma ; sin
la qual la Figura, v. gr. del Sol, no reprí sentaria
sino el mismo Sol. Quando no hay alguna se-
mejanza entre la Figura pintada y la cosa que
en ella se significa metafóricamente , entonces no
es Sy mbolo.
3 El cuerpo del Symbolo no ha de ser Figu-
ra de un hombre que se supcne vivo ^ pe: o pue-
de ser alguna estatua que lo represente aludiendo
á alguna cosa : v. gr. si se pone una ettarua que
un Escultor está labrando , y puliendo á golpe de
martillo 9 y por alma de este cuerpo Symbolico
se escribe este epígrafe : Perficitur dum CíCdiíun
Pues de este modo se expresa muy bien la btn—
dad de un hombre que sale aprovechado en la
virtud á fuerza de trabajos y golpes de la for-
tuna.
4 Las Figuras han de serlo de cosas natura-
les , muy conocidas de todos , y nada fabcloías,
á no ser las que se tomaren de la Mitología. El
epígrafe puede ser en latin , en griego , ó en
la lengua vulgar del pueblo en que se escribiere.
Los hemistichios ^primera , ó ultima parte de los
versos Exámetros) son muy acomolados para los
epígrafes ^ y en castellano qualquiera verso , ó
pie quebrado de un endecasílabo ; pero la mira
principal es , que Jas palabras sean pocas , cla-
ras
Z 1 B RO V. 227
fas y acomodadas á la sigaificacion que se intenta,
g Ei Emblema , aunque parece lo mismo que
el Symbolo , se diterencia en que en él se ficru—
ran todas las cosas que tocan á la instrucción
iBoral^ y no se observan tan estrecliamente las
reglas señaladas para el Symbolo Heroyco. La
voz Emblema es griega , que significa qualqiiie-
ra obra tmbajada con primor por los artífices,
para allomo de mesas , vasos , pavimentos , pa—
redtíS , &c. y se na trasladado á significar esta
especie de Composiciones , porque primero ss
pinta el Emblema , o Figura , y luego se sigue
la expiicacioi, y aplicacioa del Emblema al obje-
to de instrucción moral que se propuso el Poe-
ta. Nuestro insigne Político Saav?dra nos ha de-
xado bellos exeraplares de Symbolos Heroyco : y
merecen también leerse los Emblemas de Alciato,
Krehins, y otros que los explicaron en buenos ver-
sos Latinos.
§ II.
Del Acróstico,
4 '
1 JL Jjucrof
cróstico es voz griega que significa un
Poema brc-e , en que las letras iniciales de cada
verso forman un vocablo , ó sentencia entera : co-
cino V. gr. en la suguieate Decima.
■q tú q'J? la testa dura,
guando Acrósticos destilas,
Crees n^cio : y despavilas
Wl sueño que otro procura;
lástima oas , ten cordura:
Ocupa , si á ser aspiras
Oisne entre las dulces Lyras,
<arias horas imiranao
Jzcas^üs bellos , y observando
autores , y usos que luiras.
Tam-
238 IWSTÍTUClOKrtS TOETICAS.
También se doblan al fin de cada verso las
mismas letras iniciales , o se hacen oíros juguetes
con ellas , que llaman Laberintos por el modo in-
trincado con que se colocaa. Y es cosa lastimo-
sa el v^er un ingenio , tal vez sobresaliente , em-
bebido en estas puerilidades , para las quales ne-
cesita muchas horas de atormentarse la cabeza,
y devanarse los sesos. Infinitas veces se verá en
la. precibion de abandonar un fino concepto , una
viva pintura , una expresión enérgica , y una voz
muy propia , por dar cabida á la letra que le ha-
ce al caso para su enredoso Liberinto. Los Poe-
tas Acrósticos se pudieran llamar los Titerete-
ros del Parnaso.
§. III.
Del Anagrama,
I JL-ii\ Anagrama es una Sentencia ó Di-
cho que se forma de las letras del Nombre de al-
guno en su alabanza o vituperio , trasponiéndo-
las el Compositor Aaagramatista á su arbi-
trio, sin disminuir, ni aumentar su numero : co-
mo de Úrsula Laurus , de Culvino Luciano , de
Lógica Caligo , &c.
§. IV.
Bel Gripho,
1 jSZj\ Grlpho , palabra griega que significa
Red f es ua enigma encubierto en lo escrito , y
taa
z I s R o V. a3p
tan obscuro y enredado , que aun al ingenio ums
sutil le da muchísimo que hacer para desenredar-
lo. Lorenzo Le Brun , Jesuíta , tiene bastante
surtido de Griphos en su eloqüencia Poética.
§. V.
Dd Logogripho,
1 mLi1\ Logogripho no mira tanto á cubrir,
y dificultar las cosas , quanto las palabras, cor—
tíindo algunas letras , ó silabas , ó trocándolas , y
trasponiéndolas de varios modos : v. gr. la voz
Naveni , si se le quita la primera y última le-
tra , dirá yíve : en la voz ^per se encuentra
aer , pera , per ; en Estovan queda Esteta : y
por eso dixo de un Estevan , estudiante rudo,
esta redondilla otro estudiante.
,,Si es que no ha de saber mas
j,De lo que aprendido tiene,
,,Bien puede quitar la N
,,Y arrimarse á lo demás.
También se llaman Griphos las figuran , vo-
cablos , letras que por su disposición , numero,
acción , ó color , representan alguna palabra,
sentido , proposición , o cosas semejantes. Tal es
la figura de Cupido, pintado en ademan de ligar un
gran globo con una cinta , poniéndole este epí-
grafe : Ontnia vincit amor. Semejantes Composi-
ciones no se han propuesto aquí para que se
imiten , sino para que se tenga de ellas alguna
noticia i pues si se intentase otra cosa , seria ro-
bar á los jóvenes el tiempo que necesitan para
Otros estudios mas dignos de su Ingenio ; y seria
des-
1^0 iNSTrrzrciOJsrKS poetices.
desconcertarles él juicio , y estragarles el buer»
gusto , acostumbrándolos á unas obras que en ellos
fácilmente degenerarían en juguetes y puerilidades
sin substancia.
1 Pasaremos , pues , ahora á la Mytbohgia,
ó Historia de los falsos D,o-.es , cuyo estudio,
prescindiendo de su utilidad para recordarnos el
incomparable beneficio que debemos á nuestro
lledentor en habernos librado de las tinieblas de
la idolatría j es la llave que nos abre la puerta
para penetrar el sentido de ir.numerables pasages
poéticos , que sin este auxilio no se pudieran en-
tender ^ y que por lo mismo debe ser parte <ie
las Instituciones Poéticas. Excuso hablar antes so-
bre el origen de las falsas Deidades ; pues el
mas cierto es la ignorancia , en que fué sumergi-
do el hombre por el pecado ; dexándolo Dios en
manos de su consejo , y negándole por su rebel-
día los auxilios eficaces de su divina gracia , sin
1^ qual es forzoso que el hombre corra ciega-
mente á su precipicio , impelido de sus pasiones^
y viva baxo !a esclavitud del demonio , que por
quantos medios puede , proca.'-a barrar el conoci-
miento del verdadero Dios , y apartarnos de
nuestro ultime fin , y eterna felicidad de que él
se halla privado para siempre.
IiYS-
INSTJnCUCIONJKS
POÉTICAS.
LIBRO SEXTO.
Compendio de la Historia Poética
ó Mythologia para inteligencia
de los Poetas antiguos^
y modernos,
CAPITULO PRIMERO.
De las Deidades mayores*
SECCIÓN PRIMERA.
De Saturno,
, s,
'afumo fué hijo del Cielo. Llamóse tam-
bién el Tiempo. Con una guadaña hizo á su padre
impotente , arrojando al mar lo que le corto , ue
cuya espuma nació la Diosa Venus.
1 Titán , hermano mayor de Saturno , y su-
cesor del Reyno , le cedió voluntariamente su
derecho por complacer á Venus su madre , y á
Cibeles su hermana ^ pero con condición de que
Saturno no criase hijos varones , para que el Im-
perio universal del orbe volviese otra vez á los
Q Ti-
1^2 Z7VSTITUCI02VES POETICES.
Titanes. Por eso Saturno se tragaba los hijos va-
rones luego que nacían. Cibeles , que lo sentía
mucho , qnando parió á Júpiter, y Juno , le pre-
sentó la hembra j y entrego á los Curetes , d Co-
ribantes el niño Júpiter para que lo. criasen ocul-
tamente : y así lo hicieron , inventando un cier-
to juego , que con el ruido estorbase que fuesen
oídos los llantos del Infante. Este juego consistía
en una Marcha con cierta cadencia armónica,
que llamaban Dactyla , y por ella se llamaron
también Dactyli Idcei : y armados los Curetes de
broqueles de cobre, se embestían, y retiraban en
manera de una danza armoniosa , cuyo ruido con-
fundía el del llanto del niño Júpiter.
3 Con este ardid crió también Cybeles á otros
dos hijos Neptitno y Pluton ; pero en un aprieto
de ser descubierta , le presentó á su marido en
vez de un hijo una piedra envuelta, y él se la
trago.
4 Supo Titán lo que pasaba ; y enojado por-
que no se cumplía lo pactado, y se le imposibili-
taba el derecho al Reyno , hí/o guerra con sus
hijos á Saturno : lo venció y puso preso con Cy-
beles , hasta que Júpiter ya grande los puso en
libertad.
g Percibió Saturno que su hijo Júpiter había
de quitarle el Cetro ; y por eso intentó perderle:
de lo qual irritado Júpiter , se armo contra su
padre , y lo arrojó del Cíelo. Desterrado en la
tierra , se escondió en Italia , la que por eso se
llamó Lütium (a latente Deo).
6 y^ino , Rey de aquella Región , le hospedó
en su casa , y vio el siglo de Oro que traxo Sa-
turno al mundo , dando copiosos frutos la tierra
sin cultivo alguno, ^x/ríií/, üamada por otro nom-
bre yusticia y reynaba también en aquel Siglo cé-
lebre ; y los hombres gobernados por ella , vivían
Vina vidu común y amistosa. Jano fué alistado des-
pués entre los Dioses, así por los benefícios he-
chos
LIBRO X'T. «245
chos á Saturno , como por su prudencia y conoci-
miento que tenia de lo pasado y venidero , por
cuyo motivo le pintaban con dos caras. Numa Pora-
pilio , Rey de los Romanos , le dedicó un Tem-
plo , cuyas puertas se abrían en tiempo de guerra,
y se cerraban en tiempo de paz.
SECCIÓN II.
De Cyheles.
1 ^^ybeles , muger de Saturno, se llamó
también DindemeiMy Beyecinthia , y la Gran Ma-
dre , porque lo fué de muchos üioses , y por ser
Diosa de la tierra, que produce tanta variedad de
frutos y riquezas ^ por cuya causa la llaman tam-
bién los Latinos Opis , y los Griegos Rhea. Ca— ;
minaba en carroza tirada de quatro leones. La
celebraban cada quatro meses unas fiestas que lla-
maban Magülesias , en que los Coribantes toca-
ban como locos , tambores , trompas , y otros ins-.
trunientos. Lo mismo hacian los Phrigios , y auo'
estos se acucliiilaban , y por fin de fiesta se iban
á lavar la sanjfre en la fuente de esta Diosa.
2 Vesta es nombre también de Cybeles j aun-
que en esto se contradicen los Poetas , porque unas
veces liacen á Vesta madre de Saturno , otras mu-
ger , otrps hija , y otras hermana. Las mismas con-
tradiciones se encuentran en ellos hablando de Jú-
piter , Hércules , íkc. Ello es que Cybeles con el'
rombre de Vesta es la Diosa del fuego. Numa
Pompilio arregió su culto con su acostumbrada su-
perstición , consagrándola el fuego que llarraban'
eterno , porque ardia sie;7ipre en sus Aras. La se-
ñaló Sacerdotisas , que llamaron Vírgenes Vesta^
¡es j que tenían pena de muerte, si dexaban apa-
i¿ a ¿ar
244 7JVSTnvClON-ES POÉTICAS.
gar el fuego eterno , ei qual no debía ser ejicendldo
sino con los rayos del Sol. Las Vírgenes Vestales,
mientras pernianecian Sacerdotisas , guardaban
castidad , y la qi,e faltaba en esto, era enterrada
viva. Todas debian ser de familia ilustre.
SECCIÓN III.
De Júpiter,
1 «y üpiter , hijo de Saturno y Cybeles , re-
partió el Imperio del Mundo , que quitó á su Pa-
dre, entre sus hermanos. El se quedo con el del
Cielo ; á Neptuno dio el de los Mares ^ y á Plu-
ton el de los Infiernos. Fué llamado Padre de los
Dioses y de los hombres. Era dueño absoluto de
los Rayos : y por haberlos arrojado contra los
Titanes , se indigno la tierra contra él , y aborto
unos Gigantes monstruosos para que le hiciesen
guerra , y arrojasen del Cielo.
1 Los Gigantes se juntaron en los campos
Phlegrenos de Thesalia , donde poniendo unos mon-
tes sobre otros, empezaron á combatir el Cielo,
arrojando á centenares inmensas peñas de un gol-
pe , que Egeon , Gigante de cien manos , arran-
caba del fondo del mar. Le acompañaban Encela-
do y Eriareo. 'El que mas miedo causaba era el
Gigante Thipheo , porque tocaba con su cabeza lo
mas alto del Cielo , y alargaba las manos del un
cabo del mundo al otro , siendo de tan horrible
figura, que parte era de hombre , y parte de Dra-
gón que vomitaba llamas j de manera que los Dio-
ses auxiliares de Júpiter , al verlo , huyeron sin
parar hasta Egipto, transformados en árboles, y
animales para no ser conocidos y vivir seguros,
íío por eso desmayo Júpiter íiado en sus rayos : y
en
«n efecto los confundió con ellos ^ y para que orra
vez no fuesen atrevidos , ios puso bien amarrados,
cargándoles encima varios montes como el Etna,
Ossa , &c. .
3 Prometbeo en este tiempo formó los prime-
ros hombres de tierra y agua , y les dio alma he-
cha de un fuego que robó del Cielo. Enojido Jú-
piter de este atrevimiento , mando á Vulcano que
le pusiese preso con cadenas de hierro en el mon-
te Caucaso ; y que una Águila y un Buitre le co-
miesen diarismente parte de las entrañas , las qua-
les se reintegraban de nociré para que así fuese su
tormento eterno : lo qual hubiera sucedido , si
Hércules no le hubiera valerosamente libertado.
4 Pandora , muger formada de orden de los
Dioses por Vulcano, y agraciada porcada uno de
ellos con alguna singular prerogativa , vino lla-
mada de Jiipiter , quien insistiendo en su enojo,
la mandó que fuese en busca de Epimeteo , hcr
mano de Prometeo , y le entregase de su parte una
caxa llena de males de la naturaleza. Luego que
la abrió inundaron el mundo , qi;eaando en el fon-
do de la caxa la Esperanza sola.
g Júpiter , vencidos ya sjs enemigos , no pen-
só sino en sus gustos , entregándose á rienda suel-
ta á los vicios mas infames. Fué marido incestuo-
so de su hermana Juno : robó á Troas , Rey de
los Troyanos , su hijo Ganimedes convirtréndole en
Águila : se transformó en Toro para robará Euro-
pa , hiia de Agenor , Rey de los Phenicios: con-
virtiéndose en lluvia de oro , burló el cuidado de
Acrisio , Rey de los Argivos , q\ie á su hija Da-
nae tenia guardada en un castillo de cobre , na-
ciendo de este delito el famoso Perseo : y en fin
cometió quantas abominables acciones puede ins-
pirar el Demonio. Si tal era el Padre de lo?; Dio-
ses y de los hombres , ¿qué serian sus Adorado-
res? ¿Y quánta es la hjiidad del verdadero Dios,
que enviü á su Hijo Lnigénito para destruir la
Q 3 Ido-
24*^ U^STITUOIOKTES FOKTICAS,
Idolatría , y purificar la tierra de tantas sucie-
dades?
SECCIÓN IV.
De Juno y de sus hijos,
1
I eJ' uno , hermana , y muger de Júpiter, era
la Diosa de los Reyes y de las riquezas j protec-
tora de las bodas y partos ^ y fué madre de He-
Be Diosa de la juventud , quien por industria de
su madre servia el Néctar y ambrosia á Júpi-
ter , hasta que éste se traxo á Ganimedes , y lo
puso en este empleo , que quitó á Hebe.
1 Juno tomo á desayre esta determinación con-
tra su hija : y no sintió menos el que Júpiter por
sí solo engendrase en su celebro á la Diosa Palas,
por otro nombre 3Iinerva , la qual nació armada
de pies á cabeza , con la lanza en la mano , bay-
lando la danza Pyrricbia , inventada por Pyrro,
padre de Achiles , al son del canto llamado Hy—
porchematico , propio de gente guerrera : por cu-
ya razón fué venerada por Diosa de las batallas.
Inventó Minerva varias ciencias y artes , que son
frutos de la paz ^ y por eso los Athenienses la ve-
neraban con unas grandes fiestas. Juno , por ven-
garse de su marido , quiso á su exemplo , y sin
su intervención , tener otro hijo , como en el'ecto
tuvo al Dios Marte , que nació del contacto de una
flor , que enseñó á Juno lá Diosa Flora : de suer-
te quede estos dos caprichos nacieron las dos Dei-
dades tutelares de la Guerra.
3 Como Juno era no sin motivos muy zelosa,
tenia por espía de su Marido á ^rgos , lleno su
cuerpo de tantos ojos , que quando rendido al sue-
ño se le cerraban unos , quedaban otros abiertos
y
z r s R o VI, i^<j
y vigilantes. Júpiter hizo que lo matase el JJios
Mercurio , adormeciéndole este enteramente con
Ja dulzura de su Lyra. Pero agradecida Juno á los
buenos oficios de su espía , lo convirtió en Pavo
Real , cuyas plumas están ileuas de ojos.
4 f^ulcano también fué hijo de Juno : pero
tan desgraciado , que viéndole Júpiter asi qne
nació muy feo , le pegó un puntapié , y le arrojó
del Cielo , de modo que al caer se perniquebró,
y anduvo siempre coxo. En siendo grande , se pu-
so al oficio de Herrero ^ y trabajaba al serviciq
de otros Dioses con tanto arte, que Júpiter le
encomendó la fábrica de los Rayos. Tenia sus Fra-
guas en las Islas de Lemiios , I.ypari , y en el
monte Etna , donde fueron sus Oficiales los céle-
bres Brontes , Sterope, y Piracinon , llamados Cy-
clopet , porque no tenian mas que un ojo muy
grande en la frente.
SECCIÓN V.
"De Apolo y del Sol,
1 JlL/1 genio de Juno entibió el afecto de su
esposo Júpiter , quien se ocupó en galantear á
Latona. Furiosa de zelos su muger , incito contra
su rival una espantosa serpiente, que se llamaba
Pytbon , engendrada de la humedad de la tierra
después del DiUivio de Deucalion , de que se dirá)
adelante. La tierra misma dio á Juno palabra de no
dar á Latona lugar de refugio , sino sola la Isla,
de Délos , que entonces era una isla vag'intc por
los mares. Pero Neptuno tuvo lástima de I-atona,
y mas sabiendo que estaba en dias de parir j y
asi elevo sobre las aguas y fixó la Isla para que
se guareciese y pariese en eüa. Parió, pues , á
Q4 .fpo-
'248 IN-STITtfCÍOI^Í.S POÉTICAS.
Jipólo ^ y á Diana encima de una Palma, qué
por fortuna hallo en Délos.
2 No podia Apolo , en siendo grande , dexar
de vengar el ultrage hecho á su Madre ^ y así pe-
leó y mató á flechazos á la Serpiente Python,
oyéndose , quando la vencía , estas voces : /o,
Pann : las quales por eso se repetían en los triun-
fos y juegos públicos.
3 Esculapio también fué hijo de Latona , quien
lo dio á criar al Centauro Chyron , el qual le en-
señó la ciencia médica , y por eso llego á ser Dios
tutelar de la Medicina , y resucitó al miserable
Hypdlito , después de arrastrado por sus mismos
caballos , huyendo I2 colera de su padre , como se
dirá tratando de Theseo. Júpiter, no llevando á
bien esta cura prodigiosa , mató al Médico con
sus rayos. Pero su hermano Apolo , ya que no
podia tomar venganza de Júpiter , la tomó en los
Cyclopes que fabricaron los rayos contra Escula-
pio : por cuyas muertes Júpiter lo desterró del
Cielo , y le privó de la Divinidad por algún
tiempo.
4 Pobre y desvalido Apolo en su destierro , se
metió á Pastor de los ganados de Admeto , Rey
de Thesalia ^ y los demás P?stores le reconocie-
ron por su Dios tutelar , y le sacrificaban Lobos,
enemigos de las reses. El ladrón Dios Mercurio
le robo un dia una Vaca : y quejándose de esra"
picardía , le robó tanibien , sin que lo conociese,
la Aljaba que traia al hombro : y viendo Apolo*
la sutileza de Mercurio para hurtar, convirtió sus
quejas en mucha risa.
g En medio de sus infortunios no dexó Apolo
de enamorarse de Daphne , quien huyendo de sus
megos se convirtió en Laurel. Otro dia jugando
al tejo con Hyacifito su querido , lo mató sin
pensarlo , de cuya desgracia la tieri-a compadeci-
da* lo convirtió en la flor que se llama Hyacinto:
y Ap^lo temeroso por esta muerte, huyó á Tro--
z T :b R o VI. 249
ya , donde encontró á Neptww y que también er-
tab:» en desgracia de Júpiter. Estos dos miserables
Dioses forrados de s\i pobreza ent'áron á servir á
LaoniedofTte , para ayudarle á edificar la Ciudad.
Y como no les pagase Laomedonte sus jornales , se
vengó Neptuno anegando Ja Ciudad , y Apolo der-
ramando una peste tan terrible , que causó en el
pueblo fatales estragos. Laomedonre instruido por
él Oráculo , se vio en necesidad de aplacar á los
Dioses , sacrificando en cada un año una Donce-
lla Tróyana , exponiéndola á los monstruos mari-
nos en la costa. Tocó esta suerte á Hesione , hija
del Rey. Hércules se ofreció á librarla , si el Rey
su padre le daba en recompensa los caballos for—
irados de la semíll? de los Dioses. Convenidos los
dos , cumplió Hércules su oferta \ y el pérfido
Laomedonte faltó al concierto. Pero bien caro le
salió ^ porque Hércules llevó la Ciudad á sangre
y fuego j mató'á Laomedonte , y se llevó cautivo
el hijo , quien rescatado después por los Troya-
nos , se llamó Priatno , como se verá adelante,
6 Restituido Apolo á sn primitiva Divinidad,
fué célebre por sus Oráculos , por sus heroycos
hechos , y por hijos que tuvo famo.'.os. Era tenido
también por Sol ^ y así le llamaban Pheho , que es
lo n^rsmo que Padre cíe los iñfienfes.
7 Otros dicen que el 45*0/ era hijo de \«no de
los Ti'anes, llamado HypsvioH , y por eso tam-
bién se llama^ Titán. Caminaba en una Carroza
que de noche^sé ocultaba en el Occidente, hasta
que Jas Horas uncian por la mañana sus Caballos
j^ara ^ue rejiitiBfeé '$if cirso diario. Flié muy ve-
nerado en la Isla de Rhodas , donde hizo llover
oro , y florecer muchas rosas en celebridad drf na-
cimiento de Rhoda su hija , qi:e nació allí. Los
Rhodios le erigieron un famoso Coloso de metal
de mas de cien pies' de alto.
8 Entre los lugares mas célebres de los Orá-
culos de Apolo se cuenta Delfhos , donde tenia un
2g0 IJVSTITVeiOJVES POÉTICAS.
riquísimo Templo con una Sacerdotisa, que se
llamaba Phebcs , ó Pythia , y Pytboiiisa , ia qiial
para recibir el entusiasmo ó furor poético , se sen-
taba en un banco , que se llamaba Trípode , por
ser de tres pies j o Cortina , por estar cubierto
con Ja piel de la Serpiente Python.
9 Fué inventor de la Música , y mandó deso-
llar vivo á Mantas , porque le desafió á cantar.
Júpiter le hizo Maestro de las hijas que tuvo en
Mnemosyne , que fueron las nueve Musas : á sa-
ber , Caliope , Clio , Erato , Thalia , MelpómenCy
Tberpsicore , Euterpe , Polymnia y Urania , cuyos
nombres , y sus inventos , y oficios se hallan com-
prehendidos en los siguientes versos que trae Geo-
fredo Linocerio in Musarum Libello.
Clio gesta canens transactis témpora red—
dit.
Melpómene Trágico proclamat moesta
boatu.
Cómica lascivo gaudet sermone Thalia.
DuJciloquis calamos Euterpe flatibus
urget.
Terpsicore aíFectus citharis movet , im-
perat , auget.
Plectra gerens Erato saltat pede , carmi-
ne , vultu.
Carmina Calliope libris Heroica mandat.
Urattfe coeli motus scrutatur,& astra,
Signa cuneta manu. Loquitur Polymnia
gestu.
Mentís Apollines vis has movet undique
Musas.
In medio residens coraplectitur omnia
PhcBbus,
Tienen las Musas en general otros nombres , co-
mo Piérides por el monte Pieris de Beotia , don-
cié ron ; Heliconides por el monte Helicón y
su
z. r s R o VI. 2^1
su célebre fuente cerca del Pamasso , por el qual
también se llaman Parnassiades , como por el mon-
te Cytheron CytheriaJes -^ y Casui/ides , ó -^ga-
nipides por las fuentes de estos nombres \ Carnee—
v£ , por la Poesía ^ PeganJes por el Caballo Pe-
gaso ; Theípiades por ia Ciudad de T hespís cerca
del Helicón ; Pimpleides por el monte y fuente
Pimpiea j Libetridcs por la fuente Libetra en
Macedonia j Meonides por Homero Principe de
ios Poetas j yíonides por el monte Aonio de Beo-
da , &C. Eran amantes de la pureza virginal , y
se empleaban en cantar alabanzas de los hombres ,
de mérito , y en mover los ánimos á acciones ilus-
tres en los Banquetes Sagrados á que siempre
asistían, adonis , galán de la deshonesta P^enuí,
las disparó una ííeciía para herirlas con el veneno
del amor impuro ; pero ellas le quitaron la vida.
Esta fábula manifiesta la noble idea que en los
principios se tuvo de la Poesía , cuyo objeto fué
sagrado y puro , así como también lo eran los
que profesaban esta facultad.
10 Además de Rhodia fué también hijo d^
Apolo yíetha , Rey de la Colchida , padre de Me-
dca , á quien dio el l^cUocino de oro , quando
huia con su hermana de las asechanzas de la Ma-
drastra P¿r¿A:o , hijo de ^í¿rtt?2flH,'^ Rey de The-
bas. También tuvo por hija á Pasiphae , que casó
con Minos Rey de Creta , la qual concibió de un
Toro al Minotauro , del que después se hablará.
11 Phaetonte fué otro de los hijos de Apolo:
y deseoso de correr en la carroza de su padre
el Sol o Phebo , siquiera un dia , montó en ellaj
y no sabiendo , ni teniendo fuerzas para gobernar
los caballos fogosos, se extravio y pegó (sin po— .
derlo remediar) fuego al Cielo y á la rierra. En-
fadado por eso Júpiter, le quitó la vida con un
rayo , y le precipitó en el Po , que por otro nom-
bre se llama Kridano , en donde sus hermanas las
Heliadas lloraron su desgracia , y se convirtie-
ron
1^1 JNSTITUCIOJVES POKTICAS.
ron de dolor en Alamos blancos , y sus lágrimas
en Ámbar.
\l Poco después de este incendio general del
Mundo j sucedió un Dilubio universal, reynando
en Thesalia Deucalion , hijo de Prometheo , con
su muger Pyrrha , que se libraron subiéndose á la
cumbre del monte Parnaso : los quales viéndose
solos en este mundo , pidieron á los Dioses ó la
itiuerte , ó sociedad con otros hombres. Themiíy
Diosa de la Justicia , les dixo que tomasen los
huesos de la Gran Madre , y los arrojasen acia
la espalda. Comprehendiendo que los huesos de la
Gran Madre eran las piedras de la tierra , las
arrojaron acia atrás, y las de DeucaÜon se con-
vertían en hombres, y las que tiraba Pyrrha en'
mugeres , con lo qual se pobló el mundo otra vez.
Esfe Dii libio , y el que se cuenta del tiempo de
Ogyges y son los mas famosos en los Poetas.
SECCIÓN VI.
De Diana,
I ^iL-í'iana, hija de Júpiter y de Latona,
hermana de Apolo. Los Poetas le dan el nombre
de Diana en los Bosques , de Luna en el Cielo,
y de Hecata en los Infiernos, donde en opinión
de algunos se llamó también Proserpina , á quien
robó Pluton , viéndola coger ilores en el Etna : y
Ceres (que en esta opinión fué su madre) la an-
duvo buscando por el mundo 5 y con ese motivo
enseñó á los horhbres la labranza y modo de ha-
cer el pan , por lo qual era venerada por Diosa
de la Agricultura. Diana se llamó también Trivia,
y Triformif , porque la pintaban con tres csbezasj
Luci/ia , que presidia á los partos : y DictyntWy
Dio-
í I B B o VI. a ¿3
Diosa tutelar de la caza y de los bosque* ^ muy
amante de la castidad 9 y por eso convirtió en Cier-
vo al incauto Acteon y que andando de caza, I3
vio desnuda bañándose con sus doncellas ; y el mi-
serable fué infeliz presa de sus mismos perros, que
lo embistieron como ciervo. Tuvo un famoso Tem-
plo en la Taiiru a del Ponto Exino , en el qual era
Sacerdotisa lyhygenia , y se sacrificaban en él por
su mano todos los extrangeros , como se dirá tra-
tando de Orestes. Otro Templo magnífico tuvo en
Epheso , por el qual se llamo Epheszna. Le puso
fuego Erostrato , por dexar nombre en el mundo j
y los Ephesinos pusieron pena de muerte al quQ
pronunciara su nombre.
2 Diana sin embargo de preciarse mucho de
honesta y recatada , tuvo la flaqueza de enamo-
rarse del Pastor Endlmion , que galanteaba á \a.
Diosa Juno , por lo qual Júptier le condenó á per-
petuo sueño. Esta fábula nació de que Endimion
pasaba las noches en observaciones astronómicas en
las montañas. Los hechiceros de Thesalia se jac-
taban de poder con sus encantos hacer baxar la
Luna á la tierra : y creian que quando se eclip-
saba , se paseaba entre los bosques.
SECCIÓN VII.
De Baco,
I JO^aco nació en Tebas. Fué hijo de Júpi-
ter, y 6 entele , la qual antes de parirle, se dexó
engañar de la zelosa Juno , que en figura de una
buena vieja , la persuadió que se dexase visitar de
Júpiter en el trage en que iba á verse con su mu-
ger , llevando en la mano un rayo : que le pidiese
esta gracia , pues la importarla mucho. En efec-
to.
2 ¿4 IlXrSTirUClOJN'ES POÉTICAS,
to , conseguida la gracia, vino Júpiter en su tra-
ge. Y Juno logró que su enemiga Semele quedasa
abrasada : y aun lo hubiera quedado Baco , si Jú-
piter no hubiese tenido la advertencia de metérse-
le dentro de su muslo , donde le tuvo guardado
hasta llegar á cumplir el término de su nacimien-
to , haciendo veces de madre. Por esto Baco se
llamó Bimater ^ y tuvo otros nombres como el de
Dyoniszo , Evan , Lceneo , Libero , Lyceo , Bro~
mió , Í5*c. Fué dado á criar á Sileno y á las Nym-
phas , á las quales Júpiter recompensó con subir-
las al Cielo , y convertirlas en las estrellas que se
llamaban Hyadas.
1 Baco anduvo por casi todo el Orbe. Con-
quistó la India y edificó á Nisa. Introduxo la pom-
pa triunfa! , siendo el primero que coronó la ca-
beza con Diadema de Rey. En su triunfo tiraban
tygres de la carroza : iba vestido de pieles de
ciervo : su Cetro era un Tyrso , ó pequeña lanza
cubierta de yedra y pámpanos. Inventó el vino,
que los Indios al principio creyeron que era ve-
neno , porque los privaba de juicio. En otro tiem-
po le sacrificaban hombres ^ pero desde la con-
quista de la India le sacrificaban asnos y machos
cabrios , dando á entender que el hombre vinoso
se enrudece como el burro , y se hace lascivo co-
mo los cabrones. Y para que el uso del vino sea
lícito, necesita del cuidado de las Nymphas, es-
to es , de que se temple con el agua. Sus Sacer-
dotes fueron Satyros , y también mugeres , por-
que en sus viages le siguieron muchas con sus dan-
zas y cantos : llamábanse Bacchantes , Bassari—
des , Ménades y Tbiades , voces desentonadas de.
borrachera y locura , al tenor de sus fiestas trie-
nales llamadas Trietericas ó Orgias de la voz Or—
gi , que significa cólera impetuosa : cuyas cere-
monias consistían en que dichas mugeronas ves-'
tidas de pieles de tygres y pantheras , desgreña—^
¿as y con hachas encendidas se iban á los mon-
^ tes^
Z I B R o VI. I di
tes , y gritaban como borrachas : Euhoe , ICvan,
íCuhoe f Bocche , que es lo mismo que Buen hijo:
nombre que le dio Júpiter , quando en figura de
león acometió y hizo pedazos al primer Gigante
con quien peleó en la guerra , que hicieron los
Gigantes al Cielo.
SEX^CION VIII.
De Mercurio.
I IvJLercurio fué hijo de Júpiter y de Maya,
hija de atlante , que mantenía el globo celesce
sobre sus hombres. ISiació en el monte Cylleno de
Arcadia. Era el Intérprete y Embaxador de los
Dioses , con alas en pies y cabeza , y el Caduceo
en la mano , que era una vara con dos culebras
enroscadas en ella en señal de paz y concordia. Se
dice que en Mercurio y sus insignias, se symbo-
lizan las palabras , intérpretes de los pensamien-
tos , que vuelan y con su discreción unen los co-
razones.
1 Tenia también la comisión de Director de
los caminos , y de conducir Las almas de los muer-
tos al Infierno. Dicen los Poetas que nadie pedia
morir sin que iVIercurio con su Caduceo rompiese
el lazo que une el cuerpo con su alma. También
con la virtud del Caduceo hacia que las almas de
los difuntos transmigrasen á otros diferentes cuer-
pos , después que hubiesen cumplido su tiempo en
los campos Elíseos , y bebido en el rio Letheo.
3 Inventó las Luchas , y también la Lyra , que
regalo á Apolo. Es Dios de la Eloqliencia , por
haberla exercitado en sus negocios y embaxadas.
Fué muy ladrón , de manera que sin que nadie lo
encendiese , robo á Apolo parte del ganado de Ad-
me-
a ¿6 INSTITUCIONES POETICES.
meto que guardaba. Y porque Bato descubrió el
robo , faltando al secreto concertado entre los dos,
fué convertido por él en peñasco.
4 Dédalo^ insigne arquitecto y maquinista,
fué discípulo de Mercurio j y pasando desde Ate-
nas á la Isla de Creta al servicio del Rey Minos,
fabrico el famoso Laberinto de tanta variedad de
hermosas calles , y tan semejantes , y entretexi—
das , que los que una vez entraban no acertaban
á salir. El mismo Dédalo y su hijo Icaro se vie-
ron allí presos, hasta que con una máquina de ce-
ra , que discurrió Dédalo , salieron ambos volan-
do por los ayres : aunque a Icaro le costó tara la
fiesta , porque no haciendo caso ¿o. los consejos de
su padre , se remontó como muchacho travieso
hasta el Sol , que le abrasó y quemo la máquina,
viniendo á precipitarse en el mar , que de su
nombre se llamó Icario.
g De la Diosa Venus tuvo Mercurio un hijo
llamado Hermafrodita , muy querido de la Nim—
pha Sahnacis , á cuyos ruejjos , estando ambos
junto á una fuente, quedaron hechos un solo cuer-
po , conservando los dos sexos en él. Esta fábuia
significa la estrecha unión de los casados , que no.
deben tener sino un £olo corazón , como dicen los,
¡Poetas,
SECCIÓN IX.
[De la Diosa Venus.
I Sil
i'in embargo de lo dicho sobre el naci-
miento de Venus en la Sec. I. otros Poetas la ha-
cen hija de Júpiter y de la Diosa Dione. Es tu-
telar de los amores y delicias por su h'írmosura
ounca vista : y así tiraban de su carroza lascivos
cis-
X 1 a R o VI. ix¿m
Cisnes y amorosas Palomas : y era venerada en Jos
mas deliciosos paragts de la tierra : á saber,
yímathunte , Cytkeru , y P aptos.
1 Hymeneo , Dios de las bodas , y las tres
Charites y ó Gracias j fué on sus hijos, y siem-
pre la acompañaban. Los dos Cupidos , el uno
puro , y el otro impuro , que Levaba alas y
aljaba con flechas para introducir el amor en
los corazones , la tuvieron también por madre.
También fué hijo suyo el infame Priapo , Dios
de los jardines, de quien hace mención la Sa-
grada Escritura j y al qual sacrificaban jumen-
tos. JEneas hijo de Anchises la tuVo por ma-
dre suya. Y de esta impura y vergonzosísima Dei-
dad fue marido el Dios Vulcano , de quien no
tuvo hijos , habierdo tenido tantos de otros de
quienes fué barragana. ¡Qué torpes tinieblas ro-
deaban al hombre, esciavo del demonio, y del
sus mismas paciones!
SECCIÓN X.
De la Aurora.^ y otras Deidades celestes,
T ,
1 JJLJ'a Diosa Aurora es la primera luz al
rayar el dia. Creian venir en una carroza de
oro , y que sus dedos eran ramos de rosas que
anunciaban Ja alegría del dia. Robóse á Tilhorif
hijo de La07nedonte , haciéndole Jufíiter á rue-
gos de la Aurora inmortal , pero sin el privi-
legio de no envejecer : y así llego á tan viejo,
que molestado de Jos achaques de la vejez, se
convirtió en Cigarra. A e»ta fábula dio funda-
nicnto la freqücntia con que lithon madruga-
ba para hacer sus observaciones astronómicas,
con cuyo método de madrugadas Ue^o á muy
K vic-
^^8 INSTTTUClOTCrES TO'ETlCAS.
viejo ; y como los viejos Jiablan mucho , to—
máron ocasión para fingirle transformado en Ci-
garra.
1. La Aurora tuvo de Tithon á Memnon, que
llegando á Troya en socorro de Priamo , fué
muerto por Achiles ^ y puesto su cadáver sobre
la pyra , lo transformó su madre en ave. Los
Egypcios levantaron á su memoria una Estatua
que brillaba al salir la Aurora , y en tocándo-
la ligeramente , sonaba muy bien al oído.
3 La Estrella que se llama Venus ^ dicen que
también es hija de la Aurora: y se llama tam-
bién Lucifer y Pkospboro que va delante del
Sol por la mañana: y Vesper ó Héspero por
la tarde, que va detras, y viene guiando las otras
estrellas , que han de iluminar de noche. Por
esta Estrella ó Lucero dicen que recibió España
el nombre de Hesperia.
4 Esto de trasladar al Cielo, y convertir en
Estrellas hombres y brutos , lo soñaron con
freqiiencia les Gentiles. Asi lo hicieron con Hér-
cules Cepheo , con su muger Casiopea , con su
hija Andrómeda , y su yerno Persea, y con Eri-
tonio , que nació de la semilla de Vulcano , y
fué el inventor de los carros, para cubrir la de-
formidad de sus pies de Dragón. En el Polo Ár-
tico está la Estrella llamada Cinosura y ó Ursa
minar , que es la guia de los navegantes , y fué
la Nympha que cuidó de Júpiter en su infancia.
La Ursa mojar , llamada Hélice ó Calyxto , se
inga hija de Lycaon y Rey de Arcadia, y trans-
formada en Osa por Diana , porque siendo una
de sus Vírgenes , admitió los Galanteos de Jií-
piter , el qual compadecido la convirtió en Es-
trella , que con otras compañeras forman el que
se llama Carro , al qual va guiando ArctofhilaXy
que quiere decir Guarda de la Ursa; ó BooteSf
que significa Boyero.
*3 Fingieron también Estrella á Orion, que
en
LIBRO VI. 2^p
en la caza era Montero de Diana , muy dies-
tro y de muchas tuerzas. Es la Estrella que pro-
nostica lluvia. En fin se halla en el Cielo el
caballo Pegasd'y la Sierpe que guardaba las man--
zanas Hesperides j la ^^uila , que arrebato í
Ganimedes ^ la Ballena que envió Neptuno para
que deborase á Andrómeda -^ el Can mayor -^ la
Canícula , llamada Procyon-, y otros innumerables
brutos del Zodiaco y otras partes dgl Cielo.
SECCIÓN XI.
De Neptuno , y otras Deidades del mar.
■i
I JlIl Neptuno, hijo de Saturno, cupo ea
la repirticion del Imperio paterno el mando de
las aguas. Se casó con ^mphitrtte , que se lla-
mo así , porque el mar rodea toda la tierra,'
Un Delfín negoció esta boda, y por eso fué tras-
ladado al Cielo por Estrella. Tiene por cetro un-
Tridente : tiran de su carroza Ballenas o Be-
cerros marinos, ó Caballos medio peces. Dispu-
tando con Minerva en el Areopago sobre el nom-
bre que se habia de dar á Athenas , dio im >;ol-
pe en el suelo con su Tridente , y salió un Ca-
ballo , cuyo uso enseñó á los hombres. Por cóm-
plice en una conjuración contra Júpiter, fue des-
terrado del Cielo ^ y para mantenerse se puso
á servir en Troya al Rey Laomedonte , junta-
mente con Apolo , como queda dicho. Eue pa-
dre de los Tritones , medio hombres y medio pe-
ces, que le aconjpañaban tocando unas trompas
de figura de conchas largas. También lo fué de
las Harpias mediante su comercio con la tierra.
Estos monstruos, símbolo de los avarientos, tie-
nen el rostro de muchachas descoloridas : el cuec-r-
Ka po
a6o XT^STITUCION^ES TOETICAS.
po de Buitre : alas y uñas de rapiña en manos
y pies: vientres grandes é insaciables: inficio-
nan todü quanto tocan : y roban quanto encuen-
tran. Dieron mucho que hacer á ^neas.
1 El Océano , donde Neptuno tiene su Cor-
te , es también Dios , y padre de los ríos ; y
asi estos, como él tienen la figura de un hom-
bre coronado de espadañas, y con hastas de to-
ro en la frente.
3 De Thetis le nacieron á Neptuno Nersa
y Doris , que casados , tuvieron por hijas las
Miníphas y de las quales unas fueron trasladadas
al Ci?loi y otras de cabellos verdes se queda-
ron á vivir en las aguas , prados y bosques , de
cuyos lugares son guardas las Napeas , Dryadas
y ^madxiadas : y lo son también todas de las
ilores y pastos. Las Mayadas lo son de las fuen-
tes y rios : las Nereydas de los mares, las qua-
les aman mucho á los Alcyones , aves maríti-
mas que anidan sobre las olas aun en el rigor
del Invierno \ y mientras empollan los huevos
está el mar en calma. La mas l^ella de las Ne-
reydas, que conservó el nombre de su madre
Thetis , fi;é muy cortejada de Júpiter , quien
sabiendo por revelación de los Hados , que el
que se casara con ella o la galanteara , había
de tener un hijo mas memorable que su padre,
la dexó , y la casó con Peleo , padre que fué
de achiles.
4 Protheo , uno de los hijos de Océano , y
de Thetis , fué pastor de los Phocas de Neptu-
no. Los Latinos le llaman f^ertumno , porque se
convertía en las figuras que le daba la gana.
Era adivino : y para que diese respuestas era
menester cogerle descuidado , y tenerle atado
hasta que volviese á su figura natural j y enton-
ces contestaba á las preguntas.
• 5 Ino , Glauco , y Melicerta fueron tam-
bién Deidades marinas. Ino fué muger de y4t-^
I 1 a KO VI, 4^1
tomante Rey de Thebas , en segundas nup;ias,
habiendo repudiado á Nephela , á cuyos hijos
PJbrixo y Helle quiso matar Ino. Para evitar
Phrixo su suerte , se apodero de cierto Carne-
ro , cuyo Vellocino era de oro , y todo el ma-
nantial de la riqueza de su padre j y montan-
do sobre él con su hermana Helle , se huyeron;
pero amedrantada Helle al pasar el mar, se ca-
yó y ahogo , dando con su muerte el nombre
al Hellesponto. Prosiguió Phrixo su fuga hasta
Cokhos , donde sacrifico á Júpiter el Carnero,
el qual fué después uno de los doce signos del
Zodiaco , que es el yíries. El Vellocino quedó
en poder de ^eta. Rey del País, quien le co-
loco en un bosque consagrado á Marte , como
se verá tratando de Jaíon. Juno interesada á
favor de los hijos de Nephela , lleno á Atha—
maute de tantos sobresaltos , que furioso quiso
despedazar á Ino , y los hijos tenidos en ella.
Aturdida Ino se arrojo al mar con Melicerta.
Y Neptuno compasivo las hizo de su comitiva.
Fué Ino tenida después ñor Diosa también del
^Iba , y se llamó Leucoíhea , madre de Pale-
món^ Intendente de los puertos de mar.
ó Glauco fué antes pescador ; y notando que
los peces que echaba sobre la yerba recobra-
ban fuerzas y saltaban al mar ; quiso probar es-
ta yerba , y al gustarla , se enfureció de mane-
ra , que se echo al mar , donde aquellas Dei-
dades le recibieron en su compañía.
7 Eolo pretende derechos sobre el mar. Es
Dios de los vientos , y reside en Sicilia , don-
de los tiene encerrados , y los suelta qiiando le
parece. En el estrecho de esta Isla se hallan los
terribles monstruos Scila , y Caribdis : ésta fué
una muger tan fiera que despedazaba á los pa—
sageros, y un dia robo los bue;es de Hérculesj
por cuyas c?.usas Jiipiter la arrojó un rayo , la
transformó en monstruo, y la precipitó en uro
R 3 <^-
^6t lA^SIITUCIOTirn^ POÉTICAS.
de lüs vagíos de su nombre. Scila es hija de
JViso , Rey cíe los M;'garenses , la qual enamo-
rada de Minos , Rey de Creta , en tiempo que
éste hacia guerra á Niso porque sus vasallos le
hablan muerto á su hijo Androgeo , fué traido-
ra á su padre. Acostumbraba esta Princesa re-
crearse todos los' dias con el armonioso ruido
de las murallas de la Ciudad , edificadas por
Apolo , que habiendo puesto sobre ellas la Ly-
ía, las imprimió su virtud musical , de manera
,que á poco que las tocasen , sonaban sus pie-
dras dulce y armoniosamente. Vio desde las mu-
rallas á Minos. y y._ rendida á su. pasión amoro-
sa , concertó con el que le entregarla la Plaza,
como él la correspondiese. Toda esta empresa
pendia de un pelo fatal encarnado de la cabe-
ra de su padre Niso, quien no podia ser ven-
cido mientras se conservase con el. Su hija se
lo cortó mientras dormia. Pero aunque agrada
Ja traición , no agrada jamás el traidor, y me-
nos traidor tan impio ^ y asi el Rey Minos la
hizo arrojar á un vagio del mar, baxo el pro-
montorio que mira á Caribdis , transformándose
en monstruo tan horrible , que todo su ci^erpo,
menos la cabeza , se convirtió en varias figuras
de perros, que ladran sin cesar. Ovidio dice otra
cosa : que Sciia se transformó en Calandria , y
su padre Niso en Gavilán que la persigue siem-
pre por su impiedad. Mas esta, dicen , fué otra
Scyla, ú quien la hechicera Circe transformo del
modo dicho , por zelos que tuvo de que Glauco
no la amaba tanto como á Scyla. En la Sec-
ción 19. del Cap, a. se tratará de Circe.
8 En las costas de la misma Sicilia están
las Sirenas y cuyos rostros son de hermosas don-
cellas, y el resto del cuerpo remata en cola de
pez , según los pintores ^ pero los Poetas anti-
guos las pintan con alas y pies de páxaro. Su
cántico €S un embeleso que atrae á los pasage-
ros
Z.TSRO VI. 5<?3
ros para ^ozar de su dulzura ; pero al acercar-
se son muertos y despedazados. Así es el atrac-
tivo de las malas niugeres , hermosas de rostro;
sucias en lo restante de su cuerpo ^ graciosas
y embaucadoras en sus conversaciones; y el in-
feliz que las da oidos y se acerca demasiado,
muere desgraciadísimamente. Es menester huir
ó taparse los oidos, como el prudente Uiysses
mandó lo hiciesen sus IMarineros , cuidando de
que á él también le atasen al mástil del navio:
porque de otra suerte es irresistible el dulce en-
canto de las Sirenas engañosas. Quien oye , y
gusta oir á las mugeres de voz tan dulce como
la de las Sirenas , no dude de su peligro.
SECCIÓN XII.
De las Deidades silvestres.
T
I r^^os Pastores reconocían por su tutelar
á Cibeles, que en la Sección a. diximos ser Dio-
sa de la tierra , y por eso la pintan coronada
de castillos , y rodeada de árboles y animales,
y la llaman Magna PaJe^.
1 Pan es el primero de los Dioses del campo,
y fué hijo de Mercurio, quien le engendro des-
pués que tomó la forma de macho cabrío : y
por eso tiene barba y pies de cabra , y cuer-
nos en la cabeza. Se llamó también SihanOy
aunque no en la forma que le pinta Virgilio. Las
Nymphas le querían mucho j se entregaban á
su dirección , y danzaban al son de la flauta que
él tocaba. Fué muy venerado de los de Arca-
dia , los qualcs le hacían ofrendas de leche y
miel. Los Romanos celebraban por Febrero en
R 4 su
a^4 iN-STiTuciONES po nrrCAS.
su obsequio las fiestas que llamaban Lupercaleí
de Lupercal , lugar donde Romu/o y Remo fue-
ron alimentados con leche de una Loba, y con-
sagrado por E'uandro.
3 jPico , Rey de los Latinos, tuvo un hijo
llamado Fauno , fam: so entre los Dioses silves-
tres , y inventor de muchos instrumentos y co-
sas útiles á la Agricultura. Le creían padre de
otros Faunos y Sáiyros , que tenian cuernos y
pies de cabra. En sier.do viejos los Sátyros se
llamaban Silenosy y eran muy borrach;s. El mas
viejo de toJos , qiie si-mpre cabalgaba sobre un
asno , crió á Bacch' : y el asno que sirvió al
Sileno se distinguió mucho en la guerra de Baccho
contra los Indios, porque al primer rebuzno suyo
se espantaron los elefantes del entrhigo , y se
ganó la batalla. Bien se lo pagaron ; pues fue
después colocado en el niintero de las Estrellas
cerca del Signo Cáncer , según algunos.
SECCIÓN XIII.
De los Dioses del Infierno.
1 -^l^ luton, hermano de Júpiter y de Neptuno,
ocupó en la repartición del Imperio de su pa-
dre Saturno, el lüfisrno , que dicen los Poetas
ser un lugar cavernoso en el centro de la tier-
ra, adonde van las timbras ó almas de los di-
funtos. Ninguna Diosa queria casar con él por
ser hediondo, y Dios de un lugar tenebroso y
espantable : y por eso robó á Proserpina , hija
de Ceres.
1 Antes de llegar al obscuro reyno de Plu—
ton , hay que atravesar varios rios ; el primero
es
Z.ISRO VI. 4<yg
65 Acheronte : sígnese la laguna Stygia , madre
de la í^ictoria , que favoreció á Júpiter en la.
guerra de los Gigantes ^ y por eso en atención
á los méritos de la hija logro el privilegio da
que en jurando los Dioses por sus aguas , es-
tuviesen obligados á guardar el juramento , so-
pena de cien años de privación de su divinidad,
y de beber el néctar. Tiene esta laguna su orí-
gen de una fuente de Arcadia, cuyas aguas son
mortíferas , y no las sufre ningún metal j y so-
lo se mantienen en vasos hechos de uña de mu-
lo. Después se pasa el rio Co< yto , que solo cre-
ce con lágrimas de los miser:ibies. Luego está
el rio Phiegetonte , cuyas aguas son ardientes
como fuego. Para pasar las umbras estos rios
hay una barca , r'onde las recibe el Barquero
llamado Cbiéronte , sin distinción de personas, pa-
sando igualmente al rico , y al pobre , al gran-
de, y al pequeño, al noble, y al humilde j por-
que los muertos son iguales , y de una misma
condición en saliendo de este mundo. Al desem-
barcar las umbras encontrábanse con el horri-
ble Cancerbero , que en vez dé pelo le nacen
culebras en bs tres cabezas que tiene. Es por-
tero del Infierno , y dexa entrar en él á todos;
pero á nadie permite salir este monstruo tri-
fauce.
3 La negra Noche , Diosa la mas antigua,
hija del Caos , y madre de muchos monstruos
que rodean la entrada de este funesto lugar, se
halla allí , acompañada de la Envidia , Dolor,
Pobreza, Melancolía, Trabajo, Enfermedad, Cruel-
dad , Desesperación. También el Sueño es Dios
infernal , y Morpheo es su ministro , que toma
varias figuras que presenta á los hombres mien-
tras duermen. Allí están condenadas á perpetuo
destierro y eternas tinieblas las Harpías : y se
\e la Clymera vomitando llamas , con cabeza
de León , cola de Dragón , y vientre de Ca-
bra.
266 INSTITUCIOKTES PO ETICAS.
bra. También habitan en el infierno las Furiaí,
que se nombran también Dirás o Eumenides , y
son Ty:iphone y Megera, y Alecto , armadas de
hachas ardientes, vomitando espumajos de rabia,
centeileando Jos ojos como relámpagos , y la ca-
beza poblada de vivoras en vez de cabellos.
4 Las tres hermanps Clotho , Átropos y La-
chesis , llamadas las Parcas , porque á nadie
perdonan , viven en el palacio de Pluton. Son
Diosas fatales : lo que determinan con acuerdo
de los Dioses , es irrevocable : su oficio es hi-
lar la vida de, los hombres : la mas moza tie-
ne la rueca : la que sigue recoge la mazorca;
la vieja corta el hilo , de que se sigue la muerte.
g Las umbras ó almas , cuyos cuerpos care-
cen de sepultura , se detienen á la orilla del
Acheronte , hasta que son sus cuerpos enterra-
dos. Pasados los rios , van á dar cuenta de 'su
vida al tribunal que se compone de Eaco, Mi-
nos y Rhadamanto , que tienen la urna fatal en
que se ponen los nombres de los vivientes que
se sacan por suerte para dar fin á sus dias. Tie-
nen esta judicatura , porque fueron en este mun-
do unos Príncipes muy justicieros. Eaco fué muy
querido de Júpiter , quien le concedió la gra-
cia de que la lila Egini en que habla reynado,
y se hallaba despoblada por una peste , se po-
blase convirtiendo en hombres las hormigas ^ por
cuyo motivo aquellos Isleños se llamaron Myr^
midones. La verdad es que aquellos Isleños fue-
ron labradores muy diestros en el cultivo , de
que recogían mucho grano como las afanosas
hormigas. Luego que los tres Jueces han pro-
nunciado la sentencia, las almas facinerosas son
precipitadas por las Eumenides en lo profundo
del Infierno , donde están los Titanes y los G¿-
gantes , rodeados de llamas, y amarrados á unas
inmensas montañas para que no puedan escapar-
se. Allí esta Tántalo rabiando de hambre y sed,
en
L T S R o VI. '3.6'J
en medio de la comida y bebida que toca coa
la boca , sin poderla alcanzar. AUi está Salmo-
neo y Rey que fué de la Elide , á quien por que-
rer imitar los rayos y truenos , corriendo con
6u carroza por un puente de metal , y matan-
do con hachas encendidas á los hombres, arro-
jó Júpiter al Infierno. Allí están las Danaideíy
ó Be/ides, biznietas del Rey Danao y por quien
los Griegos se llaman Dañaos: las quaies casa-
das con los cincuenta hijos de su tio EgiptOy
mataron todas las cincuenta , menos una , á sus
maridos en la primera noche de boda^ por cuya
perfidia están condenadas á llenar de agua en
el Infierno una gran tinaja , que por no tener
suelo es imposible que se llene. AHi está Ty~
do y que quando es.aba en este mundo ocupa-
ba su cuerpo agigantado nueve fanegas de tier-
ra y y en castigo de un desayre que hizo á La-
tona , le mató Apolo á flechazos y lo arrojo al
Infierno , y mandó que los buitres comiesen sus
entrañas , las que se renuevan diariamente para
que no se acaben jamas sus tormentos. Alii está
Sisypho y ladrón famoso , condenado á subir un
grueso peñasco á la cima de una elevadisima
montaña , desde donde se le cae , teniendo por
fuerza que subirla otra vez á cuestas eterna-
mente. Allí está Ixion atado á una rueda de
perpetuo movimiento , por haberse atrevido á
galantear á Juno , teniendo Júpiter que poner-
le delante una Nube , para engañarle, en lu-
gar de Juno : y de esta Nube nacieron los Cen^
toaros y medio hombres y medio caballos.
6 Los que en el tribunal de aquel Triumvi—
rato eran declarados inocentes , pasaban á los
campos Elíseos y lugares imponderablemente de-
liciosos. Pero al cabo de cierto tiempo volvían
á este mundo su» almas , trasmigrando á otros
nuevos cuerpos. Y para que no conservasen me-
moria de los campos Elíseos , las precisaban á
be-
a68 XJVSTITUCIOT^ES POKTJCAS.
beber las aguas del rio Letheo , que tienen la
virtud de causar un total olvido de todo lo
pasado.
SECCIÓN XIV.
De otras Deidades particulares,
T
1 JjLíos Penates ó Lares eran los Dioses
de cada casa , en donde se colocaban como pro-
tectores de la familia , siendo unas pequeñas
figuras j á las quales ofrecían incienso y vino.
2 Los Genios ó Demonios eran unos Dio-
ses destinados á cada persona desde el momen-
to que nacia. Eran dos : el uno bueno , que
les inspiraba el bien ; el otro malo , que les
procuraba todo daño.
3 La Fortuna era una Diosa que tenia en
su mano todas las felicidades y condiciones de
la vida humana , para darlas ó quitarlas según
su capricho. Era buena con unos , y con otros
mala , porque obraba como ciega que era : y
así ni los méritos la mcvian á ser favorable , ni
los delitos á ser contraria. Pero con todos era
inconstante ; pues ni sus favorecidos duraban en
la felicidad , ni los desfavorecidos en la infeli-
cidad. Sin embargo de su natural capricho y
locura , tenia muchos adoradores aun entre los
grandes Principes , que para tenerla propicia , la
tenían en sus palacios fabricada de oro.
4 El Dios Momo es hijo del Sueño y de
la Noche. De tales padres no podía ser sino
un sugeto aborrecible y fastidioso. Era menti-
roso , inhábil para todo , y óiuy débil de ce-
Jebro , y charlatán , vano y descontentadizo^ na-
da le agradaba que no fuese parecido á los de-
li-
z isno VI, aiíp
lirios de su padre, y obscuridad de su madre.
En todo ponía tacha menos en sus obras , que
ninguna era buena. Simbolo muy propio de Jos
críticos ignorantes ó presumidos.
g Nfmesis era una Diosa de solo un ojo,
y ese empleado siempre en atisvar los delitos
de los mortales para castigarlos.
CAPITULO II.
T)e los Semí-Dioses,
S^e la disolución y libertinage de las Dei-
dades de la ciega Gentilidad provino una co-
mo tercera especie de Semi-Dioses , hijos de al-
gún Dios y de muger mortal ^ o de alguna Dio-
sa , y de hombre mortal : los quales tasnl ien se
llamaban Héroes : título que llegó á darse des-
pués á los varones ilustres por sus hechos. Les
erigían Estatuas muy grandes con respecto á la
idea que tenían de su valor sobresaliente i y al
pie de las Estatuas ponían la figura de una Ser-
piente , en señal de su inmortalidad, ó de su
prudencia merecedora de eterna fama. De estos
Semí-Dioses o Héroes vamos á dar razón en
ks Secciones de este Capitulo.
SEC-
»7<* 3iNSTlTUei02ffES POETICES.
SECCIÓN I.
De Persea.
i Jl. erseo fué hijo de Júpiter y de Da-
nae , hija de Acrisio, Rey de los Argivos, quien
por temor del Oráculo que le habia pronosti-
cado le quiíaria la vida el varón que naciese
de su hija , la encerró en una torre de metal
para alejarla de ocasiones de poder tener hijos.
Pero Júpiter transformado en lluvia de oro, en-
tró á visitarla sin tropiezo : y de ambos nació
Perseo , como se dixo en la Fábula de Júpi-
ter. Noticioso Acrisio del suceso , metió en un
cofre á la madre y al niño , y mandó arrojar-
los al mar , de donde los sacaron unos pesca-
dores casualmente. Siendo ya joven, se halió Per-
seo en unas justas en que también combatía
Acrisio , quien recibiendo un golpe de su nie-
to murió, y con su muerte se verifico el Oráculo.
4 Fué Perseo muy favorecido de los Dioses.
Minerva le regalo su espejo para que le sirvie-
se de escudo. Mercurio le prestó alas para la.
cabe2a y los pies, y le dio un alfange fabrica-
do por Vulcano, con que hizo grandes hazañas,
conquistando la región que de su nombre se lla-
ma Persia, y libertando á yJndromeda y á quien
las Nereydas ataron á una peña en el mar, pa-
ra que los monstruos marinos la tragaren en
venganza del desprecio que su madre habia he-
cho de su hermosura: y luego se casó con e.la.
Después de esto corto con su alfaiige la cabe-
za de Medusa , de cuya sangre nació el Caba-
llo Pegaso con alas , que de una coz hizo sa-
lir la fuente Hypocrene , tan celebrada por los
Poetan. Este caballo sirvió á Bellerophonte para
iriun-
Z, I S R o VT. ift
triunfar de la Chymera ^ pero espantándole Jú-
piter, echo en el suelo al ginete, y velo á ser
estrella o signo celeste. Volviendo á Medusa, su
cabeza , aunque cortada , convertía en piedras
á los que la miraban, como sucedió á Atlante,
á quien la mostró Perseo en venganza de no
haber querido hospedarle en su casa. Fué Me-
dusa hija de Phorcyí , Dios marino , quien tu-
vo otras dos hijas muy horribles y monstruosas,
y muy crueles. Todas tres hermanas no tenian
sino un ojo , y se llamaban Gorgonas : aunque
dicen que Medusa no era fea , sino hermosa sin
igual , de manera que al verla Neptuno un dia
en el templo de Minerva , no pudo contener su
pasión. Ofendida Minerva de la liviandad y des-
acato de Medusa, convirtió sus cabellos en es-
pantosas culebras, que mataban á quantos las mi-
raban : lo que excitó el valor de Perseo para
cortar tan perjudicial cabeza como queda re-
ferido.
3 No seria Héroe Perseo , si no hubiese si-
do Protector de las Letras : y así fundó una
escuela para la juventud en el monte Helicón^
y en agradecimiento los Poetas y Astrónomos
le colocaron en el número de los Astros, co-
mo pueden , y saben hacerlo , según su modo.
Perseo daba muestras de su sabiduría , y de
su valor hasta en las insignias que traía , las
guales eran otros tantos Geroglyficos : pues en
el espejo de Minerva que le servia de escudo,
se figuraba la Prudencia. En el alfange que le
fabricó Vulcano , y en las alas que le prestó
Mercurio , se simboliza el valor y grandeza de
alma , juntamente con la ligereza o prontitud
que se necesita para la execucion. Y lo que se
dice de la cabeza de Medusa , significa que un
hombre sabio , valeroso y dotado de todas las
prendas de verdadera y solida nobleza , infun-
de tanto respeto con su vista y venerable pre-
sea-
l^* JJVSTITUCIO^ES POÉTICAS.
sencia , que tudos se suspenden -y quedan como
inmobles en un respetuoso silencio.
SECCIÓN II.
De Hércules,
1 JtLJLércules fué hijo de Júpiter y de ^¡c-
mena , quien sin embargo de estar enibarazada
de Iphiclo , admitió los galanteos de aquel des-
enfrenado Dios durante la ausencia de su ma-
rido ^mphytrion , Rey de Thcbas , que estaba en
la guerra á vengar la muerte de un hermano
de su muger. Júpiter había tomado su figura
para el mejor y mas fácil logro de sus amo-
res. Nacieron , pues , Hércules y Iphiclo de un
mismo parto : y aunque Héicjjies no e¡a verda-
dero hijo de Amphytiion , con todo eso los Poe-
tas le dan el nombre patronímico ^mphytrio-
niades.
2 Steleno entonces esperaba tener un hijo, que
fué Eurtsteo. Juro Júpiter que el que naciese pri-
mero de los düs , u'.andaria sobre el otro. La ze—
losa y vengativa Juno hizo que Euristeo naciese
é los siete meses p^ra preferirle á Hércules , y
por consiguiente puso el Cetro de Micenas en sus
manos. Palas mitigo el odiu de Junu contra Hér-
cules, y aun hizo que le diese leche de sus pe-
chos^ y mamando el niño, üexo caer algunas go-
tas que extendici.dose por una parte cel Cielo,
formaron aquelia taxa que se Ihuiia Vw la. tea.
Esta beni^;nidad de Juno era incompatible con sus
rabiosos zek^s y ouio implacable contra las man-
cebas de Júpiter: y los electos ulteriores mani-
festaron que rué fingida , y por cumplir con el
empeño de Palas j puts envió un dia a la cuna de
/ Hér~
zi a R o VI, 273
Hércules dos horribles serpientes , para que lo de-
vorasen ^ pero el niño, sin amedrentarse, las co-
gió y las hizo pedazos.
3 Quar.do ya era joven , le expuso Euristeo á
varios peligros : y enfadado Hércules , hubiera sa-
cudido el yugo de este Tyrano, si el Oráculo no
Je hubiese advertido que importaba le obedeciese
todavía doce veces , de que resultaron sus doce
trabajos , que le hicieron célebre en el mundo. El
primero fué , que habiendo caido del Cielo de la
Luna en el Bosque Ñemeo un León que hacia es-
tragos fatales en el pais , y no podia ser herido
con dardos , Hércules de orden de Euristeo le aco-
metió y le ahogo j y desollándole después , se vis-
tió de la piel en memoria de su hazaña : y el León
fué trasladado al Cielo , donde es uno de los doce
Signos del Zodiaco.
4 El segundo fué en la laguna de Lerna , cer-
ca de Argos , dond¿ venció á la Hydra , Serpiente
horrible de siete cabezas ^ y quando la cortaban
una renacían otras, de manera que no podia ser
muerta sino á sangre y fuego. Otra Hydra es el
corazón humano , si dexa echar raices á los siete
vicios capitales.
3 El tercero fué en el monte Erymantos en Ar-
cadia , donde cogió á un dañoso y formidable
Javalí , y lo llevo vivo á Euristeo, que al verle
pensó morir de miedo.
6 El quarto fué en los montes de Menala, don-
de por espacio de un año estuvo persiguiendo á
una Cierva , que tenia los pies de metal , y los
«uernos de oro , y la alcanzo.
Y El quinto fué en la laguna Stymphalo , de
donde ahuyento un gran numero de Aves asom-
brosas , que cubrían el Sol , y devoraban á- lo$
hombres.
8 El sexto fué la batalla contra las Amazo~
ñas. Estas mugeres de Scythia á la costa del mar
Hyrcano , viendo muertos á sus maridos en la
S guer-
274 I2VSTITUCZ07VF.S POÉTICAS.
guerra , cerca del rio Tcrmodonte en Capadocia,
resolvieron ellas proseguirla por si mismas , sin
permitir mas hombres jamas en su Reyno , sino
por cierras temporadas á los Extrangeros pa-
ra tener sucesión ; y luego los despedían : y si
parlan varones , los mataban , y solo se queda-
ban con las hembras , cortándolas la teta del la-
do derecho para que pudiesen disparar el arco.
Fueron famosas en ei sitio de Troya baxo la co-
mandancia de Pentheñlea. Pero Hércules su con-
temporáneo , asociado con Theseo, y obedeciendo
las ordenes de Euristeo , las venció, y h;zo pri-
sionera á su Reyna Hypólita , á la qual permitió
casase con Theseo.
9 El séptimo trabajo fué limpiar los establos
de y^ugias Rey de Elida , que tenia en ellos mi-
llares de Bueyes , con cuyo estiércol , que no se
había limpiado en muchos años , se infestaba el
ayre. Hércules dirigió á ellos las aguas del rio
^Ipheo , y las dexo limpias, siéndole Augias muy
ingrato ; pero pagó su ingratitud con la muerte.
Nuestro Augusto Monarca Carlos III. de feliz
memoria , hizo mas que Hércules en la limpieza
de Madrid , que su Augusto hijo , el Rey nues-
tro Señor (que Dios j^uarde) está hoy facilitando
y asegurando para siempre con anchas y costosas
cloacas.
10 El octavo trabajo fué apoderarse , y do-
mar un Toro que vomitaba llamas para vengar
en Jos Griegos un agravio hecho á Ncptuno,
quien le envío con ese fin.
11 El nono fué hacer que el Rey Diomedes
fuese devorado por sus Caballos , en castigo de
que él hacia lo mismo contra los infelices ex—
trangeros que hallaba en su Reyno. Igual castigo
dio á Busiris Rey de Egipto , que con pretexto
de hacer sacrificios á Júpiter , degollaba impía-
mente en sus Aras á todos los extrangeros.
*ia Ei dscimo fué hacer con Gcryon , Rey de
Es-
Z. T E R o VI, a»*e
España , lo mismo que con Dlomedes ; porque
Geryon , Rey con tres cabezas , criaba uaos Bue-
yes muy feroces , y con el propi-j fin que Dlo-
medes sus Caballos. Mató también un Perro de
tres cabezas , y un Dragón de siete que los guar-
daban.
13 El undécimo trabajo fué entregar á Eu-
risteo unas manzanas de oro de la t)iüsa Juno,
que las Hesperides , hijas de Héspero , Rey de
España , hermano de Atlante , Rey de Maiirita-
nia , conservaban en un huerto de su nombre en
la Retica. Serian naranjas y limones , cuyo co-
lor cs como de oro. Para esto mató antes un es-
pantoso Dragón que guardaba la puerta de aquel
huerto. Dicen algunos Poetas que fué Atlante á
coger las manzanas*., y que entretanto se quedó
Hercules en Ja Mauritania sosteniendo el Cielo
sobre sus honibros , como lo hacia Atlante.
14 El duodécimo y último trabajo , con que
obedeció á Euristeo , fué sacar de los infiernos al
Cancervero j librando de camino a Theseo , que
habla baxado á aquel lugar para hacer compañía
á su amigo Pirithco.
■ ig Después de estas hazañas se hizo respetar
y temer no so^o de Euristeo , sino de todo el
mundo j y prosiguió cxecurando otras por su vo-
luntad , y sin aguardar otras ordenes que las q.;e
le dictaba su valor. Mató monstruos; venció ti-
ranos 5 y hizo tajadas á Cuco , famoso ladrón,
que tenia tres cabezas , hija de Vulcano , que
vivia como vancolero en el monte Aventino : pu-
so en libertad á Pron.etheo , preso en el monte
Caucaso , y mato al Ruitre que le devoraba las
entrañas : matu al cruel y agigantado AntheOj
hijo de la Tierra , la qual , quando cai5 en el
suelo , le comunicaba nuevas fuerzas para que ia
muerte no se le atreviese ; pero Hércules le le-
vantó en el ayre , y le ahogo entre sus brazos.
1(5 Como Hércules era muy grueso , y alto,
Sa co-
2 7 5 IMSTITUCIONES POÉTICAS,
comía mucho : y una vez acosado de la hambre
quito á Theodomante , que estaba atando , uno
de los Buejes , echándosele al honribro , y lo co-
mió todo entero : de lo qual se quejó y enfadó
mucho aquel labrador : y desde entonces quedó
la costumbre e« aquel pais de sacrificar á Hércu-
Í€S un Buey con muchas imprecaciones.
17 Pasando á España fundo la ciudad de He-
raclea , y abrió junto á ella la comunicación del
Océano con el Mediterráneo , separando la mon-
taña de Abila en Mauritania de la de Calpe en
España. Estas dos montañas se llamaron las Co~
lunas de Hércules , quien puso en ellas esta ins-
cripción : Non plus ultra : haciéndolas el último
término de la tierra, y fin de sus conquistas. Pero
los Reyes Católicos con el descubrimiento de un
nuevo Mundo , y conquistas inauditas en la otra
banda del Océano , reformaron la inscripción de
Hércules , poniendo Plus ultra. Jamas usó Hér-
cules otras armas que una Clava de Olivo , que
después consagró á Mercurio , Dios de la elo—
qüencia , en quien reconocía una virtud mas po-
derosa que la de las armas. Y á la verdad no hay
armas tan poderosas como la saoiduria , simboli-
zada en el Olivo , de cuya madera se hÍ20 la
triunfante Clava de este Héroe.
18 La vengativa Juno envidiosa de Jas glo-
rias de Hércules , mientras éste hizo su viage á
los infiernos , incito á Lyco , desterrado de The—
bas, para que sorprehendiese á esta Ciudad, donde
mato al Rey Cyeon , y á sus hijos : y estaba pa-
ra violentar á Megara , hija de Creon , y muger
de Hércules , quando volviendo éste de los infier-
nos , y entendiendo la infame intención de Lyco,
le mató con todos sus compañeros. Corrida Juno
de esta afrenta , se vengó infundiendo tal furor
en Hércules , que sin conocer lo que hacia mató
á. su propia muger , y á sus hijos ^ y volviendo
en su saao juicio se dexó llevar tanto del senti-
mien-
T. I S R o VI. 277
miento , qi;e se hubiera quitado la vida si las lá-
grimas de Amphytrion , y de Theseo no le hu-
biesen contenido.
19 Este Héroe , siempre victorioso en los tra-
bajos , fué torpemente vencido en las felicidades.
Quien venció á tantos , no supo vencerse á sí
mismo. Fué victima de sus pasiones , y la irri-
sión de las mugeres que lo dominaban. Una de
ellas fué Ompbala , Rey na de Lydia , que le hi-
to tomar en vez de la Clava la Rueca, y que vis-
tiéndole de muger, sirviese de IVloza de Retrete á
esta Reyna. Después se enamoro de Deianira , por
cuya causa peleo con ^^cheloo , hijo de Tetis,
quien por tener menos fuerzas , se convertía unas
veces en Serpiente , y otras en Toro , á quien
arrancó una de suo hastss , de que confundido
Acheloo tomó figura del Rio de su nombre : y
sus hijas las Nereides apesadumbrídas entregaron
el cuerno de !a abundancia , o Cornucopia , que
las ívgalo Júpiter, para recobrar el de su padre.
Es de suponer, que siendo Júpiter alimentado en
su infancia con leche de i-ria Cabra llamada yímal-
thea , y estando al cuidado de alj^unas Nimphas,
en señal de agradecimiento coloco á la Cabra en-
tre las estrellas , y regalo á las Nimphas una de
sus bastas que tenia la virtud de abastecerlas de
todo ^ y por eso la llaman el cuerno de la abun-
dancia , ó Cornucopia de Amalthea.
20 Hércules volviendo victorioso con Deia-
nira , se detuvo en la ribera de un rio , donde
Neso el Centauro ofreció pasar á Deianira j pe-
ro este vil , después de haberla pasado , quiso
violarla , lo q-.:e Hércules atajo hiriéndole con
una Hecha. Viéndose morir el Centauro, por ven*
garse , dio á Deianira su ropa ensangrentada»
dicicndola que si su marido se la ponia , no s^
apasionaría jarnos de otras mugeres. Creída de
esto , envío con Lycas á su marido la ropa en
ocasión que hacia sacriñ<~ios á los Dioses en el
S 3 mon-
478 INSTITUCIONES POKTIC.^S.
monte Oeta. Tomó Hércules aquel vestido , teñi-
do en la venenosa sangre de Neso , cuya eficacia
penetró todo sii cuerpo , abrasán.iole tan furio-
samente , que desesperado se arrojó sobre tina ho-
guera , donde se convirtió en ceniza. Lycas su
criado se precipitó en el mar, donde se convir-
tió en Roca. Dei ¡nira se mató de pesadumbre con
Ja Cla,va de su marido.
ai Hércules , antes .de morir , tomó juramen-
■to á Philoctetes , hijo de Pean su compañero y
amigo , de no descubrir jamas el lu^ar de su se-
pultura : y le re^jaló sus flechas templadas en la
sangre de la Hylra. Pero hallándose Philoctetes
en la guerra de Troya , y constando por el Orá-
culo que, era la Ciudad inconquistable sin las ce-
nizas y flechas de Hércules , se vio en recesidad
de descubrir el secreto que habia jurado , mos-
trando con el pie el' lugar ,, creyendo que de es-
te raodo no faltaba á la reJigiv^n del juramento.
Pero no tardó en Teñirle su castigo 9 pues es-
tando ya en camino para Troya , una de aque-
llas fleclia'í le hirió el pie con que señaló ellu-
gar de la sepultura , resultando de la herida un
hedor tan pestilencial , que nadie lo podia su-
frir 5 por lo qual le echaron á la lí-la de Lemnos.
Pero viendo los Griegos que sin las flechas de
Hércules no podian tomar á Troya , enviaron á
Ulises para que traxesa al sitio á Philoctetes , á
quien después curó perfectamente Macaón , fa-
moso Médico j hijo de Esculapio.
ítec-
I. I Jt R o T 7. ^79
SECCIÓN III.
De Theseo.
I JL heseo fué hijo de Pgeo , Rey de Athe-
nas , de quien tomo su nombre el mar Egeo. Era
pariente , y contemporáneo de Hérculcí. , com-
pañero en sus aventu¡as , y imitacor de su gene-
rosidad , después que le libro de un veneno que
su madre Medea le intento dar para que no tu-
viese sucesor del Reyno. La aiayor parte de aque-
llos antiguos Príncipes eran usi.r^-adores del Tro-
no , ladrones , y crueles con sus vasallos y con
quantos calan en sus manos. Pbalaris en Sicilia
tenia un Toro de metal , en cuya cavidad encer-
raba los hombres vivos , hacia aplicar fuego , y
se divertía en oir los lamentos de los miterabies
que sonaban como los bramidos de los Toros. The-
seo , que á su grandeza de alma jiuitaba la bon-
dad , resolvió reprimir la inhumanidad de estos
Tiranos usurpadores. Embistió á Sciron que se
recreaba en ver arrojar al mar á los pasageros.
Castigo las atrocidades de Procusto , que hacia
desquartizar á los que le daba gana , o igualar-
los con su cama , y si sobraban piernas , se las
mandaba cortar. Sujetó el Toro de Maratton de
terrible monstruosidad. Mato al javalí que Dia-
na , irritada contra el Rey de Calcedonia , envió
contra sus tierras , y al que no pudo vencer Me-
leñero sin ayuda de Th-jseo : por lo que quedo el
refrán : Non sine Theseo. Nótese por manera de
digresión, que á Meleagro le costó caía esta vic-
toria ^ porque presentando la cabeza del JavaJt á
una p»írsona de su carafio , este trofeo le excitó
varios envidiosos , que armando una pendencia
S4 fue-
ftSO I77STITUCI0TTES POÉTICAS.
fueron causa de la muerte de sus tios. ^^Itbsa, her-
mana de ellos , atribuyendo el origen de esta
desgracia á Meleagro , sin embargo de ser ma-
dre suya , se vengó echando en el fuego hasta
que se hiciese cenizas un Tizón , á cuya dura-
ción habian ligado las Parcas la vida de este
Príncipe , que murió abrasado al paso que el Ti-
zón se iba consumiendo. La pasión de ira despo-
jo á esta muger del oficio de madre que antes
habia exercido cuidando de la conservación del
Tizón fatal.
a Volviendo á Theseo , fué célebre la victo-
ria que logró del Mijiotauro , medio hombre y
medio toro , de cuyo nacimiento se habló en el
cap. I. tratando de Fasiphae , muger de Minos
Rey de Creta. Para inteligencia de la empresa
de Theseo , es preciso tener presente la guerra
que hizo Minos á los de Attica , por vengar la
muerte de su hijo ^ndrogeo : y que después de
vencidos les Athenienses y Megarenses , les im-
puso el tribuio anual de nn niimero de jóvenes
para alimentar con ellos al Minotauro. Ofreció-
se Theseo, en lugar de otro sorteado , á este sa-
crificio , con ánimo de matar al monstruo que
devoraba tantos ciudadanos. Habitaba el Mino-
tauro en el Laberinto fabricado por Dédalo : y
para no perderse Theseo en sus enredosas ca-
lles , ganó la voluntad de yíriadna , hija del Rey,
la qual le dio un ovillo , con cuyos cabos se go-
bernase para volver á salir por donde hubiese en-
trado. En efecto , consiguió con este arbitrio ma-
tar al monstruo , y después se llevó consigo á
Arisdna , ofreciéndola grandes ventajas en su
Reyno de Athenas 5 pero por coniplacer al Dios
Baco , que la quería para esposa , se la cedió en
la Isla de JVaxo , y Baco la regaló una corona,
que después se colocó entre los Astros.
.3 Navegó á Creta Theseo «n un Navio con
velas negras , ofreciendo á su padre Egeo , que
si
í I S R. o VI. 281
si volvía victorioso , pondría velas blancas. Ol—
vidaiio con el regocijo de poner la señal concer-
tada , el padre que aguardaba por instantes la
gloriosa restitución de su hijo , luego que divisó
las velas negras se ailigió de suerte, que se preci-
pitó al mar , que por eso se llaina Egeo. Aquel
Navio se custodiaba y cuidaba religiosamente en
Athenas por memoria de un íuceso que ocasionó
otras felicidades. El zelo de su conservación y
reparo servia , según Piutarcho , de exemplo ea
Jas disputas sobre los medios de que se vale la
naturaleza para la conservación de los cuerpos
elementales , y en especial de los que se conser-
van por nutrición , que es substituyendo partes
nuevas á las antiguas.
4 Pirithoo y Rey de los Lapithas en Thesa-
lia , ansioso de ver á tan glorioso Héroe , y no
pudiendo lograrlo de otro modo que con preci-
sarlo á salir á Campp.ña , emprendió talarle las
tierras. En efecto, logró que ambos se encontra-
sen ^ y puestos frente á frente , quedaron el uno
del otro tan prendados de su gentileza y ardi-
miento , que se hicieron muy amigos , jurando
de ayudarse mutuamente en sus respectivas em-
presas. En virtud de esta alianza, Pirithoo , au-
xiliado de Theseo , castigo los Centauros (\\i& ha—
bian ultrajado , y medio nuierto á los Lapithas
en un banquete á que los convidó el dia de sus
bodas con Hipodamia. La fábula de les Centauros
provino de Sí'r los primeros que montaron caba-
llos , siendo tenidos por medio hombres y medio
caballos , como lo fueron los Españoles en la con-
quista de las Indias : y asi se llamaron Hipocen~
laums. También se experimentó la amistad de ios
dos en el robo de Helena , de quien hablaremos
adelante , y en baxar juntos al infierno á llevarse
á Proserpina de quien Theseo estaba enamorado^
pero les costó cara la temeridad ; porque Tluton
los cogió , y tonJeno á Piritho á los tormentos
de
lil mSTITUCION-ES POETTC^S.
de Ixion ; y á Theseo que estuviese , sin poder
moverse , sentado sobre una piedra : de cuya pe-
na le libro Hércules con bastante dificultad , pues
al levantarle dexó Theseo pegado el pellejo en el
asiento. Al cabo quando murió volvió Pluton á
condenarle á la misma pena.
g Diximos en la Sección antecedente que ca-
5Ó Theseo con Eiypólita , Reyna de las Amazo-
nas , de quien tuvo á Hypolito , que otros lla-
man u^ntiope. Después csso con Pted-a , una de
las hijas de Minos , la qual enamorada de Hy-
polito , y no pudiendo lograr ser correspondida,
le acusó infamemente á su padre de haber que-
rido manchar su honor. Fácil Theseo en creer la
calumnia , desterró á su hijo , rogando á Nep-
tuno que lo castigase. Huyendo Hypóüto en su
carroza , un monstruo marino á la orilla del mar
espantó los caballos de suerte que le arrojaron,
arrastraron , y hicieron pedazos entre las peñas.
Arrepentida Phedra , y obligada de los remordi-
mientos de su conciencia , declaró á Theseo Ja
X'erdad , y luego se mató á sí misma , dexando á
Theseo el dolor de su ligera credulidad. En fin,
Esculapio , de pura compasión , resucito á Hy-
polito, quien en lo sucesivo s; llamó l^trbio y que
quiere decir dos veces hombre.
SECCIÓN ir.
De Castor , y Pollux,
I .sS-íeda , muger de Tyndaro , Rey de Eha^
lia , concibió de Júpiter dos huevos : del uno,
en que tuvo parte Jiípiter , nacieron los gemelos
Pollux , y Helena : del otro , en que solo tuvo
parte Tyndaro , nacieron los gemelos Castor , y
Ch-
í I S RO VI, 2??3
Clyfemnestra : y todos quarro se llamaron Tyn-
darides , por haber nacido de la muger d-: Tyn—
daro. Castor , y Pollux fueron siempre íntimos
amigos , y nada hacia el uno sin el otro. Pollux
por el derecho de su nacimiento era inmortal , y
muy querido de Júpiter , de quien logró la in-
mortalidad para Castor , su amado herniano , de
ir;anera que los Griegcs los llamaban DioscoroSy
ó hijOi) de Júpiter. Este Dios fi.é después de dic-
tamen que partiesen la inmortalidad entre am-
bos , de modo que el uno viviese dcípues del otro,
hasta que juntos fi'éron trasladados al Cielo , don-
de son signos del Zodiaco, que se llaman los Ge-
melos , o el signo Gémhiis. Pero no lograron tsta
fortuna sin merecerla piimero , librando del po-
der de Theseo á su hermana Helena, que él ha-
bía robado ; y limpiando los mares de piratas
que arruinaban el comercio , por cuya hazaña,
fueron venerados como Dioses marinos, y colo-
cados entre los Apotropéos , ó Dioses que pre-
caven Jas desdichas ; y baxo este titulo les sacri-
ficaban corderos blancos.
2 Los Romanes los veneraban mucho , por-
que se creyeron favorecidos en sus mayores con-
flictos , como en !a batalla qne dieron á los La-
tinos cerca del Lago Rte^Ula , en cuya memo-
ria les erigieron un magnífico Templo ,que res-
petaban con tanta religiosidad , que las mugares
juraban ^^castor : que qriere decir : por el Tem-
plo de Cnstor : y lo- hombres JEdepol : que es
por el Templo de Pollux.
SEC-
484 IN^StlTUClONKt POÉTICAS^
SECCIÓN V.
Ve Orpheo,
I IV^uchas maravillas cuentan los Poetas
de los Miísicos , y Cantores antiguos, ^i/mption^
dicen , edificó las murallas de Thebas con la ar-
monía de sus instrumentos músicos , á cuyo son
se ordenaban ks piedras, ^rion estando para
ser muerto , y robado por los marineros en su
viage de Italia á Grecia , les pidió que antes de
matarle le permitiesen tocar un poco la Lyra.
Conseguida esta gracia , la tocó , y cantó con
tal dulzura , que rodearon el Navio , para oiría,
infinitos Delfines : entonces Arion se echó al mar,
y un Delfín tomándole sobre sus espaldas , lo lle-
vó á Corintiio , donde le acogió el Rey Perian—
dro y que hizo quitar la viJa á los ladrones ma-
rineros : y los Dioses , atentos á la humanidad
del Delfín , que no se eiccntró en los hombres,
le colocaron entre los Astros. Omito hablar del
Sátiro Marsios , de cuya vanidad , y rudeza bien
castigada , se habló en el Cap. i. Secc, ¿. del
Dios Apolo , al qual Dios también tuvo la osa-
día de desafiar á tocar el silvestre Pon , Dios de
los Pastores , á quien habian llerado de vanidad
las adulaciones de los rústicos , haciéndole creer
que su ilauta era mas dulce que la Lyra de Apo-
lo. Midas , Rey de Phrigia , de un talento , y
gusto despreciable , fué nombrado por Juez de
esta competencia, y sentenció en contra de Apo-
lo , quien para darle á entender su ignorancia,
hizo que le naciesen orejas de Burro. Este Mi-
das fué el que en pago de cierto servicio , pidió
á un Sileno , que le hiciese gracia de que quan-
to
Z I S R o VI. 1%¿
to tocase se le convirtiese en oro. En efecto Jo
logró j y hasta lo que prevenia para comer , se le
convertía en oro , viéndose perecer de hambre.
Symbolo propio de los avarientos , que sobre
aborrecer las delicias de las bellas artes, solo an-
helan á su sórdida infelicidad por el oro , único
objeto de sus desconcertados deseos.
^ Orpheo , eminente Poeta , y Philósopho, fué
el que sobresalió á todos los Músicos : y no es
de admirar , pues sobre las dichas dos qualida—
des tan ventajosas para un Músico , tuvo la de
ser hijo de Apolo , y de la Musa Caliope. Acom-
pañaba á la Lyra con su voz tan encantadora y dul-
ce , que suspendía el corriente de los Rios , sere-
naba las tempestades , atraía los brutos mas mon-
taraces y fieros , y ¿e llevaba tras de sí los ár-
boles , pefias y montes. A esto se añade , que
habiendo muerto su muger Euridice (huyendo de
yíristeo que la solicitaba ) de ¡a mordedura de
una Vívora que pisó ^ y no sabiendo de ella , lle-
gó en su busca á las puertas del infierno , donde
con su Lyra , y canto embelesó de tai modo á
Pluton , Proserpina , Cancervero , y á quanto
había de cruel y horrible en aquel lóbrego lugar,
que le entregaron la muger para que volviese á
vivir en su compañía , previniéndole que ai sa-
carla no volviese atrás la cabeza. Pero como la
amaba tieMiamente , no pudo contenerse en mi-
rar si le seg\iia : por lo qual fué en el mon)ento
llevada otra vez Euridice á los infiernos. En fuer-
za de este fracaso , propuso no tener en adelan-
te afición á muger ninguna , procurando desviar
de todas ellas á todos los hombres. Las mugeres
de Thracia se agraviaron tanto de esto , que en
ocasión de celebrar las fiestas Bacchanales con el
furor acostumbrado , le hicieron pedazos : y des-
pués se transformo en Cysne j y su Lyra fué co-
locada entre las estrellas.
SEC-
a8(5 nvsTiTuciojvES poeticéis.
SECCIÓN VI.
De Jason , y de los Argonautas»
T
I í ason en s\is primeros años estuvo baxo la
turela de su tia Pelliits , Rey de The-
salia , quien desccntiando de su sobrino por su
índole y extraordinaria impetuosidad , quiso des-
hacerse de él , y por eso Je envió á la conquista
del yeílocino de oro , como á un peligro evi-
dente.
1 Ya diximos que Etha , Rey de Colchos,
guardaba este Vellocino en un bosque consagrado
á ¡Vlarte , poniendo para mayor seguridad de aquel
tesoro unos terribles Toros que vomitaban fuego,
y eran sus pies de bror.ce ; y también un grande
y espantoso Diíi^íon , y un esquadron de hombres
armados , que nacieron de los dientes del mismo
Dragón que Cadmo había sembrado en la tierra.
Para empreía tan ardua hizo Jason fabricar un
Navio por mano de ^rgos , c¡e madera cortada
en el monte de Dcdone , cuyos árboles eran otros
tantos Oráculos ; y esta fué la causa de que aque-
lla Nave tuviese el uso de la palabra , oyéndola
todos hablar. IVluchos, deseosos de tener parte ea
esta célebre expedición , se eiiíbarcáron con Ja-
son , y se llamaron yírgoticiuias tíel nombre del
artífice del Navio. Estes fueron Hércules, The-
seo , Castor , y Pollux , Orpheo , Linceo , Thy-
phis y otros de menos fama. Thyphis era el Pi-
loto : Lynceo , de vista muy perspicaz, des-
cubría los escollos , y demás peligros de la na-
vegación : Orpheo con su música suavizaba los
Trabajos del viage. Hércules les incomodaba bas-
tante , porque el NaviO apenas podia sufrir la
<- car-
zisn.e VI. 287
carga de su pesado cuerpo ^ y era tanto lo que
recesiííib,! comer , que casi no alcanzaban las
provi-iiones j y á cada paso quebraba su remo. Pe-
ro un acaso ios libro de esta maula ; y fué que
fatigado de sed un dia , envió á su querido //y—
¿aa por agua dulce , y cayó en el pozo de don-
de la sacaba. Corrió la voz de que las Nimphas
se le habían llevado : con esto Hércules dexo el
Navio y los compañeros por ir á buscarle. De
aqcí provino ti que los del pais instituyesen unas
fiesus anuales , en qi.e corrían por los bosques
gritando Hylas , Ilylas.
3 Tuvieron los Argonautas otros contratiem-
pos , bieiidoitís forzoso pasar las SymplegoJaSf
que se llaman también las peñas Cyaneus á la
otra banda del Bosphoro Tracio , entrando en el
Ponto Eüxino , pareciéndoles de lejos que se iban
junta, d'j para impetlirles el paso. Pero ello fué
que ilejjáron finalmente á Colchos.
4 Jasen procuro desde luego ganar el favor
de Msdea , grandísima hechicera , hija del Rey,
la qual con sus encantes adormeció los monstruos
que custodiaban el Vellocino de oro , y con eso
dio Itjgar á que Jason lograse su fin : y luego al
instante se huyo con él , y se casaron j habiendo
sacado consigo aquella malvada muger á su her-
mano el niño Absy\to para hacerle pedazos , y
arrojarlos al mar , con el fin de que deteniéndo-
se su pobre padre á recogerlos , no la pudiese dar
alcance en su fuga.
^ Luego que Medea llegó á Tesalia , por ha-
cerse buen lugar con Eson Padre de su marido,
que era muy viejo , le remezo con sus encantos. Y
para vengarse del odio que Pelias los tenia , me-
tió á sus hijas en ganas de ver también remoza-
do á su padre : y creídas de las malvadas persua-
siones de la encantadora , le dividieron en peda-
zos , que pusieron á cocer en una caldera con cier-
tas
a?)9 INSTITVOIONES POÉTICAS.
tas yerbas. Pero viéndose engañadas, se entrega-
ron á un extremo dolor, por haber ellas mismas
dado tan cruel muerte á su anciano padre.
6 Jason , cansado y olvidado de lo mucho que
debia á Medea , de quien ya tenia dos hijos , se
retiró á Corinto , Corte del Rey Creon , donde se
enamoró y caso con su hija Creusa. Zelosa Medea
V irritada , ungiendo complace! se del nuevo em-
pleo del amor de Jasen , regaló á la Novia un
coire con pedrería y varias joyas en señal de su
amistad. Recibido el regalo de mano del mensa-
gero , abrió el coíVe , que por estar encantado des-
pidió un fuego tan activo, que abrasó el Palacio,
en cuyo incendió pereció Creusa , y su Padre
Creon.
7 Fué Jason en busca de Medea , para ven-
garse con su muerte. Llego á verla , que desde
la ventana de una torre le acusaba y reprehen-
día su mudanza y ingratitud. Persistiendo Jason
en su ira , tomó la cruel Medea los dos tiernos
hijos que tenia de Jason , y á su vista los hizo
mil pedazos : luego se hizo llevar sobre dos asom-
brosos Dragones á Atenas , donde se casó con el
Rey Egeo , de quien tuvo á su hijo Medo. Inten-
tó dar veneno á su hijastro Theseo ^ pero descu-
bierta su maldad , tuvo que huirse con su hijo
Medo á aquela Región del Asia , que de él to-
mó el nombre de Media , donde pasó el res-
to de su vida.
SEC-
ZIBRO VI. a8p
SECCIÓN VII.
De Cadmo ^y de la Ciudad de Thehas,
1 ^.^admo , hijo de j^genor Rey de TyrOj
después que Júpiter robo á su hermana Europa,
como se dixo en el cap. i. Sec. III. fué enviado
por su padre á buscarla , con orden de no volver
jamas sin ella. Cadmo viendo inútiles sus exquisi-
tas diligencias , consultó al Oráculo de Delphos,
quien le respondió , que en encontrando un Toro,
se detuviese en el lugar que el bruto le señalara,
y allí edificase una Ciudad. El encuentro de este
Buey dio á aquella tierra el nombre de Beotia.
Preparándose primero con un sacrificio de los
Dioses , envió sus compañeros por agua á la fuen-
te Dirce , que estaba próxima : donde luego de
repente les asaltó un Dragón , que los tragó á to-
dos. Minerva le amonesto que matase este mons-
truo , le arrancase los dientes , y los sembrase en
la tierra. Obedeció puntualmente , y al cabo de
algún tiempo nacieron muchos hombres armados,
los quales se mataron rauruaniente , menos cinco,
que se entregaren á las órdenes de Cadmo para
edificar y poblar la Ciudad : la qual se llamo The^
bas, donde reynó muchos años, y tuvo varias hi-
jas , como fueron Itw , Semele , madre de Baco,
y j4gave , la qual hallándose un dia poseída de
furor en compañía de las Ménades , mato á su hi-
jo Pantko , que hablaba mal de esta ceremonia.
Vio Cadmo la miseria en que cayeron sus des-
cendientes ; y él con su muger tuvo necesidad do
retirarse á Illiria , donde desesperados se trans-
formaron en culebras , después de haber sido echa-
T dos
apO Xl^-^STITVClON"ES POETICjíS,
dos de su Ciudad por Amphion , quien edificó las
murallas al son de su Lyra , como se dixo en la
Seo. V. de este Capítulo.
a Es de notar , que antiguamente hubo mu-
chas Ciudades con el nombre de Thebas : una en
Cilicia , donde nació ^ndromaca muger de Héc-
tor , y fué saqueada por los Griegos , quando la
guerra de Troya : otra en Egypto , de cien puer-
tas , que dio nombre á la Provincia de Thebaiday
célebre por los desiertos que sirvieron de retiro á
innumerables Santos Anacoretas : otra en Beotia,
famosa por sus guerras , y por los insignes Capi-
tanes que dio á la Grecia , como Epaminondas, y
Pelopidas : y por ser Patria también de Baco,
Hércules y y Pyndaro Príncipe de la Poesía Ly ri-
ca , cuyo nacimiento celebraron con grandes fies-
tas las Nymphas y el Dios Pan : y estando en la
cuna , las Avejas formaron en sus labios un panal
de miel, como pronóstico de la futura dulzura de
sus versos. Alexandro Magno , quando mando pa-
sar á sangre y fuego esta Ciudad , honró á Pinda-
ro exceptuándole de su rigor con su Madre , y
todos sus parientes. ¡ Tanto aprecio debió siem-
pre la dignidad da la Poesía á los Príncipes Gran-
des y Sabios como Alexandro!
SEO-
íi s R o VI. api
SECCIÓN VIII.
Be (Edipo,
I \_^asándose Layo , Rey de Thebas , con
Jocasta hija de Creon , Príncipe Thebano , supo
del Oráculo que un hijo que tendría de este ma-
trimonio , le daria muerte : por lo qual Jocasta se
vio forzada á matar á los hijos varones que parie-
se. Nació (Edipo : y la madre se horrorizó de exe—
cutar la cruel orden de su marido por su mano^
y así entregó el infante á un Soldado, cuyo co-
razón no tuvo valor de ensangrentarse con la san-
gre de aquel inocente ; pero á mas no poder , se
resolvió á taladrarle los tiernos pies y dexarlo
pendiente de un árbol en el monte Cytheron.
Phorbas j pastor de Policio, Rey de Corintho,
encontró por casualidad este miserable espectácu-
lo : se compadeció de la infelicidad y hermosura
del niño ; le tomó en sus brazos , y le presentó á
la Reyna su Señora , que prendada de su graciosi-
dad le crio como hijo , y le puso el nombre de
(Edipo, que significa pies horadados.
1 En siendo grande , y noticioso de que no
era verdadero hijo de Polibio, consulto al Orácu-
lo para saber quien era su padre ^ y le fué res-
pondido que le hallaría en la Phocida. Marcho á
esta Provincia , y Ht-gó en ocasión de un motin
popular oue Layo procuraba apaciguar : y (Edipo,
no conociendo á su padre, lo mato por desgracia;
y durando en su incertidumbre , se restituyó á
Thebas.
3 En aquella sazón Juno , enemiga de los The-
banos , envió á aquella tierra un monstruo llama—
T a do
api tNSTTTUClONZÍ POnjICAS,
do Sphinge y <ie rostro y voz de muchacha, cuer-
po de perro , cola de serpiente , y uñas de León,
con aías. La Sphinge proponia varios enigmas á
ios paságeros , para que los declarasen , y al que
no acertaba le hacia pedazos : con lo qial estaban
amedrentadas las gentes , y no se atrevían á acer-
carse á la Ciudad. El Oráculo les aixo , que con-
tra este mal no habia otro remedio , sino decla-
rar el sentido de este enigma, i Qué aninuil es , el
que por ¡a mañana anda en quatro pies , á medio—
dia en dos , y por la tarde en tres i Creon que se
habia levantado con la corona , después de muer-
to Layo, publico por toda la Grecia , que al que
acertase el enigma , le cederia el Reyno , y le
casarla con Jocasta , viuda de Layo. Tomólo (Edi-
po por su cuenta y descifró el acertijo , diciendo,
que aquel animal era el hombre , que en su niñez
anda en quatro pies , en su juventud en dos , y en
su vejez en tres , porque gasta báculo. El mons-
truo con esto se lleno de tanta rabia , que se es-
trelló la cabeza contra un peñasco , y todos que-
daron libres del miedo. (Edipo , en virtud del ban-
do , obtuvo el Reyno , y la mano de Jocasta , que
ignoraba fuese su madre, de quien tuvo dos hijos
Éteocles j y Polinice : y dos hijas , yíntigone , y
Jmena.
4 Los Dioses en venganza de la muerte de La-
yo enviaron una furiosa peste sobre Thebas , la
que (según el Oráculo) no cesaria sino con el des-
tierro del matador. Buscáronle, y se supo por la
nigromancia que fué (Edipo su hijo. Este cuitado
Príncipe sintió con tanto extremo su incestuoso
casamiento y casual parricidio , que se arranco los
ojos, y se condeno voluntariamente á un perpetuo
destierro , cediendo el Reyno á la disposición de
sus hijos Éteocles y Poiiaice,
SEC-
ZiISRO VI. 2p3
SECCIÓN IX.
De la Guerra de Thebas,
1?
X X^^sta Guerra , de que S tocio , Poeta La-
tino , escribió iin Poema de doce libros , tuvo su
Origen de que los hijos de CEdipo Eteocies y Po-
linice , por no desmembrar el Reyno , tuvieron por
conveniente gobernar el uno después del otro , sin
dividirle. Eteocies , como mayor , reyno primeroj
mas habiendo ccnrluido su sfío , no quiso alargar
el cetro. Polinice á vista de esto , resolvió ven-
gar la injuria con las armas ^ y para eso pidió so-
corro á ^chasto , Rey de los ^rgivos , con quien
tenia alianza , habiendo casado con una desús hi-
jas. El Suegro no solo le ofreció su auxilio , sino
también el de otros Príncipes sus aliados.
1 Los Thebanos se perti echaban , y hacían sus
preparativos de guerra ofensiva y defensiva. El
Adivino Tiresias les prometió un éxito feliz , si
Meneceo hijo de Crcon , y ultimo de la sangre de
Cadmo , quisiera sacrificarse voluntariamente por
la Patria. Creon nunca quiso consentir en una
condición tan dura ; pero al cabo el joven Prínci-
pe halio de la Ciudad, desen'.iynó su azero , y á
vista de los Ciudadanos que le miraban desde las
murallas , le atravesó por su cuerpo, y executo
el funesto sacrificio , que tanto había repugnado
su padre.
3 Hicieron los Thebanos varias salidas 5 y der-
rotaron á los Argivos de tal suerte que de todos
los comandantes ninguno q;;edó vivo sino Adrasto.
Fué derribado en tierra Hyppomedonte , de quien
dice Eurípides, que su est^-Mira era de Gigante,
T3 y
Í5)4 XN'STITUClOTfES POETlCyíS.
y llevaba en su escudo el retrato de ^rgos , lle-
no de ojos, que causaba espanto j igual suerte cu-
po á Parthenope , cuyo humor y genio era como
el de su madre , Princesa Argiva , muy diestra en
correr y disparar el arco , y tan altiva que jamas
quiso casarse , no siendo con algún Héroe , que
pudiese aventajarla en valor y destreza , como Hip-
pomenes á quien dio su mano. Pero ambos fueron
transformados él en León y ella en Leona , por
haber faltado al respeto que debian á Cybeles.
4 Allí también murió Tydeo , de pequeña es-
tatura y grande corazón , que enviado por Em-
baxador á Eteocles de parte de Polinice , viendo
que nada lograba, á su despedida , desafió á todos
los de la Corte de Thebas al combate que ellos
eligiesen : y aceptado por algunos , murieron to-
dos : y acobardados los demás , se unieron cin-
cuenta de los mas valientes para matarle á trai-
ción en una emboscada que le armaron á la vuel-
ta , pero todos murieron á sus manos menos uno,
á quien concedió la vida para que fuese á contar-
lo á Eteocles. Sin embargo de su valor , quedó
mortalmente herido de una flecha : por lo qual
irritado Amphiarao amigo suyo , persiguió y al-
canzó al que la disparo , le corto la cabeza , y la
puso entre las manos de Tydeo , el qual vilmente
la despedazó con los dientes , la sacó los sesos , y
se los trago. Esta ruin acción desagradó tanto á
Minerva , que retrató su promesa de inmortalizar-
le , trasladando esta gracia á su hijo Diomedes.
Después de estos se siguió Capaneo , de quien cuen-
ta Philostrato , que era de una altura espantosa,
presumido , y tan soberbio , que no hacia caso de
los rayos de Júpiter , lo mismo que si fueran los
de la luz del dia j y diciendo que tomaría la pla-
za de Thebas , aunque se opusiese Júpiter , dispa-
ró este Dios uu rayo , que lo abrasó en castigo de
;su blasfemia.
Am-
X. I B R o VI. 1()^
g Amplyarao el Adivino , era también uno de
los Generales ^ y temeroso de igual suerte se es-
condió. Descubrióle su muger : y Adrasto le obli-
gó á incorporarse con la tropa : intentó huir , y
la tierra se abrió , y le tragó á él y á su carro.
Con todo eso , fué venerado por Dios , y tuvie-
ron en Grecia mucha fama y autoridad sus Orá-
culos.
6 Al cabo los dos hermanos Eteocles y Poli-
nice combatieron juntos , y se mataron uno á otro.
Antigone , su hermana , les dio sepultura ; y las
Furias hicieron asiento allí ^ pues naciendo ua
Naranjo , destilaban sangre las hojas en señal de
que el odio de los dos hermanes no habia cesado
con la muerte. Aun en la Pyra se separaron los
cadáveres , de manera que Antigone , viendo que
no podia unirlos , tuvo que mandar enterrar á
Polinice , sin que lo hiciera antes cenizas la
llama fúnebre.
SECCIÓN X.
De Antigone , y de otros sucesos de la
Guerra de Thebas,
■ M
I J.VJü.uerto CEdipo y sus dos hijos ; volvió
Créente á empuñar con la misma autoridad que
antes ei cetro que habia cedido. Lo primero que
hizo como Rey , fué privar de sepultura á Poli-
nice, arrojándole al campo para pasto de perros,
por haber movido un exército de extrangeros con-
tra su Patria. Pero Antigone , hermana de este
infeliz , incitada del amor fraternal , secretamen-
te le dio sepultura : de lo qual ofendido el Rey,
hizo desenterrar el cadáver y arrojarlo á un mula-
T 4 dar.
ap5 xKSTiruciox-ES ponricAS.
dar. Repitió Antigone su obra de ii^iserlcordla,
y denunciada por las espías que acechaban , fué
condenada á ser enterrada viva. De esta inhuma-
nidad sobrevinieron muchos pesares á la faniilia de
Creon ^ pues su hijo Hemon , que estaba enamo-
rado , y para casarse con la desdichada Princesa»
se mato á sí mismo por no poder vivir sin ella:
y Euridice , muger de Creon , no pudiendo to-
lerar el dolor de la muerte desgraciada de su hi-
jo , se atravesó un puñal. Esta acción fué la ma-
teria de una de las mas famosas Tragedias de
Sophoclss , por la qual le aplaudieron mucho los
Atheaienses , y le dieron en premio el Gobierno
de Sainos.
1 Quando levantaron el sitio de Thebas los
Argivos , dexáron el campo cubierto de cadáve-
res, cuyas almas (según creían) tenían que espe-
rar muchos años sin ser recibidas en la barca de
Charonte , por carecer del honor de la sepultura.
Lastimado el piadoso Adrasto , envió á Creon un
Embaxador , suplicándole les permitiese enterrar
sus muertos. No fué oído. Irritado Adrasto de
semejante impiedad , imploró el auxilio de The-
seo , Rey de Alhenas , para vengar el -desayre ; y
con su ayuda le obligo ó dar sepultura honrosa
á todos los cuerpos , á excepción del de Capaneo,
que por haber muerto de un rayo que le fulminó
Júpiter por sus blasfemias , fué quemado aparte:
y su muger Evadna , en prueba del grande amor
que ie tuvo , se adornó de sus mas preciosas jo-
yas , y se arrojó en medio de la Pyra , para ser
quemada con el cadáver de su marido.
SEC-
Z.J SRO VI. ap7
SECCIÓN XI.
De Tántalo , y de Velope su hijo.
I „S_ia impiedad de Tántalo , Rey de Phri-
gia , le atraxo muchas calamidades , y á los Tan-
taüdcí y sus descendientes. Qoando los Dioses via-
jaban de incógnitos por Ja tierra , como era hijo
de Júpiter, le honraron con hospedarse un dia en
$'1 palacio. Les dispuso una gran mesa j y para
ver lo que alcanzaba el conocimiento de ellos , y
averiguar si eran verdaderos Dioses , entre varios
platos que les sirvió , les dio en uno los pedazos
asados de su hijo Peiope. La Diosa Ceres , como
tenia mucha hambre , sin conocer lo que ello era,
se comió i;na costilla del difunto. Los demás Dio-
ses horrorizados , y por compasión al pobre Prin-
cipe , determinaron resucitarle. Mercurio fué á
bu.icar su alma á los infiernos : los otros Dioses
fueron reuniendo los miembros en su respectivo
lugar : y para suplir la costilla que comió la Dio-
sa Ceres , le pusieron una de marfil , que tuvo
después la virtud de sanar todas las enferme-
dades.
1 En castigo de su impia extravagancia y cu-
riosidad , fué Tántalo condenado á eterna sed y
hambre eu los infiernos en medio del agua , y co-
mida que le llegaba á los labios , sin poder gus-
tarlo , como se dixo en la última Sección del
cap. I.
3 Tuvo Tántalo una hija llamada Niohe , tan
presumida y temeraria , que porque tenia muchos
hijos, quiso preferirse á Latona ^ por cuyo moti-
vo á todos sus hijos , menos á Clori ¡ les asaetea-
ron
■298 IK'STITUCIOJfirES POÉTICAS.
ron Apolo y Diana. Niobe se secó de pesadumbre,
y dio causa á que se creyese , que se había trans-
formado en Roca.
4 Pelope ya resucitado , abandonando á Phrí-
gia , se fué á Elida , en donde enamorado de Hyp—
podamia , hija del Rey (Enomao , la pidió para es-
posa. Pero como el Rey tenia entendido , que se-
ria causa de su muerte el que casara con su hija,
siempre repugno casarla , no siendo con la condi-
ción de que el pretendiea'e eligiese , ó perder la
vida, o vencerle en el ejercicio de correr la carro-
za. Pelope , sin acobardarse , admitió el combate,
procurando antes sobornar á MyrtUo , cochero del
Rey , el qual dispuso los exes de la carroza de tal
manera , que su Amo cayó en tierra y murió del
golpe , quedando dueño de Hyppodamia y del Rey-
no Pelope , que fué un Príncipe ilustre , de quien
tomó el nombre la región del Peloponeso. Pero
después tuvo que sentir con sus hijos Atreo y
Tbieste : bien que los hijos de Atreo {Agamenón
y Menelao) fueron de los mas célebres de aque-
llos tiempos , como lo veremos.
SECCIÓN XII.
De Atreó y Thieste,
I .ll_j/l odio recíproco y mortal que estos dos
hermanos se tuvieron , ha dado materia á famosas
Tragedias. Ansioso Thieste por molestar de todos
modos á Atreo, deshonró su tálamo, y se puso
en cobro con la ausencia. Atreo por otra parte te-
nia ya en su poder á sus sobrinos , hijos de Thies-
te 9 y fingiendo con su padre reconciliación y
'olvido délas pasadas injurias , le convidó á una
fun-
z. I B RO VI. app
función con pretexto de terminar en ella siis di-
ferencias. Arrebatado Thiesre del df.seo de abra-
zar á sus hijos, admite el convite : sirvióse lo
primero la mesa : y al concluir , mando Arreo sa-
car por postres las cabezas de los hijos de su her-
mano , quien conoció el inaudito n^ai jar que ha-
bía camido. Dicen los Poetas que el Sol se eclyp—
so y retrocedió á su Oriente , por no ver atro-
cidad tan execrable.
a Una cadena de delitos se fué eslabonando en
esta feroz familia. Supo Thieste , que EgistOy
hijo natural suyo , aunque era tenido por muerto
en un bosque en que le abandonaron para que pe-
reciese , vivía por beneficio de unas cabras que Je
alimentaron , por lo que se llamo Egisto. Vióse
con él , y le incitó á venganza contra el pérfido
Atreo. Tomóla Egisto á su cargo : mato á -¿Aga-
menón , hijo de Atreo , después que volvió de
Troya coronado de laureles , valiéndose para su
infame alevosía de su misma muger Clytemnestra,
corrompiendo y ganando antes su corazón pérfido
y cruel. Orestes , hijo de Agamenón , vengó la
iDuerte de su padre , como adelante se verá.
SEC-
300 INSTITUCION-ES POETICES»
SECCIÓN XIII.
De Progne , y de Philomela su hermana»
1 Jí. rogne , famosa entre las que dieron asun-
to á los Poetas , fué hija de Pandion Rey de Athe-
nas , y muger de Tereo Rey de Tracia , de quien
tuvo á Itis. Estando su marido para ir á Athenas,
le encargo que á la vuelta traxese á Philomela su
hermana por tener el gusto de verla. Entrególa
Pandion á Tereo con motivo tan justo j pero abu-
sando de ella infame y torpemente en el camino,
procuró encubrir su alevosía con la atrocidad de
cortarla la lengua , para que no lo parlase, y cer-
rarla en una secreta cárcel , esparciendo la voz de
que habia muerto de un accidente. El ingenio de
la afligida Philomela discurrió escribir con una
aguja teñida en su sangre en un pequeño lienzo su
miserable estado ; y con igual industria halló me-
dio de ponerle en manos de su hermana Progne:
la qual se apesadumbró y encolerizó de manera,
que para vengarse , eligió el dia de la fiesta de
Baco , llamada Orgia , para conseguirlo con la fa-
cilidad que presrabael desarden y furor de las mu-
gcres que hacían número con las Bacchantes. Fue-
se , pues , aqüc! dia á la prisión de su hermana,
y ia puso en libertad : y juntas las dos empezaron
su venganza con hacer pedazos al niño Itis , hijo
linico de Tereo : luego guisaron su cuerpo , y se
le dieron á comer al padre ; el qual comprehen—
diendo la funesta comida por la cabeza de Itis que
le presentaron de postre , iba á tomar venganza,
, quando repenrinsmente los Dioses transformaron
á Progne en Golondrina ¡ i Philomela en Ruise-
ñor.
Z. I S RO TI. 20I
íor , al cocido Itis en Faisán , y á Terco en abu-
billa , que siempre anda en busca de su hijo , pre-
guatando por él con este triste canto. Bu , Bu.
SECCIÓN XIV.
De los Reyes Troyanos,
I JU roya , celebre y antigua Ciudad de la
Asia Menor , era la Capital de Piírigia , cuyas
costas baña el mar Egeo , cerca del Heiesponto,
y frente al Chcrsoneso de Tracia , y Isla de Te-
nedos , no muy distai.te , que se halla á la entra-
da del Heiesponto viniendo del mar Egeo. Riega
sus campos el rio Escamandro , que nace del mon-
te Ida , y llega á juntarse con el rio Simeunte , y
ambos desembocan en el mar acia el promonto-
rio Sigeo.
1 IJardnno , hijo de Júpiter y Electra , pre-
cisado á huir por la muerte que dio á su herma-
no Jasias , llegó á Phrigia , y casó con una hija
del Rey Teucro , y ambos fundaron y gobernaron
juntos á Troya y su provincia^ que por eso en-
tonces unas veces se llamaba Teucria , y otras Dar-
dama ^ y los paisanos Teatros y Dardanos. Esto
era por los tiempos en qi:e Josué conduela el pue-
blo de Israel , cerca de setecientos años antes de
Roma ^ y seiscientos y quarenta ó cincuenta afios
deípues del esteblecimiento del Imperio de los Asi-
rlos en la Asia Mayor.
3 Sucedió á Dardano su hijo Erictonio , padre
de Troas , que en siendo Rey puso su nombre á la
Ciudad de Troya , por el qual se llamó Troada Ja
provincia.
4 Fueron hijos de Troas primeramente Gañí-'
me-
30* XA'STITirCIONES POETICES.
medes arrebatado por Júpiter^ después u:íssarac9^
padre de Capys , que engendró á ^ncbises , padre
de /^neaí j habido en la Diosa Venus á la frondo-
sa ribera de Simeunte. Pero el hijo mas principal
de Troas , y heredero del trono , fué lio , por
quien Troya mudó su nombre en el de Ilium , des-
pués de haberla enriquecido y hecho poderosa.
g Hijo y sucesor de lio fué Laomedonte , quien
levantó los muros de la Ciudad con ayuda de
Apolo y de Neptuno , en la forma que referimos
en el cap. i. Secc. V. dando lugar su avaricia y
mala fe , á que su hija Hesione fuese expuesta á
la voracidad de los monstruos marinos^ por cuya
libertad empeñó á Hercules , con quien fué tan in-
grato y pérfido como con los otros Dioses; lo que fué
causa de que Hércules ofendido juntase las tropas
de sus amigos , especialmente las de Telamón, Mty
de Salamiüa y padre de ^iax , con las quales vi-
no contra Laomedonte , á quien mató , robó los
tesoros , y tomo á la Princesa Hesione , casándola
con Telamón , y se llevó prisionero á su hijo pri-
mogénito , que rescatado por los Troyanos , se
llamó Prianw , que significa rescatado.
6 Colocado Priamo en el Trono de sus mayo-
res , engrandeció la Ciudad j la ilustró con los
trofeos de sus muchas victorias^ renovó y fortifi-
có sus murallas con castillos y torres , que se lla-
maban Pergama. Estaba casado con hecuba , hija
del Rey de Thracia , de la qual tuvo los varones
Héctor j PoUites , Deipbobo , Heleno el Adivino,
Troylo , Páris , Polydoro -^ y las hembras de mas
nombre Polixena, Cusandra,y Creusa. Todo respi-
raba esplenaor y magnificencia en la Corte de-
Priamo , quien para exemplar de la inconstancia
de la suerte , vio después por sus mismos ojos des-
truida aquella grandeza, abra.'adüs sus palacios,
muertos sus hijos j y reducioa á la nada aquella
'soberbia población , no habiendo durado mas gue
tres siglos, SEC-
Z, I B R C VI. 203
SECCIÓN XV.
Be Varis,
:. X JTLístando Hécuba embarazada de París,
^uien también se llamó u4lexand^o , soñó una no-
che que de su .vientre salia una hacha encendida.
Temeroso Priamo^e los males que se anunciaban
en este sueño , luego que nació Páris , fué entre-
gado á un Guardia llamado ^cheleo , para que
en un bosque le abandonase á las fieras , evitando
así el pronóstico fatal i su Reyno. La madre en-
ternecida , y prendada de la singular hermosura
del Infante , tuvo industria de darle á criar se-
cretamente á unos Pastores en el monte Ida. La
educación rústica y trato familiar con sugetos tan
humildes y toscos , no fueron capaces de sofocar
el ardor noble que la naturaleza habia encendido
en el ánimo de Páris. En todas ocasiones vino á
manifestar un corazón generoso , un talento claro,
una prudencia exquisita , y una equidad digna de
un Principe : de manera que las Diosas Juno,
Palas , y Venus no hallaron dificultad en some-
terse al Juicio de Páris sobre un pleyto que traian
las tres. Era el caso , que agraviada la Diosa de
la Jjiscordia , porque no la convidaron á la boda
de Peleo y de Thetis , quiso desazonar el Ban-
quete con disputas , arrojando invisiblemente so-
bre la mesa una manzana de oro del huerto de las
Hesperides , con este letrero: Para la mas hermo-
sa. Como cada Diosa no se tenia por menos her-
mosa que otra, armaron un pleyto sobre la Man-
zana : y no queriendo ceder ninguna , convinieron
todas en que se pasase por la seatencia que úicse
Pá-
304 INSTITUCIÓN-ES POETICySS.
Páris. No se descuidaron las Deidades en sobor~
nar al Juez , y atraerle á su devoción con gran-
des promesas. Como Páris era mozo , Haqueo por
e) amor , y sentenció á favor de Venus , que le
tenia ofrecida la Dama mas hermosa del rxiundo.
Obedecióse la sentencia , abrigando las otras dos
en lo íntimo de su pecho un imponderable ren-
cor , que á cierto tiempo vino á rebentar.
2 No podia permanecer obscu-ra en una Selva
la nobleza de Páris : y así en unos juegos de yít-
letas , o luchadores que celebraban los Troyanos
mas ilustres á vista de la Corte , se presentó con
valor , y derribo en tierra á quantos se le presen-
taron á la lucha. El mismo Héctor fué á medir con
él sus fuerzas , y quedó vencido : de lo qual se re-
sintió de modo , que (como no le conocía) le hu-
biera muerto , si Páris no le mostrara cierta pren-
da que Hecuba su madre entrego al Ayo que le
crió , por la qual Héctor conoció á su hermano;
el que regocijado dio parte á Priamo , el qual lle-
no de no menor alborozo y admiración del valor
de su hijo , y dando gracias á los Dioses por ha-
ber guardado su vida , le llevo á palacio , man-
dando le respetasen como á los demás Príncipes
hijos suyos: sin que entóíices se acordase del fatal
pronóstico del sueño , y interpretación de los Orá-
culos , que decían había de ser la causa de la des-
trucción de Troya.
3 No eran las delicias de la Corte objeto dig-
no del grande espíritu de Páris : y así juntó una
esquadra de veinte navios con el fin de ponerse en
Grecia, y pedir le entregasen su media hermana
Hesione , robada que fué por Hércules , y que se
hallaba en poder de Telamón. Pa.so por la Corte
de Menelao , Rey de Esparta , quien por ocultas
inspiraciones de la Diosa Venus , le hospedo roag-
nificamente ^ y aun le confió toda su casa y fami-
lia durante un viage que hi¿o á Creta.
Ce-
3.1 SRO VI. gOg
4 Cesa el Heroísmo quando voluntariamente se
admite Ja ocasión de degradarle. Páris justo , y
Páris valiente, se transformó en injusto , y de dé-
biles fuerzas para vencerse á sí mismo , en el
punro que abrió las puertas de su noble pecho al
amor infame y lascivo. Olvidóse Páris del objeto
primero de su expedición , y se olvidó de sí mis-
mo , entregándose á los amores de Helena , tenién-
dola por premio y recompensa de su juicio favo-
rabie á Venus. Ayudóle esta infame Diosa para
robarla y llevarla consigo á Troya , sin reparar en
su afrenta , ni en la ingratitud y ruin correspon-
dencia á la confianza de Menelao su esposo. No le
peso por entonces al Rey Priamo el feo y temera-
rio arrojo de su hijo ; pues se acordaba de los ma-
los tratamientos que durante su cautiverio le ha-
bían hecho los Griegos , después de haber saquea-
do á Troya en tiempo de Laomedente j y además
de eso esperaba por este medio sacar á Hesione
de sus manos.
SECCIÓN XVI.
De la Itga de lo f Griegos contríi Troya,
. No
podia j^ gamemnon , Rey de Micenas
en el Peloponeso , mirar con indiferencia la afren-
ta hecha por Páris á su querido hermano Mene-
lao : ambos yílridas , ó hijos de Atreo. Despachó
correos á todos los Príncipes de Grecia , hacién-
doles presente el insulto deshonroso á toda la na-
ción. Resolvieron todos coligarse : y en un con-
sejo general tenido en Esparta y en Argos, acor-
daron reunir sus fuerzas y dar el mando del exér-
cito al Rey Agamemaon, haciendo todos juramento
V so-
2o5 'xT7STiTuc'i07\rES poetices.
solemne dé no dexar las armas nunca hasta haber
castigado á los Tróvanos.
a Ulyses , hijo de Laercio , Rey de ítaca y
de Dulichia , pequeñas Islas del mar Jcnio , hom-
bre sumamente astuto , preveía la diíicukad de tan
ardua empresa , y que como Príncipe de corto po-
derío no sacaría acaso otras ventajas para su po-
bre Keyno, que el próximo peligro de perder la
vida , y la esperanza de restituirse á los brazos de
su amada Esposa Penelope , de quien no acertaba
á desprenderse , y de quien ya tenia un hijo lla-
mado Telemaco. Reflexionando sobre el asunto,
determinó quedarse : y para que no se extrañase
su determinación se fingió demente , unciendo al
arado dos animales de distinta especie , y no usa-
dos en la labranza 9 y se puso á arar con ellos los
arenales de la costa del mar, y á sembrarlos de
sal en vez de trigo. Esto consternó el ánimo de los
aliados , que fiaban para el buen éxito de la expe-
dición en la prudencia y singular política del sa-
gaz Ulises. Palamedcs y que conocía muy bien el
carácter del ÜLilichio , malició lo que podría ser
esto j y para descubrir la ficción , cogió al niño
Telemaco, y le tendió en el suelo ala parte mis-
ma por donde su padre dirigía la reja : el qual
por' no herir al niño > declinó la esteva; con lo
que se conoció que su demencia era fingida : y así
no piii?o excusarse de ir á la guerra. Bien caro le
costo después á Palamedes este examen ; pues Uli-
ses durante el sitio de Troya, tuvo tal persuasiva,
que hizo creer á todos que Palamedes era traidor,
y se correspondía secretamente con Priamo , con
lo que consiguió que muriese apedreado.
3 No hubo menos dificultad en que yíchiles
hijo de Peleo , y de la Diosa Thetis , fuese á la»
guerra. Temía iniicho su madre que pereciese ; y
procuraba ocultarle, por mas que los Griegos so-
licitaban llevarlo por la común opinión en que
es—
Z I S K o VI, 207
estaba de Capitán invencible 5 y de que Troya sin
él no podía ser tomada , según el decreto de los
Hados. Por lo que pudiera suceder , Thetis le ha-
bía puesto acompañado de su pariente y annigo
Patroclo al cuidado del Centauro Chiron , habilí-
simo en la Miisica y Medicina , y en el Arte mi-
litar , para que desde su infancia fuese bien ins-
truido en estas cosas , y en otras ciencias de que
el Centauro era gran Maestro. No le permitía su
Ayo comer sino entrañas de leoies y jabalíes,
para que tuviese un coiazon como el de estas fie-
ras. No satisfecha su madre con la educación del
Centauro , le baxo á los infiernos para bañarle en
la laguna Stygia , con que se hizo invulnerable
todo su cuerpo , menos el talón de donde su ma-
dre le tuvo agarrado , mientras le sumergía en las
aguas. No bastaron tantas y tan extraordinarias
diligencias para que Thetis dexase de temer la
pérdida de su hijo : y así le ocultó en el palacio
del Rey Lycomedes disfrazado de muger , cuyo
disfraz le proporcionó un trato libre, y muy ín-
timo con Deidamia , de la qual tuvo un hijo lla-
mado Pynho ó Neoptolemo. Pero el íagaz Uiysses
penetrando los ardides de la Diosa Thetis , paso
al palacio de Lycomedes con varios regalos para
"las Damas de la Ccríe , y entre ellos mezclo al-
gunas armas militares , ú las que al momento se
abalanzo Achiles , arrebatado de su inclinación na-
tural y propia de los hombres , con lo que al ins-
tante fué conocido. No le quedó arbitrio para exi-
mirse de ir á la guerra ; con que Thetis su madre,
por no dexar nada que hacer en favor del hijo,
pidió al Dícs Vulcano que le hiciese unas armas
tales , queccn ellas estuviese bien seguro en medio
de los peligros.
4 Debían juntarse todas las tropas en el puer-
to de yJulide , en la Beocia , frente á la isla Eu—
bea. Pero se paiáron muchos años primero que
V 4 es-
303 XKrSTlTUClOJSTES POHTICAS.
estuviese todo á punto , y ¿e aprestase la Armada,
■que era de mil y trescientas velas. Y aun al tiem-
po de salir del puerto , retardó el viage un fatal
accidente : y fué que el General Agammenon sa-
liendo á caza , rna:ó , sin pensarlo , á la Cierva de
Diana j de lo que ofendida esta Diosa , descargó
tan furiosa peste sobre la Armada , que pereció
un sin numero de Soldados : y además de esto le-
vanto en el mar nía borrasca tan terrible, que
los Navios no podían darse á la vela. Consultáron-
se los Oráculos : y la respuesta fue que no habla
mas remedio que derramar sobre las Aras de Dia-
na Ja sangre de Agammenon.
g Ulyses , que no ignoraba la lengua de los
Adivinos , tuvo arte para hacer que allí viniese
Iphigenia f hija del triste Agammenon , quien por
la ternura con que la amaba, pensó morir de pena,
al considerar que venia á ser una victima inocen-
te. Llegó el momento del sacrificio 9 y al recibir
el golpe del cuchillo , substituyó Diana compade-
cida una Cierva que fuese sacrificada , mandando
llevar á la inocente Princesa á su Templo de TaU'-
rica en Scytia , donde entregada al Poniífice
Thoas y hiciese las funciones de Sacerdotisa.
6 Aplacado el enojo de Diana , se hicieron los
Griegos á la vela , logrando una feliz navegación.
No lialláron oposición en su viage hasta Troya,
sino por parte de Teiipko Rey de Mysia , que sa-
lió á disputarles el paso. Pero cesó la oposición,
por haber sido herido Telepho de un golpe de lan-
za que le tiró Achiles : cuya amistad solicito des-
pués, por haber entendido de los Oráculos, que
no calmarían los dolores de la herida , no curán-
dola la lanza que se la abrió. En efecto Achiles,
instruido por su Ayo Chiron , excelentísimo Mé-
dico , le envió un especifico , mezclado con lima-
duras de Ja misma lanza ; con lo qual se cerró
y curó la herida,
SEC-
1. I S R o VJ, 30p
SECCIÓN XVII.
Cerco de Troya»
I VJ'itiando los Griegos á Troya, hallaron ma-
yor resistencia que hablan pensado. Prianio tenia
bien provista la Ciudad de municiones de boca y
gnerra. Memnon , Capitán valerosísimo , vino en
Isu socorro de parte del Rey de los Asyrios. Pen—
thet\lea , Comandanta de las Amazonas , había lle-
gado con sus animo?DS y bellos esquadrones, Rhe—
so , Rey de Thracia , y Snrpedon h'jo de Júpiter,
y Rey de Lycia , se unieron también con los otros
auxiliares. A todo e«to se llegaba la suma confian-
za que tenian en el Palladion o imagen de Fallas,
que habia caido del Cielo , y era 2I apoyo de su
felicidad , y de todas sus esperanzas sobre el éxi-
to de la guerra ^ pues habian asegurado ios Orá-
culos , que jamas seria tomada Troya , mientras
el Palladion se conservase en ella.
1 Pero lo malo era , que muchos Dioses eran
contrarios de los Troyanos ^ pues refiere Homero,
que h-^biéndose jungado todos á tratar de este ne-
gocio en una Asamblea presidida de Júpiter , ja-
n!£s se pudieron convenir, y hubieron de llegar á
]as manos , si Júpiter no se hubiera puesto de
por medio. Apolo se declaro contra Neptiino : Mi-
nerva contra Marte : Diana contra Juno : Mercu-
rio contra Lathcna , y el rio Escnmavü-o { Xanto
le llamaban ios Dir.ses) contra Vulcano. Este Rio,"
encolerizado porqre Achiles talaba la campiña de
Troya , y embarazaba sus corrientes con multitud
de cadáveres , se unió á su vecino el rio Simeun-
te j y salieron ambos de madre con tal hincharon,
V 3 que
3T0 rNSTlTVClOI'TES POETICES'.
que le hubieran anegado , s¡ Juno , visto el ries-
go , no hubiese prontamente enviado á Vulcano,
para que con llamas de fuego se echase sobre el
pobre Escamandro , y consumiese parte de sus
aguas.
3 Muchos años duró este sitio. Muchos gran-
des Capitanes murieron de ambas partes. Y mu-
chos otros adquirieron una gloria inmortal. Los
^tridas (esto es , Agameninon y Menelao) dieron
exemplo de valor. El intrépido achiles y su ami-
go Patroclo se señalaron en increíbles hazañas.
Idorr.eneo , hijo de Deucolion ^ ^iax hijo de Te-
lamón j y otro yliax hijo de Oileo Rey de los
Lorrenses ; Steleno hijo de Tydeo , y su grande
amigo Diowedes Rey de Etholia , hijo de Capa-
neo , adquirieron eterna fama. Este Diomedes no
es aquel Diomedes cruelísimo , Rey de Tracia , á
quien mato Hércules. Nuestro Diomedes era de
mas noble carácter: peleaba (dice Homero) cor-
riendo como un rayo , ó cerno un torrente que to-
do lo arrebata : jamas se conoció Capitán de mas
nombre y reputación que él , sino Achiles y Aiax
de Telamón. U/yses unió á su valor la sagacidad,
prudencia y arte de la guerra , de que se ayudaba
en las estratagemas que le hicieron famoso. El
venerable y experimentado Néstor , de trescientos
años de edad , ya que no podia con los brazos,
peleaba no menos gloriosamente con sus consejos
y eloqüencia , la que era tan suave, que sus aren-
gas parecían destilar almivar. Decia freqüente-
mente el General en Xefe Agamemnon , qne con
diez Nestort's que hubiera tenido en su exército, la
Ciudad de Troya no se hubiera defendido tartos
años. Es constante que el hombre siendo mas dé-
bil que las fieras , triunfa de todas , porque tiene
la prudencia y sabiduría de que ellas son incapa-
c,es. Un Soldado que solo tiene la qualidad de fuer-
te , es un bruto.
• , No
z T s n o vr. jir
4 No faltaban en aquel exército bien discipli-
nado personas consagradas al culto religioso , que
adivinasen lo futuro , para dar las providencias
que se necesitasen, como fueron Calcas y ^uripylo.
Habia excelentes Cirujanos , como Macaón , hijo
de Esculapio , que curaba á todos los enfermos.
Habia también hábiles Ingenieros , siendo Maestro
quartel General el famoso Epeo , quien entre otras
máquinas de guerra invento los Caballetes de ma-
dera , y los ^rieffs para batir y derribar las mu-
rallas. Entre tatitos Héroes y otras personas úti-
les , habia un hablador, charlatán ridiculo, lla-
mado Thersite , hombre contrahecho de cuerpo y
alma, que siendo de poco valor y muy ignorante,
era osado , y demas-adamente atrevido en contra-
d -cir y disputar con los mas hábiles y valerosos
C/ipitsnes del exército : de manera que un día fas-
tidiado Achiles de semejante vicho, le dio una
fuerte bofetada , que le hizo callar para siempre,
dexandole muerto.
¿ Pyothesilao fué el primero de la Armada de
los Griegos que saltó en tierra , recibiéndole Héc-
tor con un golpe de lanza , que le hizo ir á em-
barcarse en el navio de Acheronte en los infier-
nos. Su muger Laodamia en medio de su aflicción,
logró de los Dio';es , que se le apareciese el ani-
ma , ó umhra de su marido \ pero al abrazarse con
ella , murió y se fueron juntas las dos umbras al
infierno.
6 Los sitiados hicieron valerosas salidas en que
se derramó mucha sanare. Troyio , uno de los mas
mozos hijos de Priamo , embistió con Achiles , y
murió en la pelea j lo que fué muy doloroso á los
Troyanos , porque les dixo un Oráculo, que no
seria tomada Troya mientras viviese este joven.
Su hermano mayor Héctor en venganza acometió
como un león , y paso á cuchillo quantos Griegos
halló por delante j y solo él era capaz de haber
V 4 acá-
Jl» TN^STITUCION'ES TOETlCAS.
acabado con todos, (según la opinión común) si
los hados no hubiesen decretado otra cosa.
7 Venus no vivia olvidada de las obligaciones;
en que la puso Páris : y asi , sin que sonase ruido
de armas , hacia un e;.trago terrible en el exército
griego , enviando con s\is invisibles flechas ei aynor
lascivo , que destruía mas hombres que el azero de
los Troyanos. Una de las hijas de las Sacerdoti-
sas de Apolo sirvió á Venus de instrumento pa-
ra que irritado Apolo encendiese ima mortal pes-
te en el campo. La í,aco Achiles del poder de Aga-
memnon. Y hubiera el castigo de la peste concluido
con el exército, si el mismo Achiles, movido de
las persuasiones de Calcas , no hubiese aplacado la
ira de Apolo , restituyendo la Sacerdotisa á sus
parientes. Agamemncn quería vengar el agravio que
le hizo Achiles^ y para que lo lograse , hizo Ve-
nus que Cupido le disparara una flecha , con que
enamorándose de Briseida , d Hyppodamia , hija
de Brises , y Dama de Achiles, la robó: de lo
qual provino el retirarse Achiles del campo, re—
soielro á no tomar las armas contra Troya. Pero le
obligo á mudar de resolución , el que peleando con
sus armas su grande amigo Patroclo con el vale-
roso Héctor , fué muerto ^ porque no tenia las mis-
mas calidades que él logro con los baños de la la-
guna Stygia. Volvió , pues , al campo para vengar
la muerte de su amigo. Venia con las nuevas ar-
mas que le fabricó Vulcano. Busco á Héctor j y
al cabo de un combate terrible , y jamas visto , lo
mato ^ y atando el cadriver detras de su carroza,
lo arrastró tres veces al rededor de los muros de
Troya , y del sepulcro de Patroclo : y luego ven-
dió á su padre Priamo el afeado cuerpo de su
glorioso , aunque desgraciado hijo, para que dis-
pusiese de él como le pareciera.
8 Toda Troya se llenó de espanto y conster-
nación con la muerte de su valeroso Héctor. Cre-
ció
LIBRO VI. 313
ció el terror , guando vieron que la heroyca Pen-
tbesilea fué muerta también por Achiles , y he-
chas pedazos , y arrojadas al rio Escamundro por
Diomedes todas sus compañeras. Mcmncn , grande
apoyo de los Troyanos , intentó repar.ir esta pér-
dida ; pero cayo herido por ^iax Telamón ;, y en
singular batalla acabó de matarle Achiles ^ con—
virtiéndole después en ave su madre la Aurora,
como se dixo en el cap. i. Sec. X.
9 Hecuba , vista la muerte de Memnon , en
seguida de la de sus ma<; esclarecidos hijos , no pen-
s:'.ba sino en vengarse de Achiles. París se ofre-
ció á su madre para ese fin. Sabia que el bravo
Achiles estaba locamente enamorado de su her-
mana Polyxena. Se insinuó con él dolosamente:
líízole venir al Templo de Apolo , para tratar con
satisfacción sobre sus amores : y quando Achiles
«•stuvo mas descuidado , ei alevoso Páris le hirió
con un dardo la parte mortal del pie , que no ha-
bla sido bañada en la laguna Stygia : y asi murió
el amado hijo de Thctis.
10 Cubrióse de luto todo ei campo de los Grie-
gos con su muerte. Erigiéronle un magnifico se-
pulcro en el Promontorio Sigeo, donde fueron tam-
bién sepultados yíiax , y otros Héroes esclare-
cidos.
11 Entre Uiyssés y Aiax de Telamón se le-
vantó después una ruidosa competencia sobre he-
redar las armas de Achiles. Aiax alegaba sus mé-
ritos, y el derecho de Parentesco. Pero la sagaci-
dad y persuasiva eloqlicnci.i de Ulysses gano los
ánimos de los Capitanes de ia Armada , que eran
los Jueces , y se dio la sentencia á su favor. Aiax
se puso loco de íentimienro : encontró unos cer-
dos^ y figurándosele que eran Agamemnon y Me—
nelao , Jueces del pleyto , embistió con ellos j pe-
ro vuelto en su juicio , se avergonzó tanto de esta
locura , que se mató á sí mismo con la espada que
Hec-
3^4 IJVSTITUCIOI^rES POÉTICAS.
Héctor le habia regalado ; así como también el mis-
mo Héctor fué atado y arrastrado sobre e! escudo
que en retorno le habia regalado Aiax ; pues sue-
len ser sospechosos y funestos los regalos entre
enemigos.
12 Recobraron aliento los Troyanos con la
muerte de Achiles. Pero no tardo mucho en venir
á vengarla su hijo Pyrrho , heredero del valor, de
las dignidades , y de la fortuna de su padre. Hizo
un destrozo sangriento en los Troyanos : y mató
al alevoso Páris ^ aunque según otros , le mató
Philoctetes con una de las flechas de Hércules.
13 Volvieron á desalentarse los Troyanos j y
mas quando el astuto y animoso Ulyses, asociado
con Diomedes , les robó el Paladión , única es-
peranza de su defensa. En fuerza de este terri-
ble golpe , el Rey Priamo determino capitular
con los sitiadores , poniendo fuera de toda condi-
ción la restitución de Helena , por estar ya casa-'
da con su hijo Deiphobo , después de la muerte
de Páris. janeas , y ylntenor , fueron comisiona-
dos para los tratados. Se concluya y firmo la
paz , ofreciendo los Troyanos una gran suma de
dinero , y las provisiones necesarias para resti-
tuirse la Armada á Grecia.
SEC-
z. I B n o VI. 3 r g
SECCIÓN XVIII.
De la toma , y destrucción de Troya,
1 JLjía paz de los Griegos con los Troyanos
fué una traza de su perfidia para sorprehender—
Jos. Veian qoán difícil era tomar á Troya , no
siendo con engaños. Y así también fingieron es-
tar arrepentidos de haber robado sacrilegamen-
te el Paladión j y que para aplacar á Minerva
habian hecho voto de ofrecerla la estatua asom-
brosa de un Caballo. Fueron creídos senciliamen-
te ; y luego se pusieron á fabricar la inmensa
mole, en cuya cavidad introdujeron buena par-
te de soldados los mas valerosos ^ y presenta-
ron la maravillosa máquina cerca de los mu-
ros de la ciudad. Después hicieron como que
enteramente levantaban su campo , y se retirá-
ron á la Isla de Tenedos , para observar el su-
ceso de su estratagema.
1 Alegres los Troyanos al ver alzado el si-
tio , salieron de la Ciudad , en que estuvieron cer-
cados tan largo tiempo. Visitaron todas las bate-
rías y atrincheramientos , en que estuvieron acam-
pados los Griegos. Asómbranse de la gran máqui-
na del Caballo , teniendo por digna ofrenda de la
Diosa Palas aquel prodigio. Unos quieren que sea
llevado á su Templo : otros que conocian el ca-
rácter doloso de lus Griegos , temibles aun quando
hacen dádivas , lo resisten. Laoccnte , que era de
esta opinión , arrojó como con desprecio su lanza,
que quedó clavada, y blandiéndose en el vientre
del caballo, que con el golpe resonó como una
bóveda. Al punto le embistieron, y se enroscaron
en
31<5 lA^STlTUClOJCES TQ-ETlCAS.
en su cuerpo , ahogár;dole á él y á sus dos hijos,
un par de horrendos culebrones , que después se
guarecieron á los pies de la estatua de Palas. Cre-
yeron que los Dior>es mediante este prodigio des-
aprobaban la resistencia : determinan , pues , in-
troducir el caballo : y se afirman mucho mas en
esta determinación después que oyeron á S'tnon
Griego , quien bellamente impuesto y adiestrado
por Ulysses , se fingió desertor pasándose á los
Troyanos. Dixoles , que Ulysses, su capital ene-
migo , hahia hecho que recayese en él la trisíe
suerte de ser sacrificado , para que con su sangre
se hicieren propicios los Dioses , y navegase prós-
peramente la Armada Griega : que él resolvió
huir , conociendo que ?quel sacrificio no era vo-
luntad de los Dioses , sino trama y disposición ven-
gativa die su enemigo. Después de esto les dio á
entender el disimulado y astuto fugitivo , que los
Griegos deseatan con todo su corazón reconciliar-
se con la Diosa Palas, consagrándola aquel caba-
llo : y que envidiosos de las glorias de Troya , le
hicieron de aquel inmenso tamaño , para cumplir
con Palas poniéndole á la vista de todos , sin que
pudiesen los Troyanos introducirle en la ciudad,
logrando con él algunas ventajas , que fuesen fa-
tales á la Grecia.
3 No fué menester oir mas , para que todos
á una boz clamasen , que se ¡r.etiera dentro el ca-
ballo. Aplícanse á porfía á abrir en la muialla una
gran brecha \ y con maromas y máquinas facili-
taron su introducción. Concl:úda esta maniobra , se
fueron todos á beber y baylar , hasta que queda-
ron rendidos á un sueño muy profundo.
4 Viendo Sinon el feliz efecto de sus artes en-
gañosas , y la oportunidad que la noche y descui-
do de los Troyanos le ofrecían , hizo salir del
vientre del fatal caballo los Soldados i y al mis-
mo tiempo hizo llamada con una hoguera para que
la
Z, I S R o VI, 027
la Armada se acercase. Entro si'énciosaméiue el
exército por la brecha por donde metieron los Tro-
yanos el cabaiio : repartióse la tropa por la Ciu-
dad : tomaron las avenidas de las calles : y al pun-
to por todas partes pegaren fuego.
5 Pyrrho ansioso de vengar la muerte alevo-
sa de su Padre , corrió como una fiera al Real
Palacio , donde liizo una atroz carnicería , sin per-
donar á edad ni sexo. Alcanzó al joven Poetes
que se acogía al asylo del altar de Júpiter : y de-
lante de su anciano padre el Rey Priamo le de-
golló , executando después lo mismo con el aíligi-
do Rey. Busco á Polixena , Princesa Real , y hizo
con su vida un sacrificio ai alma de su padre Achi-
les , que estuvo enamorado de su hermosura. Con-
cedió la vida á la viuda de Héctor ^rdromacba;
y llevada después á Grecia , tuvo de clia un hijo
llamado Moloso , que en adelante fué Rey de una
provincia de Epiro , que se apellido con su
nombre.
6 Aiax el LocretiTe , forzó á Casandra , sin
respetar el sagrado asylo de Palas , á cuya estatua
se habia abrazado. Agammenon la liberto la vida,
y la tuvo consigo , en atención á sus nobles pren-
das.
Y Mene'ao no tuvo vergüenza de tomar otra
vez á Helena , su infiel Esposa , matando á Dei~
fhobo , con quien estaba casada de terceras nup-
cias. Hecuba , Reyna ii.feliz, y madre desventu-
rada de tantos y tan ilustres Héroes , vino á po-
der de Ulysses. Heleno , uno de los hijbs de esta
cautiva Reyna, fué conservado por Phyrrho , y
tratado con generosidad , porque como tenia el don
de pronosticar lo futuro , le previno que no se em-
barcase en un navio , que después naufragó , como
]o habia pronosticado.
8 También se trato de conceder la vida al ino-
cente y tierno nieto de Priamo , hijo de Héctor y
de
31 8 INSTITUCIORTES FOETICAS.
de Andromacha , por condescender á las lágrimas
y ruegos con que su madre habia movido los co-
razones de los Generales del exército. Pero Ulys-
ses peroró tan vehementemente , alegando que ea
algún tiempo podria el niño ^stianax , en ven-
ganza de la muerte de su padre y abuelo , conspi-
rar contra la Grecia , que le condenaron á muer-
te , precipitándole desde Jo alto de una torre.
9 Este f'oé el fin desgraciado de la valerosa
Ciudad de Troya , después de una gloriosa defensa
de diez años , á los tres siglos que la fundo Dar—
daño. El fondo de esta historia se tiene por ver-
dadero , con mezcla de varios hechos fabulosos,
como lo es la estratagema inverisímil del caballo
preñado de gente armada. Ahora es menester pa-
ra concluir esta historia , y dar mas luz á los
que desean penetrar las obscuras alusiones de los
Poetas , dar alguna noticia de las aventuras de va-
rios Héroes , tanto Griegos como Troyanos , des-
pués de Ja ruina de Troya.
10 Diximos arriba el torpe y sacrilego atenta-
do de Aiax el Locrense contra la honestidad de
Casandra , y respeto á la imagen de Palas, á cu-
yo asylo se acogió aquella infeliz Troyana. Palas,
pues , tomó por su cuenta el castigo. Tenia esta
Diosa privilegio de Jiipiter , para disponer por
una vez de los rayos y de los vientos. Luego que
Aiax se hizo á la vela para restituirse á su patria,
usando Palas del referido privilegio , alborotó los
mares, y con un rayo abrasó el navio, escapan io
Aiax á nado , hasta gar.ar unos peñascos no dis-
tantes que se llamaban Cyres. Allí montando en
ira contra los Dioses , blasfemaba y decia que no
necesitaba de su auxilio para salvar la vida , te-
niéndole mas seguro en la fuerza de sus brazos.
Neptuno airado por tal soberbia , con un golpe de-
su Tridente derribó las peñas de que estaba asirio,
y se ahogo en las aguas. La compasiva Thetis le dio
66-
z I a R o vT, 2 10
sepultura con sus manos á la orilla del mar.
1 1 Nauplio y padre lie Palaniedes , en vengan-
za de que lus Generales de la Armada habían con-
denado á muerte á su hijo, hizo una llamada con
fuegos en las alturas del monte Caphareo , que está
en la Isla de Eubea , y mira al Helesponto , con
el fin de que se estrellasen los navios en los es-
collos de que abunda aquella costaj pero no $e le lo-
gro el intento , porque Ulysses y Diomedes toma-
ron otro rumbo.
12 TJomeneo y uno de los mas valientes de la
Armada , viéndose en peligro de naufragar , hizo
voto de sacrificar á Neptuno la primera cosa que
se le presentase al desembarcar en su Reyno , si
se salvaba. Tuvo la infeliz suerte de que el pri-
mero que se le presen'ó fué su hijo. Deseando cum-
plir el voto , se lo impidieron sus vasallos , que
se horrorizaban de una acción tan inhumana.
SECCIÓN XIX.
De las aventuras de Agamenón , y de su hijo
Orestes , depues del Sitio de Troya,
I li^
Jií-ios laureles con que Agamenón volvía
coronado y triunfante á su Corte , fueron cele-
brados con Tragedias. En su Palacio encontró ene-
migos mas crueles , que los que acababa de vencer
en Troya. Su niuger Clyíemnestra , durante su
ausencia , le fué infiel con la vergonzosa amistad
que tuvo con Existo , á quien ayudó para qui-
tarle del medio , como queda referido en la Sec. 12.
de Cite cap. No ce^o Casaiidra, á quien Agamemnon
traxo consigo , oe advertirle las desdichas que le
esperaban ; pero tenia la desgracia de que no fue-
sen
3aO lA-^STITXTClOIVES POÉTICA^.
sen creídos sus vaticinios , desde una ofensa que
hizo á Apolo , el qual se ver.gaba de ella inspiran-
do incredulidad acia sus predicciones.
a Orestes , que á los ultrages hechos á su per-
sona por su madre Cliteoinestia , y por el adúl-
tero Egisto , vio añadirse la alevosa muerte dada
á su glorioso padre , á ambos les quito la vida.
No bastaron los visos de razón con que parecía
cohonestarse este hecho , para que dexasen de ator-
mentarle las Furias ) o (por mejor decir) los re-
mordimientos de su conciencia , viendo siempre
delante de sí el sangriento espectáculo de una ma-
dre asesinada por su mano. Le era insufrible esta
inquietud , en que ponia su corazón la funesta ima-
gen de Clytemnestra. Entendió de los Oráculos,
que no cesarian de atormentarle las furias , mien-
tras no pasase á la Táurica en Scytia , y robase del
templo de Diana la Estatua de esta Diosa , y la
llevase á Grecia. Marchó, pues , en compañía de
un hijo del Rey Strophio , llamado Pylades , sin-
gularísimo exemplo de amistad constante y verda-
dera. Llegaron á Táurica , donde luego fueron pre-
sos confornie á la ley de aquella baibara tierra,
que mandaba sacrificar en las Aras de Diana á los
extrangeros. Lleváronlos á la presencia de ThoaSy
Príncipe y Pontífice Soberano de aquella provin-
cia , quien tuvo la bondad de conceder una de las
dos vidas, mandando que se sortease. La heroyca
amistad que los dos se profesaban mutuamente no
permitia el sorteo , ofreciéndose el uno por el otro
al sacrificio. Después de una fuerte competencia,
hubo necesidad de ceder , y tocó á Orestes la des-
gracia.. Entregáronle á la Sacerdotisa Iphigenia,
ministra del cruel sacrificio. A pocas palabras que
ios dos hablaron , se reconocieron ambos por her-
manos i y atropellando peligros , quitaron la vida
al inhumano y supersticioso Thoas , se juntaron
.conei fino amigo Pilades , y huyeron con la Esta-
tua,
ri s RO VI. 32 1
tua , ocultándola en un haz de leña , por lo que
después se llamo Diana fascellit. Puestos en Gre-
cia libres todos tres ; Orestes , exento ya de las
Furias , empuñó el cetro de su padre , y fundó
muchas Ciudades , entre las quales fué una Üreí"
ta , que en adelante se llamó ^ndrinopoli en la
Thracia.
SECCIÓN XX.
De las aventuras de Ulises después de la
ruina de Troya,
1 J^ oda la prudencia y sagacidad de Uly-
ses no fué suficiente para eximirle de los reveses
•de la fortuna , cuya quülidad esí-ncialísima es la
.iiiconstanLÍa. Después de diez años en el sitio de
Troya , de donde se retiró victorioso , paso otros
diez peleando con muchas desdichas en su larga
navegación. Apenas se hizo á la vela , quando,
una borrasca lo arrojo á las costas de Thra-
cia en tierra de los Ciconios , donde perdió á
Hecuba , quien sabiendo que su hijo Polidoro tS"
taba enterrado á la orilla de aquel mar , quiso
tener el consuelo de visitar su sepulcro , disimu-
lando con su infame y avariento yerno Polym—
«íírof , Rey de Tracia , á quien fio la seguridad
de su hijo durante el cerco de Troya , y él le
quito la vida por apoderarse de los ricos tesoros
que le dio su madre al ausentarse. Para atraerle
y quitarle todo rezelo , le dio á entender que que-
ría depositar en sus manos algunas preciosidades
que la habian quedado después del incendio , y
pérdida de Troya y de todo su Reyno. Presen-
tóse el vil Polymnestor á su suegra , la qual ea
X de$-
32» TTSrSTITVClONES POÉTICAS,
d«sahogo de su cólera , le arrancó los ojos con
las uñas j y para no sobrevivir mas á las desgra-
cias á que la reduxo su mala suerte , se quito á
sí misma la vida. Ovidio dice que los de Tracia
la apedrearon por haber sacado los ojosa su Rey,
y que fué transformada en Perro.
a Mucha pesadumbre tuvo Ulyses por la pér-
dida de tan ilustre y desafortunada Reyna , á
quien estimaba en mas que toda la riqueza que
le pf'rteneció' en el saqueo de Troya. Pero aua
le restaban mas infortunios. En vez de dirigirse
(desde alii á su patria Ithaca , otra borrasca lo
arrebato á las costas de África en tierra de los
Lotophagos , llamados así por la fruta Lotos , cu-
yo gusto es tal , que habiéndola probado sus ma-
rineros , resistieron su vuelta á Grecia , siendo
preciso obligarlos á embarcar por fuerza,
3 Otra tempestad lo llevó á Sicilia , donde
dio en manos de Polyphemo , el mas terrible de
los Cyclopes , de quienes se habló en el Cap. i^
Secc. 4. Este Gigante le comió seis soldados , y
-por cortesía le dixo que ya no comerla mas que
otro. Ulyses tuvo maña para emborracharle , y
después con un tizón quemarle el único ojo que
tenia ; y luego huyó á ampararse del Dios Eoh,
quien le agasajo mucho, y le regaló todas las es-
pecies de vientus , menos los Zéphiros, que encer-
ró en un tonel para que no le hicieran daño en
su navegación. Pero I los soMsdos por curiosidad
abrieron el tonel , y escapándose los Zéphiros se
echaron después sobre la armada de Ulyses , ar-
rojándola á las Islas del mismo Eolo . que enfa-
dado por la curiosidad de los soldados no quiso
recibirlos , y tuvieron necesidad de tomar puer—
•to en tierra de los Lestvigones , donde hoy es-
tá Cayeta-y y era entonces habitada de Antropba^
gas , ó Con)edores de carne humana , cuyo Rey
llamado Anúphates , se tragó alguno¿ soldados,
- ■-- echan-
Z I S R o VI, 2^1
echando todos los iSi avíos á fondo , menos eí de
JJiyses.
4 Huyó de aquí , y dio en una Isla , donde
vivía Chce , hija del Sol , casada con un Princi-
pe de los Scirruatas. Fué la inventora de los ve-
nenos y encintos , y hacia experiencias de su efi-
cacia en todos , sin excepción de .su marido , por
reynar elia sola j y asi se vio perseguida de suer-
te , qije tuvo qye huir al pro.nonrorio de una Is-
la cerca de Hctruria en Italia, Habiendo , pues,
Uiyies enviado algunos que explora>en el pais.
Circe los transformo en Cerdos , y en otras figu^
ras do animaies , [nedianre una bebida que les dio
con pretexto de agasajarlos. íSolo se liberto de los
hechiios Aí/f.'7üc<7, que al instante corrió á dar par-
tea Liyses de lO qup pasüba. Quedó sorprehendido
con ¡a tioticia , y quiso ver á la hechicera ; pa+-
ra lo qnal le dio Mercurio una yerba llaniada
Jt'Tolv , con que los Dioses se preservan de en-
cantos y Tenencs. Cor: esta prevención , al pun-
to que la vio Ulyses la amenazó con la espa-
da , si prontamerte no le restituía su gente en
su primera figura humana. Obedeció Circe , y se
hicieron ainbos tan íntimos amigos , que tu-
vieron después muchos hijos , de los quales el
mayor se llamó Telegon. Las brujerías de Cir-
ce le proporcionaron baxar al infierno á hacer
ciertas consultas que deseaba. Allí encontró á El^
fenor , uno de sus compañeros , que acababa de
dexar á Circe muriendo de una caida por estar
borracho. Vio á su madre enrielen , y ai adivi-
no Ttresias , con quienes tuvo un rato c!e con-
versación , y les consulto sobre su destino : con
esto se volvió en busca de Circe , con ánimo de
embarcarse luego , y prcstguir su viage.
5 En la Sec. XII. del Cap. 1. referimos ya
como Ulyses se liberto del peli^^roso canto de
las Sirenus : y que habiénoose también escapado
Xi d«
324 XJSrSTITUCXOWES POETICES.
de Scyla , y de Carybdis , tomo puerto en la Is-
la de Sicilia. En ella , pues , encontró á Phetu-
sa , hija del Sol , que guardaba el ganado sacro
de s;i padre , al que no permitió tocasen sus sol-
dados , según Circe se lo tenia advertido. Pero
ellos apretados del hambre , en ocasión que Uly—
ses estaba dormido , tomaron algunos Bueyes del
Sol , y hechos quartos los pusieron á asar ^ pero
entre .las ascuas dieron tan terribles bramidos,
que .todos escaparon á esconderse en el Navio, y
haciéndose á la vela , naufragaron , á excepción
de Ulyses que se salvo en una tabla , arribando
con grandísimo trabajo á la Isla de Orgygiay
donde la Nimpha CcJypso le hospedó mucho tiem-
po con generosidad ^ y después le dio un Navio
bien equipado , en que prosiguiese el viage á su
patria. Pero Neptuno en venganza de hab^r saca-
do el ojo á su hijo Poliphemo , le abrió la em-
barcación j y se hubiera ido á pique si la N¡m—
pha Leucotkoe no le socorriera con otra tabla
que le llevo á la Isla de los Pbeacos acia el mar
Adriático , que es Corfú , Corcyra , ó Córcpgüy
donde Nausicae , hija de ^Icinoo , Rey de la Is-
la , encontrándolo fatigado , y desnudo á la orilla
del mar , le cubrió con un manto , y le presentó
á la Reyna su madre , que conociéndole por cier-
tas señales de que ella tenia noticia , le obsequió
conforme merecía su fama y alta calidad ; y des-
pués de recobrado de sus grandes fatigas , le dio
un Navio , en que aporto felizmente á su deseada
patria la Isla de Ithaca.
6 Impaciente vivia su muger Penelope , de-
seando verle después de veinte años de ausencia.
Intentaron persuadirla que habia perecido en un
naufragio , para casarse con ella algunos que la
pretendían con instancias. Pero ella firme en amar
á su esposo, y en esperar su vuelta , los entre-
tenía con que les diría su resolución en concluí
yen-
Z I TIRO VI. 31^
yendo una tela que estaba texiendo : pero larga
iba : pues destexia de noche lo que de dia ade-
lantaba
•j Ulysés noticioso de los pretendientes de su
honesta y casta esposa , discurria medios de dar-
se á conocer sin exponer su vida á la traición
que temia le fraguasen aquellos atrevidos. Mi-
nerva se le apareció un dia , y le dixo que sa
vistiera de Paisano , y en este trage hablara con
Thelemaco su hijo , y con un criado , labrador an-
tiguo de su casa. Hizolo así : y de común acuer-
do mataron á los pretendientes de Penelope , cu-
ya maro solicitaban conseguir como por fuerza.
Restablecido en ¡a posesión del trono , y de su
amable e^pi'^sa , no cesaron sus cuidados ^ porque
el adivino Tiresias le predixo que morirla á ma-
nos de sus hijos. Los amabft mucho , y no quiso
tomar otra determinación que la de retirarse á
vivir en una soledad. Pero antes le alcanzó el fa-
tal vaticinio 5 porque viniendo á cumplimentarlo
en su Corte , y prestarle la obediencia Telegon
su hijo , que nació de Circe ^ como no le cono-
cían los Guardias le negaron la entrada en Pa-
lacio : de que resultó un grande alboroto. Acudió
Ulyses : y Telegon , sin conocerle , le hirió con
un chuzo que en la punta tenia una espina de
Trucha de mar , con lo qual murió.
X3 SEC-
345 lUSTITUClON-ES TOKTICAS.
SECCIÓN XXI.
De JEneas»
- \ JR^estruida Troya , y todo su país aso-
lado, los que pudieron salvarse tia'aron de ir á
buscar fortuna en otras partes. Jlntenor , uno de
los Generales del exército Troyano , con una hi-
ja suya , y ios Henetos , o Papklagonios que qui-
sieron seguirle, se dirigió al mar Adriático , don-
de tchó los fundamentos de una Ciudad , que hoy
es Venecia. Y internándose mas en aquella re-
gión , fundó á Patavium , que es Padua. Fran-
cion y hijo (según dicen ) de Héctor , fon aquellos
que 56 le agringaron , fué á establecerse en las ri-
beras del Rhin. Pero la mayor parte siguió á
JEneas 5 hijo de ^Inchises , y de la Diosa Ve-
rus , que á la sazón estaba casado con Creusa hi-
ja del Key Priamo , y de Hecuba su muger.
1 Juntando ^neas tcdo lo que pudo salvar
del saqi;eo y incendio de Troya, donde desapa-
reció para siempre Creusa su esposa ^ y sacando
sobre sus hombros á su padre AnchiseS , y á los
Dio.ics Penates , y llevando de la mano á su pe-
queño hijo Julo yíscanio , se encaminó á juntan-
dro , no muy distante del monte Ida , donde ha-
llo su armada de veinte Navios , pronta para
hacerse á la vela á las Costas de Thracia , donde
pensaba edificar una Ciudad. Pero habitndo des-
embarcado , le hizo mudar de idea un acaso pro-
digioso : y fué que empezando á desmontar y ar-
rancar malezas , salió sargre , y se oyó una voz
astiiiisra y Jiigiibre, Conocióse que era del infe-
liz Polydoro , que estaba allí sepultado ^ según se
re-
Zj I a R o VI. jiy
tefírió en la Sección antecedente , habiéndole
muerto el pérfido Polymnestor : por lo qual resol-
vio pasar á Creta , de donde tuvo también que
partirse obligado de una furiosa peste , y de que
en sueños le advirtieron los Oráculos que dirigie-
se su rumbo á Italia , donde los Hados le desti-
naban para el establecimiento de un grande Im-
perio.
3 Emprendió su navegación , y una fuerte
borrasca le arrojo á las Islas Strophadus , donde
le persiguieron y molestaron las Harpías , ijni—
cas habitadoras de aquellos lugares. Prosiguió su
viage costeando el Epiro , y tuvo el impensado
gusto de encontrar á ^nJrómaca , Viuda de Héc-
tor , con quien caso después Pyrrho , llevándola
á Grecia : y habiéndola repudiado , la casó con
Heleno , á quien por nltimo beneficio hizo Rey
de aquella tierra. Fué muy bien recibido y ob-
sequiado ^neas de su concuñado Heleno , de
quien á su partida recibió avisos muy importan-
tes para la felicidad de su viage , que desde allí
dirigió á Italia. Tomó tierra en Trápana de Si-
cilia , habiendo pasado con felicidad las costas
de los Cyclopes , de cuyo poder saco á un infeliz
compañero de Ulyses , que por descuido dexó allí
aquel errante y desgraciado Príncipe : y habien-
do también navegado dichosamente los Promon-
torios de Scyla , y Carybdis ^ aunque con la pe-
sadumbre de morir allí cargado de años , y de
trabajos su padre Anchises. Pero le sirvió de mucho
consuelo la nobleza del anciano ^oestes , quien
después de haberle obsequiado generosamente , le
regaló en la despedida generosos licores , y abun-
dancia de provisiones y refrescos para su Ar-
mada.
4 La rencorosa Juno , enemiga implacable de
la nación Troyana , no podia sufrir los benefi-
cios que generosamente recibía de los Principes
X4 en
3^3 jT7Sr nució PTKs poetices:
en todas partes. Y viendo que por si sola no po-
dia acabar con todos ellos (tan reconcentrado es-
taba su odio desde la sentencia de Paris ) se em-
peñó con J^olo para que soltando los vientos , des-
truyese á ^neas con toda la Esquadra , sepul-
tándolos en lo profundo del mar. No pudo Eolo
negarse á tan alto empeño. Dio libre salida á los
vientos , y estuvo JEneas para perececer, si Nep-
tuno , indignado de que Eolo se metia donde no
le tocaba , no hubiera echado fuera los vientos y
serenado los mares. Por fin la Esquadra , aunque
muy maltratada , aportó á Carthago en las costas
de África , á los siete años después de su parti-
da de Troya.
¿ Reynaba en aquella tierra Elisa , por otro
nombre Dido , viuda de Sycheo , Principe de Phe-
nicia , á quien su cruel y pérfido hermano Pig-
maleon , Rey de Tyro , quitó alevosamente la vi-
da por apoderarse de sus tesoros. Y queriendo
este avariento Rey hacer lo mismo con su her-
mana , huyó con toda su riqueza , y los Pheni-
cios que la quisieron seguir , hasta tomar puer-
to en África enfrente de Trápana de Sicilia. De-
seando establecerse allí , no pudo conseguir mas
terreno que el que pudiese coger la piel de un
Toro. Dido discurrió dividir sutilísimamente en
delicadas correas Ja piel , de modo que pudo
con esta industria abrazar suficiente exleníion de
suelo para edificar á Cartago , que por la piel de
Tero se llamó también Byrsa. Quando los Tyrios
ó Phenicios llevaban muy adelantados los edifi-
cios de su nueva población , y proseguían con el
mayor calor hasta concluirlos todos , liego JRntzs
á ampararse de esta Reyna.
6 La fama de este Héroe , y la celebridad del
sitio de Troya , inclinó el ánimo de Dido á hos-
pedarle con real liberalidad , y saber de su boca
con tan buena ocasión los prodigiosos sucesos de
que
ü]ü(S él habia sido testigo , y parte muy principal.
Satisfizo .'Eneas la curiosidad de la Reyna como
huésped agradecido : y quedo Di.io tan prenda-
da de él , que no pudo disimular su pasión. Ha-
bia hecho proposito de no conocer mas marido
desde la alevosa y cruel muerte de su esposo Si-
cheo , á quien amó muy de veras. Por eso cerró
los oídos á los ruegos de Jarbas , Rey de Getulia
su vecino , que se hallaba resentido del desayre.
Pero á vista de la heroyca gallardía del hijo de
Venus , mudó sus propósitos , no teniendo tuer-
zas para resistir el incendio amoroso en que ar-
dia su corazón. Declaróse en fin. Pero ^,neas re-
cibiendo una orden muy estrecha de Jiipiíer para
ir á Italia á donde le llamaban los Hados , re-
solvió su viage, sin que fuesen capaces de detener-
le las lágrimas , quejas y suplicas amorosas de la
triste Reyna; la qual zelosa y desesperada , su-
bi^indo sobre una Pyra con mil execraciones de
ira contra su ingrato amante , se quitó la vida
atravesándose el pecho con una espada , á vista
de la Armada de iEneas que empezaba á navegar
viento en popa.
7 Arribo segunda vez á Sicilia forzado de
una borrasca , después de haberse alejado de las
costas de Carthago. Hizo allí las honras funerales
por el alma de su padre Anchises , celebrándolas
con varios géneros de juegos , o combates : y de-
xando en la Corte de Acestes la gente inhábil pa-
ra las armas , prosiguió su rumbo de Italia. Lle-
go felizmente é Cumas , donde visitó en su Cuc-
ha á la Sybilla con el fin de que le diera luces
para acertar á descender á los infiernos , y en-
trar en ¡os Campos Elíseos , deseoso de ver en
ellos á su padre Anchises , y averiguar la serie
de su destino. Puso en execucion su difícil viage,
mediante el ramo de oro que hallo antes , y era
necesario para presentarle á la Diosa Proserpiua.
Viiel-
33© INSTITUCIONES POUTlCyiS.
8 Vuelto de los inhernos se eoibarcó otra vez,
y á la embocadura dei Rio Tzhre , fue subiendo
hasta tierra de Laurento , donde mandaba el Rey
Latino , quien le recibió amistosamente : y sa-
biendo la causa de su venida , le ofreció por es-
posa á su hija Lavinia , sin embargo de que te-
nia dadi ya palabra á Turno Rey de los Rutu-
ios , á quien favorecía en este negocio la Reyna
^mata , muger de Latino. Sobre tan felices prin-
cipios se levantaron al<?gres esperanzas en el áni-
mo de iEneas , que daba ya por bien empleados
sus trabajos , y navegaciones peligrosas de tantos
años.
p Pero la vengativa Juno , hecha una Onza
por la prosperidad de! hijo de Venus su rival y
competidora, hizo venir al instante á alecto, una
de las furias infernales , para que avivase el fu-
ror de la guerra , y desbaratase las pretensiones
de los Troyanos. Turno , y sus aliados se halla-
ban muy pujantes en armas y gente. Las fuerzas
de ^neas eran muy inferiores , y aun vivia con
desconfianza. Mas el Dios Tiberino Je advirtió
que se acercase á un parage , en donde después
se edifico Roma ; y en él hallo al Rey Evan-
dro , con quien hizo amistad , y en cuya demos-
tración recibió algún socorro de tropa , á cuya
frente quiso ir de Capitán Palante , hijo único
de aquel Rey : y fué á juntarse con los Troya-
nos. Al mismo tiempo ^neas solicito y logró
agregar á su partido á los Tyrrenos , que se ha-
bían levantado contra su Rey el cruel Mezencio^
por su ferocidad tan horrible , que matando á
unos , hacia poner á otros vivos sobre los cadá-
veres , uniéndolos boca con boca para que fuera
su muerte mas dilatada y horrorosa.
10 Durante la ausencia de ^neas para sus
liegociaciones , sufrió sa exército brabos ataques
de Turno. También los Rutulos pegaron fuego á
sus
X, I s ít o VI. 33t
sus Navios , que Júpiter transformó en Nittifhas
marinas á instancia de Cyheles , qne era [atroiia
de la Armada. Se iiiibieran visto los Troyanos
redncidos á la ultima miseria , si luego no hubie-
se llegado A'.neas con la gente aliada , y su ma-
dre Venus no se valiera del favor de Júpiter con-
tra la rabia y arles de la implacable Juno. Tam-
poco se descuido Venus en encargar á Vulcano
unas armas que á ^neas le hiciesen invulnerable,
y un escudo en que estuviesen grabadas las futu-
ras hazañas de sus descendientes los Romanos,
para que á vista de ellas tomase aliento y vencie-
se en los coiubates.
II Mucha sangre se derramó por ambas par-
tes en esta guerra ^ue había de abrir los cimien-
tos del futrro Imperio universal de ia tierra. Fué
grande el dolor de Alneas por la muerte de Ni—
so , y de ICurialo ; pero se vengó con otras mu-
chas , y con la de Mezencio, y su hijo Lguso. La
Rey na de los l'olscos , la valerosa Camila , era
una de las fuerzas mas principales de Turno, por
ser como un León en la generosidad , y tan ve-
loz en ia carrera , que parecia no tccar con los
pies en el suelo. Pero esta muger cayo en la pe-
lea atravesada con la punta de un chuzo arrojado
por mano no conocida. Esta muerte derramo un
terror grande sobre el exército de los Kutulos.
12 Entre el ardor de la batalla fué herido
con una flecha el valiente ^,neas , á quien no so-
lo sanó de repente su madre Venus con la yerba
Díctamo , sino que le aumentó el valor asi á él
como á los suyos en tanto grado , que desespera-
do Turno desafió á iEneas á singular batalla, en
que quedasen decididas las competencias con la
muerte de uno solo. Aceptó i5ineas : vinieron los
dos á las manos , y Turno fué derribado y muer-
to por iEr.eas. Triunfante y glorioso , quedo en
pacifica posesión de Lavinia , y del Reyno de los
La-
33* IJVSTITI'CTSIVES POÉTICAS.
Latinos. Fortifico la Ciudad Lavinia cerca de
Laurento. Juio ^scanio sucedió en el Trono á su
padre ^neas , y fundó la Ciudad de Jllva , lla-
mada Longa por su figura , llamándose yíhonof
sus habitantes : fué Corte de los Latinos hasta el
tiempo de Romulo que echó los primercs funda-
mentos de la soberbia Ciudad de Roma , seño-
reándose de todo el pais circunvecino, yulio Hos~
tilia , tercero Rey de los Romanos , asoló la Ciu-
dad de Alva, sin dexar vestigios de ella. Esta es la
Historia de iílneas , verdadera en el fondo , pe-
ro mezclada y confundida con solemnes mentiras
que introduxéron los Poetas , y la adulación de
Virgilio al Pueblo Romano, y á Augusto César,
su protector.
13 Me parece que con lo dicho hasta aquí
tienen los principiantes una suficiente noticia de
la Historia Poética , para no entrar á obscuras
en la lectura de los Poetas clásicos , que han de
ser los modelos por donde deben formarse , y ha-
cerse al buen gusto de la Poesía. No dexo de co-
nocer que también ayudaria mucho para el mis-
mo fin el tener algún conocimiento de los ritos,
sacrificios , ceremonias , usos , costumbres , tra—
ges , juegos , espectáculos , fiestas sagradas , y
otras cosas semejantes , á que aluden muchas ex-
presiones , y conceptos de los Poetas antiguos;
pero considerando que esto seria alargar dema-
siado unas Instituciones proporcionadas al corto
tiempo que acostumbran emplear en su estudio
los jóvenes j y que por otra parte suelen haber
adquirido esta Instrucción , quando estudian la
propiedad de la lengua Latina , ó Griega , y in-
terpretan los Historiadores , y Oradores antiguos,
donde se hallan estas noticias , las he emitido
aquí. No hay Escuela de latinidad establecida so-
bre buen método , donde los jóvenes no se exer—
citen en la interpretación de Livio , sirviéndoles
de
í T s R o VI. 333
«Je Maestro no solo de la lengua , sino de los sa-
crificios , ritos y costumbres de los Gentiles ; á
que se añade la lectura treqiiente que se les en-
carga de la útilísima obra de Cantelio , ó la de
ííieupor , en que se halla recopilado quanio hay
que desear en la materia. Solo me resta decir
acerca de ¡a IVlytiiologia , que aquella multitud
de Deidades manifiesta que el hombre con sola
la luz natural conocía su dependencia , y nece-
sidad del auxilio Divino. Para nada se juzgaba
suficiente por si mismo , quando aun para las CO"
sas mas pequeñas creía estar señalado un Numen
que las protegiese. Acaso pudiéramos tener funda-
mento para ji'zgar que eiios creian la existencia
de un solo Dics infiaito , y inficttaiiiente bueno
y justo ; y que todas las otras Deidades no eran
mas que unas imágenes de sus atributos. Acaso
serian estas las ideas ese los mas antiguos Poetas
y Philosophos , las quales vinieron á trastornar-
se , y ridiculizarse por la ruda y desatinada in-
teligencia del numeroso vulgo , cuyos errores , y
preocupaciones se multiplican tanto como las ge-
neraciones mismas , y siempre con decadencia.
Algunos también h^n querido decir que las Fábulas
Mythologicas no fueron mas que un velo mibte—
rioso en que se ocultaban verdades morales , ó
fisicas : y no hay duda que conforme á los ca-
racteres , y oficios de algunas Deidades , suelen
simbolizarse con bastante proporción máximas im-
portantes á la vida moral y política. Otros han
creído rastrear la verdad histórica de los tiempos
remotísimos , valiéndose de las fábulas , como
Theseo del hilo de Ariadna para entiar en el
enredado Laberinto de la antigüedad , que hemos
perdido de vista muchos siglos hace. Los Santos
Patriarcas , y varios verdaderos Héroes del Pue-
blo de Dios , han sido creídos por los de este
sistema tan falible , por Deidades que después
tu-
434 XN-STITUClON-RS POETICjíS.
tuvieron otros nombres , según Ja variedad (Je
Lenguas y Naciones que Jos adoraron. No es de
mi propósito extenderme mas sobre este asunto:
y así concluyo con decir , que de la noticia de las
Fábulas nos resultan dos utilidades principales : la
una es que nos sirven de luz para entender Jos
Poetas , que es nuestro objeto; la otra es el cono-
cimiento de la gran misericordia del verdadero
Dios y Señor nuestro , que nos sacó de las tinie-
blas de la idolatría para que le sirvamos , y le
gocemos después eternamente.
F I N.
TA-
TABLA.
Dtfenra de la Poesía: Discurro Fr eli-
minar. Pág. IX.
LIBRO I.
Cap. I. De la Poesía en general. Pág. i.
SEC. I. Definición de la Poesía. Ibid.
SEC. II. De la Materia di la Poesía. 4.
SEC, III. De la jorma do la Poesía. 5,
Ficción Poética de Lucano , Horacio y
Fray Luis de Lean. j»
SEC. IV. De la Peripecia. 11.
SEC. V. De la Anagnorisis, 14,
SEC. VI. Del Episodio. 16,
SEC. VU. De ¡a Máquina. 17.
SEC. VIH. De los Caracteres. 19.
SEC. IX. De la Sentencia. 23.
No ménoT eloqüencia se necesita para la
Poesía que para la Oratoria. Ibid.
SEC. X. De la Locución Poética. 2j.
SEC. XI. De la cuusa eficiente de la
Poesía. 2 1
Como se entiende el dicho vulgar de que
el Poeta nace. l^ll' 34.
SEC. '
SEC.Xll. Del Fin de la Poesía, 3Í.
SEC. XIÍI. División de la Poesía, 38.
LIBRO II.
CAP. I. De la Epopeia. 40.
SEC. I. Definición de la Epopeia, Ibid.
SEC. II. JDí la Materia de la Epopeia. 42,
Acción de Muger j si puede ser Materia
de la Epopeia 'í 47.
SEC. III. De la Forma de la Epopeia, 52.
Dotes de la Fábula Épica. $3.
Partes de la Fábula Épica. 55.
Disposición de la Fábula Épica, 56.
SEC. IV. De la Proposición de la Epopeia. 5 8.
SEC. V. Di la Invocación. 60.
SEC. VI. De la Narración, 62,
SEC. VII. Del Epílogo. 66,
LIBRO III.
CAP. I. De la Poesía Dramática en
general. 6j.
SEC. I. Definición del Poema Dramático. Ibid.
S£C.
3
437
SEC. II. De la Materia del Poema Dra-
mático. 68.
SEC. líl. De la Forma del Poema Dra-
mático, yo.
Dotes de la Fáhula Dramática» Ibid.
Partes de la Fábula Dramática, q6.
Del Aparato Teatral. 82.
LIBRO IV.
ÍDe la Poesía Dramática en particular.
CAP. I. De la Tragedia. 8j.
SEC. I. Definición de la Tragedia. Ibid.
SEC. II. De la Materia de la Tragedia, 87.
SEC. III. De la Forma de la Tragedia. 90.
SEC. IV. Dd Fin de la Tragedia. 93,
iQué afectos se han de excitar en la Tra -
gedial Ibid.
jorque personas se deben excitar los afee- .
tos Trágicos"^ 102.
Modo de excitar los afectos Trágicos, 105.
Quatro clases de Tragedias. Ibid.
SEC. V. Práctico de toda la doctrina an-
Y tí'
438
tecedtnte , i modo de formar el ^lan ds
una Tragedia. 107.
CAP. II. Ds la Tragedia que llaman
Urbana. 11 r.
SEC. I. T>cl mérito de esta especie Dra-
mática. Ibid.
SEC. II. Definición de la Tragedia Urbana. 1 1 3.
SEC. III. De la Materia de la Tragedia
Urbana. 116.
SEC. IV. De la Forma de la Tragedia
Urbana. i i 7.
SEC. V. Del Fin de la Tragedia Urbana. 1 1 8.
CAP. III. Di la Tragi-Comedia. 119.
SEC. I. 5 Qué sea Tragi^Comedia ? Ibid.
Tragi'Comedia es Drama monstruoso. 120.
CAP. IV. De la Comedia. 1 26.
SEC. I. Definición de la Comedia. Ibid.
SEC. II. De la Materia de la Comedia. 1 30.
J)ictamen sobre las Comedias de Calderón, 132.
Dictamen de Cicerón sobre las representa-
ciones que en su tiempo fueron como las
que entre nosotros ¡laman de Teatro, 134,
De los Dramas llamados Pastorales. 136.
SEC. III. De la Forma de la Contedia. 137.
D/V-
Dictamen rohre la forma y constitución de
' hs Comediaf de los Peetas Castellanos. 139.
Del mérito de las composiciones llamadas
Zarzuelas. 141.
SEC. IV. Del Fin de la Comedia, 143.
CAP. V. Dsl Melodrama ú Opera. 145
SEC. I. Definición de la Opera. Ibid*
SEC. II. De la Materia de la Opera, 146.
SEC. III. De la Forma de la Opera, 147*
Mutaciones que deaen resultar de la unión
íntima de la Poesía y de la Música en
un todo Dramática, i ^4.
Diversos géneros de canto que correspon-
den al distinto carácter , y diversas si-
tuaciones de los personages, 162;.
Unidad de Scena ó de lugar , no es regla
indispensable en la Opera , así como ni
en la Tragedia, 173,.
Dúdase si á la intrínseca constitución del
Drama para Opera son mas convenien-
tes los argumentos traidos de lo verda-
• dero \ ó al contrario f los maravillosos
sacados de la Mythología, ó de las Fá-
bulas modernas,. 174.
Re-
440
Reglar que han de ohservarse en la com-
posición de la Opera. 180.
Apéndice sobre la aptitud de la lengua
Castellana para la Opera, 1 84,
LIBRO V.
Délos Poemas menores, 189.
CAP. I. SEC. I. De la Sátira, 190.
•SEC. II. De la Égloga, 194,
^EC. l\\, D¿ la Elegia. 19$.
SEC. IV. D'.l Epigrama, 197.
SEC. V. Del Apólogo. 20 1.
SEC. VI. D¿ las Silvas. 203.
SEC. VII. De las Dirás. 204.
SEC. VIH. D:l Poema Intercalar. 205.
SEC. IX. De la Parodia. 206.
CAP. I. SEC. I. De la Poesía Lyrica. 207.
De Horacio y sus Odas. 512.
SEC. II. Del Epithalamio. 228.
SRC. líl. Dd Genetbliaco, 229.
SEC. IV. Del Epicedio. Ibid.
SEC. V. Del Epinicio. 2¿o.
SEC. VI. Del Eucharistico, Ibid.
SEC-
SEC. VIL Del Propemptico.
SEC. VIII. Dei Poema Soterico,
231.
Ibid.
SEC. IX. Del Protreptico.
232.
SEC. X. Del Poema Parenetko.
Ibid.
SEC. XI. Versos que corresponden
Poemas.
á estos
333.
•Apéndice de ciertas composiciones.
§. I, Del Símbolo Heroyco.
235*
Ibid.
§. 11. Del Acróstico,
237-
§. III. Del Anagraua,
§. IV. Del Gripho,
238.
Ibid.
§. V. Del Logogripho.
239.
LIBRO VI.
De la Historia Poética, 241.
CAP. I. De las Deidades mayores. Ibid.
SEC. I. De Saturno. Ibid.
SEC. II. De Cibeles. 243.
SEC. m. De Júpiter. 244.
SEC. IV. De Juno, y de sus hijos. 246.
SEC. V. De Apolo y d:l Sol, 247.
De las Musas. 250.
SEC. VI. De Diana. 252-
SEC-
%
(.42
SEC. VII. De Bctcco. sjj.
SEC. VIII. De Mercurio, ajj,
SEC. IX, De Venus. sjd.
SEC. X. De la Aurora ^ y otras Deidades
Celestes. 2^j,
SEC. XI. De Neptuno^ y otras Deidades
del Mar. s^p.
SEC. XII. De las Deidades Silvestres. 265.
SEC. XIII. De los Dioses del Infierno. 364.
SEC. XIV. De otras Deidades particu"
lares. 268.
CAP. II. De los Semi-Dioses^ 269.
SEC. I. De Persea. 270.
SEC. II. De Hércules. 272.
SBC. III. De Theseo. 279.
SEC. IV. De Castor y Poluit 282.
SEC. V. De Orpbeo. 284.
SEC. VI. De jfason y de los Argonautas. 286.
SEC. VII. De Cadmo.yde la Ciudad de
Thehas. 289»
SEC. VIII. De CEd:po. 291.
SEC. IX. De la guerra de Thehas. 293.
SEC. X. De Antigoney y de otros sucesos
. de la guerra de Thebaí» 295.
SEC.
4.43
SEC. XI. Le Tántalo , y de Pelote su
hijo. 297.
SEC. XII. De Atreo^y Thicstes. 298,
SEC. XIII. Be Progne, y Philomela su
hermana. 300,
SEC. XIV. De los Reyes Troyanos. 301.
SEC. XV. De Páris. 303.
SEC. XVI. Be la liga de los Griegos
contra Troya. 30 J.
SEC. XVII. Cerco r,e Troya. 309.
SEC. XVIII. De la toma y destrucción
de Troya. 315,
SEC. XIX, D^/jj aventuras de Agameni'
non, y de su hijo Orestes, después del
sitio de Troya. 319,
SEC. XX. De las aventuras de Ulises
después de la ruina de Troya. 321.
SEC. XXI. De JEneas. 326.
O
1958
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10M8
DMM
1793
C.l
ROBA